Exactamente lo opuesto
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Nota: Ninguno de
los personajes me pertenece, son obra de Rumiko Takahashi a quien le deseo larga
vida ;)
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Ahí estaba ella, de
espaldas a él y vistiendo como casi nunca acostumbraba. Akane llevaba unos jeans
a la cadera que le quedaban bastante bien en la opinión de Ranma, y una blusa de
tirantes que dejaba al descubierto su cintura y estómago. 'Jamás puedo ver más
de ella más que su rostro y manos. Debería de esconder el resto de su ropa'.
Pensó Ranma mientras entraba despacio a la cocina.
Akane estaba
lavando unos platos, generalmente eso sería lo que Kasumi estaría haciendo pero
ahora ella y el resto de la familia habían ido a ver una obra de teatro, y la
habían dejado a ella encargada del aseo de la casa. Y no sólo eso, lo peor de
todo era que la habían dejado sola con Ranma, para que pudiera molestarla a sus
anchas y no habría ni un alma a quien acudir para evitarlo.
Sin embargo no todo
estaba perdido. Ranma llevaba días comportándose de una manera extraña. Como si
tratara de acercarse de una manera distinta, tratando de evitar los pleitos y
los insultos. Eso era bastante agradable, pero le hacía ponerse nerviosa. Era
como caminar sobre un pavimento desconocido, nunca se sabe qué vendrá después, y
si se descuidaba, podría caer. Y la caída sería demasiado dolorosa como para
soportarlo.
Ranma caminó hacia
el marco de la puerta y se recargó en él. "Hey," la saludó con esa casualidad
que escondía cualquier síntoma de interés que pudiera tener. Akane giró la
cabeza para verlo, y se detuvo un momento para contemplar. Ranma estaba cruzado
de brazos, recargado sobre el marco de la puerta. Podía notar que acababa de
entrenar, ya que estaba un poco sonrojado y parecía algo cansado. Además llevaba
puesto ese atuendo de entrenamiento que sinceramente debería de estar prohibido.
Era un atuendo muy peligroso para ella. Llevaba una playera con el cuello un
poco alto, totalmente pegada su cuerpo, negra y sin mangas. Lo cual dejaba al
descubierto los músculos de los brazos de Ranma, que cada día mejoraban con cada
entrenamiento. Su pantalón era el típico pantalón chino que usaba de color
negro. No se le podía pedir más a la vida cuando se observaba algo como eso.
Recuperando la
noción del tiempo y espacio, Akane volvió la vista a lo que estaba haciendo.
"Hola, ¿ya terminaste por hoy?" Le dijo mientras terminaba de enjuagar unos
vasos.
"Podría decirse que
sí, terminé mi entrenamiento." Ranma siguió observando por un momento y respiró
fuertemente. Se acercó a Akane por atrás, y se quedó ahí. Akane se percató de la
cercanía pero supuso que sólo se había acercado a ver que hacía o algo por el
estilo. Sin embargo las manos de Ranma indicaron lo contrario. Sus manos se
pusieron sobre sus muslos, y subió las manos lentamente hasta llegar a la
cintura de Akane.
'¡Suficiente con la
perversión!' Pensó Akane e intentó girarse mientras estiraba el brazo para
golpear a Ranma justo en la cara. Pero Ranma estaba preparado, y se presionó
contra Akane impidiendo que se volteara, y con su mano izquierda tomó por la
muñeca el brazo de la chica deteniendo el golpe. "No hace falta tanta agresión
Akane. No estoy haciendo nada malo. Sólo estaba admirando la belleza de mi
novia."
Akane se congeló,
su corazón comenzó a latir fuertemente y el color llegó hasta sus mejillas.
Ranma la había llamado "su novia", eso jamás había ocurrido. ¿Y estaba
admirando su belleza?! Algo estaba pasando, definitivamente, y había
que averiguarlo.
"Me llamaste tu
novia," le dijo cuidadosamente, intentando no ahuyentar el momento, "jamás
habías hecho eso antes. Me habías llamado tu prometida, pero jamás como tu
novia."
"Bueno, es que el
"prometida" es el título que impusieron nuestros padres, y es totalmente
cierto." Oh por Dios, Ranma estaba admitiendo que el compromiso era verdadero,
¡estaba de acuerdo con eso! "Pero el título de mi novia, es el que yo te
doy." Entonces le dio un beso en la mejilla, y lo repitió muchas veces, bajando
por su cuello y hasta sus hombros, una entera línea de besos.
Akane sintió su
mano liberada, y la utilizó para tocar la mejilla de Ranma mientras él
continuaba besándola. Sus manos bajando y subiendo, llegaban cada vez más
arriba, por debajo de su blusa, muy despacio, y para sorpresa de Akane, sin
pasarse del límite. "Desde el momento en que te conocí, siempre había querido
hacer esto." Le dijo Ranma al oído. Era verdad, y lo hubiera hecho antes de no
ser porque el orgullo de Ranma era más grande de lo que cualquiera podría
imaginar. Pero ahora había llegado a su límite, y sus sentimientos por Akane
habían sobrepasado ese orgullo, lo habían ahogado totalmente, y por fin ahora
podría ser feliz.
Esto era demasiado
bueno para ser verdad. Akane giró lentamente para ver si en verdad el chico que
la tenía aprisionada era Ranma, el mismo chico que le ocasionó tantos dolores de
cabeza y bajas de autoestima a cada minuto. Esta vez, él le permitió moverse, y
quedaron frente a frente. Lo miró, era él, y sus ojos azules estaban clavados en
ella. Akane rodeó su cuello con sus brazos. No podía ser un sueño, y si lo era,
no estaba dispuesta a despertar.
"¿Pero qué pasó con
todo eso que siempre me estás diciendo? Todos los insultos y apodos."
Ranma sonrió de
lado y miró hacia el piso. "Akane, a estas alturas deberías haberte dado cuenta
de cómo suelo expresar las cosas que no deseo admitir." Confesó, y la miró de
nuevo a los ojos. "Todo lo digo en mi defensa, es totalmente opuesto a lo que
pienso." Akane lo miró un poco confusa, y se atrevió a preguntar "¿quieres decir
que en realidad...?"
Pero no pudo
terminar. "Quiero decir que eres la mujer más sexy y hermosa que he visto en
toda mi vida. Cada insulto que te dije era un intento de gritar lo mucho que te
amo...mi niña" Akane estaba a punto de llorar de la felicidad, su corazón iba a
reventar, y se abrazó a Ranma con todas sus fuerzas. Él la abrazó también, y fue
el abrazo más fuerte que jamás haya sentido Akane. Como si Ranma tratara de
guardarla dentro de su pecho. "Entre todas las desgracias que ha significado mi
vida," Ranma siguió, "no puedo creer la suerte que tengo de haberte encontrado
en mi camino."
Eso fue lo último
que dijo, y el corazón de Akane se llenó de calor. No quiso volver a moverse,
jamás quería que terminara ese momento. Para ella, el mundo se había detenido.
No fue hasta que
Ranma vio reflejada la luz de la luna en el cabello de Akane, que se percató de
la hora. Habían pasado toda la tarde así. Él se movió un poco, y Akane volteó a
verlo para ver que sucedía. Al mirar la pálida luz azul en el rostro de Ranma,
Akane se dio cuenta del paso del tiempo también. Pero no pudo observar por mucho
más tiempo, porque Ranma se acercó lentamente y la besó en los labios. 'El final
perfecto', Akane pensó. Pero fue muy breve, Ranma le sonrió y finalmente se
separaron. Él tomó su mano y salieron de la cocina. En la sala, la luz estaba
encendida, y la atmósfera se había ido con ella.
"Bueno," Akane
comenzó, "será mejor que me vaya a dormir. Pero definitivamente quiero más
tardes como esta." Le dijo mientras le sonreía.
"Sigue vistiéndote
así y ten por seguro que las habrá," le dijo Ranma devolviéndole la sonrisa. Le
dio un beso en la mejilla, y se fue. Akane sonrió y subió las escaleras. Tenía
que apurarse. Debía decidir cuál sería el atuendo de mañana.
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