“Ranma ½”: “Batman”.
Basada en los personajes creados por: Rumiko
Takahashi. Todos los personajes son propiedad y Copyright © de ésta autora. Los
personajes de “Batman”, son propiedad y Copyright © de DC Comics.
Episodio único.
Nota del autor: En este One-Shot (Fanfiction que
consta de un único episodio), presento mi propia versión de la película
“Batman”, filmada en 1989, y dirigida por Tim Burton. En ella, los personajes
de “Ranma ½”, son los protagonistas, adaptados al universo batmaniano.
Lista de personajes.
Ranma Saotome / Batman: Millonario de Ciudad Gótica,
cuando niño, observó a sus padres, Genma y Nodoka Saotome, morir asesinados por
un criminal. En las noches, se convierte en Batman, el defensor de Ciudad
Gótica.
Akane Tendo: Reportera de fama mundial, llega a
Ciudad Gótica, atraída por los rumores sobre Batman. Se convierte en el interés
sentimental, de Ranma Saotome.
Kodachi Kuno / El Guasón: Originalmente, la mimada
hija del jefe criminal Kouchou Kuno. Durante una batalla con Batman, cae a un
tanque de químicos, quedando convertida en El Guasón, un ser de piel blanca,
cabello verde y boca roja, que suele reírse, como lo que es, un psicópata.
Sasuke Sakurakuge: Secuaz del Guasón, tonto y muy
torpe. Tiene un desagradable final, a manos de su propio jefe.
Wiggins McNaughton (Personaje original, creado por
el autor): Mayordomo de Ranma Saotome, desde que él era pequeño. Lo ayuda, en
todo lo que puede, porque es muy inteligente y discreto.
Nabiki Tendo: Hermana mayor de Akane Tendo. Es una
fotógrafa entrometida y molesta, pero llega a ayudar a su hermana, con sus
investigaciones sobre Batman.
Comisionada de Policía Mariko Konjo: Jefa del
Departamento de Policía de Ciudad Gótica, apoya a Batman, hasta donde puede
hacerlo.
Fiscal Tatewaki Kuno: Fiscal de Distrito, trabaja
igual que la Comisionada, con quien está comprometido para casarse, apenas pase
la celebración.
Kouchou Kuno: Jefe criminal, muere asesinado por su
hija, Kodachi, poco después, de que ésta se convierte en El Guasón.
Ciudad Gótica, vísperas de la celebración del 200
aniversario de la fundación. Una familia, trataba de tomar un taxi, sin
conseguirlo. Decidieron caminar.
-¡Vengan,
vamos por ésta calle! –sugirió el padre de familia, con gesto cansado.
-¿Crees que
sea seguro, querido? –preguntó su esposa, algo preocupada. -¡No sé, pero esa
calle, parece algo solitaria!
-¡Mejor, no
vayamos por ahí, papá! –pidió el hijo, un niño de 10 años. -¡Coincido con mamá,
en que esa calle, no inspira confianza, bajo ningún concepto!
-¡No sean tan
paranoicos, y vengan! –pidió el padre, apurando a su familia. -¡Por aquí,
cortaremos camino, y llegaremos más rápido!
Obedeciendo,
la señora y su hijo, siguieron al jefe de familia. En cierto momento, un par de
ladrones, saliendo de las sombras, golpearon al padre y, al verlo noqueado, le
sacaron la billetera, y se fueron. La señora y su hijo, asustados, no
intervinieron, al menos, no hasta ver a los ladrones, perderse en la noche.
Sin embargo,
había alguien más. Una figura oscura, sumida en las sombras de la noche, había
visto el ataque y, con rapidez de rayo, se dirigió a un edificio, a cuya
azotea, se dirigían los ladrones. No más llegando, se ocultó, y esperó.
Al rato, los 2
ladrones, repartían su botín…
-¡No nos fue
mal, amigo! –decía uno de los pillos, un sujeto de cabello negro, largo hasta
los hombros. -¡Aquí tienes, la mitad de las “ganancias”!
-¡Gracias,
pero no te hubieras molestado! –respondió su amigo, un sujeto de cabello corto,
rizado. -¡Espero que el murciélago, no salga hoy!
-¡Ya vas a
empezar, con eso, de nuevo! –masculló el sujeto del cabello largo, de mal modo.
-¡Ya te lo dije, “El Dedos” estaba borracho, y se cayó de unas escaleras de
incendio! ¡No hay, repito, no hay ningún mugroso murciélago!
En ese
momento, una enorme sombra, hizo que los 2 pillos, con lentitud, debieran
volver la vista. Apenas lo hicieron, lamentaron haberlo hecho. Detrás de ellos,
estaba una amenazante figura oscura, vestida totalmente de negro, con un
cinturón amarillo, y un escudo en el pecho, un óvalo amarillo, con un dibujo,
de un murciélago negro. Ver a semejante figura, y ponerse de pie, de un salto,
fue una sola acción. Sin decir nada, aquel extraño ser, se les acercó,
desplegando sus alas. Daba miedo verlo. Por eso, haciendo acopio de valor, el
sujeto del cabello largo sacó una pistola, y descargó 3 balazos sobre aquella
amenaza, derribándola limpiamente. Acababan los 2 pillos, de darse media
vuelta, para seguir corriendo, cuando, para su sorpresa, aquella negra figura
se puso de pie, mostrando que no estaba herida. El pillo del cabello largo, en
un segundo, recibió un puñetazo, que lo derribó al suelo, noqueado. Su
compañero, no pudo escaparse, porque fue atrapado por aquel sujeto, que lo
llevó hasta el borde de la azotea, y lo sostuvo en pleno aire. Abajo, se veía
la calle, a casi 25 metros.
-¡No me mate,
amigo, por favor, se lo ruego, no me mate! –rogaba el pillo, viéndose flotar en
el aire. -¡Tenga piedad, por favor, no me mate, no me deje caer!
-¡Cállate, no
te voy a matar! –ordenó el oscuro sujeto, con voz fría y dura. -¡Vas a
contarle, a todos tus amigos, acerca de mí!
-¿Por qué?
–quiso saber, muerto del susto, aquel infeliz. -¿Qué es usted?
-¡Soy Batman!
–dijo el hombre del traje negro, como toda explicación.
Tras dejar al
pillo caído, en la azotea, aquel tipo, que parecía un enorme murciélago, saltó
por el borde de la azotea. Cuando el pillo se asomó, no había ni rastro de él. Aún
asustado, y muerto del susto, escuchó las sirenas de la policía.
Al rato, la
policía, encabezada por la Comisionada Mariko Konjo, una muy atractiva chica de
cabello castaño, corto y medio rizado, revisaba la escena.
-¡Parece que,
una vez más, Ciudad Gótica, ha recibido “algo de ayuda externa”! –se dijo la
Comisionada, al tiempo que veía llegar, a alguien, muy conocido por ella.
-¡Rayos, es esa fotógrafa entrometida, Nabiki Tendo!
-¡A ver,
Comisionada, una sonrisa, por favor! –pidió Nabiki, disparando su cámara, justo
cuando los 2 pillos, murmurando incoherencias sobre “un murciélago”, pasaban
cerca de la jefa policial. -¿Otro “favor” de Batman, verdad?
-¡No tengo comentarios,
Nabiki Tendo! –gruñó la Comisionada, subiendo a un auto, y ordenándole partir.
-¡Vete a casa, y búscate un pasatiempo!
-¡Presumida
con placa! –espetó Nabiki, viendo alejarse el auto. -¡Si sigo así, no podré
ganar el Premio Pulitzer, con una historia sobre Batman! ¡Ya lo imagino:
“Batman: ¿Realidad, o leyenda urbana?”! ¡Me gusta como suena!
Al día
siguiente, Nabiki, algo frustrada, llegó al Gotham Globe, el diario donde
trabajaba. No más llegando, debió aguantarse algunos chistes de sus compañeros,
sobre sus búsquedas de Batman. Al llegar a su escritorio, se sorprendió, al ver
a una mujer, de piernas muy bonitas, sentada en su silla, leyendo el periódico.
-¡No es, quien
yo creo! –murmuró, avanzando hacia el escritorio. -¿Akane?
-¡Hola,
hermana! –saludó Akane, a su hermana mayor. -¡Acabo de llegar de Europa, y vine
a visitarte! ¡De hecho, me atrajo la fauna de Ciudad Gótica!
-¿La fauna?
–repitió Nabiki, de modo ausente. -¿Qué tipo de fauna, eh?
-¡Los
murciélagos! –contestó Akane, sonriendo. -¡He escuchado “historias”!
-¡No sé nada,
Akane! –dijo Nabiki, siempre ausente. -¡En este momento, quisiera saber como
podría escurrirme, en la casa del millonario Ranma Saotome! ¡Dará una fiesta
“estilo Las Vegas”, pero no he sido invitada!
-¡Tengo 2
entradas! –gritó Akane, sacándolas de su cartera. -¡Podremos ir, hermana! ¡Tuve
la suerte, de recibir 2 de éstas! ¿No te alegra?
-¡Siempre tan
lista! –masculló Nabiki, cogiendo una de esas entradas. -¡Gracias, vale!
-¡Siempre he
deseado conocer a Ranma Saotome, lo admito! –declaró Akane, con voz de ensueño.
-¡Debe ser fantástico, conocer a un millonario como él!
En un
edificio, el jefe criminal Kouchou Kuno, estaba que tronaba.
-¡Muchacho
malagradecido! –gritaba, refiriéndose a su hijo, el Fiscal de Distrito,
Tatewaki Kuno. -¡En vez de trabajar para mí, se hizo aliado de esa Comisionada,
y planea hundirme! ¡Sin embargo, no me ha ganado! ¡Aún, tengo un as, bajo la
manga!
La furia de
Kouchou Kuno, tenía una razón. En esos momentos, en la televisión, su hijo, el
Fiscal de Distrito, Tatewaki Kuno, hablaba de detener todas sus operaciones
criminales, probando su ligamen con Químicos Axis, una empresa investigada, por
contaminar el medio ambiente, y prometía hacerlo, antes de que se celebrara el
festival, por el 200 aniversario de Ciudad Gótica. Entonces, Kouchou Kuno,
sonriendo, decidió jugar su as oculto. Siempre sonriente, se acercó a la
puerta, de su estudio.
-¡Kodachi!
–llamó, sonriendo, a su hija menor. -¡Ven acá, hija, te necesito!
Sin tardanza,
Kodachi llegó. Era una chica alta, elegante, y muy bien vestida. Al momento de
ser llamada, se estaba probando ropa, recién comprada.
-¿Me llamabas,
papá? –preguntó Kodachi, sin mucho interés. -¿Qué deseas?
-¡Kodachi, tu
hermano mayor, Tatewaki, no sólo nos abandonó, sino que, además, planea acabar
con nuestro imperio criminal! –explicó Kouchou Kuno, ya furioso, a su hija.
-¡En cuanto puedas, deberás ir a Químicos Axis, y eliminar todo aquello, que
nos ligue con esa problemática empresa!
-¿Yo?
–inquirió Kodachi, confusa. -¡Muy bien, iré!
Apenas Kodachi
salió, llevando con ella a un buen grupo de matones, entre los cuales destacaba
Sasuke, su fiel mano derecha, Kouchou Kuno hizo su movida, tomando el teléfono,
y marcando un número. Esperó y, al recibir respuesta, habló.
-¿Hola, es el
Departamento de Policía? –preguntó, sin dar su nombre. -¡Tengo un mensaje, para
la Comisionada Mariko Konjo! ¡Sí, esperaré!
Mientras
tanto, en la Mansión Saotome, se realizaba la fiesta “estilo Las Vegas”. Los
juegos de azar (Póker, Black Jack, 21, y varios más) se desarrollaban muy bien.
La servidumbre que, en realidad, era una empresa de catering service, atendía
muy bien a los invitados. Vigilando todo, estaba el dueño de la mansión, el
millonario Ranma Saotome, quien, a su vez, era vigilado por su mayordomo
inglés, Wiggins McNaughton.
-¡Disculpe,
señor! –llamó Akane a Ranma, tocándolo en un hombro. -¿Me puede decir, quién es
el dueño de ésta impresionante mansión, el señor Ranma Saotome?
-¡Lo siento,
linda! –se disculpó Ranma, como si no fuera con él. -¡No estoy seguro!
Algo
decepcionada, Akane se dirigió a otro punto, a seguir con su búsqueda. Mientras
tanto, Nabiki, como podía, trataba de conseguir declaraciones sobre los
festejos del aniversario de la ciudad, pero no conseguía mayores datos. Al
rato, se le acercó Akane.
-¡Demos una
vuelta, hermana! –propuso Akane, algo amoscada. -¡Al parecer, ésta dichosa
fiesta, no es lo genial que yo esperaba!
-¡De acuerdo,
vamos! –aceptó Nabiki, sonriendo sin ganas. -¡Al fin y al cabo, ésta gente no
desea dar declaraciones, al menos, no hoy!
Caminando,
Nabiki y Akane llegaron, en cosa de minutos, a un enorme salón, lleno de toda
clase de armaduras. Casi arrobadas, se extasiaron viendo aquella sarta de
artilugios.
-¡Vaya cosas,
las que tiene este sujeto, Ranma Saotome! –inició Akane, pasmada. -¡Al parecer,
tiene verdaderas ínfulas de guerrero!
-¡Mira esa,
hermana! –indicó Nabiki, señalando una armadura, muy llamativa, y elaborada.
-¿De dónde, me pregunto, la habrá sacado?
-¡Es de Japón!
–contestó Ranma, entrando a la habitación. -¿Increíble, verdad?
-¿Cómo sabe,
que es de Japón? –preguntó Akane, confusa. -¿Conoce de eso?
-¡Sé que es de
Japón, porque la compré en Japón! –dijo Ranma, guiñando un ojo. -¡Fue una
compra excelente, debo admitirlo!
-¿Quién es
usted, joven? –quiso saber Nabiki, tan confusa como Akane. -¡Vamos, diga!
-¡Perdón, no
me he presentado! –se disculpó Ranma, sonriendo. -¡Soy Ranma Saotome!
-¿Está seguro?
–quiso saber Akane, inquisitiva. -¿No lo afectó la champaña?
-¡Estoy
seguro! –contestó Ranma, siempre sonriendo. -¡Me gusta mantener un bajo perfil,
lo admito! ¡No suelo llamar la atención, es verdad!
Mientras
tanto, en Químicos Axis, Kodachi y sus matones revisaban las oficinas, buscando
evidencias que eliminar. Al parecer, “alguien” se les había adelantado.
De vuelta en la
Mansión Saotome, un oficial de policía llegaba, y pedía hablar, con la
Comisionada Mariko Konjo. Parecía que había problemas, en algún lugar.
-¡Comisionada,
se nos informó, vía llamada anónima, de que alguien iba a irrumpir en Químicos
Axis! –contó el oficial, tratando de no ser escuchado. -¡Debemos ir, y detener,
a quien quiera que sea! ¡Podría ser una ganancia, en nuestra lucha contra el
crimen!
-¡Muy bien,
vamos! –ordenó la Comisionada, apurada. -¡Vamos, el tiempo apremia!
La
Comisionada, no sabía algo: Wiggins, el mayordomo de Ranma Saotome, había
escuchado todo, y corría a informarle a su amo. Era verdad, el tiempo
apremiaba.
En cosa de
segundos, Wiggins llegó con Ranma, quien seguía charlando con Nabiki y Akane.
Al parecer, ya se iban conociendo, un poco más.
-¡Disculpe,
señor! –empezó Wiggins, tratando de no decir mucho. -¡La Comisionada se fue, y
parecía llevar mucha prisa! ¡Mencionó algo, acerca de unas hachas!
Con un rápido
pensamiento, Ranma entendió, lo que Wiggins le estaba contando.
“¡En inglés, “Hacha” se dice “Ax”, si mal no
recuerdo!”, pensó Ranma, haciendo asociación. “¡Algo pasa en Químicos Axis, y Batman debe
ir allá!”
-¡Con su
permiso, señoritas, se presentó algo! –se excusó Ranma, haciendo una reverencia
a Nabiki y Akane. -¡Si me disculpan, debo irme!
-¡Por aquí,
señor! –indicó Wiggins, señalándole, a Ranma, el camino, por el cual, debía
irse. -¡No se preocupe, sacaré algunas botellas más, de champaña!
Asintiendo,
Ranma se fue, por donde le dijo Wiggins. Nabiki y Akane, ignorando eso, se
regresaron al pleno de la fiesta, y se decidieron a pasarla bien.
En Químicos
Axis, Kodachi y sus matones, tras abrir una caja fuerte, la cual creían llena
de evidencias que debían eliminarse, se llevaron la sorpresa de sus vidas.
¡Estaba vacía!
-¡Con un
demonio! –bramó Kodachi, rechinando los dientes. -¡Es una trampa!
En ese
momento, algo reafirmó lo dicho por Kodachi. Ese “algo”, fue el sonido de
varios autos policíacos, llegando a Químicos Axis. Con rapidez, Kodachi envió a
sus matones, a dividirse por diversos puntos, de la enorme fábrica.
-¡Matsuzaka,
vé por allá! –ordenó Kodachi, temiendo lo peor. -¡Ito, Fukunami, allá!
Al mismo
tiempo, la Comisionada y sus tropas, que iban llegando, hacían algo parecido.
-¡Ustedes,
vayan por allá! –ordenó la jefa policial, señalando a una dirección. -¡Los
demás, vayan por allá, y por aquel otro lado!
Como si fuera
una partida de ajedrez, los contendientes tomaron sus posiciones. Tanto
policías como gangsters, conocían lo que debían hacer, y lo hacían.
En el momento
indicado, Kodachi se dirigió a unos enormes tanques de químicos y, con un
hacha, de las que se usaban para abrir brechas y aislar incendios, empezó a
abrirles varios agujeros, por los cuales, sin control alguno, los químicos se
derramaban.
Producto de
los químicos, se formaban nubes de humo, en medio de las cuales, para sorpresa
de los pillos, alguien los estaba reduciendo a la impotencia. En cosa de
segundos, ya quedaban pocos gangsters de pie, así como conscientes.
-¡Algo raro
pasa, y no me gusta lo raro! –dijo Kodachi, tratando de llegar a una salida de
emergencia, con una pistola. -¡Antes de irme, me cargaré a alguien!
De repente,
Kodachi miró que tenía a alguien, a una buena distancia de tiro, a la
Comisionada Mariko Konjo. Con lentitud, como saboreando el momento, se preparó
para abrir fuego. Eso fue hasta que, un pie, calzado con una poderosa bota
negra, le propinó una patada en su mano, haciéndola soltar su arma. Segundos
después, Kodachi notó que estaba en manos de un oscuro sujeto, vestido como
murciélago.
-¡No es
posible! –masculló Kodachi, espantada. -¡Si existe, un murciélago gigante!
Justo
entonces, Sasuke, caminando con lentitud, llegaba por detrás de la Comisionada,
y le puso la pistola en la cabeza. Parecía decidido, a hacer algo, y algo
malo.
-¡Suéltala,
loco disfrazado! –gritó Sasuke, serio de verdad. -¡Suelta a la señorita
Kodachi, o liquidaré a Konjo! ¡Lo juro, lo voy a hacer!
Batman,
escuchando eso, soltó a Kodachi. Al verse libre, ésta sonrió.
-¡Muy original
traje! –dijo Kodachi, sonriendo, y sacudiendo su ropa. -¡Muy bonito!
Kodachi se
agachó, para recoger su arma. Cuando se levantó, ya Batman no estaba.
-¿Dónde rayos
se metió, amigo? –preguntó Kodachi, curiosa. -¡Vamos, salga, para dejarlo lleno
de plomo!
-¡Vamos,
señorita Kodachi! –la urgió Sasuke, preocupado. -¡Vámonos de aquí!
-¡Un momento,
Sasuke! –pidió Kodachi, sonriendo. -¡Tengo que hacer algo!
Un ruido, muy
leve, llamó la atención de Kodachi. Volteó a ver. No había nada.
Un segundo
ruido, la hizo voltear de nuevo. Batman, serio, estaba frente a ella. Con
decisión, Kodachi abrió fuego. El guantelete derecho de Batman, forrado con
Kevlar y Nomex, desvió la bala, la cual se regresó con Kodachi, y le abrió un
surco, en una mejilla. La chica, herida, retrocedió, dando traspiés, hasta que
tropezó con una baranda.
-¡Me caigo!
–gritó Kodachi, perdiendo asidero. -¡Ayuda!
Batman, en
segundos, la agarró. Durante un momento eterno, trató de ayudarla a subir.
Kodachi trataba y trataba, hasta que no pudo tratar más. Lanzando un grito de
agonía, Kodachi se soltó, y cayó, con un sonido de chapoteo, en un enorme
tanque de sustancias químicas. Batman, viendo aquello, sin decir palabra, pensó
que estaba muerta. Al ver eso, Sasuke, con rapidez, retiró su pistola, de la
cabeza de la Comisionada, y salió corriendo. Los demás gangsters, excepto
Fukunami, Ito y Matsuzaka, que resultaron ser policías infiltrados, hicieron
igual, y se fueron, decididos a informar a su jefe, Kouchou Kuno, sobre la
muerte de su hija. La Comisionada, pasmada, veía fijo a Batman, no sabiendo que
hacer, hasta que decidió actuar.
-¡Atrápalo,
Ito! –ordenó la Comisionada, decidida. -¡Que no escape!
Ito, secundado
por Fukunami, Matsuzaka, y varios policías más, se acercó a Batman.
“¡No voy a dejar, que me atrapen así, como a un
pillo vulgar!”, pensó Batman, sacando un puñado
de cápsulas de humo, y haciéndolas estallar, al lanzarlas contra el suelo. “¡Mejor me voy, ya hice mi trabajo acá!”
Cuando
Fukunami, Ito y Matsuzaka llegaron, al sitio donde estaba Batman, este, para su
sorpresa, ya se había ido. ¿Por dónde? ¡No sabían, no pudieron verlo, entre
tanto humo!
Cuando no
había nadie, una mano, de color blanco níveo, emergió del tanque de sustancias
químicas. A renglón seguido, emergió el resto de la persona, a la cual
pertenecía aquella mano. Lentamente, aquella persona empezó a caminar, con
rumbo hacia Ciudad Gótica. No tenía prisa, bueno, no mucha…
Unas horas
después, en un hotel de Ciudad Gótica, una operación se realizaba…
Los
instrumentos, si se les podía llamar así, no eran lo mejor del mundo, y así lo
sabía el médico que hacía la operación… El miedo, dominaba su rostro… Finalmente,
acabó…
-¿Y bien?
–preguntó, con voz áspera, la persona operada. -¡Vamos, diga algo!
-¡No! –murmuró
el médico, palideciendo. -¡Por Dios, que horror!
Al escuchar
esas palabras, la persona operada, se impacientó. Con manos febriles, empezó a
recorrer su cara, emitiendo gruñidos de disgusto, al hacerlo.
-¡Un espejo!
–pidió, con voz inquieta. -¡Quiero un espejo!
-¿Está segura,
señorita Kodachi? –preguntó el médico, asustado. -¡No es buena idea!
-¡¡¡¡¡UN
ESPEJO, PERO YA!!!!! –demandó Kodachi, ya furiosa. -¡¡¡¡¡DAME UN ESPEJO, Y
PODRÁS SEGUIR VIVIENDO!!!!!
El médico, sin
ganas, le entregó un espejo a Kodachi. Lo que Kodachi miró, le llamó la
atención. Su piel, se había vuelto muy blanca, como la nieve. Además, su boca
era de color rojo rubí, y su cabello, se había vuelto verde. Con una sonrisa,
Kodachi rompió el espejo, estrellándolo contra una mesa cercana. Entonces,
empezó la risa.
-¡Ah,
jajajajajajajajajaja! –retumbó, la risa de Kodachi. -¡Ah, jajajajajajajajaja!
-¡No fue mi
culpa, señorita Kodachi! –musitó el médico, a manera de disculpa. -¡Mire los
instrumentos, con los que tuve que trabajar!
-¡¡¡¡¡BANG!!!!!
(Sonido del disparo que, propinado entre las cejas, acabó con la vida del
pobre, e infortunado, médico).
-¡Ah,
jajajajajajajajajaja! –se escuchaba, de nuevo, la risa de psicópata de Kodachi.
Al día
siguiente, en el Gotham Globe, Nabiki y Akane, conversaban, sobre algo
interesante. Al menos, era interesante, pero para Akane, no para Nabiki. La
razón, estaba relacionada con una carta, que había recibido Akane.
-¿Cenaremos
juntas hoy, Akane? –preguntaba Nabiki, sin prestar atención a la carta, que
sostenía su hermana. -¿Qué ordeno, pizza, o comida china?
-¡Hoy, cenarás
sola, Nabiki! –contestó Akane, sonriendo. -¡Yo, cenaré con Ranma Saotome, el
millonario, en su elegante mansión!
-¡¿Con Ranma
Saotome?! –repitió Nabiki, incrédula. -¡Ese tipo, es un aburrido!
-¡Puedes decir
lo que quieras, pero iré! –anunció Akane, ya feliz. -¡Si deseo entrevistarlo,
primero, debo conocerlo, lo mejor que pueda!
-¡Haz lo que
quieras, necia! –espetó Nabiki, de mal modo. -¡Si te aburres, no te quejes!
Esa noche,
Akane llegó a la Mansión Saotome. Wiggins, el fiel mayordomo inglés, la llevó a
un comedor, donde Ranma ya la estaba esperando. Al rato, la cena fue servida.
-¿Cómo está la
sopa? –preguntó Ranma, desde un extremo, de la enorme mesa, obviamente, una
mesa para banquetes. -¿Te gusta?
-¡Está
excelente! –respondió Akane, desde el otro extremo. -¿Me pasas la sal, por
favor?
-¿La sal?
–repitió Ranma, tomando el solicitado objeto. -¡Por supuesto, ya te le llevo!
Pasando del
dicho el hecho, Ranma se levantó y, con toda calma, se desplazó hasta el otro
extremo de la mesa, donde le entregó la sal a Akane. Ella se la agradeció.
Después, Ranma regresó a su silla, y siguió comiendo.
-¿Te gusta
este sitio? –quiso saber Akane, viendo a su alrededor. -¿Qué opinas?
-¡Es
agradable! –contestó Ranma, secundando a Akane. -¿Sabes algo? ¡A decir verdad,
no recuerdo, en serio, haber estado antes acá! ¿Nos vamos?
-¡De acuerdo,
vamos a otro sitio! –dijo Akane, tomando su plato, y poniéndose de pie, al tiempo
que volvía tomar la sal. -¡No olvides traer la pimienta, por favor!
Ranma,
asintiendo, tomó su plato, así como la pimienta, y siguió a Akane. Ambos,
riéndose, por haberse portado tan tontamente, se fueron a la cocina. Una vez
allí, cenaron, y la pasaron muy divertidos, escuchando las historias de
Wiggins.
Algo después,
se hizo muy tarde, y Akane decidió pasar la noche ahí. No hace falta decir,
donde pasó la noche, y donde recibió el amanecer. Tras desayunar, junto con
Ranma y Wiggins, Akane se fue. Tenía trabajo que hacer, en el Gotham Globe.
Huelga decir, que Nabiki, estaba algo preocupada, por su hermana.
-¡No me lo
digas, ya lo sé! –indicó Nabiki, seria de verdad. -¡Según parece, la pasaste
muy bien, con tu novio millonario!
-¡Ranma
Saotome, para que sepas, no es mi novio, Nabiki! –dijo Akane, acabando de
alistarse. -¡Apenas lo estoy conociendo, y no me gusta apresurarme!
Nabiki y
Akane, tras alistarse, se fueron al Gotham Globe. Una vez allí, les asignaron
ir a hacerle una entrevista, con fotos, al Fiscal de Distrito Tatewaki Kuno, e
interrogarlo, acerca de la celebración del 200 aniversario de Ciudad Gótica.
Hora y media
después, en la oficina del Fiscal de Distrito…
-¡Así es,
señorita Akane! –decía Kuno, viendo por una ventana, hacia la ciudad. -¡Se
diga, lo que se diga, el 200 aniversario se celebrará! ¡Lo juro, por mi honor!
-¿Qué opina,
señor Kuno, de que mucha gente lo critique, por ser hijo, del jefe criminal
Kouchou Kuno? –preguntó Akane, pensativa. -¿Eso, lo incomoda?
-¡Eso, no me
molesta! –contestó Kuno, decidido. -¡No puedo negarlo, él es mi padre, pero yo,
tengo honor, y no quise ser uno de sus matones! ¡Preferí pasarme, en serio, al
lado de la ley, para demostrar que, en la familia Kuno, hay honor, y mucha
decencia!
-¡Buen punto,
señor Kuno! –apuntó Akane, coincidiendo con el joven funcionario público. -¿Qué
opina de Batman, lo apoya, o lo persigue?
-¡Nadie tiene
derecho, a tomar la ley en sus manos, lo admito! –respondió Kuno, ya serio.
-¡Sin embargo, Batman ha hecho mucho bien a Ciudad Gótica y, por eso, hasta
ahora, cuenta con mi apoyo! ¡Al parecer, Ciudad Gótica lo necesita!
-¿Algo más,
que quiera contarme, acerca de las actividades de su padre, el jefe criminal
Kouchou Kuno? –quiso saber Akane, ya casi acabando la entrevista. -¡Los
habitantes de Ciudad Gótica, creo que deben saber todo!
-¡No me
importa, que él sea mi padre! –juró Kuno, tomando su chaqueta. -¡Si debo
hundirlo, como cuando un iceberg hundió al “Titanic”,
lo haré! ¡Ahora, si me disculpa, debo ir a ver, a la Comisionada de Policía,
Mariko Konjo! ¡Buenas tardes, señorita!
Al rato, Akane
meditaba, mientras Nabiki manejaba su auto. ¿Pensaba en la entrevista? ¡No, ni
en serio, ni de broma! Pensaba en alguien, y ese “alguien”, era Ranma Saotome.
Sin embargo,
Akane no podía perder tiempo, pensando en un hombre que, en la de menos, nunca
iba a ser para ella. Después de todo, él era un millonario, mientras que ella,
era sólo una reportera de un diario de Ciudad Gótica.
Esa noche, en
su apartamento, ubicado en el penthouse de la Torre Babilonia, Kouchou Kuno se
disponía a descansar, después de otro día de trabajo. Sintiéndose cansado,
despachó a sus ayudantes, y decidió quedarse solo, porque deseaba pensar un
poco.
En cierto
momento, un ruido, a sus espaldas, llamó su atención. Sin voltear la vista, el
jefe criminal, se dirigió a su escritorio, y dirigió una mano, a su arma
preferida, una pistola Glock, hecha en la antigua Alemania Oriental, imposible
de ser detectada, por ejemplo, por las máquinas de Rayos X de los aeropuertos.
-¡Ni siquiera
lo intentes! –ordenó una voz femenina, firme y decidida. -¡Mírame! ¿O acaso, el
gran Kouchou Kuno, no es más, que un sucio cobarde?
-¿Quién rayos
eres, eh? –preguntó Kouchou Kuno, tratando de ver, en medio de la penumbra. -¡Si
eres algún bromista, te lo juro, vas a acabar mal!
-¿Tienes
miedo, o me equivoco? –insistió la voz femenina, al tiempo que dejaba escuchar,
con lentitud, algunos pasos. -¿Me abandonaste, y creías que quedarías impune?
¡Vaya que eres tonto, viejo!
-¡Esa voz, yo
la conozco! –masculló Kouchou Kuno, fijando su vista, en la penumbra de la
habitación. -¿Kodachi? ¿Estás viva, hija?
-¡Kodachi
Kuno, tu estúpida hija, está muerta! –contestó la voz femenina, al tiempo que
su dueña, salía a la luz. -¡Ahora, viejo decadente, puedes llamarme, como,
tarde o temprano, toda Ciudad Gótica me llamará! ¡EL GUASÓN!
-¿Qué vas a
hacer, con esa pistola? –quiso saber Kouchou Kuno, al ver el frío, y acerado
cañón del arma, apuntando hacia él. -¡No lo hagas, por favor, te lo ruego!
-¡¡¡¡¡BANG!!!!!
(Sonido del primer disparo, el cual alcanzó a Kouchou Kuno en un hombro).
-¡¡¡¡¡BANG!!!!! ¡¡¡¡¡BANG!!!!! ¡¡¡¡¡BANG!!!!! ¡¡¡¡¡BANG!!!!! (Los siguientes 4
disparos, los cuales acabaron con la vida del jefe criminal).
-¿No crees,
Guasón, que te excediste un poco? –preguntó Sasuke, saliendo de entre las
sombras. -¡Después de todo, él era tu padre, el Jefe Supremo del Crimen
Organizado de Ciudad Gótica! ¡Según yo creo, con sólo uno, hubiera bastado!
-¡Cuando
quiera tus comentarios, te los preguntaré, enano! –respondió el Guasón,
sonriendo malignamente. -¡Ahora, busquemos algo que hacer, para poner a ésta
dichosa ciudad, totalmente de cabeza!
Algunos días
después, las noticias informaban de la muerte de 2 modelos, Amanda Keeler y
Candy Walker, las cuales, al parecer, murieron producto de una combinación de
productos de belleza. A continuación, un anuncio de los nuevos “Productos Guasón”, cuyo lema era “¡Amo al Guasón!”, ocupó todas las
televisoras de Ciudad Gótica. La ciudadanía, estaba aterrada, ante tantas
muertes, y tanto peligro.
En su guarida,
el Guasón, rodeado de su mano derecha, Sasuke, y el resto de sus hombres (En
realidad, eran hombres de Kouchou Kuno pero, ahora, trabajaban para el Guasón,
so pena de perder la vida, si no lo hacían, y de buena gana), se regodeaba de
la felicidad, al ver el pánico que había desatado en Ciudad Gótica. Revisando
el periódico, el Guasón halló, coronando un artículo, una foto de Akane. Al
verla, una idea se le vino, a su retorcida mente. Entonces, habló con Sasuke.
-¡Sasuke, he
decidido contarle mi vida y obras, a ésta reportera, Akane Tendo! –explicó,
riendo a más no poder. -¡Primero, debo verla en un lugar apropiado! ¡El
directorio telefónico, tráemelo ya, por favor!
-¡Está bien,
pero no creo que sirva de mucho! –contestó Sasuke, buscando el solicitado
objeto. -¡Según he escuchado, ella sale con Ranma Saotome, el millonario!
-¡Bueno, le
daré algo más, en lo que pueda entretenerse! –prometió el Guasón, sonriendo
macabramente. -¡Por cierto, Sasuke, quizás ella me lleve, a mi verdadero
objetivo, el responsable de hacerme lo que soy, ese infeliz murciélago sin
cerebro, Batman! ¡En cuanto pueda, lo juro, le arrancaré las alas! ¡Ah,
jajajajajajajajajajaja!
Una noche,
Akane halló, en la contestadora telefónica del apartamento de Nabiki, un
mensaje para ella. Al activarlo, escuchó, según ella, la voz de Ranma Saotome,
que la invitaba a verlo, en el restaurante del Museo de Arte Moderno de Ciudad
Gótica. Con gran rapidez, inusual para una chica, Akane se alistó, y se dirigió
al Museo.
Akane, por si
las dudas, llamó a Ranma, y le dejó un mensaje, en su contestadora, para
confirmar la cita. El mensaje, fue escuchado, por el fiel Wiggins quien, a su
vez, se comunicó con su amo, quien estaba en su estudio, leyendo un libro.
-¡Señor
Saotome, la señorita Tendo llamó! –empezó Wiggins, solícito. -¡Lo verá en el
Museo de Arte Moderno, tal y como acordaron!
-¡Muchas
gracias, Wiggins! –contestó Ranma, volviendo a sumirse, en el libro que estaba
leyendo. -¡Espera un momento, Wiggins! ¡No íbamos a vernos hoy, algo pasa!
Al rato, Akane
llegaba al Museo de Arte Moderno de Ciudad Gótica y, no más entrando, se
dirigió al restaurante, ubicado en el segundo piso. Una vez allí, se dirigió al
maître d´hotel, un señor muy amable y
sonriente.
-¡Disculpe!
–lo llamó Akane, con delicadeza. -¿La mesa del señor Saotome, por favor?
-¡Oui, mademoiselle! –respondió el
encargado. -¡Monsieur Saotome no ha
llegado, pero no debe tardar! ¡Venga, la llevaré a su mesa!
Akane fue
llevada a una mesa, en la cual, con delicadeza, le pusieron la silla, para que
se sentara. Un momento después, le llevaron una copa de vino blanco, y algunos
bocadillos, cortesía de la casa, para que “picara”, por mientras llegaba Ranma.
Una hora había
pasado, y ni señales de Ranma. Akane, nerviosa, tamborileaba con sus dedos,
sobre la superficie de la mesa, aburrida, por esperar tanto.
Al rato, un
mesero se le acercó, y le entregó un paquete, primorosamente atado.
-¡Acaban de
traerle esto, señorita Tendo! –indicó el mesero, con rapidez. -¡Tiene una
tarjeta, y me dijeron que, apenas recibiera esto, leyera esa tarjeta!
-¡Gracias!
–agradeció Akane, algo extrañada. -¡Lo veré, ya mismo!
Apenas el
mesero se fue, Akane abrió el paquete. Con gran sorpresa, observó que, adentro,
había una máscara anti-gas, junto con una tarjeta, que decía: “¡Ponte esto!” Akane,
más confundida a cada segundo que pasaba, se puso la máscara. Mejor dicho, lo
que la motivó a ponérsela, fue ver un gas púrpura, penetrando por los conductos
de ventilación. En segundos, todos estaban profundamente dormidos; todos, menos
Akane.
Apenas acabó
el gas, de hacer su efecto, el Guasón, seguido por Sasuke, y el resto de sus
compinches, entró al Museo. Tras poner música en una enorme radio, el Guasón,
Sasuke, y el resto de sus compañeros, se dedicaron a vandalizar las diversas
obras de arte del Museo. Todo esto, mientras Akane, pasmada, los veía, desde el
segundo piso.
Tras acabar,
llegaron al segundo piso, justo donde estaba Akane. Con gran sorpresa, Akane
notó que el Guasón, era una chica, más o menos, de su edad. ¿Lo extraño?
Sonreía todo el tiempo, como si tuviera la sonrisa fija, y no pudiera quitarla.
Apenas el
Guasón se sentó, uno de sus hombres, apagó la radio. El Guasón, como si
meditara, miraba a Akane. Al parecer, deseaba algo. La pregunta era: ¿Qué?
-¡Hola!
–saludó la chica de la cara blanca, la cual, ahora, cubría con un polvo de
color carne, lo cual la hacía ver, como si fuera una persona normal. -¡Así que
eres Akane Tendo, la reportera del Gotham Globe! ¡Debo decir, que me esperaba
algo más!
-¡Me va a
disculpar, pero espero a alguien! –contestó Akane, sin prestar mucha atención,
a su lunática interlocutora. -¡De hecho, no debe tardar!
-¡Sé a quien
esperas, amiga mía! –prosiguió el Guasón, sonriendo. -¡Esperas a Ranma Saotome,
el famoso millonario de Ciudad Gótica! ¡Pues no lo esperes, no vendrá!
-¡En primer
lugar, no soy tu amiga! –respondió Akane, ya molesta. -¡En segundo lugar, no sé
que puedes querer de mí, si sólo soy una reportera!
-¡Deseo
información sobre Batman, y la quiero ya! –prosiguió el Guasón, empezando a
rechinar los dientes. -¡Por su culpa, soy como soy! ¡Ese maniático, me
desfiguró!
-¡Ya, vete y
déjame en paz! –demandó Akane, empezando “a perder la dulzura del carácter”.
-¡Si quieres algo, ten, bebe algo de agua!
El agua de una
jarra, la cual estaba en una mesa cercana, cuyos ocupantes yacían en el suelo,
bien dormidos, hizo impacto directo, sobre la cara del Guasón.
-¡¡¡¡¡ME
DERRITO!!!!! ¡¡¡¡¡QUE ALGUIEN ME AYUDE, ME ESTOY DERRITIENDO!!!!! –gritaba,
mientras, con ambas manos, se tapaba la cara, ocultándola de Akane. -¡¡¡¡¡ME
DERRITO, ME ESTOY DERRITIENDO!!!!!
Akane, algo
preocupada, quiso ayudar y, con tal fin, se acercó a su extraña acompañante. De
repente, ésta giró, y quedó cara-a-cara con Akane, quien, finalmente, pudo ver
la verdadera cara blanca de la otra chica, así como su boca roja, y su cabello
verde, ya que la boina que llevaba puesta, se le había caído al suelo.
-¡¡¡¡¡BOO!!!!!
–gritó el Guasón, ya riendo. -¡¡¡¡¡JEJEJEJEJEJEJEJEJE!!!!!
De repente,
algo pasó, algo que hizo que todas las miradas, se dirigieran al techo.
-¡¡¡¡¡CRASH!!!!!
(Sonido de los vidrios del techo, al romperse, dejando entrar a Batman, con su
capa desplegada, como si fueran unas alas de murciélago).
Antes de que
alguien pudiera decir, o hacer, algo, Batman agarró a Akane, y activó un
aparato, equipado con un cable, y un par de ganchos.
-¡Sujétate!
–le ordenó a Akane. Ella, sin dudarlo, obedeció.
Con gran
rapidez, ambos se deslizaron, hacia las afueras del Museo, lejos del alcance
del Guasón y su pandilla. Un grito de Akane, acompañó el desplazamiento.
-¿De dónde
saca él, esos aparatos tan maravillosos? –preguntó el Guasón, viéndolos salir a
la calle. -¡Vayan tras ellos, muchachos!
-¡Suba al
auto, señorita Tendo! –ordenó Batman, apenas él y Akane, estuvieron afuera.
-¿A cuál auto?
–preguntó Akane, para saberlo de inmediato. -¡¿A ese?!
Era un auto
impresionante. Bueno, más que auto, parecía algo fuera de este mundo, ya que
era blindado, y dotado de una gran cantidad de artilugios.
Acto seguido,
una persecución, en toda regla, sacudió las calles de Ciudad Gótica. La gente,
espantada, sólo veía un auto negro, perseguido por varios más, todos de color
púrpura, son el techo verde. En cosa de segundos, varias patrullas de la
policía, se unieron a la persecución, lo cual hizo más grande la expectación.
En cierto
momento, un embotellamiento, siempre inoportuno, hizo que el auto negro, se
detuviera. En un momento, Batman y Akane se bajaron y, siempre ante la mirada
expectante de la gente, salieron corriendo, por unas calles cercanas.
-¡Escudos,
activados! –dijo Batman, usando un intercomunicador.
En menos de un
parpadeo, el auto negro, al cual su conductor llamaba Batimóvil, activó una
serie de escudos, los cuales lo envolvieron, dejándolo inmune, a lo que fuera. Los
hombres del Guasón, dejando sus autos, siguieron a la pareja fugitiva. Estos,
cuando menos lo esperaban, llegaron a un callejón sin salida.
-¿Cuánto pesa,
señorita Tendo? –preguntó Batman, viendo hacia arriba. -¡Rápido!
-¡No recuerdo!
–contestó Akane, escuchando pasos. -¡Como unos 50 kilos, creo!
Batman,
sacando un aparato lanza-gancho, lo activó, alcanzando un buen punto de agarre.
Acto seguido, aferró a Akane por la cintura, y se elevó con ella, justo a
tiempo, de eludir un auto, de los secuaces del Guasón. El auto pasó debajo de
ellos, rugiendo.
-¡Ahora,
señorita Tendo, agarre ese aparato, de mi cinturón! –pidió Batman, señalando
hacia el aparato lanza-gancho. -¡Agárrelo, y no se vaya a soltar!
-¿Este
aparato, dice? –preguntó Akane, agarrando el citado accesorio. -¡¡¡¡¡AH!!!!!
El grito de
Akane, se debió a que, al separarse el aparato lanza-gancho del cinturón de
Batman, la cuerda se retrajo, jalándola hacia arriba, a una velocidad
vertiginosa.
Batman, viendo
a salvo a Akane, se regresó al callejón. Una vez allí, se dedicó a darles una
real golpiza, a varios de los secuaces del Guasón. Casi todos, acabaron
noqueados, y tirados en el suelo. Sólo se escapó Sasuke, quien, viéndose solo,
salió corriendo.
Durante la
pelea, Batman recibió un golpe, que lo dejó sin sentido por unos segundos. En
eso, Sasuke le levantó un poco la máscara, lo cual aprovechó Akane, para sacar
una foto, con una cámara que halló en su bolso. Obvio, Nabiki se la había
puesto ahí, por si la llegaba a necesitar. Al ver que no quedaba ningún secuaz
del Guasón, Batman decidió ir a ver a Akane, porque tenía algo en mente, y
necesitaba de su ayuda.
Batman llegó
con Akane, justo cuando ésta, acababa de bajar por unas escaleras.
-¡Pesa más de
50 kilos, señorita Tendo! –indicó Batman, después de asombrar a Akane.
-¡Gracioso!
–lo apostrofó Akane, algo amoscada. -¡Vámonos de aquí, por favor!
-¡Escudos,
desactivados! –ordenó Batman, por el intercomunicador. -¡Adelante!
En cosa de
segundos, los escudos del Batimóvil fueron retraídos, y el increíble auto, se
puso en marcha. Los curiosos, se hicieron a un lado, asombrados.
Tras avanzar
por un rato, el Batimóvil se detuvo, a poca distancia de su dueño. Después, él
y Akane, subieron de nuevo a bordo, y se dirigieron a un punto especial.
Avanzando por una carretera, llegaron, al parecer, a un muro de piedra. Akane,
creyendo que se iban a estrellar, cerró los ojos, sólo para volver a abrirlos segundos
después. Para su sorpresa, el “muro” se abrió, dejando ver una entrada a un
túnel, la cual se cerró, apenas ellos entraron. Al final, llegaron a una
extraña cueva, llena de diversos aparatos, y con muchos murciélagos, colgando
cabeza abajo, del techo. Akane, estaba pasmada.
-¡En cuanto
pueda, lleve ésta información a la policía, señorita Tendo! –pidió Batman,
dándole una carpeta, llena de información, sobre como evitar morir, víctima de
los “Productos Guasón”. -¡Ya descifré
el plan del Guasón, es una psicópata!
-¡Mucha gente,
dice igual de usted! –indicó Akane, viendo, con curiosidad, el contenido de la
carpeta. -¡Por cierto, no me ha dicho, por qué me trajo a este lugar!
-¡Usted, tiene
algo que yo quiero! –dijo Batman, extendiendo su capa. -¡Démelo ya!
A la mañana
siguiente, Akane se despertó, en el apartamento de Nabiki. Al despertarse,
revisó su cartera, sólo para ver que la cámara, ya no estaba.
“¡Demonios, me quitó la cámara!”, pensó, decepcionada de verdad, al tiempo que sonaba el teléfono.
“¡Ojalá sea Ranma, para ver por que no
llegó ayer!”
-¡Hola, Ranma!
–saludó Akane, sonriendo, sólo para dejar de sonreír, al escuchar una voz de
mujer. -¡Ah, hola, Nabiki! ¿Qué pasa?
-¿Qué te pasó,
Akane? –preguntó Nabiki, preocupada. -¿Estás bien? ¡Ayer, no llegaste a las 10,
y me preocupé! ¡Hoy, al despertar, te hallé en tu cama, y me vine a trabajar!
-¡Estoy bien,
no te preocupes! –contestó Akane, al tiempo que veía la carpeta. -¿Hay tiempo
de meter algo importante, en la edición nocturna?
-¡Déjame ver!
–dijo Nabiki, viendo su reloj. -¡Sí, es posible! ¡Trae eso pronto, y
listo!
En la noche,
la edición nocturna del Gotham Globe, en primera plana, anunciaba “¡Batman
descifra la trampa del Guasón!”, al tiempo que, en la televisión, los
noticieros instaban a la gente, a no comprar los “Productos Guasón”, y a deshacerse de ellos, de haberlos comprado
ya. La respuesta, fue total, y miles de productos, fueron a dar a la basura,
librándose así Ciudad Gótica, de muchas muertes más.
En su guarida,
el Guasón veía las noticias, sintiendo su sangre revuelta, al ver como su plan,
se iba, literalmente, a la basura. Entonces, decidió actuar.
-¡Sasuke,
debemos estar listos! –anunció, con todo triunfalista. -¡Celebraremos el 200
aniversario de la ciudad, a nuestro propio estilo!
-¡Entiendo!
–asintió Sasuke, decidido. -¡Le diré a los muchachos, que preparen todo!
Esa noche, en
la Baticueva, Ranma Saotome meditaba. Como hacía siempre que podía, meditaba en
el hecho, que lo llevó a convertirse en Batman: la muerte de sus padres, el Dr.
Genma Saotome y su esposa, Nodoka Iori (Nodoka Saotome), a manos de una chica
delincuente, una trágica noche, a la salida de un cine, al cual fueron a ver la
película “La marca de El Zorro”. Precisamente, El Zorro, fue una de sus inspiraciones,
para convertirse en Batman, el Señor de la Noche, defensor de Ciudad Gótica.
Ranma, sumido
más en sus meditaciones, llegó a recordar el nombre de la chica: Kodachi. La
recordaba bien: alta, cabello negro, ojos negros, cuerpo muy bien hecho, y decidida
a matar, de ser necesario. ¿Dónde lo había escuchado antes? ¡De pronto, recordó!
Kodachi, era la hija menor del fallecido jefe criminal, Kouchou Kuno. Recordaba
cuando la enfrentó en Químicos Axis, y su caída en un tanque de sustancias
químicas. De repente, una transmisión que, interrumpió la programación normal
de la televisión, llamó su atención. En la pantalla, aparecía Kodachi Kuno y
anunciaba algo.
-¡Buenas
noches, Ciudad Gótica, les habla el Guasón! –anunció Kodachi, en cámaras, con
gran frialdad. -¡Mañana, en la noche, durante la celebración del 200
aniversario de la ciudad, repartiré 20 millones de dólares! ¡Escucharon bien,
20 millones! ¡Hagan lo que hagan, no se pierdan este evento! ¡Por cierto,
Batman, infeliz remedo de vampiro, te reto a que me enfrentes, cara-a-cara, y
dejes de ocultarte, entre las sombras!
“¡Ya lo entiendo, Kodachi Kuno, es el Guasón!”, pensó Ranma, viendo la pantalla de su televisor. “¡Al parecer, no murió aquella noche, en
Químicos Axis, sino que sobrevivió! ¡Bueno, debo detenerla, antes de que haga
algo, que nadie desea que suceda en ésta ciudad! ¡Si desea a Batman, lo va a
tener! ¡Veremos, quien gana!”
Poco más
tarde, Batman, guiando el Batimóvil a control remoto, hizo que este, como una
fuerza vengadora, penetrara en las instalaciones de Químicos Axis. Una vez
dentro, dejó caer varias bombas, las cuales, en segundos, destruyeron la citada
fábrica, impidiendo así, su futuro uso, para ese, o cualquier otro plan
maligno.
Al acabar,
Batman se acercó al Batimóvil. Iba a abordarlo, cuando escuchó una voz.
-¡No me
detendrás tan fácil, Batman! –rió el Guasón. -¡Ya sabes, te veré mañana!
El helicóptero
del Guasón se fue, mientras Batman lo veía, pensativo.
La noche
siguiente, el desfile del 200 aniversario de la fundación de Ciudad Gótica,
estaba en lo más y mejor. La música sonaba, la gente disfrutaba y, tal como lo
había prometido, el Guasón, desde un carro alegórico, adornado con un enorme
número 200, lanzaba puñados de billetes, a la gente, que estaba en la calle.
Nabiki y
Akane, enviadas por el Gotham Globe, a cubrir el evento, disfrutaban, tanto
como cualquier otra persona. Para ellas, era difícil, que pasara algo malo.
En el carro
alegórico, una canción finalizaba, justo cuando una nave, con forma de murciélago,
se acercaba a la ciudad. Esa nave, era la Batwing y, obvio, Batman era su
tripulante. Entonces, el Guasón tomó un micrófono.
-¡Buenas
noches, Ciudad Gótica, y feliz 200 aniversario! –saludó el Guasón, siempre
sonriendo. -¡Hoy, es un día de fiesta! ¡Yo, les he dado 20 millones, gratis! ¿Y
dónde, me pregunto, está Batman? ¡Está en casa, lavando su traje!
¡JAJAJAJAJAJAJAJA!
Un rugido de
motores, por sobre los rascacielos de Ciudad Gótica, llamó la atención del
Guasón. Al ver la nave, sonrió aún más, y tomó, otra vez, el micrófono. Sin
embargo, lo tapó, y se dirigió a Sasuke. Le señaló su reloj, y le dijo lo que
Sasuke esperaba.
-¡Ya es hora!
–ordenó el Guasón. -¡Diles a los demás, que se pongan las máscaras!
-¡Las
máscaras! –gritó Sasuke, obedeciendo la orden que le dieron. -¡Vamos, chicos,
es hora de ponerse las máscaras!
-¡Pónganse las
máscaras! –se pasaban la orden, uno a otro, los restantes secuaces del Guasón.
-¡Vamos, no tarden, pónganselas!
-¡Las
despedidas, son tan tristes, amigos de Ciudad Gótica! –empezó el Guasón,
sacando un control remoto, al tiempo que se dirigía a la gente, que había
estado recogiendo, los 20 millones de dólares, que había lanzado. -¡Pero, como
dice mi psiquiatra, “si tienes que irte, vete con una sonrisa”! ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!
Nabiki y
Akane, mientras trataban de cubrir el evento, vieron como el Guasón, apretando
el botón de su control remoto, activaba unos tanques, ubicados debajo de cada
globo del desfile, y dejaban salir un humo verde, el cual Akane reconoció.
-¡Ese gas, es
venenoso, y está hecho con “Smilex”, un compuesto que, se descubrió, usaba el
Guasón, en sus productos! –dijo Akane, viendo lo que iba a suceder, en cosa de
segundos. -¡Nabiki, debemos hacer algo, y pronto!
-¡Capto tu
idea, hermana, y sé que hacer! –respondió Nabiki, dándole a Akane, las llaves
del auto. -¡Sube al auto, y yo, me encargo de todo!
Mientras Akane
subía al auto, Nabiki sacaba, de la cajuela, una mascarilla “de dentista”, y un
bat de béisbol. Luego, se dirigió hacia los secuaces del Guasón. Acto seguido,
empezó a darles batazos, a todos los que podía, que fueron bien pocos.
En cierto
momento, Nabiki se subió a la tapa del motor de su auto. Akane, asombrada,
dirigió el auto hacia un callejón, y frenó, de improviso. Nabiki, sin poder
evitarlo, salió disparada, y aterrizó sobre un cerro de bolsas de basura, las
cuales estaban llenas de almohadas viejas. Una real lluvia de plumas, cayó
sobre ella, cubriéndola.
Entretanto,
Batman, llegando en su nave, la Batwing, atacaba el carro alegórico, causando
muchos daños, y haciendo volar, a muchos de los secuaces del Guasón. Después,
al ver el gas de “Smilex”, decidió actuar y, usando uno de los muchos aparatos
de la Batwing, atrapó todos los globos, llevándolos fuera de la ciudad, y
dejándolos a merced del viento, para que se los llevara, a donde quisiera.
-¡Mis globos!
–masculló el Guasón, viendo toda aquella operación. -¡Eran mis globos!
Al disiparse
el gas de “Smilex”, mucha gente regresó, a recoger el dinero, que otros dejaron
caer, al irse, espantados. Con lentitud, el Guasón y Sasuke, bajaron del carro.
-¡¡¡¡¡ME QUITÓ
MIS GLOBOS!!!!! –tronó el Guasón, ya molesto. -¿Por qué, nadie me dijo, que él
tenía una de esas… cosas? ¡Sasuke, la pistola, por favor!
Sasuke, sin
decir nada, obedeció. Abrió su chaqueta, sacó su arma, y se le entregó a su
jefa. Sin decir nada, ella jaló el gatillo, alcanzándolo en el pecho, y
matándolo.
-¡Quisiera
estar a solas, por favor! –pidió el Guasón, entregando el arma, a otro de sus
secuaces. -¡Hagan que se vaya, toda ésta gente, tan molesta!
-¡Fuera de
aquí! –gritaban los secuaces del Guasón, disparando al aire. -¡Fuera, fuera!
Con lentitud,
el Guasón caminó por la calle, al tiempo que batman, tras hacer algunas
maniobras aéreas, se dirigía a enfrentarle. En la Batwing, Batman preparaba sus
armas, para atacar al Guasón. Alistó varios misiles, así como las
ametralladoras.
-¡Ven a mí,
infeliz! –retó el Guasón, a Batman. -¡Vamos, ven, trata de darme!
Batman,
siempre silencioso, activó las armas. ¡Y falló! Los disparos de las
ametralladoras, así como los misiles, pasaron muy cerca del Guasón, sin darle.
Al ver eso,
Batman se asombró. ¿Cómo era posible, que hubiera fallado? Su asombro creció
más, cuando observó al Guasón, sacando un arma, con un gran cañón.
-¡¡¡¡¡BANG!!!!!
(Sonido del disparo, hecho por el Guasón).
Ante la
sorpresa de Batman, aquel disparo, pegó en la cabina de la Batwing, causando varios
daños. La nave, envuelta en una densa humareda, se dirigió hacia la calle. Akane,
expectante, se asomó, y llegó a ver como la Batwing, soltando humo, atravesaba la calle para,
finalmente, estrellarse contra las gradas de la Catedral de Ciudad
Gótica.
-¡¡¡¡¡KRA-KA-BOOM!!!!!
(Sonido producido, por la explosión de la Batwing).
Akane, con
cautela, se acercó a los restos de la Batwing, los cuales ardían, y humeaban.
Al acercarse, una lluvia de chispas, la hizo retroceder. Al darse la vuelta,
Akane quedó cara-a-cara con el Guasón, quien
sacó un radio, y habló.
-¡Atención,
chicos, transporte para 2, en la cima de la Catedral de Ciudad Gótica, en 5
minutos, por favor! –dijo el Guasón, segundos antes, de ver hacia arriba.
-¡Corrección, que sea en 10 minutos, por favor!
Tras recibir
respuesta afirmativa, el Guasón aferró, por un brazo, a Akane, y la hizo acompañarle,
al interior de la enorme iglesia. Al mismo tiempo, Batman, algo sacudido,
salía, de entre los restos, de la deshecha Batwing. Viendo lo que pasaba,
siguió al Guasón, y a Akane. La batalla final, iba a empezar, justo ahí, en esa
iglesia.
A mitad del
camino, una idea se le ocurrió al Guasón. Sacando un cuchillo, lo lanzó, como
todo un experto, contra la cuerda que sostenía la enorme campana de la iglesia,
cortándola de un único tajo. La campana, ya liberada, cayó varios pisos,
destruyendo un importante trecho de las viejas gradas. Batman, con gran suerte,
apenas si pudo esquivarla, viendo como iba, en ruta directa, hacia el suelo.
-¡Vamos,
chicos! –ordenaba, en la parte baja de la iglesia, la Comisionada Mariko Konjo,
a sus hombres. -¡Ito, tú y Matsuzaka, irán adelante!
Al ver que sus
hombres, con cierta aprensión, se detenían, la Comisionada supo, sin dudarlo,
que algo andaba mal. Al volver la vista hacia arriba, sólo pudo observar un
enorme objeto que, a gran velocidad, caía de lo más alto.
-¡¡¡¡¡RETROCEDAN!!!!!
–gritó la Comisionada, a sus hombres, segundos antes de que la campana, con un
gran estrépito, y levantando espesas nubes de polvo, cayera al suelo.
“¡Ahora, es obligación de Batman, detener al
Guasón!”, pensó la Comisionada, viendo, otra vez,
hacia arriba. “¡Buena suerte, amigo!”
Avanzando por
las viejas y ruinosas gradas, Akane y el Guasón, seguidos por Batman, llegaron
a la cima, de la vetusta iglesia. Una vez allí, mientras el Guasón le contaba a
Akane, riendo a más no poder, como, dentro de poco, iba a liquidar a Batman
(“¡Ese murciélago apestoso, me hizo lo que soy, y me las va a pagar!”, decía,
una y otra vez), Batman, con algo de dificultad, se encargaba de varios
secuaces del Guasón, los cuales, se notaba a la legua, lo habían estado
esperando, para darle fin.
Finalmente,
Batman logró vencer a los secuaces del Guasón y, sin hacer ruido, se acercó al
sitio, donde el Guasón seguía con su perorata, la cual, a decir verdad,
empezaba a aburrir a Akane. Batman, con sigilo, llegó por detrás del Guasón.
-¡Disculpe,
pero creo que, aquí, es el final de la línea! –dijo Batman, al tiempo que
tocaba, al Guasón, en un hombro. -¡Ya es hora, de pagar!
Un puñetazo de
Batman, derribó al Guasón, quien, luego, quiso darle uno a Batman, en el
estómago, pero no le hizo nada. Batman aferró al Guasón, mirándolo fijamente,
con una mirada de odio infinito.
-¡Te voy a
matar, imitación de payaso! –exclamó Batman, viendo fijo a su enemigo.
-¡¡¡¡¡IDIOTA!!!!!
–rugió el Guasón, ya molesto. -¡Por tu culpa, estoy así!
Batman, no
contestó a ese alegato. Antes bien, le propinó algunos golpes más al Guasón,
quien empezó a retroceder, hacia el borde de la cornisa.
-¡Asesinaste a
mis padres, Kodachi Kuno! –indicó Batman, serio como siempre.
-¿Qué dices?
–preguntó el Guasón, tras escupir un poco de sangre. -¡Vamos, Batman, eras sólo
un niño, cuando liquidé a tus padres! ¿No has olvidado eso?
-¡Yo te hice,
pero tú, me hiciste primero a mí! –masculló Batman, siempre avanzando, hacia su
odiado enemigo. -¡Como te dije, hasta aquí llegaste!
-¿Le pegarías,
a alguien que use lentes? –preguntó el Guasón, sacando un par de lentes, y
poniéndoselos. -¡Nah, no lo creo!
Un nuevo
golpe, fue la respuesta de Batman. El Guasón, al parecer, cayó, pero, al
asomarse Batman y Akane, los jaló a ambos, quedando el Guasón de pie, cerca de
una gárgola, mientras Batman y Akane, colgaban de una cornisa.
-¿Quién ríe al
último, murciélago patético? –se carcajeó el Guasón, parado cerca de la
gárgola, a la cual volteó a ver. -¿Y tú, de qué te ríes? ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJA!
-¡No me quiero
caer! –gritó Akane, viendo hacia abajo. -¡Batman, haz algo!
-¡Tranquila,
señorita Tendo, no se caerá! –contestó Batman, al tiempo que veía acercarse,
cual libélula gigante, el helicóptero del Guasón, que iba a recogerle. -¡Sólo
necesito unos segundos, para terminar con todo esto!
-¡Ya ví a la
jefa, ahí está! –gritó, por entre el ruido del rotor, uno de los secuaces del
Guasón. -¡Vamos a recogerla, para largarnos de aquí!
-¡Voy
enseguida! –dijo el piloto, poniendo rumbo, hacia la cima de la Catedral de Ciudad
Gótica. -¡Mira, ahí está Batman, y hay una mujer! ¡Finalmente, Ciudad Gótica
quedará libre, de ese condenado quiróptero!
Una escalera
plegable, fue lanzada. El Guasón, riendo, la agarró, y empezó a subir.
-¡Nos vemos,
murciélago! –exclamó, empezando a subir. -¡Si sobrevives a la caída, lo cual no
creo que hagas, nos volveremos a ver! ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJA!
-¡No irás, a
ningún lado! –gritó Batman, sacando un aparato lanza-gancho, y activándolo.
-¡Ya me tienes harto, y liberaré a Ciudad Gótica, de tu dichosa presencia!
Un extremo del
gancho, se ató a un tobillo del Guasón. El otro extremo, se ató a la gárgola,
la cual, al ser jalado el Guasón, se arrancó de su sitio, quedando el Guasón, a
mitad de la escalera, con peso extra en un tobillo.
-¡Con esto, no
contaba! –murmuró el Guasón, viendo lo que pasaba. -¡Ayuda, chicos!
-¡Suba!
–gritó, haciendo señas, uno de los secuaces del Guasón, a su jefa. -¡Vamos ya!
-¡Algo pasa,
no puedo elevarme! –indicó el piloto, viendo los instrumentos. -¡Esto, es culpa
de Batman! ¡Murciélago apestoso!
Tras un rato
de forcejear, tirando de un lado para otro, sucedió, lo que debía suceder. El
helicóptero, como piedra lanzada por una honda, salió disparado hacia un
edificio cercano, al tiempo que el Guasón, soltándose y perdiendo pie, caía
hacia la calle. La oscuridad de la noche, sólo fue cortada, por un fogonazo de
humo y fuego, producto de la explosión, que se produjo, por la explosión del
helicóptero. Sobra decir, que sus 2 ocupantes, murieron en la colisión, y de
manera inmediata.
-¡¡¡¡¡AAAAAHHHHH!!!!!
–gritaba el Guasón, mientras caía, justo a su muerte.
En la cima de
la iglesia, Batman, aferrando a Akane, trataba de ayudarla a subir. De pronto,
Akane pisó en falso, cayendo, y llevándose con ella, a Batman.
En mitad del
aire, Batman sacó otro aparato lanza-gancho, y lo activó, salvando su vida, y
la de Akane. Mientras todo esto pasaba, en la calle, la Comisionada, rodeada
de varios de sus oficiales, se acercaba al cadáver del Guasón. El motivo, era
que, aunque ya había muerto, el Guasón seguía riéndose, a carcajadas. Metiendo
la mano, en un bolsillo interno, del saco del Guasón, la Comisionada extrajo,
con sorpresa, una pequeña grabadora de bolsillo, la cual, al parecer, se había
activado, con la muerte del Guasón. De ahí, salían las carcajadas. Con un
estremecimiento, la Comisionada, la apagó. Algunas horas después, una enorme
multitud de reporteros, entre ellos Nabiki y Akane, estaba reunida frente a la
Jefatura de Policía de Ciudad Gótica. Al parecer, la Comisionada, tenía algo
importante que decirles, a todos.
-¡Hoy, ésta
noche, Ciudad Gótica puede descansar, porque, en un tiempo récord, se logró
capturar a los secuaces del Guasón! –empezó la Comisionada, con voz serena,
aunque no podía disimular, la alegría que sentía. -¡Esto, un gran éxito para
nuestra querida ciudad, no habría sido posible, de no ser por Batman! ¡En
Batman, la policía de Ciudad Gótica, tiene un aliado muy valioso, a no dudarlo!
Akane,
volteando la vista, observó, a cierta distancia, a Wiggins. Sonriendo, le
entregó sus notas a Nabiki, dejando a ésta, más que asombrada.
-¿Pasa algo,
Akane? –preguntó Nabiki, viendo aquello. -¿Ya te vas?
-¡Sí, Nabiki,
ya me voy! –contestó Akane, sonriendo feliz. -¡Por cierto, no me esperes
despierta! ¡Algo me dice, que voy a llegar algo tarde!
Caminando, con
la cabeza erguida, Akane llegó al auto, donde la esperaba Wiggins.
-¡Buenas
noches, Wiggins! –saludó Akane, sonriendo. -¡Bonita noche! ¿Verdad?
-¡Traje
champaña, señorita Tendo! –dijo Wiggins, señalando la botella, puesta en una
cubeta, con hielo. -¡Espero que le guste así, bien fría!
-¡Será genial!
–exclamó Akane, sentándose, y sirviéndose una copa, de la cual bebió, con
lentitud, un trago largo. -¡Gracias, Wiggins!
Mientras Akane
hacía esto, Wiggins subió al auto y, tras ponerse el cinturón de seguridad, lo
activó, y empezó a circular. En la rueda de prensa, Nabiki veía eso, y sonreía.
De pronto, recordó las declaraciones de la Comisionada.
-¡Ahora,
Ciudad Gótica, siempre que lo necesite, puede contar con Batman! –prosiguió la
Comisionada, al tiempo que, de un bolsillo, sacaba un papel, el cual desdobló.
-¡En ésta nota, Batman nos dice: “¡Cuando me necesiten, no duden en llamarme!”!
-¡Una
pregunta, que todos deseamos que sea contestada, Comisionada Konjo! –aventuró
Nabiki, tomando la iniciativa. -¿Cómo lo llamaremos?
Bajando unos
escalones, la Comisionada llegó, ante un enorme aparato.
-¡Batman, nos
dejó esto! –anunció, pasando a activarlo. -¡Señores, la Batiseñal!
Un murmullo
expectante, cundió entre los presentes. Una luz, que representaba un círculo,
con un enorme murciélago, se recortó, contra el cielo de Ciudad Gótica.
-¡El señor
Saotome, le manda a decir, señorita Tendo, que llegará algo tarde! –dijo
Wiggins, con lentitud. -¿Le sorprende eso, eh?
-¿Sabes algo,
Wiggins? –preguntó Akane, tomando otra copa de champaña. -¡De Ranma, ya nada me
sorprende! ¡En serio, Wiggins, nada me sorprende!
Mientras esto
pasaba, Ranma Saotome, en su personalidad de Batman, miraba, desde una cornisa,
la Batiseñal, iluminando el cielo nocturno de Ciudad Gótica. Mientras hacía
eso, se decía que Ciudad Gótica era SU ciudad, y debía protegerla. ¡Y lo haría!
Nota # 1 del autor: Así termina “Batman”.
Nota # 2 del autor: Sigue “Batman vuelve”.
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