CENICIENTO
SAOTOME
Erase una
vez, en un país muy lejano, vivía un rey. El rey y la reina tenían tres
hijas. Dos de ellas ya se habían casado con unos príncipes de otras regiones
y se habían marchado. La hija pequeña, Akane, era muy torpe, pero también
era la más bonita del reino.
Pero un día
sus padres decidieron que había llegado el momento de que se casara, condición
indispensable para heredar.
Pero a la
princesa Akane no le interesaba casarse, lo único que hacía era luchar
contra todos los caballeros.
Pero el
rey y la reina habían hablado con una familia rica para emparejar a sus
hijos.
Los reyes
presentaron a Akane y a Tatewaki Kuno. Él quedó prendado de ella al
instante, pero ella no podía ni verle. No era de su tipo.
Al día
siguiente le dieron un ultimátum a la princesa: o buscaba un hombre para
casarse y heredar o lo buscarían ellos. Le daban de plazo un mes.
La
princesa no sabía qué hacer, y decidió consultar con su mejor amiga, la
dama Ukyo.
Hablaron
largo y tendido sobre el tema, pero no encontraban remedio.
Akane salía
en secreto cada noche a visitar el pueblo, buscando retos, junto a su amiga
Ukyo. Y un día lo encontró. Era un joven, de pelo negro, con una trenza, y
unos ojos azules que la cautivaron. Se acercó al chico y trató de hablar con
él para retarle. Al principio no se entendían muy bien, pero poco a poco
entablaron amistad, todo hay que decirlo, entre pelea y pelea. Naturalmente,
nadie sabía que era la princesa.
Durante
una semana fue a verle cada vez que él iba a buscar leña al bosque. La
princesa se fue enamorando poco a poco del joven. Al principio, no le dijo que
era la princesa, pero al descubrir que él sentía lo mismo que ella, acabó
por decírselo.
Akane
ordenó a una de sus damas, Ukyo, que la mantuviera informada de todo lo que
le pasara al joven.
La
consejera Cologne aconsejó al rey celebrar una fiesta en la que la princesa
debería elegir a su futuro marido.
Así fue
como se convocó la fiesta.
Las
invitaciones fueron llevadas a cada casa en la que había un joven en edad de
merecer.
En una de
las casas vivía Ranma.
Ranma era
el menor de los hijos de Nodoka Saotome. Nodoka había quedado viuda cuando
Ranma era pequeño, y hacía unos años que había vuelto a casarse con el
viudo Kuno. Poco después, ella murió de una enfermedad desconocida.
Esto hizo
que Tatewaki, y Ryoga se convirtieran en sus hermanastros.
Los
hermanastros le hacían trabajar todo el día como un esclavo: Ranma limpia
esto, Ranma barre aquello, Ranma friega allí...
Cuando
llegó la invitación todos se prepararon para conquistar a la princesa Akane,
especialmente Tatewaki, que no la volvería a dejar escapar, aunque tuviera
que secuestrarla. Pero Ranma no podía permitir que ninguno de esos 2
intentara seducir a su princesa, aunque tampoco podía impedirlo puesto que no
le dejarían ir a la fiesta.
Los 2
hermanos se compraron uno trajes para la fiesta, y le dejaron a Ranma unos
harapos para hacerse uno.
Llegó la
noche de la fiesta, y Ranma no pudo ir, ya que le habían dejado un montón de
tareas para hacer y, además, no tenía nada que ponerse.
Desconsolado,
se puso a maldecir en el jardín.
De pronto
oyó una voz:
-
Ranma ¿Qué te pasa? ¿Por qué estás
enojado? – le dijo una voz femenina.
Ranma se
giró para ver quién le hablaba. Era una joven de cabello negro, ojos
marrones y de una belleza cautivadora. Llevaba un vestido largo de color rosáceo
y el pelo suelto le llegaba hasta casi la cintura.
-
¿Quieres ir a la fiesta verdad? – le
preguntó.
-
¿Y tú cómo lo sabes? – le respondió
el harapiento muchacho.
-
Porque soy tu hada madrina. ¿Qué
necesitas para ir a la fiesta?
-
Pues un traje. Pero solo tengo unos harapos
que me han dejado mis hermanos.
-
No te preocupes. Ponlo sobre la mesa y
apartarte – el hada movió su varita mágica y un espeso humo rodeó la
mesa. Al disiparse, un traje de gala yacía sobre la mesa.
-
Es perfecto
-
Pues póntelo ya o llegarás tarde.
-
Gracias, pero no puedo ir andando a la
fiesta.
-
No te preocupes. Un carruaje te está
esperando en la puerta para llevarte al castillo.
-
¿Cómo puedo agradecerte lo que haces por
mí?
-
Sé feliz con la mujer que elijas. Pero
procura elegir bien. Me han dicho que la princesa busca marido ¿Es eso lo que
quieres?
-
Sí. La princesa y yo nos amamos en
secreto.
-
Pues ve por ella.
Después,
el hada desapareció en una cortina de humo.
Una hora
después Ranma llegaba con el carruaje al castillo.
Todo el
palacio quedó enmudecido al contemplar la belleza del joven que acababa de
entrar.
Este debía
acercarse a la princesa disimuladamente, puesto que nadie sabía que se conocían.
La
princesa, al verle, dejó a los invitados con los que estaba y se dirigió a
él.
Era aún más
bonita de lo que jamás había imaginado. Parecía un ángel bajado del cielo.
Corrió
raudo y veloz hacia ella y se abrazaron.
Los reyes
se alegraron al ver que su hija se había decidido y ordenaron que sonase la música.
La pareja
empezó a bailar dejando boquiabiertos a los invitados.
Los más
rabiosos fueron Tatewaki, y Ryoga. Habían intentado seducir a la princesa
toda la noche sin éxito.
Más
tarde, la princesa presentó a Ranma a sus padres, y les dijo que era el
elegido para ser su marido y futuro rey.
Los reyes
aceptaron muy felices y lo proclamaron a los 4 vientos.
Akane llevó
le llevó a sus habitaciones.
-
¿No me dijiste que no podrías venir? –
le preguntó ella.
-
Sí, pero... no te lo creerás. Aún no me
lo creo ni yo. Apareció un hada y transformó mis harapos en este traje y me
dio un carruaje.
-
Cuanto me alegro. Pero es increíble.
-
Yo no creo en hadas, ni en esas tonterías.
Me parece raro. Pero lo importante es que estoy aquí contigo. Y ahora ¿Qué
vamos a hacer? ¿Me quedó ya en el castillo?
-
No. Mis padres son muy chapados a la
antigua. Hasta que no se celebre la boda no podrás venir a vivir aquí.
-
¿Y si les explicamos cómo me tratan allí
no me dejarían quedar?
-
No creo. Aunque podemos intentarlo.
Fueron a
proponérselo a los reyes, pero esto se negaron.
-
Sólo podría quedarse si te hubieras
dejado... en cinta. Pero eso no es posible, puesto que os acabáis de conocer.
-
¿En cinta? ¿Y eso qué es, futuro padre?
-
No seas tonto, muchacho, quiere decir
embarazada.
Los dos jóvenes
se miraron. No lo tenían previsto, pero a ambos les atravesó la idea.
Volvieron a los aposentos de la princesa.
-
Ya lo has oído. No habrá manera.
-
Sí que la hay – dijo con una sonrisa pícara
mientras se acercaba al joven para besarle.
Un rato
después, la fiesta terminó. Ranma despertó sobresaltado. Recordó que tenía
que volver a casa o los reyes se enterarían y sus hermanos también.
-
Akane, despierta. Tengo que irme.
La joven
le abrazó de nuevo y le besó.
-
Anoche no decías eso... – dice ella pícaramente.
-
Vamos, Akane, no es el momento, yo también
disfruté anoche, pero se hace tarde. Nos van a descubrir.
Ranma se
vistió y salió por un pasadizo secreto que sólo conocía la princesa. Se
subió al carruaje y salió hacia casa.
Unas horas
después, los reyes llamaron a su hija.
-
Akane, lo hemos pensado mejor y hemos
decidido que nuestro futuro yerno no puede vivir en esas condiciones, así que
saldrás de inmediato en su busca. ¿Dónde vive?
-
No sé dónde vive, padre. – dijo la
princesa. No podía revelar que hacía semanas que le conocía, ni que bajaba
al pueblo de noche.
-
¿Por qué no se lo preguntaste? ¿Qué
clase de hija tengo, que no interroga a su novio?
Pero no hay problema, buscaremos casa por casa hasta dar con él. ¿Le
reconocerás sin aquel traje?
-
Supongo que sí.
-
Muy bien, entonces organizaré una comitiva
enseguida y saldrás en su busca.
Unas horas
después, Akane salía del castillo con un carruaje, en dirección al pueblo.
Sabía
perfectamente dónde buscarle, pero debía disimular ante los cortesanos que
le acompañaban. Aún así decidió empezar la búsqueda por la casa más
cercana a la de su amado.
Después
de 2 horas de búsqueda, llegaron a la casa de Ranma.
Los
hermanos no dijeron a Ranma que venía la princesa, sobretodo porque no había
ido a la fiesta (o eso creían ellos).
Pero Akane
preguntó por él. Dijo que sabía que vivía allí, que sus hombres lo habían
visto.
Entonces
entró en la sala Ranma.
Ranma y
ella se miraron. Era evidente lo que pasaba. Los hermanos no daban crédito.
Ambos
salieron de la casa, abrazados. Así se fueron al palacio.
Tres meses
después se casaron, y seis meses después la felicidad de los reyes se hizo aún
mayor con el alumbramiento de los gemelos.
Echando
cuentas descubrieron que se casó embarazada y la pareja les explicó lo que
sucedió la noche de la fiesta.
La
historia acabaría aquí, de no ser porque, un día, Ranma encontró a una de
las damas de la princesa, que se parecía mucho a su hada madrina.
-
Akane ¿Quién esa doncella?
-
Es una de mis damas de compañía. Se llama
Ukyo. ¿Porqué?
-
Porque, ¿recuerdas lo que te dije sobre un
hada madrina? Pues es idéntica a ella.
-
Será una coincidencia.
-
Yo no creo en coincidencias. Es muy
sospechoso. Tampoco creo en hadas.
-
Está bien. Verás, cuando me dijiste que
no podías ir a la fiesta estuve pensando una manera de ayudarte, y una amiga
me dio la idea. Así que, como yo no podía salir del castillo esa noche, la
envié a ella.
-
¿Y cómo sabías que estaba solo?
-
Uno de mis guardias te vigilaba para
tenerme informada.
-
¿Me estuviste espiando?
-
Bueno, es una forma de decirlo. ¿Te has
enfadado?
-
Debería estarlo. Pero como lo hiciste para
ayudarme... te lo perdono.
-
¿Qué habrías hecho tú en mi lugar?
-
No sé, quizá...
-
Quizá qué...
-
Quizá me hubiera disfrazado yo mismo para
ir a ayudarte.
-
¿Te hubieras disfrazado de hada madrina
para ayudarme? Jajajajajajajjajajajaj...
-
¿Qué es eso tan gracioso?
-
Te imagino vestido de mujer... y no puedo
parar de reírme, jajajajajjajajajaj
-
¿Ah sí? Pues, venga aquí, princesa, que
le enseñaré a reírse del futuro rey...
Y se
abalanzó sobre Akane haciéndole cosquillas. Después empezó a besarla.
Nueve
meses después nacieron otros dos gemelos.
Y colorín
colorado, este cuento se ha acabado.
¿Os ha
gustado?
Dedicado a
Ori, Noe, Rakane, Paola, Ofelia, Dulce y a todo el ML.
También a
Slayer, Arashi y todos los del ML
UN SALUDO
JORDI
jordi2c@latinmail.com
jocali@3xl.net
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