Todos
los derechos reservados para la creadora de Ranma ½ Rumiko,
este short está escrito sin fines de lucro.
Akane, La Reina de las Tierras
Amazonas
Por: Z
Con cariño para Iory-Kun
Espero que me haya salido
como me la pediste.
¾ ¡Podrías quedarte quieto!
¾ ¡Si crees que me dejaré
atrapar para que me coloques esa tonta cinta en la muñeca, debes estar
bromeando!
¾ ¡Es sólo un juego, no ves!
Si no dejas que yo te la ponga, te la pondrá otra…
¾ Ah! — Ranma deja de correr
por un instante. —Entiendo. Si querías salir conmigo sólo tenías que pedírmelo
y ya.
¾ ¡No seas estúpido! ¡Quién
quisiera salir contigo! ¡Sólo lo hago por ti! Para ahorrarte la pena de salir
con una de esas locas de las que te la has pasado escapando todo el día.
¾ Pues, no tengo miedo de
salir con una de esas chicas… cualquier cosa sería mejor que salir contigo… —De
pronto sale una chica de un colegio vecino tirándose desde el techo de una casa
para atrapar a Ranma.— ¡Aaaahhhh!— El chico de trenza
la logra esquivar de a milagro.— ¡Pero qué chica tan fea!
De pronto el chico de ojos azul grisáceo recibe un
golpe contundente en la parte de atrás del cuello.
¾ Bueno. —Akane tira el mazo
que de pronto había aparecido en su mano. —Total… tú te lo buscaste.—Toma la
mano del chico inconciente y le amarra la cinta que la chica, que también
estaba desmayada, llevaba en su muñeca con su nombre.—Son tal para cual. Espero
que disfrutes tu velada con… —Mira despectivamente a la chica que estaba en el
suelo. — “Señorita músculos” Adiós Ranma…
***** ---“Adiós Ranma…”---“Adiós Ranma…”--- “Adiós
Ranma…”--- “Adiós Ranma…”--- *****
Todo empezó a alejarse en el silencio para Ranma.
Segundos después…
¾ ¡Rayos! ¡Dónde estoy! ¿Qué
sucedió…? No recuerdo nada… sólo sé que algo me golpeó…
¾ Vaya, amigo. Por fin
despertaste.
Ranma mira para todas partes sin lograr
identificar nada. Tenía que estar lejos del Colegio Furican,
porque ya no escuchaba el sonido de los pasos de las chicas que jugaban en la
cacería al que él había sido forzado a participar por ser un acto benéfico para
recoger fondos para los gastos del baile de graduación. En su lugar se
escuchaban diversos sonidos, como los de una selva salvaje y él yacía acostado
en una cama hecha de retazos de bambú, igual que las paredes de aquella pequeña
estancia.
¾ Vaya golpe el que te diste,
no.? —Señala sonriendo el Dr. Tofú… o alguien
similar, porque no estaba vestido como solía vestirse siempre. Llevaba su pecho
desnudo tapado sólo por algunos collares.
¾ Doctor… qué está pasando?
¾ ¿Doctor? Jajajja… Vaya que te ha afectado el golpe compañero.
“Doctor” Jajajaja… que sentido de humor tienes.—Le
pone un pañuelo mojado en la frente y sigue hablando muy bajito.—Mejor que no
te escuchen diciéndome doctor porque podrían matarnos. Jajajjaja…
Ya sabes el carácter que tiene mi señora…
¾ ¿Qué quiere decir? ¿Usted…
ya se casó doctor…?
¾ “Tofú”
—El doctor mira para todas partes.—Que no se te olvide, Ranma… —Se aclara la
garganta.—Y… sí… claro. Todos lo estamos… —De nuevo mira para todas partes y
dice bajito. — O lo estaremos… Mmm… Yo le digo
“casados” eso de que nos tomen y nos encajeten… como si fuésemos unos chulos…
no me agrada… Pero, Ranma, es como yo digo: “A la mujer a quien sirves hay que
consentirla. Así llegarás a ser el único, aunque hayan otros. El “Único” Ranma.
Así es como hago con Kasumy, mi señora.
Ranma se levanta de un sólo tiro.
¾ ¡De qué rayos me está
hablando, doc!
¾ Shhhh!!!! —El doctor Tofú le hace señas para que haga silencio y haga como si
aún durmiese.
¾ Tofú. —Se escucha una voz
femenina.
¾ Sí mi señora. —El doctor
se levanta y domina con una mirada seductora a una chica de cabello largo
amarrado con unas cuentas rosadas, y un atuendo muy sexy idéntica a Kasumy. La chica se sonrojó, pero justo después de unos
segundos cambió de semblante y miró a el joven acostado en la cama de bambú.
¾ ¿Está mejor?
¾ No demora en recobrarse,
mi señora.
¾ Bien. Cuando lo haga,
súbelo a mi alcoba.
¾ Sí. Lo haré
¾ Parece fuerte. ¿No te
parece a ti?
¾ La verdad, yo lo veo algo
pálido…
La chica lo miró de pronto con ojos de ternura y
se le acercó hasta acorralarlo contra una de las paredes de la estancia.
¾ Tú eres el que más me
gusta. Por eso sigues aquí, conmigo.—Saca una daga y empieza a deslizar la
punta de su filo por el pecho del doctor hasta llega a la parte superior de sus
pantalones, rompiendo la soga que ayudaba a fijarlos a su cintura.—Puedes…
prepararme un baño con espumas… am… —La chica se
calló de pronto, guardó su daga y se alejó del joven doctor.— …es una orden. Se
volvió hacia la puerta y se fue.
Ranma se levantó de inmediato.
¾ Doc… eh… bueno, “Tofú” ¿Qué sucedió?
El doctor estaba como ido. Sin decir una sola
palabra se amarró los pantalones y se acercó a Ranma.
¾ Que no tendré mucho tiempo
para atenderte. Mi señora quiere que le prepare el baño con una fórmula que yo
mismo inventé para ella, la llamo: “Espuma de baño”
¾ ¿Qué quiso decir con eso
de que me subieras a su alcoba?
¾ Vamos. No te hagas. Sabes
lo que significa. Hoy es tu día.
¾ ¡QUÉ! ¡Qué quiere decir
con eso! Esto no puede estarme ocurriendo…
¾ ¿Cómo que no? Ahora eres
de su propiedad. Puede usarte cuantas veces quiera… Y… la verdad es que más te
conviene que le gustes… porque sino… ya te veré en los campos de cultivo…
¾ ¿Qué?
¾ Que eres su esclavo. ¿De
qué otra forma quieres que te lo diga?
¾ Pero… es Kasumy… cómo va a permitir algo así?
¾ Me caes bien, pareces
fuerte, yo mismo te escogí para ella. Créeme. Eres lo mejor que pude hallar
para estas cosas.
Ranma agarra al doctor Tofú
por los collares que llevaba en el cuello.
¾ No entiendo de qué rayos
me hablas pero esto que dices es algo totalmente absurdo!
¾ Nada de absurdo. Mi señora
necesita descendientes fuertes, como lo eres tú, para mantener su linaje. Tú
fuiste casi una ganga, todas creyeron que morirías o que terminarías
disfuncional o algo así… sin embargo yo sabía que podía arreglarte. Ya estás
bien. Entonces le darás a mi señora esa heredera que debe tener...
¾ ¡Y por qué rayos no se la
da usted!
¾ No dije que necesitara una
heredera inteligente. Sólo necesita una fuerte. Eso es todo.
¾ ¡¡¡Qué quiere decir con
eso!!!!
¾ ¡Anda, Ranma! Si no fuera
porque mi señora te ha dado la oportunidad de que te use, en estos momentos
estarías muerto. ¿O es que existe alguna razón por la que preferirías estar
muerto que en la cama con mi señora? —Un breve silencio sacudió el lugar.—No me digas… que… estás enamorado de otra amazona? Jajajjaajjaja… Estás muerto. Sí señor. Es mejor que la
olvides mientras estás con mi señora o… los dos moriremos.
El doctor se prepara para salir del pequeño
cuarto.
¾ ¡Espere! —Grita Ranma.—Y… Akane-chan????
¾ ¡¡¡¡¡SSSSHHHH!!!!! —Pero,
¡Cómo te atreves a pronunciar su nombre de esa forma!
¾ ¿Acaso… no es ella… la
hermana de Kasumy?
¾ ¡Claro que lo es! —Se
acerca y se sienta cerca de Ranma.— Pero a los hombres no se nos es permitido
pronunciar el nombre de la Reina,
ni aunque hayamos compartido su cama…
¾ ¡Qué qué!
—Ranma tira de nuevo del doctor por sus collares.—Qué quiere decir con eso de…
¾ ¿Te gusta la Reina? …No sueñes, amigo…
—Interrumpe la reunión un joven de cabello corto con pinta de samurai y espada
de palo.—La Reina
sólo escoge de entre los mejores esclavos y tiene otra importante exigencia que
tú pronto no llenarás: Ella debe ser la primera… y casi siempre, es la última.
¿Entiendes?
¾ ¡Qué haces aquí, Kuno!
¾ No le hagas caso, Ranma.
Él siempre se jacta de ser el que más tiempo le ha sobrevivido a la Reina. Pero la verdad es que
cada vez que lo llama… — El doctor Tofú se acerca y
susurra al oído de Ranma.—…es para prestárselo a sus amigas…
Ranma quedó pálido como un papel. <<¿Que
Akane... qué?>> Pensaba mientras en sus ojos recrudecía la imagen de una
mujer muy distinta a su bella prometida. <<No, todo esto debe ser un
sueño; o mejor dicho: una pesadilla. Debo despertar. Sí, debo
despertar.>>
Cerca de esa estancia se levantaba la muralla que
alejaba el terreno del palacio con el resto de las tierras de las amazonas. El
imponente muro se erguía monumentalmente como un testigo del insuperable poder
de aquellas guerreras y de su soberanía sobre todos y todas las tierras
conquistadas.
¾ ¿Quieres que te abra las
puertas de la muralla, esclavo?
A Ranma se le acerca una chica de cabello corto
chocolate claro, montada sobre un imponente corcel negro, la cual él identificó
como la segunda del clan Tendo.
¾ Si quisiese salir solamente
lo haría. No necesito de ti. —Respondió Ranma algo enojado.—Qué quieren de mí?
¿Acaso quieren que me disculpe? ¿Por qué todos actúan de esa manera? ¿Qué
hicieron para traerme aquí? Todo esto es una broma de muy mal gusto. No sé cómo
pudieron convencer al doctor Tofú de que los ayudara,
pero no lograrán nada de lo que se proponen, así que puedes ir diciéndole a mi
padre y al Sr. Tendo que salgan de donde quiera que
estén escondidos…
¾ ¿Y tú quien eres? ¿Tienes
nombre?
¾ ¿Cómo que cómo me llamo? Ranma.
Ranma Saotome…
¾ Vaya… “Ranma Saotome” no me imagino de dónde eres, pero me agradas.—La
chica se baja de su corcel y camina coquetamente frente a él.— Pareces nuevo
aquí. ¿Sabes que podría mandarte a matar sólo por la forma en que me miras…?
Pero debo imaginarme que has quedado un poco loco, ya sabes: por las
incoherencias que estás diciendo… Y, por
otro lado… pareces fuerte… y muy sexy… Mmmm… Sólo por
eso te perdonaré la vida… “amor”
¾ ¡Espera! — Ranma da un
paso atrás— ¿Ke… qué es lo que haces?
¾ Me gustas. Te quiero esta
tarde, a las 4:00pm. Pregunta por la princesa Nabiki.
Te estaré esperando…
¾ Pero…
¾ No llegues tarde o no
alcanzarás a ver de nuevo la luz del sol... yo misma me encargaré de ese
detalle “querido…” Aunque sería una lástima… Eres tan…tan… —Toca sus
brazos.—“Varonil” que sería un desperdicio… Pero puedo vivir con eso…
¾ ¡Espera, Nabiki!
La chica se voltea agresivamente hacia él sacando
una espada con cada mano e inmovilizando a Ranma con ellas.
¾ ¡Insolente! ¡Cómo te
atreves a llamarme de esa manera!
¾ Eh… este… <<Rayos,
qué hago>> Vaya que te ves linda cuando te enojas…
¾ ¿Ah?
¾ Sólo te iba a decir que a
las 4:00pm estaré allí… si mi señora me lo permite…
Nabiki baja la guardia.
¾ ¿Tu señora? Ahm. Ya veo.—Lo vuelve a observar de pies a cabeza.— Mmmm… Estoy de guardia hasta las 3:00pm. En cuanto salga
buscaré a tu ama y te compraré… Creo que vas a valer cada moneda que ofrezca… Mmmm… Sí… eso creo. Ya lo veremos esta tarde. Ranma Saotome…
<<Definitivamente este lugar es para
dementes>> Piensa el chico de la trenza, que logra quitarse a tiempo
antes de ser envestido por una espada de palo.
¾ ¡Pero cómo te has atrevido
a metértele por los ojos a mi princesa!
¾ Espera, Kuno… —dice Ranma
evadiendo los zarpasos de la espada.—Ella…
¾ Ella es una noble y
hermosa princesa que me ama con locura…
¾ ¿No dijiste que Aka… la reina era tu señora?
¾ Todos saben que la princesa
Nabiki me manda a buscar a mí. La hermosa reina sólo
le hace el favor a su hermana porque sabe que yo soy el único que la hago
feliz. Pero sé que la bella reina no le cede mis favores a la princesa, porque
realmente no puede desprenderse de mí… yo soy irresistible también para ella… ¡Oh, pobres! Dos hermanas disputando mi amor…
Ranma le estrella la espada en la cabeza.
¾ Ya cállate…
De pronto los interrumpe una tercera persona que
venía corriendo desde la estancia de los esclavos del palacio.
¾ ¡Ranma! ¡Cómo se te ocurre
perderte así! Mi señora quiere que subas en una hora a su alcoba.—Aparece el
Dr. Tofú con una docena de guerreros esclavos
también. —Ya saben, chicos, llévenselo…
Minutos más tarde, un fuerte grito de terror
sacudió el viejo baño de esclavos.
¾ ¡Agua fría! ¡Se lo advertí
doctor! ¡Rayos! ¡Ya no aguanto más! ¡Debo salir de aquí!—Se escucha la voz
femenina de Ranko mientras el doctor lo miraba
horrorizado...
¾ ¡No! —Logró articular el
Dr. Tofú mientras cubría la silueta de una hermosa
pelirroja.—Si la ven salir de este lugar así… ¡Ah! Si la ven aquí conmigo… de
esa forma… ¡Van a matarme! Será lo último que sabré de mi amada princesa Kasumy…
¾ Ande, doctor. Ya le dije
que soy un hombre, no una amazona… —El doctor se viró y quedó a un palmo de los
pechos de Ranko. —Bueno… puedo explicarlo…
El doctor se sienta sobre el borde de la bañera.
Se notaba muy decepcionado.
¾ Y yo te escogí… —Se quita
los lentes y se limpia los ojos.—Esperaba que… una vez mi amada… bueno, mejor
dicho: mi ama, quedase embarazada, ella y yo… pues… Bueno, fue sólo un sueño…
Antes de que acabe el día habré muerto, sin haber escuchado esas dos palabras
de sus labios…
¾ <<Vaya, no sabía que
la amara tanto.>> Pensé que sólo estaba con ella porque…
¾ Ellas no me atraparon como
a ti. Yo me dejé atrapar. No había algo más hermoso en el mundo que ella: la
princesa Kasumy, Ranma… deberías verla, es una diva…
¾ Es que usted no
entiende... Ud. la ama, pero yo… no. Bueno, no es que
no sea bonita… pero… Estoy comprometido…
¾ Vamos, Ranma, olvídate de
eso… Es historia. Ahora eres un esclavo… Anda, no es tan malo, podrás vivir
bien, comer bien y estar cerca de la corte y la reina…
¾ Ya no me interesa la
reina. No tengo porqué quedarme.
Un estruendo se escucha al otro lado de la puerta.
¾ Quién anda allí. —Preguntó
uno de los esclavos que aguardaba afuera.
Los estucos abren la puerta de un golpe para ver a
un Ranma empapado de agua caliente.
¾ Tengo la solución Ranma.
¾ ¿Sí?
El doctor Tofú lo
conduce hasta un lago escondido, de aguas termales y una vez llegado allí lo
empuja adentro.
¾ Date prisa. Este lugar
sólo lo conocen las amazonas… Es más…Te espero afuera.
¾ ¡Rayos, doctor! ¿No era
que iba a ayudarme a salir del problema?
¾ Claro. Si atiendes a tu
cita todo se resolverá
¾ ¡Sabe a lo que me refiero!
¾ Ni idea.
El doctor sale del lugar
mientras el chico de trenza pensaba en la forma de escapar de aquella
pesadilla.
<<Esto es lo más humillante que he pasado en
mi vida. No entiendo qué rayos está pasando, pero ni crean que voy a dejar que
me usen como si fuese un… ¡Rayos! ¡Ranma Saotome no
le pertenece a nadie! No me importa si el doctor Tofú
está tan loco como para seguir este juego… ¡Está decidido, me voy! Aunque…
Akane…>> En su mente se hizo un breve silencio. <<¡Bah! No me importa lo que haga… al fin y al cabo… ¡Rayos…
Akane-Chan… cómo te metes en esto…!>>
Un sonido sacó al joven de ojos azul grisáceo de
su concentración. De inmediato Ranma se zambulle en el agua del estanque y
bucea hacia el centro del lago para
ocultarse tras una enorme piedra que había allí. Al tiempo se desliza hacia un
lado de la piedra para ver de lo que se trataba. Una persona emerge en la orilla del lago. Su
silueta mostraba el hermoso detalle del cuerpo femenino, como lo habría
observado el más curioso de los escultores renacentistas del occidente.
<<Akane-Chan>>
Llevaba el cabello largo, muy bien recogido y su
mirada era triste y soñadora. De pronto el chico sintió un enorme deseo de
consolarla, seguido por un pensamiento de ira por lo enojado que se sentía en
su condición. Recordó que él para ella no era nada, sólo un desconocido en ese
mundo distorsionado. Y decepcionado pensó que esa extraña soledad que mostraban
sus ojos sólo era mentira… rodeada de tantos pretendientes… o, mejor dicho:
amantes, no podía sentirse como él se sentía… sin ella. La siguió con la mirada
por unos instantes más, habiendo decidido una vez más en marcharse de allí,
cuando la ve zambullirse de nuevo. Le extraño no verla emerger en la orilla,
como antes; al contrario, llegó a salir después de muchos segundos, en la parte
más onda del lago.
¾ ¡Auxilio! — Se llegó a
escuchar casi ahogada la voz de la diva, mientras parecía ser absorbida hacia
el fondo.
<<¿Auxilio dijo? ¡Rayos! ¿Acaso Akane aún no
ha aprendido a nadar?>> Sin pensarlo dos veces se dirigió hacia donde la
chica había desaparecido y se sumergió al instante. Cubrió su cuerpo desnudo
con la camisa que llevaba.
¾ Akane…, Akane-Chan…
Sus brazos rodeaban el cuerpo de la diva
intentando darle calor. <<Kuno tenía razón,
es hermosa, no entiendo cómo no me di
cuenta de lo bella que eres, Akane>> El joven guerrero la abrazó con más
fuerza.
¾ Sólo no mueras, por favor…
Sólo… no mueras…
Poco a poco el calor de los brazos de Ranma fue
entrando en su cuerpo y ella fue recuperando el conocimiento.
¾ Vamos, mi amor… reacciona…
Sus ojos fueron abriéndose para encontrarse con la
mirada de Ranma quien de inmediato la soltó.
¾ ¿Quién eres?
—Preguntó con una voz apacible. — ¿Qué
pasó?
Ranma recordó enseguida en el mundo en que vivía,
pero esta vez se sentía confundido. Jamás se hubiera creído que llamara así a
Akane, ni que hubiese sentido de la forma en que se sintió cuando ella estaba
entre sus brazos. Pero esta era otra realidad. La realidad de las amazonas.
¾ Casi mueres.
¾ ¿Y… tú me salvaste? —Akane
descubre su atuendo. — ¿Esto es tuyo?
¾ Sólo deja que me vaya y
haremos como si no hubiese sucedido nada. Nadie nos ha visto.
¾ No. Te lo devolveré.
—Akane empieza a desabrocharse la camisa con que Ranma la había cubierto.
¾ ¡No!
¾ ¿No qué?
¾ Lo siento, “Señora”, pero
es mejor que me vaya. Haga lo que quiera con ella a mí no me hace falta.
¾ ¿Es que no sabes quién
soy?
¾ Sí. Lo sé. —Dice el chico
con aires de decepción. —Y yo soy propiedad de otra amazona.—Añade algo
enojado.
¾ Soy la reina. —Replica
Akane con aires de soberbia. —Todo lo que hay en este reino es mío.
¾ Pues. Se te ve muy bien
esa camisa, que la disfrutes, Akane-Chan. — Añade
Ranma para luego irse.
¾ ¡Eres un insolente…!
¡Espera, a dónde crees que vas! —Akane lo detiene. — Acaso no sabes que existe
un ritual en el que todos los esclavos nuevos tienen que ser presentados ante
mí… si yo quiero pasan a ser posesión
mía y si se oponen terminarán en los campos de…
¾ No me digas que me
encontraste interesante, Akane. ¿Vas a elegirme? Eso quiere decir que te gusto?
¾ A ti no te debe importar
si me gustas o no, tengo derecho por ley a poseerte.
¾ De seguro que los campos
de cultivo tienen mucho más atractivo que formar parte de la colección de una
reina caprichosa…
¾ ¡Cómo te atreves…! Muchos
han muerto por menos que eso…
Ranma la miró por unos cuantos segundos. Era
verdad, Akane lucía mucho más madura que como él la recordaba. Sabía que no
debía mirarla por mucho tiempo o ella comprendería la verdad…
¾ Entonces quedamos a mano.
El joven desapareció entre el vapor y las piedras
que había en el estanque.
Saliendo del lago, un joven de trenza caminaba
observando una vez más la muralla que debía cruzar para ser libre, sin
encontrarle ninguna debilidad, cuando siente que su cuerpo es inmovilizado por
el lazo de una amazona.
¾ Aquí está. Lo vi espiando a la reina en el estanque.—Dijo amarrándolo con
más fuerza y amordazándolo.
¾ Espera. Éste no es el
nuevo esclavo de la princesa Kasumy? Yo misma
participé de la subasta. Hay que ver que dormido se veía bien, pero despierto…
¾ No-no. Si es de la princesa,
entonces habrá que devolverlo.
¾ Anda. Divirtámonos un
rato, de seguro que no lo notará.
¾ No creo que haya sido
presentado a la reina. Mejor no nos metamos en problemas. Sabes como son ellas
con sus cosas. Si se entera es capaz de matarnos, sólo para tomarnos de
ejemplo.
¾ Vaya… ni modo…
El joven Saotome es
llevado a la habitación de Kasumy y entregado en sus
manos. Una vez cerrada la puerta del dormitorio. Una amable sonrisa vistió los
labios de la hermosa guerrera.
¾ Te ves tan raro con eso.
Déjame ayudarte a que te lo quites...
Kasumy empezó a desamarrar a
Ranma sin dejar de sonreír, parecía darle mucha gracia verlo envuelto como una
oruga de la cintura hasta el cuello. Hasta ese momento la mayor de las Tendo parecía la misma dulce y amable chica que él conocía.
¾ ¿Y qué tal? ¿Ahora te
sientes mejor?
¾ Kasumy… ¡Digo! “Prince…”
¾ No te preocupes por esas
formalidades, Ranma. Anda. Ponte cómodo por favor.
¾ Dónde… —Después de decir
eso el guerrero se arrepintió. El único lugar libre que había en la habitación
era justo esa enorme cama vestida con sábanas satinadas.—Kasumy,
quisiera decirte que…
No hubo momento para explicaciones. Cuando menos
lo esperaba Kasumy lo había conducido hacia la cama y
antes de que él reaccionara lo estaba besando como nadie nunca lo había besado
jamás.
¾ ¡No, espera! —Reaccionó
por fin, levantándose del lecho.—Akane…
¾ ¿Akane? ¿Anda, Ranma, qué
esperabas cuando te mandé llamar?
¾ Yo… yo…
Kasumy se sonrió de nuevo.
¾ Vamos. Pensaste que tú y
yo… Eh… —Kasumy se sonrojó de momento. —Ranma… nada va
a pasar entre tú y yo si Akane no ha dado su consentimiento…—Volvió a sonreír.
— Ya sabes, no tenemos hijas con cualquiera, por más atractivo que sea… Besarse
no tiene nada de malo… —Argumenta inocentemente.
¾ Entonces, para qué me
mandaste llamar?
¾ ¿Querías tener sexo
conmigo?
¾ ¿Ah? Eh… este… claro… eres
una chica muy linda…
¿En serio te parece? —Dice sonriente Kasumy. —Hace poco no parecía…
Ranma se sonrojó.
¾ Lo que pasa es que
prefiero conocer primero a la chica…
¾ Pero qué lindo! Eres mi
tipo Ranma. Estaré feliz de que mis hijas lleven algo de ti. ¡Por lo menos
podré contarles algo bonito de su padre!
¾ ¿Podré contarle? Ah!
Verdad. Luego de tenerlas me matarás.
¾ Y qué divertido eres!
—Añade sonriendo. —Tendré que tener cuidado o puedo enamorarme de ti… Jajajajaja… Y claro que no te mataré, yo no soy como Akane,
mi hermana es muy anticuada con respecto a los sacrificios…
¾ ¿Y por qué los mata?
¾ Eso no te lo puedo decir
Ranma-Kun. Es un secreto real. Ven acércate.
¾ Mmmm… —El guerrero Saotome empieza a revisar con la mirada todo lo que había
en aquella habitación, dándose tiempo para pensar en algo. —Kasumy-Chan…
¾ Uy, nadie me había llamado
así… excepto…
¾ El doctor Tofú.
¾ ¿Qué dices? —Kasumy se asombró de la respuesta de Ranma e inmediatamente
cambió su expresión, sacó dócilmente dos dagas que le servían de peinetas y
tomó una pose defensiva con ellas. —Eso que dijiste te costará la vida… Tan
sólo insinuar que una princesa amazona pueda permitir que un esclavo ordinario
la llame así…
¾ Espera, Kasumy… Sabes que él no es como cualquier esclavo… Sé que
lo sabes.
La princesa amazona se sonroja un poco y
desconcertada mueve sus dagas en posición de ataque.
¾ ¿Él te dijo todo esto,
verdad? Esto… me obliga a terminar con su vida… Y tú. Vas a quedarte en la
mazmorra hasta que me hayas dado una descendiente.
La mayor de las Tendo
manda a llamar a su esclavo. Mientras se para frente a la única puerta de la
habitación. Con ojos tristes y sin dejar de vigilar del todo a Ranma.
<<Rayos, Ranma, qué dijiste>> Se
reprocha el guerrero.
¾ Debí haberlo eliminado
hace mucho… ¿Se lo ha dicho a todos, verdad? Pronto lo sabrá todas las chicas…
¾ No. Lo oculta muy bien.
¾ ¿Qué más te ha dicho?
¾ No me tiene que decir
nada, Akane y yo siempre lo hemos sabido.
¾ ¡¿Akane?! Eso no puede
ser… Lo hubiese eliminado desde hace mucho tiempo.
¾ Sí, tienes razón. Tal vez
en este mundo no… pero, Kasumy… porqué no olvidas lo
que he dicho… eso fue algo tonto… es que de donde vengo eso es natural… Si no
quieres hacerlo, será nuestro secreto. ¿Para qué lastimarlo?
¾ ¿Qué dices?
¾ ¿Quién lo sabrá? ¿Quién se
imaginaría que te gusta cocinar? ¿Que siempre has sido como una madre para
Akane porque ella no pudo conocer a la suya? <<Espero que eso no haya
cambiado>> Sé lo amable que te gusta ser con los demás...
¾ ¿Cómo puedes saber todo
eso?
¾ <<Es verdad, cómo lo
sé, aquí nadie lo entendería>> Porque puedo leer tus ojos. ..
¾ ¡Vete!
¾ Qué?
¾ ¡Vete de aquí! —Dijo Kasumy confundida. —Yo te llamaré cuando vayamos a realizar
el rito.
Ranma sale del aposento de la princesa al momento
en que ve venir al Doctor Tofú, quien a penas lo mira
y luego toca la puerta suavemente, casi como si fuera un rito para que Kasumy supiese que se trataba de él.
El joven Saotome camina
de prisa por el laberinto que formaba el pasillo del palacio, cuando apenas logra
ver una mano que lo empuja hacia el interior de otro dormitorio y luego, sin
permitirle reaccionar, lo tira haciéndolo caer en la cama.
¾ Pero qué tenemos aquí… Si
se trata de Ranma Saotome. El nuevo esclavo de mi
hermana Kasumy… Y dime, Ranma, ¿vienes de su
dormitorio, no?
¾ Nabiki Tendo.
¿Qué quieres de mí?
¾ Estás en mi cuarto,
acostado en mi cama… Mmmm… no lo sé, qué crees tú?
La chica se acerca reduciendo al roce el espacio
entre su víctima y ella.
¾ Me fue difícil saber quién
era tu dueña. —Le toca los labios con sus dedos. —Me jugaste sucio, ah? Eso me
gustó. Le dio un carácter especial a mi afición por ti. Jmm…
Hay que ver, Ranma Saotome, parece que tú despiertas
los más bajos instintos de las hermanas Tendo. No me
imagino que pasaría entre tú y Akane si ella te llegara a conocer… De seguro te
acapararía del todo. Después de todo es la reina, no? Así que Kasumy supo jugar bien sus cartas, dejando a un lado
completamente el ritual… Y dime, querido Ranma, qué tal es mi hermana mayor
para el amor???
<<¿Para el amor?>> Piensa Ranma,
<<Nabiki piensa que Kasumy
y yo…>>
¾ ¿Qué te parece si te doy
algo para que compares? —Insiste ella.
¾ Eres muy hermosa Nabiki… Pero vengo algo cansado… ¿Entiendes?
¾ ¡Ah!
¾ Tú lo has dicho… mi señora
es “toda una princesa”…
La mediana de las Tendo se enoja y se levanta.
¾ Vamos, Ranma, yo esperaba
algo diferente contigo. No quiero algo formal. No espero hijas ni nada por el
estilo. Sólo, algo distinto. Sé lo que hizo Kasumy,
te usó para luego meterte en el lecho de la Reina como si fueras casto. Así no sabrá que te
llamó a su lecho sin haber hecho el rito… Jah! ¿No lo
entiendes, Ranma? Si quiere mi silencio, va a tener que aceptar que yo también
juegue un poco contigo. Así que, espero que Kasumy no
haya utilizado todas tus fuerzas, amor, porque siempre obtengo lo que quiero. Y
te quiero a ti hoy… o, mejor dicho: ahora!
Ranma se para de un solo brinco.
¾ Pues tendrás que esperar,
princesa. Si de verdad quieres algo que valga la pena tanto esfuerzo. —La besó
en los labios rápido y bruscamente. —Adiós.
Las puertas pasaban a su lado por el corredor,
mientras se alejaba lo más que podía de aquella habitación. << ¡Pero qué
rayos le pasa!>> Pensaba, cuando llegó sin saber cómo a un lugar muy
distinto de los que había visitado. Tenía el aspecto de un dojo,
pero equipado también con múltiples artefactos de lucha. Unos gritos se
escuchaban que provenían de su interior.
El joven de coleta trenzada entró al lugar con mucho cuidado para que no
lo vieran. Dentro del dojo sólo había una persona. Una
joven de cabello largo, amarrado a la altura de sus hombros. Sus grandes ojos
negros parecían odiar cada artefacto que se le atravesaba en el camino por la
forma en que los miraba antes de destrozarlo con una patada o un golpe de
brazo. Ranma nunca se hubiera imaginado que Akane hubiese adelantado tanto así
con las artes marciales. Vestía su acostumbrada ropa de práctica y llevaba una
cinta en la cabeza para el sudor.
¾ Podrías salir de allí. Ya
te vi. No es lícito observar a la
Reina mientras entrena.
¾ Yo sólo pasaba. Creo que
me perdí.
¾ Te has perdido demasiado
últimamente, no?
La chica se acerca y antes de que Ranma
reaccionara lo tenía contra la pared usando una llave que lo inmovilizaba.
¾ Dime qué haces aquí o te
romperé el cuello.
¾ Ya te dije que me perdí?
—Responde Ranma entrecortadamente por la falta de oxígeno por causa de la
llave.
¾ Y cómo sé que dices la
verdad?
¾ Tendrás que confiar en mí.
¾ ¿En un hombre???? Por qué tendría que hacerlo? ¿Porque me
salvaste la vida?
Ranma se ayudó de uno de sus movimientos e
invirtió la llave de tal forma que ella que ella quedó contra la pared y él, a
su espalda, le susurró al oído.
¾ Porque… te… —Se arrepintió
de lo que iba a decir. —Bueno, si no quieres confiar en mí no lo hagas…
La soltó de un solo tirón e intentó desaparecer,
cuando una daga pegó a un centímetro de su mano.
¾ Alto allí. La próxima va a
ser justo en la mitad de tu espalda. No suelo fallar.
Akane llamó a sus guardias y en unos segundos todo
el lugar estaba atestado de amazonas. El joven fue conducido hacia la mazmorra
principal.
¾ Jajjaja… ¿A ti también te
mandaron para acá? —Quién lo iba a decir.
¾ ¿Rioga?
¿Eres tú?
¾ Sí, querido amigo. Los dos
últimos sobrevivientes de nuestra aldea: Unidos por el destino para pelear a
muerte por ser la próxima víctima de la más hermosa mujer que ha existido en la
historia.
¾ Anda, no exageres.
¾ ¿Me vas a decir que no
sientes nada por la reina?
¾ No me interesa, eso es
todo.
¾ Jajajajja…Sé que es una broma… Pero
ni sueñes, Ranma Saotome. Por estar unos minutos con
ese encanto de mujer, bien podré derramar la sangre del guerrero que salvó a mi
padre, el monarca, de tantas conquistas amazónicas… Tómalo como el pago por
haber permitido que esta vez arrasaran con la aldea y nos atraparan.
¾ Vaya, pero que generoso.
—Ranma mira a su alrededor, las paredes de ladrillo eran húmedas y frías, el
olor desabrido de la muerte se podía sentir por todas partes. — ¿Para eso nos
trajeron aquí?
¾ Me trajeron, Ranma, no lo
olvides, tú eres una simple prueba para que demuestre que mi calidad como guerrero
sólo se compara con mi calidad como rey. Esa amazona me adorará cuando acabe
contigo. Jejejejeje… —Rioga
comienza a alucinar con una Akane rendida a sus pies y empieza a sangrarle la
nariz.
El joven Saótome arregla un poco el heno que estaba esparcido en el
piso para recostarse sobre él.
¾ Vaya… Ya me habían hablado
de los pocos pretendientes que le restaban, pero ¿escogerte a ti? …debe estar
desesperada.
¾ ¡Qué dices! Saotome, recuerda que estás hablando con el hijo del rey de
tu aldea… O… mejor dicho, ahora que mi padre no está soy el rey… Si no fuera
por estas paredes…—Rioga las golpea repetidamente, con
la frustración de no poderse librar de ellas.
Los dos jóvenes fueron interrumpidos por las
escoltas reales.
¾ ¡Levántense para recibir a
su alteza! —Las chicas los empujan con unas varas.
¾ Prepárate “P-chan”. —Susurra Ranma a Rioga—Viene
tu novia.
¾ ¡Cállate Saotome o nos volverán polvo!
¾ No pensé que le tuvieras
tanto miedo a unas mujeres.
¾ ¿Quién te dijo que son
mujeres? Míralas bien, Saotome, tienen la forma de
una diva pero muchas por dentro parece como si no tuviesen alma.
¾ ¡Silencio! —Se escucha la
voz de Akane. — ¿Y ahora qué dices, guerrero? ¿Ahora que has visto mi poder
quieres pelear por ser mi esclavo personal?
¾ ¿Así que por eso me
mandaste para acá? ¿Tan desesperada estás por tener algo conmigo?
La escolta de la reina golpeó a Ranma de
improviso, siendo detenida por el guerrero al segundo golpe.
¾ ¡Yo me encargo! —Argumentó
Akane en el momento en que vio que la guardia de la cárcel y la otra amazona
que estaba de escolta se pusieron en pose de ataque. Luego de unos segundos de
silencio, la reina se volteó para irse. —Llévenlo a mi alcoba.
¾ Pero Señora… —Replicó una
de ellas.
¾ ¡Desde cuándo su Reina
debe dar detalles o explicaciones sobre lo que ha de hacer! ¡He dado una orden!
¡Y me encargaré personalmente de aquella que quiera contradecirme! ¡Está
claro?! ¡Lleven de inmediato a este esclavo a mis aposentos.—Mira a Ranma con
desprecio.—Le enseñaré a respetar a la reina de las amazonas…
Una sola noche en la recámara de la reina… una
noche bajo el mismo techo de Akane… Ranma observaba detenidamente la decoración
del dormitorio de la reina. Desde que había despertado aquella mañana para ver
que todo su mundo había cambiado, nada le había importado tanto como comprender
lo que significaba Akane para él, la Akane que él recordaba.
Una puerta se abrió violentamente. Ranma no se
inmutó siquiera. Escuchó el sonido de algunas armas tiradas en una esquina de
la alcoba. Segundos después, una voz casi dulce rompió el silencio que lo
envolvía.
¾ ¿Me odias, no es así?
De pronto sintió como aquella barrera de hielo que
se posaba entre ellos se desvanecía… Recordó cuando encontró a Akane sobre la
copa de un árbol escondiendo ese tonto bigote que le había salido al haber
tomado la comida del anciano Haposai por error.
Entonces la sintió tan frágil.
¾ No te odio. —Contestó con
el mismo gajo de ternura que ella había empleado.
La chica camina lentamente hacia él y lo abraza
descansando su cabeza contra su espalda. Sus brazos sobre sus brazos cruzados
lo amarraban suavemente contra su cuerpo, fue inevitable notar que estaba
llorando…
¾ Ranma. Por favor…
—Suplicó. — No te vuelvas.
Pero el joven guerrero se volteó aún y a pesar de
todo. Levantó su mirada y la observó, parecía estar tan indefensa entre sus
brazos.
¾ Te oí en el lago. —Continuó Akane.
¾ ¿Qué? ¿Qué oíste?
¾ Escuché cuando me dijiste
que me amabas.
Un largo silencio se formó entre los dos.
¾ ¿Entonces… fue mentira?
—La reina esperó unos segundos y luego prosiguió. —Aún así, no me dejes de
abrazar.
¾ Akane, yo…
¾ Sshhh… No digas nada… Sólo
hazme creer que me quieres un poco… aunque sea sólo un momento... Estoy cansada
de que me mientan, Ranma… estoy tan cansada de escuchar palabras vacías…
Ranma siente cómo la diva va dejándose vencer en
contra su pecho y la toma en sus brazos, la lleva a la cama y la recuesta en
ella.
¾ Ven. Quédate junto a mí
esta noche. —Insiste su antigua prometida tomando una de sus manos entre las
suyas.
Ranma sentía un poderoso deseo de besarla; de
sentir el calor de su cuerpo junto al suyo, decirle lo que ella realmente
significaba para él, como siempre había deseado hacerlo…
¾ Eh… No, mejor no.
¾ Entonces… sólo recuéstate
a mi lado, hasta que me quede dormida… Te prometo que no te molestaré…
¾ No olvide el detalle de
que soy esclavo de su hermana, mi señora Akane… —Susurra Ranma en su defensa.
—Lo más justo es que ella sepa… — El joven guerrero notó lo frágil que Akane
lucía en ese momento. Parecía otra. No llegaba a comprender qué había ocurrido
entre el momento en que ella había visitado la cárcel y el momento en que entró
por esa puerta.
¾ Sí. —Suspira profundo.
—Se lo diré mañana, ahora sólo…
¾ ¿Sólo…? —Esperó respuesta
pero evidentemente la reina se había quedado completamente dormida. —Akane…
Akane-Chan…
El joven Saotome se tomó
unos momentos para contemplarla. Su figura se acentuaba con la ropa atrevida
que las amazonas solían usar. Nunca imaginó ver a su prometida vestida así,
como no se imaginó que algún día se vería obligado a rechazar a Akane porque…
la deseara tanto… o mejor dicho: que se vería obligado a rechazar a Akane
porque la deseara tanto antes de casarse con ella.
¾ Ranma… —Akane lo llamó
mientras dormía. —Ranma, dónde estás???
¾ Estoy… aquí, no me he ido
todavía… —Susurró mientras la miraba.
La chica, que parecía haber empezado a tener un
mal sueño, volvió a la tranquilidad.
¾ No te vayas aún…
¾ Pero…
De pronto, un ruido fuerte se escuchó al otro lado
de la puerta. Se escuchaban voces femeninas discutiendo y de un solo golpe la
puerta se abrió. Ranma se incorporó de inmediato tirando sin querer una bandeja
con algunas frutas y un vaso con agua. Un segundo después el guerrero supo de
quienes se trataba.
¾ Pensé que Akane estaba
sola… ¿Podrías salir un momento? No necesitamos escolta. Nosotras cuidaremos de
ella. Sal y cerciórate de que nadie se acerque a escuchar. —Advirtió Kasumy a la pelirroja.
¾ Claro. —Respondió Ranko con tranquilidad.
Ranma, que se había convertido accidentalmente en Ranko, salió y esperó en la puerta. Las voces de las hermanas
Tendo, aunque algo bajas, eran suficientemente claras
como para que él escuchara sin ninguna dificultad.
¾ ¡Que raro, no?!
¾ ¿Qué cosa, Nabiki?
¾ Hace un rato creí oír a
una de las chicas que estaba en la reunión que Akane tenía una cita esperándola
en su alcoba.
¾ Sí? De seguro lo despidió
por esta noche. La pobre debe estar tan cansada… Yo iba a traerle a un esclavo
nuevo hoy, para el rito de consentimiento, pero luego de asistir a esa reunión
entendí que no era el momento adecuado.
¾ Del esclavo hablamos luego…
Debemos despertar a Akane… Ella debe saber lo que pensamos de todo.
Kasumy se acercó a su lecho y la
llamó con una dulce voz, pero aún así la reina se despertó exaltada, revisó con
la mirada cada rincón de su habitación como buscando algo…
¾ ¿Qué pasa Akane? —Preguntó
Nabiki.
¾ ¿No había nadie cuando
entraron?
¾ Ah! ¿Te refieres a la
escolta? Está afuera. Le pedimos que saliera un momento. —Nabiki
se sienta en la cama.
¾ ¿Escolta? —Akane se
levanta de un solo salto, su semblante había cambiado radicalmente, saca una
daga de entre su pequeña falda y se acerca a la puerta abriéndola de un solo
jalón. No había nadie en el pasillo; absolutamente nadie. — ¿Están seguras de
que vieron a una chica?
¾ Tenía una ropa extraña…
pero definitivamente era una chica. —Señala Kasumy
sonriendo. —¿Por qué, Akane? ¿Invitaste a alguien más? ¿O esperabas a uno de
los esclavos?
¾ No… —Responde Akane
extrañada y cambia inmediatamente de tema. — ¿Qué pasó? Pensé que la reunión se
había acabado.
¾ He estado hablando con Kasumy del caso… y… Akane…
¾ Ya sé lo que van a decir…
—Dice la reina con ojos tristes.
Mientras, al otro lado de la puerta, una joven de
cabello rojo se suelta del techo interior del pasillo, donde se había escondido
y vuelve a acercarse a la puerta para saber de qué se trataba la reunión entre
las tres hermanas.
¾ Sólo quiero descansar un
poco… —Akane bosteza y se recuesta en la cama. — Sólo necesito un poco de
tranquilidad esta noche… Mañana anunciaré la decisión.
¾ A eso venimos… Akane, no
creerás que las amazonas aceptaremos un tratado como ése, o sí? —Señala Nabiki. —Cómo Ukio dijo, ¡tenemos
nuestras propias reglas, somos amazonas, ese rey no va a venir a imponernos las
suyas!
¾ Es verdad, Akane. —Añade Kasumy. — Yo pienso igual que Nabiki,
que si aceptamos el tratado es como decirle que puede venir a mandar sobre las
Tierras de las Amazonas. Ellos no quieren la paz, no le podemos permitir que…
¾ Ya hemos revisado todas
las opciones, no es así? Los bárbaros no nos han dejado salida…
¾ Sí, al parecer vienen
moviendo su fichas desde hace tiempo, nos han estudiado muy bien… Por lo mismo,
no creo que se queden tranquilos tan sólo con que hagamos lo que nos han
pedido…—Añade la mediana de las Tendo.
¾ Pero esta vez nos tienen
en sus manos, debimos haberlos sacado de esas tierras antes de que ocurriera
todo esto, desde allá pudieron cambiar el cauce de esos ríos. Nos han hecho
perder mucho de las cosechas de nuestras plantaciones más importantes. Pronto
se empezará a sentir el fruto de la escasez… aunque conquistemos otras aldeas
para reabastecernos.
¾ ¿Y qué posibilidades hay
de que cumplan su promesa una vez que nos aliemos a ellos? —Pregunta Kasumy.
¾ Yo sigo pensando que la
mejor alternativa es atacar y conquistar sus tierras. —Insiste Nabiki.
¾ Y cómo lo harás?
Tardaremos mucho tiempo en llevar armamento a los límites de nuestras tierras,
es obvio que ellos lo notarán. Es más, creo que eso es lo que esperan que
hagamos. No creas que ellos se dejarán quitar esas tierras tan fácilmente. Ya
escuchaste a nuestras espías, ellos han armado un gran ejército para cuidar
esas tierras. Sin factor sorpresa, tenemos todas las de perder…
¾ ¿Entonces es verdad que
aceptarás e irás a vivir a ese infierno? —Interrumpe Kasumy.
¾ Eso evitará que ellos
reinen en nuestras tierras.—Contesta Akane.
¾ Akane, pero… ¿qué quieres decir? ¿Acaso
quieres que una de nosotras dos se convierta en la nueva reina y se olvide por
completo de que su hermana está en manos de los bárbaros?
¾ ¿Qué, crees que dejaré que
ellos nos ganen?
¾ ¿Qué harás, matarás al rey
en cuanto duerma? Ellos no bajarán la guardia al menos que vean que te portas
sumisa con el rey. El tratado de paz sólo funcionará si ustedes dos están
juntos. —Nabiki se levanta de la cama y empieza a
caminar por la habitación. —Si pasas esa prueba…
¾ Eso es lo que quiero.
Mientras piensen que tengo la lealtad de las amazonas, bajarán la guardia.
Entonces, una de ustedes dos…
Las dos hermanas de Akane se quedaron atónitas
escuchando el plan.
¾ Entonces… ¿quieres que…
¾ …dirijamos un ataque en
ese momento?
¾ Eso hará parecer todo como
si te hubiéramos olvidado…
¾ …tal vez nunca podamos
recuperarte.
La hermosa emperatriz vuelve a acomodarse en su
cama.
¾ Sí, lo sé. Pero yo sabré
que están bien.
¾ Akane… —La llamó la
mediana de las Tendo.
¾ Mejor dejémosla dormir…
hoy ha sido un día muy largo para todas.
¾ Pero… Mmm…
Está bien. Yo también estoy cansada. —De pronto la mediana de las Tendo se detiene y mira a su hermana mayor. —Ah! Y…
¿Recuerdas la presentación de tu nuevo esclavo a la reina?
¾ ¿Qué hay con eso?
La mediana de las Tendo
le entrega una camisa a Kasumy.
¾ Creo que ya no va a ser
falta. Parece que la Reina
misma se presentó… y a juzgar por el estado de la camisa y por el lugar donde
la encontré, tal vez se lo quede… Total, es el primero que sobrevive a la
primera noche con ella.
¾ ¿Tú crees que estuvo aquí?
¿y… crees que hicieron algo???
¾ ¿Para qué otra cosa lo
traería? Mmm… qué lástima y a mí que me agradaba…
Esperaba que me lo prestaras o me lo vendieras antes de que la reina se
encaprichara con él…
Ranma despertó cuando aún no amanecía. Los pasillos
del castillo estaban vacíos y fríos. No había nada que Ranma deseara más que la
libertad así que se veía obligado a caminar por los solitarios pasadizos. Pero
no todos dormían. Había dos guardias en cada salida y varias más hacían rondas
por el húmedo patio que antecedía la gran muralla de la fortaleza.
¾ ¿Piensas escapar? ¿por qué
tanto afán?
El joven de la trenza se vuelve rápidamente hacía
de donde provenía la voz…
¾ ¿Akan…?
¾ “Akane”. Que raro que te
atrevas a pronunciar mi nombre… ¿No te han enseñado que no debes hacerlo?
¾ Vaya majestad, pensé que
dormiría hasta tarde.
La reina se cubre del viento frío con una capa, su
cabello era hermoso, aunque Ranma ya se había acostumbrado a su cabello corto
como lo traía siempre cuando caminaba junto a él por las calles de Nerima hacia el Colegio Fúrican;
sus ojos lo miraban de una forma distinta a la de siempre, se veía más segura
pero a la vez vulnerable; pero él sabía que esa mirada escondía su verdadera
destreza en las artes marciales, la que él había visto en práctica cuando llegó
por accidente al cuarto donde entrenaba.
¾¿Por qué me miras así?
¾ ¿Eh? ¿Y cómo… te… miro?
¾ Como si estuvieras
enamorado de mí. —Responde la reina.
¾ Yo… Eh… —Ranma la observa
por un segundo y se enoja por encontrarse pensando en algo así. — Jah! Cómo habría de… —La volvió a mirar a los ojos y de
pronto sintió que no podía pronunciar aquellas palabras. — ¿Por qué dices… algo así?
En ese instante Akane le besa en los labios con
tanta dulzura que él llegó a pensar por un instante que era su primera vez.
Ella pasó sus manos por sus mejillas, estaban frías y temblorosas… quizás por
lo frío que estaba el amanecer.
De pronto se escucha una voz por el pasillo, en
cuestión de segundos la menor de las Tendo había
desaparecido de la misma manera en que había llegado. Los primeros rayos de sol
habían entrado por las pequeñas ranuras que servían de ventanas en el palacio y
unas trompetas habían empezado a sonar. Ranma apenas pudo reaccionar, se ocultó
de prisa y vio pasar a dos guerreras.
¾ Hoy es el día. Nuestra
reina ya debe haber tomado una decisión.
¾ Dicen que aceptará.
¾ No esperaba menos de la
reina… No me gustaría estar en su lugar, esos bárbaros usan a las mujeres como
sus esclavas… ¿Puedes imaginarlo???
¾ Pero yo estoy segura que
todas nosotras estamos deseosas de que nos den un motivo para sacarle los ojos a
todos… Con gusto defendería a la reina con mi vida…
Las dos amazonas salieron del palacio mientras
terminaban de ceñirse las armas al cinturón. Las horas pasaron sin que el
guerrero Saotome lograra definir del todo qué era lo
que estaba pasando, no entendía porqué la reina jugaba con él… ni porqué no le
era indiferente nada de lo que hacía ella; por primera vez se encontró deseando
que todo volviera a ser como antes entre ellos; deseaba que volviera a ser su
prometida.
¾ ¡Ranma! —Gritó el doctor Tofú luego de haberlo estado llamando por mucho tiempo.
¾ ¿Ah? —El guerrero volvió a
la realidad.
¾ ¿Qué te sucede? ¿Te
sientes mal? —El doctor empieza a examinarlo.
¾ No, Doc…
estoy bien.
¾ Pues, Ranma… Mmmm… Parece que estás bien.
¾ Sí. Eso le decía.
El doctor trae dos platos de comida y le presenta
uno al guerrero.
¾ Verás Ranma… Necesito
hablar contigo… —El Dr. se asegura de que nadie los oía. — Eh… cómo podría
decírtelo… Mmm… Bueno… —Ve una vez más para todos
lados y luego se pone muy serio. —Supe lo que pasó ayer entre mi señora y tú…
¾ ¡No! ¡No! ¡En serio! ¡No
pasó nada! Se lo aseguro…
¾ ¡Shhhh!
¡Cállate Ranma! —El Dr. vuelve a ver para todas partes. —Mira. La princesa Nabiki lo comentó esta mañana a la reina y algunas otras
amazonas lo escucharon…
¾ ¡Qué quiere decir???!
Espere… no habrá dicho que Kasumy y yo…
<<¡Rayos! ¿Qué estará pensando Akane…?>>
¾ Ranma. Solamente quiero
decirte que te lo agradezco…
¾ Pero… yo sólo lo dije para
que Nabiki me dejara en paz…—Susurró Ranma. Al
momento, pensando, cayó en cuenta de lo que le decía el Dr.— …Espere… porqué me
lo agradece?
¾ Te agradezco todo lo que
le dijiste a mi señora… y lo que le dijiste a Nabiki,
porque mi señora está esperando una heredera y todos pensarán que es tuya…
¾ ¡QUE COSA!
¾ Sabes que ellas sólo
pueden tener herederas con guerreros y yo no soy un guerrero…
¾ ¡Pero eso no es verdad! ¡Akan…!
¾ Shhhh! No digas su nombre. Pero
si temes que la reina te mande a eliminar porque pasaste la noche con ella aún
habiendo pasado primero con su hermana… pues… es muy probable… ningún esclavo a
estado con ella habiendo dormido con alguien más en su vida.
¾ Yo no dormí con Kasumy…
¾ Ranma. —Llamó una voz
dulce y angelical desde la puerta de la estancia. Se trataba de la mayor de las
Tendo. —¿Vas a decirle… a Akane… la verdad?
¾ Pero…
El doctor se levantó y salió del lugar para hacer
guardia en la puerta.
¾ ¿Te gusta Akane, verdad?
¾ ¿Ah?
¾ Lo sé porque reconocí a la
pelirroja. Tofú me contó sobre cómo te transformas
con agua fría y había agua regada cerca de donde dormía Akane. Ella estaba
dormida, por lo que supe que estuviste en su habitación sólo porque querías.
¾ Ella me lo ordenó. Olvidas
que soy un esclavo?
¾ No lo olvido, Ranma. Pero
sé que no harías algo que no quieres. Lo supe ayer, en mi cama. No te preocupes
por mí, Ranma. Ve y dile la verdad antes de que pierdas esa oportunidad... De
todas formas las cosas entre Tofú y yo no serían
posibles…
¾ Pero, Akane… es la… Igual
no le interesaría…
¾ Sólo piensa en esto,
Ranma…: Eres el único hombre que ha pasado la noche con ella y lo ha podido
contar, lo hayan o no lo hayan hecho… —Kasumy se
levanta y camina hacia la puerta. — ¿Entiendes?
No pasó mucho tiempo desde que el guerrero Saótome abandonó la humilde estancia de los esclavos y
logró burlar la guardia real para llegar hasta el dojo
donde él suponía que debía estar la reina. Conocía lo suficiente a su prometida
como para saber que la Reina estaría allí rompiendo alguna cosa.
Poco antes de que él llegara, una hermosa joven de
largo cabello castaño, que llevaba en su espalda una enorme paleta de hacer pancakes, entró a el recinto de entrenamiento cubriéndose
de los escombros que saltaban de las cosas que rompía la reina mientras
“practicaba”, destrozando en pedazos los de mayor tamaño con una impresionante
rapidez.
¾ ¡Upps!
Lo siento Ukio. No te había visto.
¾ No hay problema, Akane.
¾ ¿Qué venías a hacer,
vienes a practicar o quieres hablar conmigo?
¾ Mmmm… la verdad venía a
pedirte algo, pero… creo que este no es el mejor momento.
Akane se tira sobre una banqueta.
¾ No te preocupes, Ukio, igual tengo que descansar, he estado aquí toda la
mañana.
¾ Mmmm… ¿y qué es lo que te
molesta tanto? ¿El problema que tenemos con los bárbaros?
¾ No… Bueno… sí, eso me
disgusta; pero…
¾ Bueno, yo no estoy en tu
lugar y aún así me molesta mucho…
¾ Y, ¿para qué me querías?
¾ Ya te dije que no era algo
realmente importante… es sólo que… ayer me tocó la guardia nocturna en las
celdas de esclavos y… —Ukio se sonrojó. — creo que me
sobrepasé un poco con uno… verás… parece que es tuyo… y… bueno… eh… ¡No vayas a
pensar que le hice algo, pero…! Este… quería saber si te agrada… o si de
pronto…
¾ ¿Te refieres a el que se
convierte en cerdo?
¾ ¡Sí! ¡No es tierno! Si se
está volviendo pesado sólo le hechas agua y ya tienes una mascota… Además, de
pronto te lo puedes llevar a una batalla; no hace mucho bulto un cerdito negro,
no crees? Es realmente compacto para una líder como yo… así no pasaré tantas
noches sola… Ya me gustaría que por lo menos tres de mis esclavos tengan esa
maldición…
¾ Anda, si tanto te gusta
quédatelo. A mí no me sirve. La verdad creo que los hombres son sólo un mal
irremediable sobre este mundo, qué bien que sólo tengamos que soportarlos un
rato...
¾ Vaya… pero qué te
hicieron??? Ya te pareces a esas mujeres que tienen la absurda regla de casarse
con uno solo. Bueno, no importa. Entonces lo mandaré llamar para el ritual.
¾ Sí. Como tú digas.
¾ Y, si no te importa,
mientras viene voy a cambiarme de ropa. No quiero que me vea con el mismo
uniforme con que me vio esta madrugada.
La general Ukio salió lo
más rápido que pudo de la sala de entrenamiento para artes marciales. Poco
después la bella reina reanudó su entrenamiento.
¾ ¡Esto es lo que te
mereces! —Akane revienta en pedazos un bloque relleno. —Claro… “Ya te pareces a
esas mujeres que tienen la absurda regla de casarse con un solo hombre” Yyyyahhh!!! Ahora me haces parecer “absurda” delante de mis
subordinadas!!! ¡Te odio, Ranma Saótome! Eres… eres…
¾ ¿Qué soy?
La reina amazona vuelve su rostro hacia el esclavo
de coleta trenzada. Su mirada reflejaba un sentimiento distinto al que él había
llegado a ver en ella la noche pasada, era fría e irritada.
¾ Así que te atreves a
venir. —La reina deja a un lado los escombros y camina hacia el guerrero con
mirada desafiante. —Creíste que podías venir a burlarte de mí.
¾ ¡Espera! Yo no me he
burlado de nadie.
¾ Pues ni creas que me
importa, eres un simple esclavo con el que pasar una noche, ni creas que te iba
a proponer matrimonio o algo así.
¾ ¡No sé porqué estás tan
molesta. Siempre supiste que Kasumy era mi señora,
era obvio lo que me iba a pedir, no!
¾ ¿Y tú corriendo vas y se
lo das, no es así? De seguro que a ella no se lo negaste, o sí Ranma?
¾ No seas tonta… ella y yo…
apenas y…
¾ ¡No me tienes que dar los
detalles! ¡Ya te dije que me tiene sin cuidado! Además: ¡CÓMO TE ATREVES A
HABLARLE A LA REINA ASÍ!
¾ ¿Si es así entonces por
qué armas este alboroto?
¾ ¡No me importa! ¡Acuéstate
con quien te venga en gana!
En ese momento la puerta se abre y entra un joven
de pañoleta amarilla.
¾ ¿Me llamaba, alteza?
La menor de las Tendo
apenas y lo mira cuando…
¾ Sí. —Se le acerca y lo
besa. —Quiero que me aguardes en mi habitación, Rioga
Hibiki, hijo del derrocado Monarca de la Tribu Hibiki.
¾ Cl…claro… —El joven Hibiki apenas salía de su ensueño cuando siente un golpe
contundente que lo deja por completo en el suelo.
¾ ¡No seas tan descarado, Rioga! —Le grita Ranma a su ex monarca.
¾ ¡Ranma! —Grita Akane, pero
inmediatamente ve a Rioga levantarse del suelo de un
solo salto.
¾ ¡Cómo te atreves a
golpearme, Saotome! Acaso no ves que la reina ya
eligió y me eligió fue a mí, no a ti...
¾ ¡Eres un tonto!
¾ ¡Esperen! ¡Deténganse!
—Grita con decisión la monarca. La puerta de la estancia se abre y entran un
puñado de guardias.
¾ ¿Está bien su
alteza?—Gritan las guerreras mientras neutralizan a los dos esclavos con sus
armas.
Akane mira con frialdad a Ranma y luego da una
orden.
¾ Llévense a ese esclavo a
mi dormitorio.—Señála a Rioga.—
Yo me arreglaré con éste.
¾ ¡Sí señora!
¾ Adiós Ranma. —Se despide Rioga con de forma irónica.
El guerrero Saótome se
dispone a salir del dojo cuando es alcanzado por
Akane quien sigue viéndolo de la misma forma fría y despectiva.
¾ No vayas a olvidar con
quien estás tratando.
¾ Nunca lo olvido, Akane Tendo.
¾ No vuelvas a llamarme así.
Sabes que soy la reina…
¾ Para mí eres sólo una niña
caprichosa, ni el rastro de la persona que conocí… me queda muy claro ahora.
¾ ¿A qué te refieres? No soy
yo quien anda jugando con una y con otra, teniendo niños por allí…
¾ ¿Entonces… me vas a decir
que te importa? ¿Acaso yo tengo algo que no tengan tus otros amantes?
¾ No seas ridículo Ranma…
¾ No soy yo quien está
haciendo el ridículo llevando a Rioga a mi cama.
¾ No entiendo de qué me
hablas. Sabes que eres un esclavo solamente, no tengo que darte explicaciones
sobre lo que hago o no con mis esclavos.
¾ Entonces déjame en paz.
¾ ¿Ah?
¾ Yo no te he pedido nada.
Total, si es por tus leyes, mi señora es Kasumy, no?
—Un breve silencio penetró en el lugar. — Aunque…, ayer llegué a pensar que…
Supongo que me equivoqué…
El guerrero Saótome
terminó de atravesar la sala de entrenamiento y salió de la estancia.
¾ ¡Espera, Ranma…! —Los
gritos de Akane no fueron escuchados más.
Minutos más tarde la puerta se abrió.
¾ ¿Akane? —Entró la amazona
con más rango militar en la tribu. Vestida tan exóticamente que no parecía la
misma.
¾ Ukio…
¾ Qué raro, ¿no ha llegado
mi nuevo esclavo?
La reina decayó ante la mirada de su mejor amiga.
Se veía tan frágil que Ukio se vio obligada a echarle
llave a la puerta.
¾ ¿Pero qué te pasa?
¾ No me hagas caso… —La
reina enjuga algunas lágrimas que habían empañado sus ojos. —Es que… es que… se
me acabaron los troncos para romper… y…
¾ No, no, no… yo sé lo que
te pasa. Son esos estúpidos bárbaros los que te tienen así. Uyyy!!!
¡Me siento tan impotente! Mírame, tú sacrificándote por la tribu aceptando a
ese grotesco rey por esposo y yo pensando en pasar una tarde divertida con un
esclavo… Uggghh! Lo siento Akane, no sé que me pasa…
Volveré a mi cuarto, me pondré de nuevo mi uniforme y citaré a reunión a la
jefe de estrategias…
¾ No. No hagas nada… Ya
pasó, ves? Además Nabiki no está en el palacio hoy.
—Akane sonríe y vuelve a poner su mirada risueña. —Ve, descansa, diviértete. Te
necesito relajada para mañana. —Le entrega unas llaves. —Toma.
¾ Pero, Akane… estas son las
llaves de la recámara real…
¾ Era una sorpresa. Allí
nadie los molestará.
¾ ¿Y… qué harás mientras?
¾ Seguiré entrenando. Pero
esta vez cerraré las puertas, si no te incomoda, necesito pensar en algunas
cosas…
¾ Entiendo. —Ukio sonríe. — Gracias Akane.
Tiempo después, cerca de allí el joven Saótome camina con las manos en los bolsillos y pateando
todo lo que encontraba a su paso. <<Entiendo que éste es otro mundo,
Akane-Chan…por eso eres tan distinta…>> Ranma
suspira y sigue pensando. <<Ya no tengo nada que hacer aquí… Akane-Chan>> El guerrero recordaba el momento en que fueron
presentados en la casa Tendo… <<Debí decírtelo
desde hace mucho tiempo, Akane-Chan, ahora no valdría
nada decirte lo que siento por ti; me imagino que todos tus amantes te lo
habrán dicho alguna vez… ahora me siento tan tonto por quererte así…>>
¾ Ranma…
El joven Saótome se
volteó para encontrarse con su antigua prometida.
¾ ¿Vienes a burlarte de mí
contándome lo bien que te fue con Rioga Hibiki? Te deseo la mejor de las suertes para que quedes
esperando de un guerrero fuerte y ágil como debe ser el hijo de un monarca. Por
mi lado, espero que recuerdes que tengo obligaciones que cumplir con mi dueña,
o no se dice así?
Akane se acercó despacio, sin dejarlo de mirar
tomó sus manos conduciéndolas hacia su espalda y posó sus labios sobre los
suyos.
¾ Aka…Akane… espera…
Poco a poco lo fue conduciendo hacia una pequeña
estancia cercana y oculta que sólo ella conocía en el palacio. Una vez adentro
lo estrechó contra una pared sin dejar de besarlo. Sus manos acariciaban la
espalda del chico mientras se dejaba llevar. Ranma pudo sentir la timidez del
cuerpo de Akane cuando percibía sus manos. Temía no ser mejor amante que el
resto de los esclavos con que su antigua prometida había estado. El solo pensar
lo que estaba sintiendo en ese momento besando a Akane Tendo,
lo hacía sentir como un pervertido, pero al percibir la timidez del cuerpo de
Akane fue olvidando poco a poco esos detalles y fue notando que lo mismo
sucedía con ella…
El guerrero se dio cuenta que había pasado tanto
tiempo ocultando lo que sentía por ella, que no había notado lo hermosa que era
y cuánto habían crecido sus sentimientos hacia ella… Por un momento Akane se
separó de él. Él abrió sus ojos esperando el balde de agua fría que siempre
sucedía luego de que él se hubiese excedido un poco, pero se encontró con unos
ojos distintos a los que había dejado en aquel dojo.
La reina lo miraba profundamente; los dos seguían todavía abrazados cuando oyó
caer al suelo la correa que ceñía las armas de la chica. Con un movimiento dulce
la menor de las Tendo toma nuevamente una de las
manos de Ranma, mientras lo empujaba hacia la pared posterior a ella. La mano
del chico fue guiada a recorrer la silueta de su cuerpo, lentamente hasta
volver su cintura y terminar sobre su pecho. El cuerpo de Akane temblaba
mientras la mano del guerrero bajaba explorando, como una caricia, su abdomen
descubierto. Los dedos del guerrero Saótome se arriesgaron a pasar por dentro del corpiño de la
pequeña falda amazónica, Akane ahogó un suspiro y volvió a abrir sus ojos para
mirar los de su amante, deseaba que no se detuviera, pero la diminuta falda no
permitía que el guerrero prosiguiera, así que fue soltándola poco a poco a
medida que Ranma avanzaba hasta el lugar más íntimo, mientras ceñía el cuerpo de
la amazona contra el de él volviéndola a besar. Las manos del joven de trenza
por fin habían encontrado su lugar sobre las caderas de la diva. Mientras sus
cuerpos permanecían casi pegados uno contra el otro y Akane descubría cada
palmo del cuerpo de su amante por debajo de aquella molestosa camisa. Desde
poco más abajo de su cintura hasta sus hombros, con un movimiento delicado que
poco a poco fue deshaciéndose de su camisa y del suéter negro que llevaba y
acariciándolo, deteniéndose sólo para desatar el cinturón que estrechaba sus
pantalones para luego seguir bajando hasta poco antes de su muslo.
¾ Akane… yo creo que tú…
¾ No te detengas, Ranma…
—Interrumpe la diva soltando el nudo que ajustaba la parte de arriba de su
atuendo, dejando entrever sus blancos senos.
El guerrero Saótome
levanta del suelo su camisa y luego estrecha chica entre sus brazos; cerrando
sus ojos para besarla de nuevo cubre la espalda desnuda de la reina con ella y
la conduce hacia una vieja mesa que lucía solitaria en el pequeño lugar. Sobre
ella estaba la menor de las Tendo, sentada, cubierta
parcialmente sólo por una pequeña falda entreabierta. Por unos pequeños
segundos los dos se detuvieron, la mirada Akane se debatía entre la pasión que
sentía y algo de temor a la vez. Ranma por su lado parecía debatirse entre el
amor que sentía por ella y el temor de lastimarla, cuando de pronto las manos
de Akane tocaron las mejillas de Ranma y condujeron su rostro hasta sus labios.
Sus cuerpos poco a poco fueron encontrándose y fueron eliminando todo lo que
los separaba. Cedieron ante el contacto uno del cuerpo del otro. Sentir su piel
contra la suya despertaba aún más la inquietud de amarse sin ninguna
restricción, olvidándose del mundo que los rodeaba.
El corazón del guerrero latía con fuerza sintiendo
el cuerpo de la hermosa Akane estremecerse con cada contacto, él también se
estremecía; había llegado al punto en que tenerla era lo que más deseaba en el
mundo y sabía que ella deseaba lo mismo. Podía sentir su cuerpo estrecho
abriéndose al suyo, entregándose, mientras su amante lo estrechaba con más
fuerza. Hasta que un pequeño gemido de dolor lo estremeció.
¾ No, no te… detengas.
—Exclamó ella entre sollozos.
¾ Pero… Akane…
¾ Sigue, Ranma, no te
detengas ahora…—Akane lo mira con ternura. El joven vaciló por un instante. —
¿Me amas… no es así? —Akane volvió tocar sus mejillas con sus manos y condujo
sus labios hacia sus labios.
Sus cuerpos estaban unidos y se quemaban ante la
sensación de la primera entrega. Akane sentía todo su cuerpo vibrar y podía
sentir también el cuerpo de su amante vibrando y su corazón palpitando a la par
con el suyo, hasta que una sensación mucho mayor la invadió por completo
alterando todos sus sentidos en unos segundos, sabía que Ranma había sentido lo
mismo.
Sus cuerpos permanecieron unidos durante un tiempo
más después de que todas las sensaciones habían cesado, luego se separaron
lentamente.
¾ ¿Por qué no me lo habías
dicho? —Preguntó Ranma.
¾ Porque nadie debía
saberlo. No quería que fuera con cualquiera.
¾ ¿Y por qué conmigo?
¾ Eso no te lo puedo decir.
—La chica se encogió en su pecho. —Mucho menos ahora Ranma. Prefiero que
pienses que estoy desquiciada o algo loca, o que soy una tonta o…
¾ ¿Prefieres eso a que crea
que me amas?
La chica se sonrojó.
¾ Siento mucho haber manchado
tu camisa. —Akane advierte en Ranma, algo de melancolía. —Lo siento, no sabía
que la querías tanto. La mandaré a lavar y quedará como nueva.
¾ No es eso. —Responde sin
dejar de mirarla de aquella forma. —Es que siempre pensé que nuestra primera
vez sería distinta.
Akane lo abrazó con más fuerza.
¾ Ranma, no vayas a soltarme
aún. —El chico sintió unas gotas cálidas que se resbalaban por sus costillas.
—Quédate conmigo un rato más. Quiero sentirte junto a mí así como estás.
Ranma ya había perdido la noción del tiempo que
había pasado en aquella pequeña habitación. Sólo sabía que la menor de las Tendo aún estaba abrazada a su cuerpo. Un frío invernal
empezó a colarse por las pequeñas grietas que ventilaban aquel cuarto.
<<Ya pronto caerá la noche>> Dedujo el guerrero
y acarició con la mirada el cuerpo desnudo de la diva. De pronto se escuchó un
estruendoso sonido de trompetas que sacó a la pareja de su letargo. Akane tomó
cuenta del tiempo.
¾
¡Oh, no! ¡Ya no queda
tiempo! ¡Lo había olvidado! —la chica se levantó de prisa y empezó a vestirse.
—Ranma, debes irte. ¡Las trompetas están sonando! Todos los hombres del
castillo deben regresar cuanto antes a los aposentos de esclav…
de los hombres.
¾
¿Qué está sucediendo?
¾
No te lo puedo explicar… —Akane se sonrojó.—Deben estarme
buscando… y yo que necesito un baño… —Susurró apenada.
Ranma se colocó frente a
Akane quien no lo dejaba de mirar con ternura, pero se escuchó la segunda
llamada de trompeta.
¾
Ranma… es mejor que te vayas, cuando suene por tercera
vez estarán por iniciar la inspección en el dormitorio de esclavos… —Señaló
Akane preocupada y luego corrió hacia una de las paredes del lugar y abrió una
puerta secreta.
La chica se detiene y se
voltea antes de entrar por el pasadizo. Su mirada estaba llena de melancolía y
preocupación. Se quedó viendo los ojos del guerrero por unos segundos y luego
dibujó una sonrisa de ternura en sus labios.
¾
¿Te volveré… a ver?
¾
Akane… —Se escucha nuevamente las trompetas.—Hay cosas
que quisiera…
¾
Ven esta noche — Akane se apresura a decir—… si
quieres... cuando todas duerman.
¾
¿Por qué?
¾
Porque… no quiero que nadie sepa… lo que siento por
ti.
La diva sale corriendo por
el angosto pasillo, cuando se escucha la tercera llamada.
<<¡Rayos! Si corro
por el pasadizo que el doctor Tofú me enseñó, no
llegaré a tiempo!>> Piensa Ranma quien sale por la entrada secreta
principal, corre hacia uno de los bebederos y se echa agua para pasar
desapercibido entre las guardias amazónicas. Como Ranko,
Ranma se sentía más seguro al caminar por los pasillos del palacio.
Había andado algunos pocos
metros cuando escuchó un número plural de soldados acercándose. Le extrañó
escuchar voces masculinas retumbando en aquellas paredes de piedra. Pocos
segundos después los logró ver frente a frente. Su aspecto era áspero y
grosero; sus barbas estaban tan descuidadas que parecían que algo se les había
quedado atrapado entre tanto pelo y hubiera muerto intentando salir; su
descuidado aspecto los hacía ver como unos enormes animales malhumorados que
buscaban algo para descargar su ira. De pronto, el deseo de saber qué hacían
esas bestias en el palacio fue haciéndole olvidar que debía regresar antes de
que notaran su ausencia en la estancia de esclavos. Esos colosos no le habían
dado buena espina.
¾
¡Qué haces aquí! —Una voz conocida lo sacudió de sus
pensamientos.
¾
¡Kodashi! Eh…
¾
¿Quién eres y qué haces aquí? ¿Por qué no estás con
las otras en la sala de reuniones?
¾
Soy Ranma… digo, Ranko. Ranko Saótome y… —Ranko mira de reojo con malicia a los mongoles.—Venía a
ver…
¾
Entiendo, Ranko Saótome. Viniste a ver en qué podías ayudar, pero Kodashi Tatewaki lo tiene todo
bajo control así que te puedes retirar. Jojojojojo…
—Saca su listón de Gimnasia Rítmica de Combate y se va seguido de todo un
escuadrón.
<<Así que hay una
reunión de amazonas y estos trogloditas deben ser sus huéspedes… ya veo porqué
recogieron a los esclavos, no quieren que sepan que hay hombres libres en el
palacio… Digo, si a esos se les puedes puede considerar “hombres” parecen más
bien neandertales…>> Algo llamó la atención de Ranko mientras
caminaba por los pasillos. Era una fila de hermosas mujeres armadas, mínimamente vestidas, que cuidaban de un lado y el otro de
unas puertas. La pelirroja siguió caminando intentando no mirar a los ojos a
ninguna y mantener su vista lejos de los lugares en donde no debía mirar.
<<¿hora sí… me estoy volviendo pervertido o qué?>>
“No estoy de acuerdo!, ¡Yo
tampoco!, ¡Ni yo!” Se escuchaban gritos de muchas mujeres protestando por algo,
al momento en que Ranko penetró en el salón atestado
de amazonas. Allí la volvió a ver. Podría decirse que en ese instante la vio
mucho más bella que nunca, su corazón se estremeció tan sólo al percibir su
mirada. El mágico momento fue deshecho al escuchar que alguien tras ella abría
la puerta de golpe. Una vez más vio la imagen grotesca de uno de esos guerreros
que había dejado atrás. Akane llamó la atención de la guardia para que bajaran
las armas.
¾
¡Sólo les dimos hasta hoy para decidir! ¡Queremos una
respuesta! ¡Si es afirmativa, la reina partirá a primera hora de mañana hacia
nuestros campamentos y nosotros nos iremos de inmediato de este mugriento
lugar, destruiremos la represa que hemos puesto en los ríos que alimentan sus
tierras y mantendremos la paz entre nuestras tribus! ¡De no acceder nos quedaremos
con su agua hasta que sus fuentes se sequen! ¡Ese es el trato!
Las palabras del mongol
alteraron a todas las presentes. Pero fueron persuadidas por su reina a
mantener la calma.
¾
¿Qué quiere decir con eso? —Una sola voz se alzó en el
salón.— ¿Qué van a hacer con la reina?
¾
Jajajjajajjaa…
Miren lo que tenemos aquí. Una amazona pelirroja rebelde. —Menospreció el
mongol.—Siempre dije que el rey debió pedir también una esposa amazona para
cada uno de sus generales. Jajajjaja… tú serías la
mía… —Abrazó a Ranko el cual se deshizo del abrazo
bruscamente. (Golpe Saótome)
¾
¡No lo voy a permitir! —Añade Ranko
dirigiéndose esta vez a Akane.—¡Como se te ocurre aceptar un tratado así!
¡Acaso crees que “Barba sucia” (Refiriéndose al mongol) va a cumplir esa
estúpida promesa!
¾
Vaya, pero que valiente es, no te parece?.—Sonrió Kasumy.
¾
Muy valiente o muy tonta. —Miraba Nabiki
asombrada.
Una hora más tarde, en las
mazmorras.
¾
¡Levántate, viene la reina! —Anuncia una de las
carceleras.
¾
Vaya. Ya era hora.
¾
¿Quién eres? —Pregunta Akane al mismo tiempo que hace
señas para que las dejaran solas.
¾
Mi nombre es Ranko.
¾
¿Ranko? Ah, ya. No eres una
amazona, o sí? ¿Por qué me parece que te conozco de algún lado?
¾
¿Qué te hace pensar que no soy de tu tribu…?
¾
Nadie de mi tribu se atrevería a desafiarme de la
manera en que lo hiciste.
¾
Ah, vaya… ¿Y qué esperabas? ¿Acaso pretendes seguirle
el juego a esos tontos?
¾
¡Ese es mí problema!
¾
¡No! ¡No lo es!
¾
¡Qué quieres decir! ¿Acaso crees que le debo dar
explicaciones a una súbdita como tú?
¾
¿Y qué hay con Ranma? ¿Acaso a él no le debes una
explicación? ¿O es que sólo fue un juguete tuyo como algo que se te antoja y
nada más?
¾
¡Cómo te atreves! ¡y cómo es que sabes sobre Ranma! …
Ranma… es… un esclavo. ¡Sí, es eso, un esclavo!
¾
¡Oh, vaya! ¡Jamás debí confiar
en ti!
¾
¿Qué?
¾
Digo… Que él no debió confiar en ti.
¾
Mira. No sé quién seas. Ni qué pretendes. Sólo deja en
paz a Ranma…
¾
Es un esclavo, no? Y a una reina no le debe importar…
¾
No me importa. Mañana me casaré con el rey mongol… ese
es mi destino y ni tú ni nadie se interpondrán. Te vas a quedar aquí en este
calabozo hasta que todo termine. Y… Ranma también…
¾
¡Pero es que no entiendes! Ellos no cumplirán. El sólo
pensar en una salida como esa para este
problema es tonto!
¾
¿Estás llamando a tu reina “tonta”?
¾
¡No estás demostrando lo contrario!
Ranko
siente sacudirse el mundo con una cachetada inesperada de Akane.
¾
¡Guardias! —Llamó Akane.
¾
Es que no entiendes, Akane, entonces tendré que hacer
algo para salvar tu vida…
¾
No necesito que nadie me salve de nada… —La reina ve
ponerse en posición de pelea a la amazona pelirroja.— ¿Vas a retarme?
¾
No me queda de otra. No dejaré que hagas una locura
como esa.
¾
Sabes que no tendré misericordia…
<<¡Rayos… Dónde
aprendió a pelear así! ¡…Es inútil, no
podría hacer nada que pudiera lastimarla… que bobo
soy!>> Ranko evitaba los golpes de la amazona
ágilmente. Pero no contaba con tanta habilidad.
¾
¿Fue suficiente? Por esta vez te voy a perdonar la
vida… Espero que te haya quedado claro quién manda aquí. <<Soy una boba, por qué la estoy dejando ir… No lo entiendo… sólo
siento que no podría hacerle daño… ¡Vaya, creo que lo que siento por ese
esclavo… me está ablandando…! Rayos… Pero qué estoy diciendo: ¿Sentir algo por
un esclavo…? Ufff… ¡Que nadie se entere!>> —La
bella amazona había acorralado a Ranko en una esquina
de la celda, quien a pesar de los golpes no se defendía.
¾
Tienes razón.—Murmura Ranko
desanimada, al momento en que una de las carceleras irrumpe en el lugar
preocupada por los ruidos que se escuchaban producto del enfrentamiento, lo que
distrae momentáneamente a la reina. —Haz lo que te venga en gana.—La pelirroja
intenta apartar a Akane para salir; provocando, por un descuido, que la chica
pierda el equilibrio y caiga irremediablemente.
La impresión de la bella
amazona no se borraba de los ojos de Ranko mientras
la veía caer ante sus pies; por un segundo entendió lo que significaba para una
guerrera como lo era Akane, probar repentinamente lo que ella tomaría como una
derrota… En ese preciso momento empieza a abrirse la puerta que comunicaba a la
celda donde peleaban las amazonas… La decisión de Ranko
fue cuestión de un segundo. La escolta encontró tirada a la pelirroja en el
piso junto a la monarca, fingiendo el dolor de las heridas que su antigua
prometida jamás llegó a hacerle.
¾
Señora… Mi señora… ¿Se encuentra bien? —Abrió la
puerta de la celda e ingresó al lugar. —¿Quiere que termine con ella?
¾
Quiero que te vayas de aquí.—Respondió Akane enojada
mientras se ponía de pie viendo a Ranko revolverse en
el piso supuestamente por el dolor.
¾
Lo siento señora…
La reina miró a la
pelirroja por unos segundos y sin decir una sola palabra limpió la paja de su
largo cabello y sin mirarla salió de la mazmorra.
Poco antes del amanecer,
una silueta se pintó en las paredes de la estancia real.
¾
Pensé que no vendrías. —Señaló Akane al joven de ojos
azul grisáceo, que acababa de entrar por uno de los pasadizos secretos.
¾
No lo iba a hacer…
¾
Ya te enteraste, no?
¾
Parece tonto pero… —El joven camina por la estancia
sin mirar a su antigua prometida a los ojos.—Pensé que algún día te casarías
conmigo…
¾
¿Ah? —Por un momento dudó de su decisión con respecto
a su próximo matrimonio. —Qué… dices,…? —La joven sintió su cuerpo temblar sin
tomar en consideración ni por un instante lo descabellado que era esa
revelación ante ella. Bajó la mirada y se levantó de la cama donde estaba
sentada. —Ranma… —Los ojos del joven Saótome no
disimulaba su decepción. La chica caminó hacia él y se abrazó contra su pecho,
buscando su calor. —Si… las leyes de mi pueblo fuesen otras… y las amazonas se
casaran con quien ellas quisieran…
¡Akane…! —Suspiró Ranma.
—…No lo digas…—Se soltó del abrazo de la reina y caminó por la habitación hasta
llegar al otro lado. —Debí imaginarme que si no me quisieras: te hubieras negado
cuando nuestros padres arreglaron nuestro compromiso…
¾ ¿Ah?
¿De… de qué hablas?
¾
…tal vez lo supe siempre… —Se sonríe sin dejar de mirar un adorno que
había tomado de una repisa.—No…: realmente siempre lo supe… pero me cuesta…
¾
¿Qué te cuesta, Ranma? —La chica se acerca a él y lo
mira a los ojos.
Saotome
coloca sus manos en la cintura de la chica, con algo de timidez. Y le devuelve
la mirada. En cuestión de segundos sus labios se le escaparon hacia ella,
mientras los ojos de ambos se cerraban.
¾
Hay… algo… mal… en esto… —Mencionó susurrando, Ranma,
mientras la dejaba de besar por unos momentos.
¾
Crees que no te quiero. —Susurró Akane mirándole una
vez más a los ojos. —Te… quiero, Ranma… Desde la primera vez que intenté
conquistar tu aldea…
La reina amazona se aleja
de él apenada de haberle confesado lo que sentía.
¾
¿Espera… tú… me conociste antes?
¾
Pensé derrotarte sólo como un reto, me llamó la
atención lo bueno que eras y debía ganarte para demostrarle a mi pueblo que
ninguna chica era mejor que su reina… No supe que eras tú hasta que descubrí tu
secreto… Entonces me alejé de ti lo más que podía… pero… no pude sacarte de mi
mente… Siento haberme obsesionado con tu aldea… Realmente…—Se sonrojó. — te
buscaba a ti… Esas son cosas que una amazona no debe decir…
¾
¿Sabes sobre…?
¾
¿La chica del cabello rojo… la que me ganó en la
mazmorra…? Sé que fuiste tú quien me ganó esta tarde… Según las leyes… debo
casarme contigo…
¾
¡Pero te casarás con ese troglodita…! —Se molesta el
joven guerrero.
¾
Nunca lo entenderías…
El chico la tomó una vez
más por la cintura y la jaló hacia él.
¾
Entiendo que te… te quiero… Akane-Chan.
Y que he sido un torpe por no decírtelo… sentí lo mismo por ti desde que te
conocí… —Todo quedó en silencio por unos momentos. — ¿Y ahora qué harás
conmigo? Destruiste mi aldea, según entiendo, dejaste que Kasumy
me trajese como si fuera un esclavo… luego me dices que me quieres pero que vas
a casarte con “barba sucia”… ¿Qué debo hacer yo? ¿Quedarme en este castillo
para servir de esclavo a tus depravadas amigas… mientras sé que ese troglodita
te puede estar haciendo daño?
Akane lo abrazó y lo besó.
¾
…Mi pueblo…
—Intentó explicar la reina.
¾
¿Y tiene que importarme tu pueblo? Ya lo dijiste: Eres
mi prometida. No aceptaré que me eches a un lado. Pelearé por ti…
¾
No esperaba que lo entendieras. Pero una amazona sabe
cuidarse sola.
¾
Claro. Ya lo sé. —Reprochó Ranma.
La mañana llegó. Ranma
abría los ojos a los primeros rayos de luz que se veía en el horizonte. Una
sensación extraña lo invadió. Era la primera vez que despertaría junto a Akane
y por dentro crecía en deseos de abrazarla… Pero la Reina no estaba allí, sus
cosas tampoco. De pronto, un recuerdo lo asaltó.
¾
¡Rayos! ¡Akane…! —Golpeó con fuerza la cómoda cama
partiéndola en dos. — ¡Esta madrugada me lo prometiste…!
Se levantó de un salto, se
vistió y salió por el pasadizo por donde había entrado a la recámara
de la chica.
¾
¡Lo sabía! ¡No debí confiar en ti…! Ahora eres otra…
pero: …al mismo tiempo la misma… ¡No sé porqué me preocupo tanto por ti! —Se
detiene en seco y exclama enojado. — ¡Rayos! ¡Tú sabes lo que haces! Pero… — Se
sentía como en una encrucijada. — eres “mi Akane” …No puedo dejarte así…
Se queda por un momento
pensando qué hacer…
¾
Vaya… ¡POR QUÉ RAYOS TE METES EN TANTOS PROBLEMAS!
—Abolla la pared de piedra del pasadizo.
*****************
Entre las filas
amazónicas, una chica pelirroja se escabulle hacia una de las tiendas que
habían montado para esperar en los límites de las Tierras Amazónicas, a la
aparición de los delegados del ejército mongol.
¾
¡Aich! ¡Las cosas que tengo
que hacer! ¡Que tonta es Akane! Tal vez sea más fuerte de lo que creí pero
sigue siendo… —La pelirroja se sonroja al recordar algunos detalles de lo que
había pasado la noche anterior… y se dice a sí misma —Ranma… debes mantener tu
objetividad o no lograrás vencer a “barba sucia”
¾ ¿En
qué piensas, Ranma? —Un joven de pañoleta amarilla amarrada en la frente,
interrumpe las meditaciones de la pelirroja.
¾
¿Qué crees? Ukio me trajo
metido en una bolsa de mimbre. Es… realmente vergonzoso. Cree que soy un
objeto, al que le tira agua para luego llevarlo donde se le antoje. ¡Ja! Tú tienes mejor suerte. Cuando quieres te conviertes en
una de ellas... en cambio, yo y… P-Chan…
¾
Vamos, Rioga, no pudo ser
tan malo…
¾
¿Qué dices?
¾
Ukio
es bonita… hacen una bonita pareja…
¾
A decir verdad…
Ukio está bien. Pero su forma de tratarme… las cosas
fueran distintas si ella no pensara que soy un… No sabes cómo se siente eso,
Ranma… Total… es una amazona. No sé porqué me extraña su actitud.
¾
Bueno, si tanto te molesta, puedes escapar durante mi
boda con “Barba Sucia”…
¾
¿A qué te refieres, Ranma? ¿Qué quieres decir con eso?
Pensé que la reina iba a… No vas a unirte a ellas para salvar a la Reina, o sí?
¾
Voy a darle a “Barbita” una lección sobre las
amazonas…
¾
¿Qué quieres decir? ¿Ranma Saotome
va a pelear por la tribu amazónica? Debes estar loco. ¡Han sido nuestras
enemigas por siglos! ¡Y no debes olvidar que insistieron tanto, que terminaron
destruyeron nuestra aldea… Se portaron como una plaga en los últimos meses.
Vencernos se les volvió como una obsesión o algo así…! ¡Nos tomaron como
esclavos! ¿Y ahora pretendes ayudarlas? ¿Qué pudo haberle pasado a el Ranma Saotome que siempre he conocido…?—Rioga
se queda mirándolo por unos momentos.—¡Espera! ¡No me vas a decir que te
enamoraste de una! ¡Rayos, Ranma…!
¾
Ya cállate, Rioga. Si no me
vas a ayudar, entonces…
¾
Será lo último que haga por ti, Ranma.
¾
¿Qué quieres decir?
¾
Sé de una conspiración contra la reina por parte de
los guerreros bárbaros. Lo oí mientras me escondía de la cocinera…
¾
Pensé que no te importaban las amazonas...
¾
Si llevan a cabo la emboscada, es muy probable que le
hagan daño a Ukio…
¾
Ah, ya, P-Chan. Ya entiendo
porqué dejaste que ella te trajera…
¾
Jah-jah. Anda, dime ya tu plan para hacerte pasar por la reina.
Será difícil tener acceso a la tienda de la emperadora.
Mmm… y también hacer que ella deje que tomes su
lugar.
¾
No lo creas… Eso no es problema para Ranma Saótome...
¾
“Ranko” No lo olvides,
Ranma. Nuestra vida vuelve a depender de eso.
¾
No lo he olvidado. <<Sólo espero que Akane me
perdone algún día por lo que voy a hacer…>> Habrá que esperar que salga
de la tienda…
****************************
Una hora después…
¾
Bueno, Rioga: Tu turno.
¾
¡ME REUSO A SALIR VESTIDO ASÍ! ¡Además, quién podría
creer que soy una chica!
Tendrían que estar ciegos…
¾
¡PUES, ALGUIEN TIENE QUE ANUNCIAR QUE PARTIMOS FUERA
DE LOS TERRITORIOS AMAZÓNICOS ANTES DE QUE LLEGUE AKANE! Y créeme, te ves más
femenino que muchas de las amazonas de aquí…
¾
¡ESTE PLAN ES EL MÁS ABSURDO QUE HAS TENIDO EN AÑOS…!
—aunque… pensándolo bien… Mmmm… … ¿Has visto lo bien
que se ve esa reina amazona?
¾
No te ilusiones, P-Chan. ¡A
Akane la dejas tranquila!
¾
¿Qué? ¿Crees que se fijaría en ti? Jajajaja…
¿Preferiría a un estratega en vez de al hijo del rey de una tribu como lo fue
la nuestra? Debes estar bromeando… <<Vaya, con la suerte que tiene Ranma
es capaz de que la reina en verdad se enamore de él… Aunque… pensándolo bien… jajaja… es imposible…>> —Rioga
sale de la tienda de la reina disfrazado de chica. — ¡y yo que pensé que
convertirme en cerdo era lo más humillante que haría en la vida!
El joven de la pañoleta
amarilla mira para todos lados, al salir…
¾
Uglll…
Ranma tenía razón… a mí me luce más el atuendo que a la mayoría de ellas… ¡Pero
qué mujeres más feas!
¾
¿Decías? —Lo interrumpió una de las más bonitas de las
guerreras, escoltas de la reina.
¾
Eh, eh… jijijiji… yo sólo…
decía que…
¾
Vi
lo que hiciste y sé quién eres. — La amazona acerca la punta de su lanza al
rostro de Rioga. —Jajajja…
te maquillaste un poco por aquí… Jajjaja… se te ve
bonito, aunque esté prohibido durante la guardia…
¾
Eh… eh… Sí. Claro…
¾
Pero no te preocupes. No te delataré. —La chica le
guiña un ojo. Espero que tú tampoco le digas a la comandante que me salí de mi
puesto para buscar el cerdito de la general Ukio… —Se
acerca un poco a Rioga.
— A que no sabías que en realidad es un hombre, jijijijii…
—La chica se sonroja.
¾
Bueno… este… me imagino que debes tener cuidado, no
vaya ser que la general te descubra rondando algo de su posesión… Eh… y… ¿me
ayudas en algo?
¾
Sí, claro, dime.
¾
La reina me ha dado la orden de emprender nuevamente
el camino… y es que… ¿Podrías arreglar ese asunto? Tú sabes lo que pasa cuando
la reina…
¾
No hay problema… Ya sé… tuviste tus diferencias con
nuestra jefa Kodachi… Es de esperarse… Se cree la más
bonita… No le hagas caso, tú eres más bonita que ella. —Le vuelve a guiñar el
ojo. — Entonces es un trato. Yo arreglo todo para la partida y tú… ya sabes… Me
llamas cuando atrapes el cerdito… Pero… Yo soy la primera, sí?
¾
Créeme que ese cerdito no puede escaparse de mí. —Rioga ve alejarse a la bella amazona y suspira. —Ufff! Estuvo cerca, pero: ¡Asunto arreglado!
*************
¾ ¿Ranma?
¾
A… A… Akane… ¿Qué… qué haces aquí? —Ranko es sorprendida por la reina. — Akane… tu cabello…
¾
¿Te gusta?
¾
Eh… eh… sí… es… bonito… pero… Creí que te gustaba
largo. <<Siempre me
sentí culpable de que lo llevaras corto>>
Akane se sonrojó.
¾
Olvídalo… Es que de
pronto me gustó cambiar un poco.
¾
Estás… hermosa…
¾
¿Lo estoy?
Por primera vez Ranma vio
una expresión distinta el rostro de la reina amazona que no había visto jamás
en su prometida de Nerima. No estaba seguro de lo que
significaba. Estaba reluciente como toda novia antes de casarse, (lo que lo
hacía sentir un poco mal), pero a la vez parecía nostálgica; imponía con su
mirada esa personalidad fuerte de guerrera, pero a la vez existía en su mirada
una luz de timidez casi imperceptible que lo hacía dudar por momentos que
lograra mantener su posición con respecto a la boda.
Akane sonríe.
¾
Debo estarlo. Es el día de mi boda. —Un silencio reinó
por unos instantes. —Me
dijeron que habían visto a una pelirroja por allí así que vine a ver si se
trataba de ti. Vengo a pedirte que no intervengas. Esta decisión es mía. No me
importa lo que pienses de ella.
¾
¿No te importa lo que yo piense?
¾
Espero no haber hecho algo que te haya hecho pensar lo
contrario, porque voy ha casarme hoy con el bárbaro quieras o no, así que te
pido que no te metas en mis cosas.
¾
¡Jah! ¿Así nada más? Siempre
tan terca. ¡Claro que me iré! —Ramko se transforma en
Ranma—No creas que significas más para mí que yo para ti… Si la reina quiere
casarse con “barbita sucia” me tiene sin cuidado.
¾
¡Ranma! ¡No puedes salir así de aquí! No les es
permitido a los hombres…
¾
No me interesan ellas… Sabes… que estaba aquí por ti.
Sólo por ti, pero si casarte con ese patán te hace feliz… no intervendré. ¡Sólo
hazlo!
Ranma sale de la tienda
enojado, a la vista de todas las guerreras amazonas, algunas de las cuales
acudieron para aprenderlo, pero el guerrero Saótome
no tuvo mucho problema para alejarlas de él…
¾
¡Qué rayos haces, Ranma! —Se le acerca una amazona
sobre-maquillada con aspecto varonil.
¾
Ya no importa, Rioga. Akane
es una cabeza dura. Odio admitirlo, pero esa es una actitud que odio de ella.
¾
¿De qué rayos hablas? RANMAAA… —Rioga
le da un golpe sorpresivo al joven guerrero, lo cual lo deja tendido aturdido sobre la grama. — Ranma, no vas a
dejar a un lado a Ukio. No voy a pasar vergüenza
gratis vistiéndome de mujer sólo porque tuviste una aventura con la reina y
descubriste la realidad: que las amazonas no aman a nadie.
El joven, o mejor dicho:
la joven, llevó a Ranma por la trenza hasta una de las tiendas.
¾
¡QUE RAYOS HACES! —Se levantó sorpresivamente el
guerrero.
¾
Ya tengo todo arreglado, ahora no te vas a echar para
atrás.
¾
¡Tú no entiendes nada!
¾
Claro que entiendo, Ranma Saótome.
Entiendo que esperaba a una reina en su alcoba y
en su lugar entró una chica muy distinta a la que esperaba. También entiendo
que para ella pudo haber sido un juego, pero para mí… para mí significó mucho
más de lo que pensé que me importaba. Tal vez te parezca ridículo que alguien
como yo quede prendado a una amazona. Pero aunque para ella sea sólo un objeto,
no pretendo verla morir hoy frente a mis ojos… ¡Entiendes Ranma Saotome! —Le tiró agua fría —Así que me ayudarás a salvarla
¡o te pesará! ¡¿Entiendes?!
Ranma se quedó mudo… nunca
se hubiera imaginado que Rioga tomara tan en serio a Ukio y por otro lado… era verdad: Su antiguo amigo le
estaba dando una lección sobre lo que un hombre hace cuando realmente ama a una
mujer… cómo era que se había dejado cegar tanto.
La tarde caía sin señales
de alguna hostilidad. Todo parecía estar a punto para la boda real. Un camino
de antorchas iluminaba el sendero que unía las fronteras del territorio
amazónico y el de su enemigo, haciendo contraste con el atardecer. Al otro lado
del sendero se aglomeraba una gran multitud de bárbaros. De pronto sólo se
escuchaba el batir unísono de sus lanzas contra el suelo. Un par de desbarbados
esperaban ansiosos la llegada de la reina como todos los demás; se habían
logrado colar entre las filas enemigas vistiendo con unos atuendos raros hechos
de piel de todo tipo de animales, luciendo en el cuello dientes humanos como si
fuesen las cuentas de un collar; todo eso parecía ganar el respeto de los
bárbaros que los veían.
¾
Vaya disfraz. ¿Dónde lo conseguiste?
¾
Las pieles estaban en el piso de una de las tiendas.
¾
Ah, ya: Te robaste la alfombra de un bárbaro pudiente.
¾
¿La qué?
¾
Sssshhh!!!
Es mejor que disimulemos, Rioga. Si nos atrapan, no
sólo nos juzgarán por hacernos pasar por ellos, sino también por ladrones.
¾
No veo la diferencia: o nos juzgan ellos o nos juzgan
las amazonas por escapar… Ayyyyshh!!!!
Un bárbaro de dos metros
de alto que parecía luchador acababa de ponerse frente a ellos. El tipo parecía
seriamente borracho.
¾
Amigos… ¿qué hacen aquí? — Se tomó un trago de su
cantimplora que olía a wisky.— ¡Qué triste la vida de
los soldados! Jajajjajaja… Iph!
Toda una boda celebrándose en el castillo y nosotros en la retaguardia. Ni
siquiera nos tocará ver la cara de la ingenua doncella que el rey agregará a su
harén. Jjajajja… Aunque… Jiph!
Shhhh!! No se lo digan a nadie… —Susurró el soldado.
—Pero dicen que… ella no volverá a ver la luz del día. Jajjajaa…
El rey tiene guardado una sorpresa para las amazonas, jajjajjaa…
Sólo por diversión… Ha decidido no conservar ninguna de ellas… jajjaja, todas perderán sus vidas por estar tan confiadas.
¡Desde hoy, nuestro rey será conocido como “El más grande de los grandes”! “El
que venció a la tribu de Amazonas” Sí! Jajajajja…
¡QUE VIVA NUESTRO REY!!
¾
Sí, claro. Jah – Jah.—Señaló Rioga mientras Ranma
apenas reaccionaba.
¾
Entonces será durante la ceremonia…
<<¡Akane!>>
¾
¡Nop! Jeje…
eso es lo gracioso. Será cuando la reina esté más indispuesta… jejejeje… El rey sabe lo peligrosa que es… es como una
víbora… no sabes cuándo va a picar… Todos hemos hecho una apuesta: unos dicen
que ella intentará matar a nuestro rey antes de que ocurra algo entre ellos
(Claro está que nuestro Rey está preparado para eso). Yo creo en el rey Mikado…
he apostado que el rey podrá con esa serpiente venenosa, la tomará en sus manos
y…
Segundos después...
¾
Creo que no debiste hacer eso, Ranma… Podrían
atraparnos... y… Después de todo debes aceptar que ella es peligrosa… Ese
bárbaro nunca logrará arreglarse la nariz… si es que llega a despertar de ese
golpe que le diste...
¾
Ya cállate, Rioga, o nos
descubrirán.
Mientras, adentro del
palacio real, los comandos de asalto de los bárbaros acompañaban a la reina
amazónica y a cinco de sus escoltas, hasta el salón real donde se sellaría el
tratado de paz entre las dos tribus al celebrarse la boda.
El rey Mikado esperaba
impasible al fondo de la sala, hasta que vio llegar a su prometida cubierta por
una túnica blanca. La impaciencia lo obligó a ascender desde un trono
improvisado hasta su encuentro. De inmediato retiró el velo que cubría parte de
su rostro, para descubrir el aspecto de su futura esposa, al momento en que
sintió un fuerte dolor en la mejilla.
¾
¡ATREVIDO! —Gritó Akane, mientras le dirigía otra
cachetada.
El rostro del rey se
distorsionó al instante devolviendo el golpe.
¾
¡TONTA! ¡CÓMO TE HAS ATREVIDO A LASTIMAR MI HERMOSO
ROSTRO! ¿NO TE HAS DADO CUENTA DE QUE AHORA ESTÁS EN MIS DOMINIOS? —Hubo un
instante de silencio durante los cuales ninguno de los dos apartó sus ojos del
otro, de forma amenazante; hasta que el rey bárbaro lo rompió. — ¡RÁPIDO!
¡TRÁIGANME UN ESPEJO!
¾
No esperaba menos. —Susurró Akane fastidiada.
¾
¡Ah! Lo olvidaba… Claro… Eres una amazona… Verdad que
estas acostumbrada a controlar a los hombres… — El Rey suspira profundo y luego
cambia de semblante a uno completamente distinto y posesivo. — ¡Aquí harás lo
que yo te ordene! Recuerda que eres mía. Y… mi primera orden es: ¡JAMÁS VUELVAS
A TOCAR MI HERMOSO ROSTRO! —Se mira en el espejo buscando cuidadosamente alguna
imperfección que hubiese provocado el golpe de Akane. —¡Jah!
Este peinado me sienta de maravilla…
Mientras tanto, la menor
de las Tendo seguía mentalmente el desarrollo del
plan que se imaginaba que se estaba llevando a cabo para sacar a los invasores
bárbaros de sus Tierras.
¾
Bueno… no hay
que ser tan malo… Mmm… si estoy de humor tal vez deje
que lo toques alguna vez…Debes estar muriéndote por hacerlo. —Continuó hablando
el bárbaro.—y, como una de mis esposas… de pronto podrías intentarte ganar esa
oportunidad. Jajajajja.
De pronto, la puerta
principal se abre y entra un hombre enorme vestido con piel de oso.
¾
Otro obsequio de bodas, su majestad… —el bárbaro hecha
frente a él a una amazona que cae al piso semi
inconciente. —Como nos dijeron, venían por el suroeste sin invitación. Cayeron
como moscas; aunque nos dieron mucho trabajo, jajajja…
éramos más y el factor sorpresa fue determinante, jajjaajja…
Kodashi
hizo un pequeño gesto de sorpresa e intentó correr hacia el centro de la sala
donde yacía Ukio; pero los bárbaros le cerraron el
paso con sus lanzas. Akane no mostró interés alguno.
¾
Parece que no te sorprende, “querida”. —Se adelantó
Mikado. — ¿Acaso no te importa que tus guerreras hayan sido derrotadas?
¾
Mis tropas sólo están para garantizar que pueda contar
con su palabra ¿o el rey esperaba un ataque de nuestra parte? ¿tan poco somos
de fiar? —respondió la reina amazona.
¾
Jah! Sólo por si acaso, “amor”. ¡Llévenla al calabozo! La
soltaré mañana “cariño”. Hoy tenemos mucho que hacer, tú y yo.
Los bárbaros que la habían
escoltado hasta ese lugar la conducen hasta la áspera mesa donde plasmarían el
sello de consentimiento. Mientras el bárbaro con piel de oso se flexiona para
recoger del piso a la general de las tropas de asalto de las amazonas.
¾
¡Jajajaja! Ésta es mía. —Río por lo bajo.
El bárbaro, con Ukio, al hombro salió de la sala y empezó a caminar
escoltado por dos guardias vestidos de pieles también, al girar por el pasillo,
escuchó hablar a sus colegas con un acento que le llamó la atención, pero al
voltearse se encontró de lleno con un golpe que lo dejó tendido de inmediato.
¾
¡Vaya, Rioga, dónde
aprendiste a golpear así!
Rioga
tomó a Ukio antes de que el gigante terminara de caer
e intentó reanimarla, pero al parecer la droga con que habían atacado a la
tropa de Ukio, producía un efecto muy fuerte sobre la
amazona.
¾
No te burles, Ranma, si no hubiese sido tan fácil
derribarlo le hubiera destrozado lo poco de humano que le queda en la cara. A
ver si así aprende a tratar a las chicas. Especialmente a la mía.
Cerca del osco palacio,
las tropas amazonas caían una por una. Con Kodashi en
la mazmorra y Ukio fuera de combate, lo poco que
quedaba de las tropas de ataque parecía nada en comparación con las de sus
enemigos. Los bárbaros parecían conocer de antemano todos sus movimientos, como
si alguien hubiese delatado todos sus planes. Por su parte, Akane sabía que si
fallaran Kasumy asumiría el trono y las tropas que dirigía
Nabiki protegerían la tribu: una vez en sus tierras,
no les sería fácil a los bárbaros derrotarlas.
¾
¿En qué piensas? —Preguntó el rey mientras se retocaba
un poco en la recámara nupcial.—¿En tu tribu? Serán las esposas perfectas de
mis hombres, como tú serás la mía.
¾
¿Qué te hace pensar que caeremos? ¿Qué tal si son las
amazonas quienes conquisten tu tribu?
¾
Bueno, no
pienses en eso. Esta noche es sólo de los dos. ¿No? Ya me dejaré de rodeos,
estoy seguro que estás ansiosa por besarme.
Mikado tomó sorpresivamente
a Akane entre sus brazos y se acercó a besarla, mientras ella luchaba por
desatarse, sin ningún éxito. Sus fríos labios iban posándose lentamente sobre
los de ella hasta sin soltarla desequilibrando su cuerpo hasta caer sobre los
almohadones de su cama satinada.
¾
¡Pero qué te pasa! ¡Me has mordido! —gritó éste sin
soltar a su enemiga.
¾
¡Déjame en paz!
¾
Vamos, chiquita, sé que te gustan mis besos. Pero eres
tan orgullosa que no vas a admitirlo, no es así?
La reina hace un esfuerzo
más por desatarse, logrando liberar una de sus manos con la que empuño una daga
que guardaba entre los detalles de su peinado. El rey la inmovilizó de
inmediato haciendo que ésta tirara la daga.
¾
Bien, me habían advertido de que siempre llevabas
contigo esa daga, como peineta. Pero no creas que te voy a soltar. Esta noche
es mía, no lo olvides. Bastante me costó aprender esta técnica para
inmovilizarte. ¿Ves que pensaba en ti desde antes de conocernos? Pronto caerás
en mis encantos. El lápiz labial que uso tiene una sustancia que te hará sumisa
a mí.
¾
¿Qué pasó con tus encantos? ¿Te crees incapaz de hacer
que me gustes?
¾
¡Jah! Ya entiendo. Realmente
te gusto. Pero… no correré riesgos, por eso soy rey. Sé que las amazonas no se
dejan llevar por sus emociones. Mira nada más, me rompiste la boca aún y a
pesar de que sé que te morías por que te besara… Pero eso no importa. Lo
importante es que no falta mucho tiempo para que surja el efecto la droga.
Los párpados de la diva,
parecían cada vez pesar más sobre sus ojos. El rey iba notando cómo su cuerpo
dejaba de hacer resistencia bajo el suyo y sonrió.
¾
Bueno. Todo me salió perfecto. — Se levantó dejando el
cuerpo de Akane tendido sobre su lecho. Y se fue a ver al espejo. — Me despeiné
un poco. —Se empezó a peinar compulsivamente, hasta dejarse radiante y luego
volvió la mirada sobre su víctima. —No eres tan hermosa como yo, pero… el
trabajo de un rey no termina. —Se acercó a la cama animándose. . —Es bonita. Me
gusta.
¾ Vaya,
¿así es como tratas a tus chicas?—Interrumpió una voz.
¾
¿A quién te refieres con “chica”? —Se queda unos
segundos pensando.—¡Ah! A mi “prometida”. No me engañan, las amazonas son
monstruos con cuerpo de mujer. Por eso me gusta… Tenemos los mismos instintos.
Y ahora me vas a decir qué haces aquí y quién eres? ¡Rayos! ¡Dónde están mis
guardias! ¡Voy a cortar la cabeza de todos los que permitieron que entre un
intruso en mi habitación!
¾
Soy Ranma Saotome. Akane es
mi prometida y vengo por ella.
¾
¿Tú vas a ha hacer que suelte a la amazona? Jajajaja… Y ¿desde cuándo las amazonas contratan a hombres
para que peleen por ellas? Jajajaja… —Mikado lo mira
despectivamente. —No tengo idea de a qué tribu pertenezcas, pero me caes bien.
Un hombre que sea capaz de entrar en el aposento de un rey bárbaro para pelear
por una amazona, bien podría pertenecer al cuerpo de bufones reales, jajajja… ¡Lástima que tenga que matarte! ¡GUARDIAS! —El
joven rey abre la puerta para hacer pasar sus guardias cuando descubre un
pasillo lleno de enormes bultos con uniforme de soldados. — ¿K- Qué… su-cedió?
¾
¡Ya te dije, he venido por Akane! —Responde Ranma
enojado.
¾
Ella es mi presa. Yo la gané. No saldrá de aquí. Es
mejor que no intervengas, o te pesará. No por nada soy el rey. ¡Ella se queda
aquí, conmigo! ¡Y no se irá con vida de esta habitación!
¾
¡ENTONCES PREPÁRATE!
Una pelea cruda empezó
entre Ranma y Mikado, quien peleaba mucho mejor como rey bárbaro que como
campeón de patinaje sobre el hielo. Sobre todo si se trataba de esquivar los
golpes de Ranma.
¾
¡Sólo es cuestión de tiempo para que vengan más
guardias, Saotome, o como te llames!
<<Eso me tiene sin
cuidado>> Pensaba Ranma, quien destrozaba todo con su puño intentando
tomar por sorpresa a Mikado. <<Son muchos los que están afuera, pero si
he de morir peleando por ti, lo haré Akane-Chan>>
Al
momento llegó una de las patrullas de la escolta del rey bárbaro y la lucha
aumentó de intensidad en pocos segundos, acorralando a Ranma.
¾
¿No te lo dije?
No tenía que ser así. Llévenlo al calabozo.
¾
¡Aun no! No dejaré a Akane contigo.
De pronto algunos, los que
estaban más lejos de Ranma, empezaron a caer.
¾
¿Qué está pasando? —Se preocupa el rey antes de
cerciorarse de que la reina amazona estaba conciente.
¾
La reina amazona no necesita de un hombre para que la
proteja; pero si es así, entonces ella peleará por él.
¾
¡Akane! —Exclama Ranma al verla frente a él. —Pensé
que…
¾ ¡Cómo
es que has despertado! —Exclamó Mikado alarmado. —Yo te…
¾
Yo tampoco corro riesgos, por eso soy la reina de las
amazonas; en mi lápiz labial estaba el antídoto. Conozco la planta de donde
sacan los bárbaros esa droga. Pero reconozco que no te creí capaz de
utilizarla…
¾
Entonces… — Empezó a caminar hacia la puerta y gritó a
sus soldados.— ¡…Encárguense de ellos! —Pero al abrir la puerta se encontró con
otro cuadro…
¾ ¿Dónde
te dejamos estos, Ranma? —Pregunta Rioga.
¾
¿Necesitas ayuda, Akane? —Añade Ukio.
¾
¿Esto… quiere decir… que no habrá tratado de paz?
—Pregunta temerosamente el rey bárbaro.
¾
No, no lo habrá. —Responde Akane dejándolo aturdido
con un golpe.
Ukio
entra a la alcoba y ata a los nuevos prisioneros, al pasar al lado de Ranma
susurra,
¾
Tardaré en llevar a estos prisioneros a las mazmorras
de este palacio… así que no me quedará de otra que dejarte solo con la reina,
¿entiendes? —La general sigue adelante y se para frente a Rioga.—Ahora
tengo mucho trabajo, pero… —Se sonroja.—…intentaré desocuparme pronto.
Mientras… —le tiró agua fría a el guerrero. —tendrás que meterte en la bolsa de
mimbre, porque me molestaré mucho si una de las chicas te llega a tocar.
El cerdito negro no
parecía agradarle meterse en esa bolsa, pero el asunto cambió cuando se vio
acurrucado contra su pecho.
Solos, Akane se acerca a
Ranma. Lo mira a los ojos y lo besa.
¾
Hoy es el día de mi boda.
¾
Sí, lo sé.
¾
Las amazonas nos cortamos el cabello sólo cuando le
pertenecemos a alguien.
¾
Así que te tomaste muy en serio la boda con ese patán…
¾
Shhh!!!
Mi trenza está en manos de Tofú, el esclavo de Kasumy, se la di para que te la diera.
Por un momento Ranma
sintió como si perdiera todos los sentidos y de pronto, sintió los tibios
labios de Akane tocando los suyos… y fue cediendo hasta caer en la cama…
¾
Akane… hay algo que… debí decirte hace mucho… Si
pudiera volver a empezar contigo… no te lo volvería a ocultar…
¾
Ya no importa… estás conmigo… y… Ranma… te amo…
¾
***** ---“Ranma…”---“Ranma…”--- “RANMAAAAA”---
*****
Un intenso dolor invadió
la parte posterior de la cabeza de Ranma; pero el guerrero no le tomó
importancia.
¾
Sí importa. Akane, tú me importas… me importas más de
lo que crees… —Ranma toma a la diva por los hombros y acercándola la besa.
—Akane… yo te amo… sólo que siempre temí decírtelo…
¾
¿Ran…ma?
De pronto se escucha la
voz agitada del señor Tendo y más lejos la de Genma.
¾
¡Vine lo más pronto que he podido! ¡Hija, qué le pasó
a Ranma!
Akane estaba muda. Ya
empezaban a llegar la gente que empezó a aglomerarse alrededor del cuerpo de
Ranma.
¾
¡Akane! —Insistió el señor Tendo.—
¡Oh, no! ¡Mi hija también está en shock!
¾
¿Qué pasa Soun? —Preguntó Genma en cuanto llegó. —¿Qué le pasó a mi hijo?
Ranma abrió lentamente los
ojos, algo aturdido. Akane estaba sonrojada y él la tenía tomada de la mano.
¾
¿Qué… qué es esto? —Miró para todas partes sin
reconocer el lugar.— ¿Qué hago aquí? —Soltó de inmediato a Akane y miró con
temor la cantidad de personas que estaban alrededor de ellos.
¾
¡Oh, no! ¡Mi hijo quedó mal!
¡Hay que llevarlo de inmediato a donde el Dr. Tofú!
¾
¿”Doctor”? —Pronunció Ranma confundido.—¿Papá? ¿Qué
haces aquí?
¾
¡Rayos! —Se lamentó Genma.—¡Puede
ser permanente!
Akane seguía sin decir una
sola palabra.
En el consultorio del
Doctor Tofú. Ranma seguía mirándolo todo con
extrañeza. El doctor sugirió que se quedara esa noche en observación. Toda la
familia empezó a marcharse del consultorio comentando lo extraño que se veía
Ranma. La última en abandonar el recinto fue Akane, quien lloró amargamente una
vez había cerrado la puerta. Desde el primer piso unos ojos desolados la
observaban.
En la casa Tendo, la cena se había servido tarde. Pero Akane, en
cuanto llegó, se disculpó y subió. Todo había sido su culpa. Ella provocó lo
que sea que le estaba ocurriendo a Ranma.
Tarde en la noche, el
viento abrió la ventana de la recámara de Akane. Un murmullo despertó a la
chica quien lentamente abrió los ojos.
¾
¿Te desperté?
¾
Ranma… no deberías estar en…
Antes de que ella llegara
a terminar la oración, Ranma tomó sus manos entre las suyas.
¾
Te he mentido muchas veces.
¾
Akane se sonrojó.
¾
Eres hermosa…
¾
No digas más. Estás enfermo. No sabes lo que dices.
¾
Sí. Lo sé. Y me gustas así como eres.
¾
¿Ah? Ranma… yo…
Un silencio invadió la
habitación de la menor de las Tendo, al momento en
que los labios de los dos se unieron.
<<Tal
vez hoy esté empezando otra etapa de mi vida…>> pensó Akane al abrir otra
vez los ojos… mientras sus mejillas sonrosadas disfrazaban una sonrisa con la sombra
de la noche…
FIN** **FIN
Z:
Bueno, amigos, espero que les haya gustado. Hacer un short ha sido un reto para
mí, aunque hice algo de trampa porque me quedó un poquito largo, jejejje… también fue un gran reto hacer esas escenas
calientes, pero como lo prometido es deuda crucé mi límite, hasta donde una
chica como yo puede llegar, de allí en adelante no es mi estilo.
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