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domingo, 4 de mayo de 2014

Encierro de amor (Noe-chan)

ENCIERRO DE AMOR
 
por Noe-chan 
 
- ¡Ranma! ¿Esta tarde me acompañarías al centro comercial? - preguntó Akane con una de sus más bellas sonrisas. - Necesito hacer unas compras, y no me gustaría ir sola. 
- ¿Por qué tengo que ser yo? - Ranma, tan oportuno como siempre. - ¿Por qué no vas con tus amigas? 
- ¿Es que tiene que haber una razón para todo? ¡Sólo quiero ir contigo y ya está! - Akane estaba furiosa, para variar, Ranma la había echo enfadar sin quererlo. 
- ¡Está bien! ¡¡Iremos los dos!! 
- ¡Genial! ¡Muchas gracias! - Akane, que había fingido su enfado, había conseguido su objetivo: que Ranma aceptara a ir con ella. 
- Por cierto, ¿qué tienes que comprar? - se escuchó decir a Ranma, mientras ambos entraban en clase. 
El profesor estaba hoy más aburrido que nunca. Eran las 9 de la mañana, y estaban haciendo inglés. Materia que Akane dominaba y Ranma odiaba. Akane se veía muy feliz, Ranma, aburrido, no tanto. Las horas fueron pasando, y llegó la hora de comer. Ranma y Akane se fueron junto con sus amigos a la sombra de un gran árbol del patio de la escuela Furinkan. 
- ¿Así que al final te convenció? - preguntó Daisuke a su amigo Ranma. 
- Pues sí, sabéis que no se le puede negar nada cuando se pone de morros. 
- ¡Oye Ranma! Si no quieres venir conmigo, solo dímelo. Así me ahorraré pasarme la tarde discutiendo contigo. - dijo Akane, levemente molesta. 
- ¡Yo no he dicho eso, Akane! ¿Por qué todo te lo tomas a la defensiva? ¡Tómate un respiro! No es bueno preocuparse tanto por las cosas, ¿sabes? - Ranma, ligeramente enfadado, le dijo a Akane. Akane estaba a punto de contestarle algo a su prometido, pero las inquietantes miradas de sus amigos acompañadas por la cálida y sincera sonrisa de Ranma, la hicieron callar. 
- ¿Sabéis de lo que me he enterado? - dijo Sayuri, para cambiar de tema. 
- ¿De qué? ¿Es un cotilleo amoroso? - le preguntó Daisuke. 
- ¡¡Sí!! ¡Sobre dos profesores! - contestó Yuka. 
Gracias a la rapidez de Sayuri, ninguno se percató de que había acabado la pequeña discusión entre Ranma y Akane. Ambos se miraron fijamente durante un rato, Ranma fue el primero en sonrojarse, pero sin despegar la vista de Akane. Ella, por su parte, no se quedó atrás, y también se sonrojó. Parecía que iban a decirse algo, cuando, de pronto, Ranma y Akane se empezaron a reír a carcajada limpia. Sus amigos se los miraron extrañados, pero, pronto se contagiaron de esas saludables risas y acabaron todos riendo. 
- Somos estúpidos, mira que pelearnos cada día por tonterías como ésta... - Akane fue la primera en hablar después de las risas generales. 
- Pues sí, aunque la mayoría de veces, eres tú la que empieza... - Ranma, al pronunciar estas palabras, se dio cuenta del grave error que había echo. Ahora, Akane, se enfadaría con él, y eso, Ranma, no estaba dispuesto a consentirlo. 
- ¡¡Qué bien que hayan cambiado el examen de física, ¿verdad?!! - otra vez, su salvadora, Sayuri, cambiando de tema. No era la mejor forma, pero, conseguía que ésos dos dejaran de pelearse. Y lo mejor de todo, era que lo conseguía. 
- ¡¡¡Ranma!!! - Ukyo fue corriendo al alcance de Ranma. - ¿Cómo estás amor? 
- Muy bien, Ukyo. 
- ¡Qué bien! Te he traído la comida.  
- Esto... Gracias Ukyo, pero, ya he comido. - Ranma, estaba incómodo por la supuesta reacción que debía esperar de parte de Akane, pero, extrañamente, no sucedió así. 
- ¡Vaya! Bueno, pues esta tarde, al salir de la escuela, te pasas por mi puesto, y te hago la merienda, ¿eh? ¿Qué me dices? - Ukyo estaba muy ilusionada. 
- Pues... - Ranma miró a Akane. Ella lo miraba con mucha pena, porque suponía que iba a aceptar y a ella la iba a dejar sola esa tarde. - Lo siento, Ukyo. Pero esta tarde me es imposible. Ya he quedado. 
- ¡¡¿Qué?!! ¡¡Oh, vaya!! ¿Y no puedes cambiarlo? ¿Para otro día?  
- Pues no, ya te he dicho que lo siento. - Ranma dijo todo esto mirando a Akane, y ésta a su vez, con cada palabra de su apuesto y atractivo prometido, en su cara, iba creciendo una sonrisa. 
- ¿Y con quién has quedado? ¿Dónde vas? - le preguntó Ukyo. 
Todos miraron a Ukyo y luego a Ranma. Se compadecían de él, porque en cuanto le dijera a su amiga, que se iba al centro comercial con Akane, pagaría las consecuencias. 
- Pues, me voy al cine con Akane. - mintió Ranma. 
- ¿¡Qué!? ¡Pero, eso es imposible! ¿Por qué tendrías que ir con ella? ¡¡Ella no te quiere!! ¡¡Yo sí!! - Ukyo, estaba más afectada de lo que aparentaba. En realidad, ella sabía que Ranma y Akane se querían, y cada gesto como ése, hacía que las posibilidades de salir con Ranma, disminuyeran. 
- ¡Ukyo! Pues, porque sí. ¡Ya está!  
- ¡¡Pues muy bien Ranma!! ¡Ahí te quedas! - Ukyo, no quería enfadarse con su amigo, porque, a pesar de que él no la quería como novia, la querría siempre como amiga, y eso ella lo sabía. Ukyo sentía que sobraba, y que era momento de irse, así que decidió marcharse de esa forma. Prefirió que Ranma la viera enfadada que triste. 
- Vaya, se enfadó. - dijo Akane. 
- No, no lo creo. - sentenció Ranma. 
- Una cosa, Ranma. ¿Por qué has dicho que íbamos al cine? Si en realidad vamos al centro comercial... - preguntó Akane. 
- Por si se le ocurre espiarnos... - respondió Ranma. 
Se hizo un silencio entre ellos. Silencio que fue roto de nuevo, por la buena de Sayuri. 
- Oye, Daisuke, ¿qué tal te fue ayer en la acampada? Porque no nos has contado nada... - preguntó Sayuri, para romper de nuevo el hielo. 
- ¡Es verdad! Pues llegamos allí a eso de las 6 de la mañana, yo tenía mucho sueño, porque como ya sabéis no me gusta mucho madrugar que digamos y... - Daisuke seguía contando su historia, y todos los chicos lo escuchaban tranquilamente, ocasionando algunas risas por parte de todos al escuchar las divertidas peripecias de su amigo. 
Llegó la hora de regresar a clases. Todavía faltaban 3 horas más para su "cita". Porque aunque ninguno de ellos lo quería reconocer, eso iba a ser una cita. 
Ranma, se aburría más que nunca. No le gustaban los lunes (Noe: ¿Y a quién si?) pero ese se le hacía especialmente largo. Estaba nervioso por lo que pasaría por la tarde, y los nervios no lo dejaban atender en clase, (Noe: ¿O es que no prestaba atención porque, simplemente, se aburría? ^_^) y eso Akane lo notó.  
- Ranma, ¿te pasa algo? - le susurró Akane. 
- ¡¿Qué!? Ah, no tranquila Akane, no me pasa nada. Es sólo que sabes que me cuesta atender en clase. 
- Si, ja ja ja ja - río Akane. Cuando éstos dos no estaban peleando, (Noe: Rara vez ¬_¬) se lo pasaban muy bien juntos, y reían los dos. 
Ringggggggggggg. 
El horrible timbre de la escuela, pero placentero a la hora de la salida, anunciaba el fin de las clases, por hoy, claro. Vemos una pareja de adolescentes despedirse de sus amigos en la puerta del instituto. Ambos se dirigen al centro comercial. 
- ¿Y qué es lo que vas a comprar? - preguntó Ranma. 
- Pues, un delantal nuevo para Kasumi. El que tiene ya es muy viejo, y le quiero comprar otro nuevo... Después de todo lo que hace por nosotros, creo que se lo merece. 
- Eso está muy bien, Akane. Es un gran regalo. (Noe: ¿Un delantal es un gran regalo? Un gran regalo, es una pulsera, unos pendientes, un anillo, algo CARO. No un delantal. Pero, bueno, sigamos.) 
Después de mantener una larga charla, llegaron al centro comercial. Era un edificio bastante grande, con muchos pisos y gran variedad de cosas. 
- ¿Y bien entramos? - preguntó Ranma. 
- Si, creo que he de ir a la tienda del 5º piso. 
- Bien, vamos allá. Cojamos el ascensor. 
Ambos subieron al ascensor. Al llegar al piso correspondiente, salieron y fueron a comprar el delantal. Una vez, comprado y envuelto en papel de regalo, se dirigían para casa. 
- ¿Nos vamos, Ranma? 
- Un momento, Akane. ¿Por qué no subimos hasta el piso de arriba y disfrutamos de las vistas? 
- ¡Buena idea! ¡Subamos! 
Volvieron a coger el ascensor. Llegaron hasta arriba del todo. Ese piso estaba destinado a ser como una especie de mirador, en el que las personas que deseaban descansar o simplemente pasar un rato contemplando las hermosas vistas de Nerima, podían hacerlo. 
Pasaron unos minutos sin que ninguno de los dos dijera palabra alguna. Simplemente miraban el exterior. Ambos pensaron que sería una bonita escena si le pudieran decir a la persona que tenían al lado suyo todo lo que sentían. 
- Akane, es bonito, ¿verdad? 
- Si, es precioso. Me encanta venir aquí y disfrutar de las vistas tan bonitas. Es una suerte para mi haber nacido y estar viviendo en Nerima. No creo que me vaya nunca de esta ciudad. ¡Estoy muy bien aquí! 
- Si, yo también. Es el primer sitio al cual puedo llamar oficialmente hogar. Nunca pensé que estar tanto tiempo en un sitio fuera tan reconfortante. Además, la gente de aquí es maravillosa. He echo grandes amigos, bueno, descartando todas las locuras que suceden, la mayoría por culpa mía. Ja ja ja 
- No lo podía haber dicho mejor. - y ambos rieron. Estaban muy bien juntos, sin peleas, sin padres, sin prometidos, sin nadie. Ellos dos solos. Si desde un principio hubieran estado solos, sin presiones, quién sabe si no estarían felizmente casados y enamorados a estas alturas. 
- Quizás debamos irnos ya. Me muero de ganas por ver la cara de mi hermana cuando vea el regalo. 
- Bien, vamos. 
Ranma apretó el botón del ascensor. Entraron y presionó el botón de la planta baja. Iban solos. Ranma pensaba que bajar en ascensor cuando está vacío es la gloria, sin apretones, ni empujones. Para Akane, el mero echo de entrar en un ascensor le ponía los pelos de punta. 
- ¿Pasa algo, Akane? - preguntó Ranma, al notar la reacción de su prometida. 
- No me gustan los ascensores. Desde pequeña tengo miedo a quedarme encerrada en uno de éstos cacharros. 
- ¡Ja ja ja! ¡Venga, Akane! Eso no va a pasar... 
No acabó de pronunciar estas "sabias" palabras, cuando se fue la luz, y el ascensor se paró entre el piso 6 y el 5. Estaban atrapados. 
- ¡¡¡¡¿¿¿Qué estabas diciendo???!!!! - dijo Akane, irónicamente, al borde del colapso y con los nervios a flor de piel, vaya, que en pocas palabras, estaba histérica. 
- Pues... No pasa nada, Akane tranquila. Ya verás como nos sacan de aquí en cuestión de minutos. - dijo Ranma, ligeramente preocupado. - ¡¡SOCORRO!! ¡¿ALGUIEN NOS OYE?! Ya verás como viene alguien en seguida, Akane. 
Han pasado 45 minutos. Akane está sentada en el suelo del ascensor, mientras que Ranma, pues... 
- ¡¡¿NADIE NOS OYE?!! ¡¡HOLAAA!! ¡NOS HEMOS QUEDADO ENCERRADOS EN EL ASCENSOR! ¡¿NOS OYE ALGUIEN?!  
- Ranma, déjalo. Llevas más de media hora gritando y nadie te ha contestado. Está claro, que... ¡¡¡NUNCA SALDREMOS DE AQUÍ!!! ¡¡MORIREMOS LOS DOS!! ¡Dentro de poco tendremos sed! ¡Y luego hambre! ¡Moriremos de sed! ¡Moriremos de hambre! ¡¡Si es que antes no nos morimos asfixiados!! ¡Es nuestro fin! - exclamó Akane, histérica del todo. 
- ¡¡AKANE!! ¡¡CALLA!! Por favor, no pierdas los papeles. 
- ¿Qué papeles ni qué leches? ¡Tengo claustrofobia, Ranma! ¿Entiendes? ¡¡CLAUSTROFOBIA!!  
- ¡Está bien Akane! ¡Cálmate! En seguida vendrán a recogernos... - Ranma intentaba calmarla pero no lo lograba. Hasta que se le ocurrió cambiar la conversación para que no se acordara de que estaba en un ascensor. Y qué mejor forma, que hablando de su relación. Estaría lo suficiente nerviosa como para dejar de lado su claustrofobia. 
- ¿¡Qué me calme!? ¿Tú piensas que ésta, es una situación para que me pueda calmar? ¡Oh, cielos, lo único que va a pasar va a ser que...! Además, todo ésto ha sido culpa tuya... 
- ¿Culpa mía? ¿Por qué? - ahora si que Ranma no entendía nada, prefirió pensar que era el miedo lo que obligaba a Akane actuar así. 
- Porque si tú no hubieras querido ver las vistas, no hubiéramos tenido que coger el ascensor y nada de esto hubiera pasa... 
- ¿Sabes una cosa? Hoy nos hemos estado llevando muy bien. Gracias a Sayuri no hemos discutido más veces... - cambió de tema Ranma. Ella se quedó sorprendida. Se tranquilizó bastante cuando vio la sonrisa seductora de Ranma. 
- ¿Tú crees que es el lugar y el momento adecuado para hablar de eso? - preguntó Akane, más tranquila. 
- Si. Es el lugar y el momento ideal para hablar de ésto, porque... Dime, ¿en qué momento del día podemos hablar solos y en paz? 
- Tienes razón. La verdad es que Sayuri es una gran amiga. - dijo Akane integrándose en la conversación. 
- Eso es, Akane. Olvida que estás encerrada en un ascensor... - pensó Ranma. 
- Y hoy nos hemos estado llevando muy bien. - Akane apretó el regalo de Kasumi contra su pecho, debido a que los nervios de antes habían cambiado a los nervios que tenía cuando estaba con Ranma de esa manera. 
- Sip. Me gusta cuando nos llevamos bien. 
- A mi también. No puedo creer que un tipo como tú, pueda ser, en realidad tan amable y simpático. 
- Vaya, Akane, eso no sé si tomarmelo como un cumplido o como una ofensa. - se quejó Ranma. 
- Tomátelo como un cumplido. Hay que ver siempre el vaso medio lleno, no medio vacío. Además, ¿quién iba a pensar que un chico tan egocéntrico como tú, se preocuparía por alguien que no fuera él mismo? - comentó Akane divertida. 
- Vaya, muy bonito, así que esas tenemos, ¿eh? Pues, yo pensaba que una marimacho violenta y torpe como tú no tendría encanto ninguno pero... - Ranma fingió enojo, y Akane, divertida se reía siguiendole la corriente. 
- ¿Pero qué? 
- Pero... me equivoqué... 
El silencio sembró el ascensor. Ranma, acababa de echarle un piropo a Akane indirectamente, y ella, momentos antes, también lo había echo. 
- Y dime una cosa, Ranma. - cambió de tema, Akane. 
- Te escucho. - sonrió Ranma. 
- ¿Te molesta de verdad tener tantas prometidas? 
Ranma tardó en contestar. No sabía a qué venía esa pregunta, no se imaginó en ningún momento que Akane fuera tan directa. Ranma se sonrojó. 
- Sip. Lo que me recuerda que... - Ranma se sonrojó a más no poder. - Bueno, hace tiempo que he intentado decirte una cosa, pero, buscaba el momento perfecto para decirte que... 
- ¿Si? - preguntó Akane esperanzadora. 
- Pues que... - Ranma se sonrojó más todavía. Tanto que fue imposible ocultarlo ante los ojos de Akane, lo cual causó la misma reacción por parte de ella. 
- ¿Por qué... te has... sonrojado, Ranma? - preguntó Akane. 
Ranma levantó la cabeza y se sentó en frente de Akane. Él pudo observar el bello rostro de su prometida. Sus facciones eran perfectas. Sus ojos, marrones, tan bonitos y profundos lo hipnotizaban. Esa nariz perfectamente cuidada. Esos labios tan carnosos. Ese leve rubor en sus mejillas. Por su parte, Akane, examinaba minuciosamente el rostro de Ranma. Esos mechones de pelo rebeldes que caían sobre su frente. Eso preciosos ojos azul-grisáceos que tantas veces veía en sus sueños (Noe: Aixxxx, si es que me he enamorado de sus ojos... Para que negarlo, ¡¡¡¡me he enamorado de él!!!!) , esos labios tan dulces y finos. 
- Por la misma razón que tú... - dijo Ranma, provocando que Akane se sonrojara mucho más. 
- Yo no estoy... sonrojada... - mintió Akane. 
- No soy tonto, Akane... - Ranma intentaba guardar la compostura, pero el tenerla ahí delante suyo, tan bonita, tan preciosa, tan atractiva, le hacía estremecerse y perder el control. Quería besarla, es más, ambos querían, y no podían hacer nada al respecto, cuando sus cerebros dieron la orden de unir sus labios en un placentero beso. 
- Yo... yo... sólo... - decía Akane en un suave susurro, mientras que seguía acercándose a Ranma para besarlo. 
- No digas... nada... Akane... tan sólo... - decía Ranma, acompañado de un fuerte latido de su corazón junto con su agitada respiración, que combinaba a la perfección con la de Akane. 
Sus labios estaban a punto de unirse, era cuestión de milímetros. Hacía rato que ambos habían cerrado sus ojos, para dejarse llevar plenamente por sus sentimientos e instintos. Estaban nerviosos porque era su primer beso, y lo deseaban desde hacía mucho, mucho tiempo. Ranma se acercó finalmente a Akane y justo cuando se iban a besar... 
- ¡¡Están bien!! ¡No les ha pasado nada! - se oyó decir a un guardia de seguridad del centro comercial, cuando la luz regresó al edificio y las puertas del ascensor pudieron abrirse. La magia del momento se perdió. 
Akane y Ranma iban caminando de regreso a casa. Los dos iban con la cabeza agachada, sonrojados y muertos de vergüenza por lo que pudo haber pasado. Ninguno se había dirigido ni la palabra ni siquiera una leve mirada. Estaban muy nerviosos, tanto, que temían que el otro pudiera escuchar a su corazón que quería salir de su pecho. Ranma inició la conversación, después de haber conseguido sacar el valor para hacerlo. 
- Oye, Akane... - dijo Ranma, aún con la cabeza agachada. 
- ¿Sí, Ranma? - Akane fue la primera en detenerse y mirar a Ranma. Él hizo lo mismo, y se quedaron mirando a los ojos, no pudiendo detener ese rubor que acudía a las mejillas de la pareja. 
- Sólo quería saber... si ese guardia no hubiera venido... tú habrías... - Ranma intentaba preguntar algo a Akane, pero, los nervios y el miedo a la decepción no le dejaron acabar la pregunta. 
- Si, tenlo por seguro. - Akane siguió su camino lentamente, esperando, a que Ranma la alcanzara. 
Ranma se quedó estupefacto. La chica que él amaba, le había dicho en pocas palabras que también compartía sus sentimientos y que hubiera correspondido al beso. 
- ¿Estás segura? - dijo Ranma alcanzándola. - Podía haber sido por culpa del pánico... 
- ¿Pánico? ¿Tú crees que te hubiera besado por culpa del pánico y no porque en verdad así lo quisiera? Además, no tenía miedo, en eso debo darte las gracias. Gracias a ti, no me di cuenta de que estaba encerrada en un ascensor y mi claustrofobia desapareció en el acto. - se sinceró, Akane. 
- Sigo creyendo que si me hubieras besado hubiera sido contra tu voluntad... - siguió Ranma con su habitual cabezonería. 
- ¿Tú crees? Ahora verás que si te beso no es contra mi voluntad... - antes de que Ranma reaccionara, Akane había juntado sus labios con los de él. Ranma estaba muy sorprendido, pero, se dejó llevar por el dulce y cálido beso que tanto ansiaban los dos. La abrazó, cerró los ojos y la besó. Estuvieron así durante un buen rato, hasta que Akane separó su rostro del de Ranma, pero, ambos siguieron abrazados. 
- ¿Sigues creyendo que soy presa del pánico en este momento? - preguntó Akane muy sensual. 
- Desde luego que no... - Ranma sonrió, cosa que hizo que Akane sonriera, y ambos quedaron mirándose a los ojos. (Noe: ¿Porqué siempre acaban mirándose? Cosas del destino, ¿quizás?) 
- Akane, gracias. 
- ¿Por? 
- Por tener miedo. 
- Oye, muy gracioso... - dijo Akane irónica. 
- Akane, yo... te amo... 
Akane no se lo podía creer. Vale que se hubieran besado, pero, no esperaba por nada en el mundo esas palabras que habían salido de los labios de Ranma. Esos labios que minutos antes habían sido suyos y de nadie más.  
- No pensaba que sentías lo mismo que yo...  
- ¿¿Qué?? - Ranma estaba incrédulo. Tantas emociones en un solo día no sería bueno para la salud, desde luego. 
- Pues eso, cabezón. Que yo también... te amo... - Akane parecía que tenía problemas para pronunciar esas palabras, debido a la vergüenza que suponía decir esas cinco letras al ser que más quería en este mundo. 
- Ja ja ja ja ja... - Ranma se reía feliz. Abrazaba a Akane con mucho amor, (Noe: Qué no sea tan amoroso porque como la aprete mucho la ahoga... ¬_¬ no me hagáis mucho caso, estoy celosa..) la besaba y se volvía a reír. Parecía que había salido de un manicomio. - TE AMO Akane, te amo, te amo, te amo, te amo... 
- Ya basta, Ranma. Me subes los colores... 
- ¡Está bien mi princesa! Volvamos a casa... ¡Aún tienes que darle ese regalo a Kasumi! 
- ¡Vaya, es verdad! Se me había olvidado... 
- No me extraña... juas juas juas. - dijo Ranma irónico. 
La feliz pareja, ahora de novios, volvía a casa por el camino de siempre, pero, esta vez era muy diferente. Por fin se habían declarado sus sentimientos, y ambos estarían eternamente agradecidos al corte de luz del centro comercial y a ese mágico ascensor que les devolvió la ilusión. 
¿En cuanto a qué iban a hacer con su relación cuando llegaran a casa? Bueno, ya tendrían tiempo para pensarlo... De momento, siempre que vieran a Kasumi con el delantal nuevo, a su mente, regresarían momentos muy agradables para ellos. Quién sabe si algún día les contarán a sus nietos lo que ocurrió este maravilloso día. 
Fin.
 
Notas de la autora: ¡¡¡¡¡Aixxxxx!!!!! ¡¡Por dios!! Me ha salido un poquito empalagoso, ¿no? Y un poquito corto añadiré. Pero, en fin, aquí está otro fic... Espero que os haya gustado... porque a mí si, juas juas juas. El porqué de poner a Akane con miedo a los ascensores es porque yo también les tengo. Tengo un pánico terrible a quedarme encerrada en uno de esos, pero, si es con Ranma... ¡¡Uf!! Si me quedo encerrada con un chico como él, ¡bienvenido sea el ascensor! Juas juas juas ^_^
Se lo dedico con todo mi amor al Ml, a mis amigos, especialmente a mi queridísimo Ranma particular: Oscar, cielo, esto va para ti. ^_______^ y a todo el que lo lea porque... ¡pues porqué si! ¡Alé! ¡¡¡¡¡Nos vemos!!!!!
 
Comentarios, dudas, críticas, o lo que sea será bien recibido a: cybernoe_15@hotmail.com

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