Buscar este blog

jueves, 16 de enero de 2014

Akane, La Reina de las Tierras Amazonas (Z)

Todos los derechos reservados para la creadora de Ranma ½ Rumiko, este short está escrito sin fines de lucro.

Akane, La Reina de las Tierras Amazonas
Por: Z
Con cariño para Iory-Kun
Espero que me haya salido como me la pediste.

¾      ¡Podrías quedarte quieto!
¾      ¡Si crees que me dejaré atrapar para que me coloques esa tonta cinta en la muñeca, debes estar bromeando!
¾      ¡Es sólo un juego, no ves! Si no dejas que yo te la ponga, te la pondrá otra…
¾      Ah! — Ranma deja de correr por un instante. —Entiendo. Si querías salir conmigo sólo tenías que pedírmelo y ya.
¾      ¡No seas estúpido! ¡Quién quisiera salir contigo! ¡Sólo lo hago por ti! Para ahorrarte la pena de salir con una de esas locas de las que te la has pasado escapando todo el día.
¾      Pues, no tengo miedo de salir con una de esas chicas… cualquier cosa sería mejor que salir contigo… —De pronto sale una chica de un colegio vecino tirándose desde el techo de una casa para atrapar a Ranma.— ¡Aaaahhhh!— El chico de trenza la logra esquivar de a milagro.— ¡Pero qué chica tan fea!
De pronto el chico de ojos azul grisáceo recibe un golpe contundente en la parte de atrás del cuello.
¾      Bueno. —Akane tira el mazo que de pronto había aparecido en su mano. —Total… tú te lo buscaste.—Toma la mano del chico inconciente y le amarra la cinta que la chica, que también estaba desmayada, llevaba en su muñeca con su nombre.—Son tal para cual. Espero que disfrutes tu velada con… —Mira despectivamente a la chica que estaba en el suelo. — “Señorita músculos” Adiós Ranma…

***** ---“Adiós Ranma…”---“Adiós Ranma…”--- “Adiós Ranma…”--- “Adiós Ranma…”--- *****

Todo empezó a alejarse en el silencio para Ranma. Segundos después…
¾      ¡Rayos! ¡Dónde estoy! ¿Qué sucedió…? No recuerdo nada… sólo sé que algo me golpeó…
¾      Vaya, amigo. Por fin despertaste.
Ranma mira para todas partes sin lograr identificar nada. Tenía que estar lejos del Colegio Furican, porque ya no escuchaba el sonido de los pasos de las chicas que jugaban en la cacería al que él había sido forzado a participar por ser un acto benéfico para recoger fondos para los gastos del baile de graduación. En su lugar se escuchaban diversos sonidos, como los de una selva salvaje y él yacía acostado en una cama hecha de retazos de bambú, igual que las paredes de aquella pequeña estancia.
¾      Vaya golpe el que te diste, no.? —Señala sonriendo el Dr. Tofú… o alguien similar, porque no estaba vestido como solía vestirse siempre. Llevaba su pecho desnudo tapado sólo por algunos collares.
¾      Doctor… qué está pasando?
¾      ¿Doctor? Jajajja… Vaya que te ha afectado el golpe compañero. “Doctor” Jajajaja… que sentido de humor tienes.—Le pone un pañuelo mojado en la frente y sigue hablando muy bajito.—Mejor que no te escuchen diciéndome doctor porque podrían matarnos. Jajajjaja… Ya sabes el carácter que tiene mi señora…
¾      ¿Qué quiere decir? ¿Usted… ya se casó doctor…?
¾      Tofú” —El doctor mira para todas partes.—Que no se te olvide, Ranma… —Se aclara la garganta.—Y… sí… claro. Todos lo estamos… —De nuevo mira para todas partes y dice bajito. — O lo estaremos… Mmm… Yo le digo “casados” eso de que nos tomen y nos encajeten… como si fuésemos unos chulos… no me agrada… Pero, Ranma, es como yo digo: “A la mujer a quien sirves hay que consentirla. Así llegarás a ser el único, aunque hayan otros. El “Único” Ranma. Así es como hago con Kasumy, mi señora.

Ranma se levanta de un sólo tiro.
¾      ¡De qué rayos me está hablando, doc!
¾      Shhhh!!!! —El doctor Tofú le hace señas para que haga silencio y haga como si aún durmiese.

¾      Tofú. —Se escucha una voz femenina.
¾      Sí mi señora. —El doctor se levanta y domina con una mirada seductora a una chica de cabello largo amarrado con unas cuentas rosadas, y un atuendo muy sexy idéntica a Kasumy. La chica se sonrojó, pero justo después de unos segundos cambió de semblante y miró a el joven acostado en la cama de bambú.
¾      ¿Está mejor?
¾      No demora en recobrarse, mi señora.
¾      Bien. Cuando lo haga, súbelo a mi alcoba.
¾      Sí. Lo haré
¾      Parece fuerte. ¿No te parece a ti?
¾      La verdad, yo lo veo algo pálido…

La chica lo miró de pronto con ojos de ternura y se le acercó hasta acorralarlo contra una de las paredes de la estancia.
¾      Tú eres el que más me gusta. Por eso sigues aquí, conmigo.—Saca una daga y empieza a deslizar la punta de su filo por el pecho del doctor hasta llega a la parte superior de sus pantalones, rompiendo la soga que ayudaba a fijarlos a su cintura.—Puedes… prepararme un baño con espumas… am… —La chica se calló de pronto, guardó su daga y se alejó del joven doctor.— …es una orden. Se volvió hacia la puerta y se fue.

Ranma se levantó de inmediato.
¾      Doc… eh… bueno, “Tofú” ¿Qué sucedió?

El doctor estaba como ido. Sin decir una sola palabra se amarró los pantalones y se acercó a Ranma.
¾      Que no tendré mucho tiempo para atenderte. Mi señora quiere que le prepare el baño con una fórmula que yo mismo inventé para ella, la llamo: “Espuma de baño”
¾      ¿Qué quiso decir con eso de que me subieras a su alcoba?
¾      Vamos. No te hagas. Sabes lo que significa. Hoy es tu día.
¾      ¡QUÉ! ¡Qué quiere decir con eso! Esto no puede estarme ocurriendo…
¾      ¿Cómo que no? Ahora eres de su propiedad. Puede usarte cuantas veces quiera… Y… la verdad es que más te conviene que le gustes… porque sino… ya te veré en los campos de cultivo…
¾      ¿Qué?
¾      Que eres su esclavo. ¿De qué otra forma quieres que te lo diga?
¾      Pero… es Kasumy… cómo va a permitir algo así?
¾      Me caes bien, pareces fuerte, yo mismo te escogí para ella. Créeme. Eres lo mejor que pude hallar para estas cosas.

Ranma agarra al doctor Tofú por los collares que llevaba en el cuello.
¾      No entiendo de qué rayos me hablas pero esto que dices es algo totalmente absurdo!
¾      Nada de absurdo. Mi señora necesita descendientes fuertes, como lo eres tú, para mantener su linaje. Tú fuiste casi una ganga, todas creyeron que morirías o que terminarías disfuncional o algo así… sin embargo yo sabía que podía arreglarte. Ya estás bien. Entonces le darás a mi señora esa heredera que debe tener...
¾      ¡Y por qué rayos no se la da usted!
¾      No dije que necesitara una heredera inteligente. Sólo necesita una fuerte. Eso es todo.
¾      ¡¡¡Qué quiere decir con eso!!!!
¾      ¡Anda, Ranma! Si no fuera porque mi señora te ha dado la oportunidad de que te use, en estos momentos estarías muerto. ¿O es que existe alguna razón por la que preferirías estar muerto que en la cama con mi señora? —Un breve silencio sacudió el lugar.—No me digas… que… estás enamorado de otra amazona? Jajajjaajjaja… Estás muerto. Sí señor. Es mejor que la olvides mientras estás con mi señora o… los dos moriremos.

El doctor se prepara para salir del pequeño cuarto.
¾      ¡Espere! —Grita Ranma.—Y… Akane-chan????
¾      ¡¡¡¡¡SSSSHHHH!!!!! —Pero, ¡Cómo te atreves a pronunciar su nombre de esa forma!
¾      ¿Acaso… no es ella… la hermana de Kasumy?
¾      ¡Claro que lo es! —Se acerca y se sienta cerca de Ranma.— Pero a los hombres no se nos es permitido pronunciar el nombre de la Reina, ni aunque hayamos compartido su cama…
¾      ¡Qué qué! —Ranma tira de nuevo del doctor por sus collares.—Qué quiere decir con eso de…
¾      ¿Te gusta la Reina? …No sueñes, amigo… —Interrumpe la reunión un joven de cabello corto con pinta de samurai y espada de palo.—La Reina sólo escoge de entre los mejores esclavos y tiene otra importante exigencia que tú pronto no llenarás: Ella debe ser la primera… y casi siempre, es la última. ¿Entiendes?
¾      ¡Qué haces aquí, Kuno!
¾      No le hagas caso, Ranma. Él siempre se jacta de ser el que más tiempo le ha sobrevivido a la Reina. Pero la verdad es que cada vez que lo llama… — El doctor Tofú se acerca y susurra al oído de Ranma.—…es para prestárselo a sus amigas…
Ranma quedó pálido como un papel. <<¿Que Akane... qué?>> Pensaba mientras en sus ojos recrudecía la imagen de una mujer muy distinta a su bella prometida. <<No, todo esto debe ser un sueño; o mejor dicho: una pesadilla. Debo despertar. Sí, debo despertar.>>

Cerca de esa estancia se levantaba la muralla que alejaba el terreno del palacio con el resto de las tierras de las amazonas. El imponente muro se erguía monumentalmente como un testigo del insuperable poder de aquellas guerreras y de su soberanía sobre todos y todas las tierras conquistadas.

¾      ¿Quieres que te abra las puertas de la muralla, esclavo?

A Ranma se le acerca una chica de cabello corto chocolate claro, montada sobre un imponente corcel negro, la cual él identificó como la segunda del clan Tendo.
¾      Si quisiese salir solamente lo haría. No necesito de ti. —Respondió Ranma algo enojado.—Qué quieren de mí? ¿Acaso quieren que me disculpe? ¿Por qué todos actúan de esa manera? ¿Qué hicieron para traerme aquí? Todo esto es una broma de muy mal gusto. No sé cómo pudieron convencer al doctor Tofú de que los ayudara, pero no lograrán nada de lo que se proponen, así que puedes ir diciéndole a mi padre y al Sr. Tendo que salgan de donde quiera que estén escondidos…
¾      ¿Y tú quien eres? ¿Tienes nombre?
¾      ¿Cómo que cómo me llamo? Ranma. Ranma Saotome
¾      Vaya… “Ranma Saotome” no me imagino de dónde eres, pero me agradas.—La chica se baja de su corcel y camina coquetamente frente a él.— Pareces nuevo aquí. ¿Sabes que podría mandarte a matar sólo por la forma en que me miras…? Pero debo imaginarme que has quedado un poco loco, ya sabes: por las incoherencias que estás diciendo…  Y, por otro lado… pareces fuerte… y muy sexy… Mmmm… Sólo por eso te perdonaré la vida… “amor”
¾      ¡Espera! — Ranma da un paso atrás— ¿Ke… qué es lo que haces?
¾      Me gustas. Te quiero esta tarde, a las 4:00pm. Pregunta por la princesa Nabiki. Te estaré esperando…
¾      Pero…
¾      No llegues tarde o no alcanzarás a ver de nuevo la luz del sol... yo misma me encargaré de ese detalle “querido…” Aunque sería una lástima… Eres tan…tan… —Toca sus brazos.—“Varonil” que sería un desperdicio… Pero puedo vivir con eso…
¾      ¡Espera, Nabiki!
La chica se voltea agresivamente hacia él sacando una espada con cada mano e inmovilizando a Ranma con ellas.
¾      ¡Insolente! ¡Cómo te atreves a llamarme de esa manera!
¾      Eh… este… <<Rayos, qué hago>> Vaya que te ves linda cuando te enojas…
¾      ¿Ah?
¾      Sólo te iba a decir que a las 4:00pm estaré allí… si mi señora me lo permite…

Nabiki baja la guardia.
¾      ¿Tu señora? Ahm. Ya veo.—Lo vuelve a observar de pies a cabeza.— Mmmm… Estoy de guardia hasta las 3:00pm. En cuanto salga buscaré a tu ama y te compraré… Creo que vas a valer cada moneda que ofrezca… Mmmm… Sí… eso creo. Ya lo veremos esta tarde. Ranma Saotome
<<Definitivamente este lugar es para dementes>> Piensa el chico de la trenza, que logra quitarse a tiempo antes de ser envestido por una espada de palo.
¾      ¡Pero cómo te has atrevido a metértele por los ojos a mi princesa!
¾      Espera, Kuno… —dice Ranma  evadiendo los zarpasos de la espada.—Ella…
¾      Ella es una noble y hermosa princesa que me ama con locura…
¾      ¿No dijiste que Aka… la reina era tu señora?
¾      Todos saben que la princesa Nabiki me manda a buscar a mí. La hermosa reina sólo le hace el favor a su hermana porque sabe que yo soy el único que la hago feliz. Pero sé que la bella reina no le cede mis favores a la princesa, porque realmente no puede desprenderse de mí… yo soy irresistible también para ella… ¡Oh, pobres! Dos hermanas disputando mi amor…
Ranma le estrella la espada en la cabeza.
¾      Ya cállate…

De pronto los interrumpe una tercera persona que venía corriendo desde la estancia de los esclavos del palacio.
¾      ¡Ranma! ¡Cómo se te ocurre perderte así! Mi señora quiere que subas en una hora a su alcoba.—Aparece el Dr. Tofú con una docena de guerreros esclavos también. —Ya saben, chicos, llévenselo…
Minutos más tarde, un fuerte grito de terror sacudió el viejo baño de esclavos.
¾      ¡Agua fría! ¡Se lo advertí doctor! ¡Rayos! ¡Ya no aguanto más! ¡Debo salir de aquí!—Se escucha la voz femenina de Ranko mientras el doctor lo miraba horrorizado...
¾      ¡No! —Logró articular el Dr. Tofú mientras cubría la silueta de una hermosa pelirroja.—Si la ven salir de este lugar así… ¡Ah! Si la ven aquí conmigo… de esa forma… ¡Van a matarme! Será lo último que sabré de mi amada princesa Kasumy
¾      Ande, doctor. Ya le dije que soy un hombre, no una amazona… —El doctor se viró y quedó a un palmo de los pechos de Ranko. —Bueno… puedo explicarlo…

El doctor se sienta sobre el borde de la bañera. Se notaba muy decepcionado.
¾      Y yo te escogí… —Se quita los lentes y se limpia los ojos.—Esperaba que… una vez mi amada… bueno, mejor dicho: mi ama, quedase embarazada, ella y yo… pues… Bueno, fue sólo un sueño… Antes de que acabe el día habré muerto, sin haber escuchado esas dos palabras de sus labios…

¾      <<Vaya, no sabía que la amara tanto.>> Pensé que sólo estaba con ella porque…
¾      Ellas no me atraparon como a ti. Yo me dejé atrapar. No había algo más hermoso en el mundo que ella: la princesa Kasumy, Ranma… deberías verla, es una diva…
¾      Es que usted no entiende... Ud. la ama, pero yo… no. Bueno, no es que no sea bonita… pero… Estoy comprometido…
¾      Vamos, Ranma, olvídate de eso… Es historia. Ahora eres un esclavo… Anda, no es tan malo, podrás vivir bien, comer bien y estar cerca de la corte y la reina…
¾      Ya no me interesa la reina. No tengo porqué quedarme.

Un estruendo se escucha al otro lado de la puerta.
¾      Quién anda allí. —Preguntó uno de los esclavos que aguardaba afuera.

Los estucos abren la puerta de un golpe para ver a un Ranma empapado de agua caliente.
¾      Tengo la solución Ranma.
¾      ¿Sí?

El doctor Tofú lo conduce hasta un lago escondido, de aguas termales y una vez llegado allí lo empuja adentro.
¾      Date prisa. Este lugar sólo lo conocen las amazonas… Es más…Te espero afuera.
¾      ¡Rayos, doctor! ¿No era que iba a ayudarme a salir del problema?
¾      Claro. Si atiendes a tu cita todo se resolverá
¾      ¡Sabe a lo que me refiero!
¾      Ni idea.
El doctor sale del lugar mientras el chico de trenza pensaba en la forma de escapar de aquella pesadilla.
<<Esto es lo más humillante que he pasado en mi vida. No entiendo qué rayos está pasando, pero ni crean que voy a dejar que me usen como si fuese un… ¡Rayos! ¡Ranma Saotome no le pertenece a nadie! No me importa si el doctor Tofú está tan loco como para seguir este juego… ¡Está decidido, me voy! Aunque… Akane…>> En su mente se hizo un breve silencio. <<¡Bah! No me importa lo que haga… al fin y al cabo… ¡Rayos… Akane-Chan… cómo te metes en esto…!>>

Un sonido sacó al joven de ojos azul grisáceo de su concentración. De inmediato Ranma se zambulle en el agua del estanque y bucea hacia el  centro del lago para ocultarse tras una enorme piedra que había allí. Al tiempo se desliza hacia un lado de la piedra para ver de lo que se trataba. Una persona emerge en la orilla del lago. Su silueta mostraba el hermoso detalle del cuerpo femenino, como lo habría observado el más curioso de los escultores renacentistas del occidente. 

<<Akane-Chan>>

Llevaba el cabello largo, muy bien recogido y su mirada era triste y soñadora. De pronto el chico sintió un enorme deseo de consolarla, seguido por un pensamiento de ira por lo enojado que se sentía en su condición. Recordó que él para ella no era nada, sólo un desconocido en ese mundo distorsionado. Y decepcionado pensó que esa extraña soledad que mostraban sus ojos sólo era mentira… rodeada de tantos pretendientes… o, mejor dicho: amantes, no podía sentirse como él se sentía… sin ella. La siguió con la mirada por unos instantes más, habiendo decidido una vez más en marcharse de allí, cuando la ve zambullirse de nuevo. Le extraño no verla emerger en la orilla, como antes; al contrario, llegó a salir después de muchos segundos, en la parte más onda del lago.
¾      ¡Auxilio! — Se llegó a escuchar casi ahogada la voz de la diva, mientras parecía ser absorbida hacia el fondo.

<<¿Auxilio dijo? ¡Rayos! ¿Acaso Akane aún no ha aprendido a nadar?>> Sin pensarlo dos veces se dirigió hacia donde la chica había desaparecido y se sumergió al instante. Cubrió su cuerpo desnudo con la camisa que llevaba.

¾        Akane…, Akane-Chan

Sus brazos rodeaban el cuerpo de la diva intentando darle calor. <<Kuno tenía razón, es  hermosa, no entiendo cómo no me di cuenta de lo bella que eres, Akane>> El joven guerrero la abrazó con más fuerza.

¾      Sólo no mueras, por favor… Sólo… no mueras…

Poco a poco el calor de los brazos de Ranma fue entrando en su cuerpo y ella fue recuperando el conocimiento.
¾      Vamos, mi amor… reacciona…

Sus ojos fueron abriéndose para encontrarse con la mirada de Ranma quien de inmediato la soltó.
¾      ¿Quién eres? —Preguntó  con una voz apacible. — ¿Qué pasó?

Ranma recordó enseguida en el mundo en que vivía, pero esta vez se sentía confundido. Jamás se hubiera creído que llamara así a Akane, ni que hubiese sentido de la forma en que se sintió cuando ella estaba entre sus brazos. Pero esta era otra realidad. La realidad de las amazonas.
¾      Casi mueres.
¾      ¿Y… tú me salvaste? —Akane descubre su atuendo. — ¿Esto es tuyo?
¾      Sólo deja que me vaya y haremos como si no hubiese sucedido nada. Nadie nos ha visto.
¾      No. Te lo devolveré. —Akane empieza a desabrocharse la camisa con que Ranma la había cubierto.
¾      ¡No!
¾      ¿No qué?
¾      Lo siento, “Señora”, pero es mejor que me vaya. Haga lo que quiera con ella a mí no me hace falta.
¾      ¿Es que no sabes quién soy?
¾      Sí. Lo sé. —Dice el chico con aires de decepción. —Y yo soy propiedad de otra amazona.—Añade algo enojado.
¾      Soy la reina. —Replica Akane con aires de soberbia. —Todo lo que hay en este reino es mío.
¾      Pues. Se te ve muy bien esa camisa, que la disfrutes, Akane-Chan. — Añade Ranma para luego irse.
¾      ¡Eres un insolente…! ¡Espera, a dónde crees que vas! —Akane lo detiene. — Acaso no sabes que existe un ritual en el que todos los esclavos nuevos tienen que ser presentados ante mí…  si yo quiero pasan a ser posesión mía y si se oponen terminarán en los campos de…
¾      No me digas que me encontraste interesante, Akane. ¿Vas a elegirme? Eso quiere decir que te gusto?
¾      A ti no te debe importar si me gustas o no, tengo derecho por ley a poseerte.
¾      De seguro que los campos de cultivo tienen mucho más atractivo que formar parte de la colección de una reina caprichosa…
¾      ¡Cómo te atreves…! Muchos han muerto por menos que eso…

Ranma la miró por unos cuantos segundos. Era verdad, Akane lucía mucho más madura que como él la recordaba. Sabía que no debía mirarla por mucho tiempo o ella comprendería la verdad…
¾      Entonces quedamos a mano.

El joven desapareció entre el vapor y las piedras que había en el estanque.

Saliendo del lago, un joven de trenza caminaba observando una vez más la muralla que debía cruzar para ser libre, sin encontrarle ninguna debilidad, cuando siente que su cuerpo es inmovilizado por el lazo de una amazona.
¾      Aquí está. Lo vi espiando a la reina en el estanque.—Dijo amarrándolo con más fuerza y amordazándolo.
¾      Espera. Éste no es el nuevo esclavo de la princesa Kasumy? Yo misma participé de la subasta. Hay que ver que dormido se veía bien, pero despierto…
¾      No-no. Si es de la princesa, entonces habrá que devolverlo.
¾      Anda. Divirtámonos un rato, de seguro que no lo notará.
¾      No creo que haya sido presentado a la reina. Mejor no nos metamos en problemas. Sabes como son ellas con sus cosas. Si se entera es capaz de matarnos, sólo para tomarnos de ejemplo.
¾      Vaya… ni modo…

El joven Saotome es llevado a la habitación de Kasumy y entregado en sus manos. Una vez cerrada la puerta del dormitorio. Una amable sonrisa vistió los labios de la hermosa guerrera.

¾      Te ves tan raro con eso. Déjame ayudarte a que te lo quites...

Kasumy empezó a desamarrar a Ranma sin dejar de sonreír, parecía darle mucha gracia verlo envuelto como una oruga de la cintura hasta el cuello. Hasta ese momento la mayor de las Tendo parecía la misma dulce y amable chica que él conocía.

¾      ¿Y qué tal? ¿Ahora te sientes mejor?
¾      Kasumy… ¡Digo! “Prince…”
¾      No te preocupes por esas formalidades, Ranma. Anda. Ponte cómodo por favor.
¾      Dónde… —Después de decir eso el guerrero se arrepintió. El único lugar libre que había en la habitación era justo esa enorme cama vestida con sábanas satinadas.—Kasumy, quisiera decirte que…

No hubo momento para explicaciones. Cuando menos lo esperaba Kasumy lo había conducido hacia la cama y antes de que él reaccionara lo estaba besando como nadie nunca lo había besado jamás.
¾      ¡No, espera! —Reaccionó por fin, levantándose del lecho.—Akane…
¾      ¿Akane? ¿Anda, Ranma, qué esperabas cuando te mandé llamar?
¾      Yo… yo…
Kasumy se sonrió de nuevo.
¾      Vamos. Pensaste que tú y yo… Eh… —Kasumy se sonrojó de momento. —Ranma… nada va a pasar entre tú y yo si Akane no ha dado su consentimiento…—Volvió a sonreír. — Ya sabes, no tenemos hijas con cualquiera, por más atractivo que sea… Besarse no tiene nada de malo… —Argumenta inocentemente.
¾      Entonces, para qué me mandaste llamar?
¾      ¿Querías tener sexo conmigo?
¾      ¿Ah? Eh… este… claro… eres una chica muy linda…
¿En serio te parece? —Dice sonriente Kasumy. —Hace poco no parecía…

Ranma se sonrojó.
¾      Lo que pasa es que prefiero conocer primero a la chica…
¾      Pero qué lindo! Eres mi tipo Ranma. Estaré feliz de que mis hijas lleven algo de ti. ¡Por lo menos podré contarles algo bonito de su padre!
¾      ¿Podré contarle? Ah! Verdad. Luego de tenerlas me matarás.
¾      Y qué divertido eres! —Añade sonriendo. —Tendré que tener cuidado o puedo enamorarme de ti… Jajajajaja… Y claro que no te mataré, yo no soy como Akane, mi hermana es muy anticuada con respecto a los sacrificios…
¾      ¿Y por qué los mata?
¾      Eso no te lo puedo decir Ranma-Kun. Es un secreto real. Ven acércate.
¾      Mmmm… —El guerrero Saotome empieza a revisar con la mirada todo lo que había en aquella habitación, dándose tiempo para pensar en algo. —Kasumy-Chan
¾      Uy, nadie me había llamado así… excepto…
¾      El doctor Tofú.
¾      ¿Qué dices? —Kasumy se asombró de la respuesta de Ranma e inmediatamente cambió su expresión, sacó dócilmente dos dagas que le servían de peinetas y tomó una pose defensiva con ellas. —Eso que dijiste te costará la vida… Tan sólo insinuar que una princesa amazona pueda permitir que un esclavo ordinario la llame así…
¾      Espera, Kasumy… Sabes que él no es como cualquier esclavo… Sé que lo sabes.

La princesa amazona se sonroja un poco y desconcertada mueve sus dagas en posición de ataque.
¾      ¿Él te dijo todo esto, verdad? Esto… me obliga a terminar con su vida… Y tú. Vas a quedarte en la mazmorra hasta que me hayas dado una descendiente.
La mayor de las Tendo manda a llamar a su esclavo. Mientras se para frente a la única puerta de la habitación. Con ojos tristes y sin dejar de vigilar del todo a Ranma.

<<Rayos, Ranma, qué dijiste>> Se reprocha el guerrero.
¾      Debí haberlo eliminado hace mucho… ¿Se lo ha dicho a todos, verdad? Pronto lo sabrá todas las chicas…
¾      No. Lo oculta muy bien.
¾      ¿Qué más te ha dicho?
¾      No me tiene que decir nada, Akane y yo siempre lo hemos sabido.
¾      ¡¿Akane?! Eso no puede ser… Lo hubiese eliminado desde hace mucho tiempo.
¾      Sí, tienes razón. Tal vez en este mundo no… pero, Kasumy… porqué no olvidas lo que he dicho… eso fue algo tonto… es que de donde vengo eso es natural… Si no quieres hacerlo, será nuestro secreto. ¿Para qué lastimarlo?
¾      ¿Qué dices?
¾      ¿Quién lo sabrá? ¿Quién se imaginaría que te gusta cocinar? ¿Que siempre has sido como una madre para Akane porque ella no pudo conocer a la suya? <<Espero que eso no haya cambiado>> Sé lo amable que te gusta ser con los demás...
¾      ¿Cómo puedes saber todo eso?
¾      <<Es verdad, cómo lo sé, aquí nadie lo entendería>> Porque puedo leer tus ojos. ..
¾      ¡Vete!
¾      Qué?
¾      ¡Vete de aquí! —Dijo Kasumy confundida. —Yo te llamaré cuando vayamos a realizar el rito.
Ranma sale del aposento de la princesa al momento en que ve venir al Doctor Tofú, quien a penas lo mira y luego toca la puerta suavemente, casi como si fuera un rito para que Kasumy supiese que se trataba de él.

El joven Saotome camina de prisa por el laberinto que formaba el pasillo del palacio, cuando apenas logra ver una mano que lo empuja hacia el interior de otro dormitorio y luego, sin permitirle reaccionar, lo tira haciéndolo caer en la cama.
¾      Pero qué tenemos aquí… Si se trata de Ranma Saotome. El nuevo esclavo de mi hermana Kasumy… Y dime, Ranma, ¿vienes de su dormitorio, no?
¾      Nabiki Tendo. ¿Qué quieres de mí?
¾      Estás en mi cuarto, acostado en mi cama… Mmmm… no lo sé, qué crees tú?

La chica se acerca reduciendo al roce el espacio entre su víctima y ella.
¾      Me fue difícil saber quién era tu dueña. —Le toca los labios con sus dedos. —Me jugaste sucio, ah? Eso me gustó. Le dio un carácter especial a mi afición por ti. Jmm… Hay que ver, Ranma Saotome, parece que tú despiertas los más bajos instintos de las hermanas Tendo. No me imagino que pasaría entre tú y Akane si ella te llegara a conocer… De seguro te acapararía del todo. Después de todo es la reina, no? Así que Kasumy supo jugar bien sus cartas, dejando a un lado completamente el ritual… Y dime, querido Ranma, qué tal es mi hermana mayor para el amor???

<<¿Para el amor?>> Piensa Ranma, <<Nabiki piensa que Kasumy y yo…>>
¾      ¿Qué te parece si te doy algo para que compares? —Insiste ella.
¾      Eres muy hermosa Nabiki… Pero vengo algo cansado… ¿Entiendes?
¾      ¡Ah!
¾      Tú lo has dicho… mi señora es “toda una princesa”…

La mediana de las Tendo se enoja y se levanta.
¾      Vamos, Ranma, yo esperaba algo diferente contigo. No quiero algo formal. No espero hijas ni nada por el estilo. Sólo, algo distinto. Sé lo que hizo Kasumy, te usó para luego meterte en el lecho de la Reina como si fueras casto. Así no sabrá que te llamó a su lecho sin haber hecho el rito… Jah! ¿No lo entiendes, Ranma? Si quiere mi silencio, va a tener que aceptar que yo también juegue un poco contigo. Así que, espero que Kasumy no haya utilizado todas tus fuerzas, amor, porque siempre obtengo lo que quiero. Y te quiero a ti hoy… o, mejor dicho: ahora!

Ranma se para de un solo brinco.
¾      Pues tendrás que esperar, princesa. Si de verdad quieres algo que valga la pena tanto esfuerzo. —La besó en los labios rápido y bruscamente. —Adiós.

Las puertas pasaban a su lado por el corredor, mientras se alejaba lo más que podía de aquella habitación. << ¡Pero qué rayos le pasa!>> Pensaba, cuando llegó sin saber cómo a un lugar muy distinto de los que había visitado. Tenía el aspecto de un dojo, pero equipado también con múltiples artefactos de lucha. Unos gritos se escuchaban que provenían de su interior.  El joven de coleta trenzada entró al lugar con mucho cuidado para que no lo vieran. Dentro del dojo sólo había una persona. Una joven de cabello largo, amarrado a la altura de sus hombros. Sus grandes ojos negros parecían odiar cada artefacto que se le atravesaba en el camino por la forma en que los miraba antes de destrozarlo con una patada o un golpe de brazo. Ranma nunca se hubiera imaginado que Akane hubiese adelantado tanto así con las artes marciales. Vestía su acostumbrada ropa de práctica y llevaba una cinta en la cabeza para el sudor.

¾      Podrías salir de allí. Ya te vi. No es lícito observar a la Reina mientras entrena.
¾      Yo sólo pasaba. Creo que me perdí.
¾      Te has perdido demasiado últimamente, no?

La chica se acerca y antes de que Ranma reaccionara lo tenía contra la pared usando una llave que lo inmovilizaba.
¾      Dime qué haces aquí o te romperé el cuello.
¾      Ya te dije que me perdí? —Responde Ranma entrecortadamente por la falta de oxígeno por causa de la llave.
¾      Y cómo sé que dices la verdad?
¾      Tendrás que confiar en mí.
¾      ¿En un hombre????  Por qué tendría que hacerlo? ¿Porque me salvaste la vida?

Ranma se ayudó de uno de sus movimientos e invirtió la llave de tal forma que ella que ella quedó contra la pared y él, a su espalda, le susurró al oído.
¾      Porque… te… —Se arrepintió de lo que iba a decir. —Bueno, si no quieres confiar en mí no lo hagas…

La soltó de un solo tirón e intentó desaparecer, cuando una daga pegó a un centímetro de su mano.
¾      Alto allí. La próxima va a ser justo en la mitad de tu espalda. No suelo fallar.

Akane llamó a sus guardias y en unos segundos todo el lugar estaba atestado de amazonas. El joven fue conducido hacia la mazmorra principal.
¾      Jajjaja… ¿A ti también te mandaron para acá? —Quién lo iba a decir.
¾      ¿Rioga? ¿Eres tú?
¾      Sí, querido amigo. Los dos últimos sobrevivientes de nuestra aldea: Unidos por el destino para pelear a muerte por ser la próxima víctima de la más hermosa mujer que ha existido en la historia.
¾      Anda, no exageres.
¾      ¿Me vas a decir que no sientes nada por la reina?
¾      No me interesa, eso es todo.
¾      Jajajajja…Sé que es una broma… Pero ni sueñes, Ranma Saotome. Por estar unos minutos con ese encanto de mujer, bien podré derramar la sangre del guerrero que salvó a mi padre, el monarca, de tantas conquistas amazónicas… Tómalo como el pago por haber permitido que esta vez arrasaran con la aldea y nos atraparan.
¾      Vaya, pero que generoso. —Ranma mira a su alrededor, las paredes de ladrillo eran húmedas y frías, el olor desabrido de la muerte se podía sentir por todas partes. — ¿Para eso nos trajeron aquí?
¾      Me trajeron, Ranma, no lo olvides, tú eres una simple prueba para que demuestre que mi calidad como guerrero sólo se compara con mi calidad como rey. Esa amazona me adorará cuando acabe contigo. Jejejejeje… —Rioga comienza a alucinar con una Akane rendida a sus pies y empieza a sangrarle la nariz.

El joven Saótome arregla un poco el heno que estaba esparcido en el piso para recostarse sobre él.

¾      Vaya… Ya me habían hablado de los pocos pretendientes que le restaban, pero ¿escogerte a ti? …debe estar desesperada.
¾      ¡Qué dices! Saotome, recuerda que estás hablando con el hijo del rey de tu aldea… O… mejor dicho, ahora que mi padre no está soy el rey… Si no fuera por estas paredes…—Rioga las golpea repetidamente, con la frustración de no poderse librar de ellas.

Los dos jóvenes fueron interrumpidos por las escoltas reales.
¾      ¡Levántense para recibir a su alteza! —Las chicas los empujan con unas varas.
¾      Prepárate “P-chan”. —Susurra Ranma a Rioga—Viene tu novia.
¾      ¡Cállate Saotome o nos volverán polvo!
¾      No pensé que le tuvieras tanto miedo a unas mujeres.
¾      ¿Quién te dijo que son mujeres? Míralas bien, Saotome, tienen la forma de una diva pero muchas por dentro parece como si no tuviesen alma.
¾      ¡Silencio! —Se escucha la voz de Akane. — ¿Y ahora qué dices, guerrero? ¿Ahora que has visto mi poder quieres pelear por ser mi esclavo personal?
¾      ¿Así que por eso me mandaste para acá? ¿Tan desesperada estás por tener algo conmigo?

La escolta de la reina golpeó a Ranma de improviso, siendo detenida por el guerrero al segundo golpe.
¾      ¡Yo me encargo! —Argumentó Akane en el momento en que vio que la guardia de la cárcel y la otra amazona que estaba de escolta se pusieron en pose de ataque. Luego de unos segundos de silencio, la reina se volteó para irse. —Llévenlo a mi alcoba.
¾      Pero Señora… —Replicó una de ellas.
¾      ¡Desde cuándo su Reina debe dar detalles o explicaciones sobre lo que ha de hacer! ¡He dado una orden! ¡Y me encargaré personalmente de aquella que quiera contradecirme! ¡Está claro?! ¡Lleven de inmediato a este esclavo a mis aposentos.—Mira a Ranma con desprecio.—Le enseñaré a respetar a la reina de las amazonas…

Una sola noche en la recámara de la reina… una noche bajo el mismo techo de Akane… Ranma observaba detenidamente la decoración del dormitorio de la reina. Desde que había despertado aquella mañana para ver que todo su mundo había cambiado, nada le había importado tanto como comprender lo que significaba Akane para él, la Akane que él recordaba.

Una puerta se abrió violentamente. Ranma no se inmutó siquiera. Escuchó el sonido de algunas armas tiradas en una esquina de la alcoba. Segundos después, una voz casi dulce rompió el silencio que lo envolvía.
¾      ¿Me odias, no es así?

De pronto sintió como aquella barrera de hielo que se posaba entre ellos se desvanecía… Recordó cuando encontró a Akane sobre la copa de un árbol escondiendo ese tonto bigote que le había salido al haber tomado la comida del anciano Haposai por error. Entonces la sintió tan frágil.
¾      No te odio. —Contestó con el mismo gajo de ternura que ella había empleado.

La chica camina lentamente hacia él y lo abraza descansando su cabeza contra su espalda. Sus brazos sobre sus brazos cruzados lo amarraban suavemente contra su cuerpo, fue inevitable notar que estaba llorando…
¾      Ranma. Por favor… —Suplicó. — No te vuelvas.

Pero el joven guerrero se volteó aún y a pesar de todo. Levantó su mirada y la observó, parecía estar tan indefensa entre sus brazos.
¾       Te oí en el lago. —Continuó Akane.
¾      ¿Qué? ¿Qué oíste?
¾      Escuché cuando me dijiste que me amabas.

Un largo silencio se formó entre los dos.
¾      ¿Entonces… fue mentira? —La reina esperó unos segundos y luego prosiguió. —Aún así, no me dejes de abrazar.
¾       Akane, yo…
¾      Sshhh… No digas nada… Sólo hazme creer que me quieres un poco… aunque sea sólo un momento... Estoy cansada de que me mientan, Ranma… estoy tan cansada de escuchar palabras vacías…

Ranma siente cómo la diva va dejándose vencer en contra su pecho y la toma en sus brazos, la lleva a la cama y la recuesta en ella.
¾      Ven. Quédate junto a mí esta noche. —Insiste su antigua prometida tomando una de sus manos entre las suyas.

Ranma sentía un poderoso deseo de besarla; de sentir el calor de su cuerpo junto al suyo, decirle lo que ella realmente significaba para él, como siempre había deseado hacerlo…
¾      Eh… No, mejor no.
¾      Entonces… sólo recuéstate a mi lado, hasta que me quede dormida… Te prometo que no te molestaré…
¾      No olvide el detalle de que soy esclavo de su hermana, mi señora Akane… —Susurra Ranma en su defensa. —Lo más justo es que ella sepa… — El joven guerrero notó lo frágil que Akane lucía en ese momento. Parecía otra. No llegaba a comprender qué había ocurrido entre el momento en que ella había visitado la cárcel y el momento en que entró por esa puerta.
¾      Sí. —Suspira profundo. —Se  lo diré mañana, ahora sólo…
¾      ¿Sólo…? —Esperó respuesta pero evidentemente la reina se había quedado completamente dormida. —Akane… Akane-Chan

El joven Saotome se tomó unos momentos para contemplarla. Su figura se acentuaba con la ropa atrevida que las amazonas solían usar. Nunca imaginó ver a su prometida vestida así, como no se imaginó que algún día se vería obligado a rechazar a Akane porque… la deseara tanto… o mejor dicho: que se vería obligado a rechazar a Akane porque la deseara tanto antes de casarse con ella.
¾      Ranma… —Akane lo llamó mientras dormía. —Ranma, dónde estás???
¾      Estoy… aquí, no me he ido todavía… —Susurró mientras la miraba.
La chica, que parecía haber empezado a tener un mal sueño, volvió a la tranquilidad.
¾      No te vayas aún…
¾      Pero…

De pronto, un ruido fuerte se escuchó al otro lado de la puerta. Se escuchaban voces femeninas discutiendo y de un solo golpe la puerta se abrió. Ranma se incorporó de inmediato tirando sin querer una bandeja con algunas frutas y un vaso con agua. Un segundo después el guerrero supo de quienes se trataba.
¾      Pensé que Akane estaba sola… ¿Podrías salir un momento? No necesitamos escolta. Nosotras cuidaremos de ella. Sal y cerciórate de que nadie se acerque a escuchar. —Advirtió Kasumy a la pelirroja.
¾      Claro. —Respondió Ranko con tranquilidad.

Ranma, que se había convertido accidentalmente en Ranko, salió y esperó en la puerta. Las voces de las hermanas Tendo, aunque algo bajas, eran suficientemente claras como para que él escuchara sin ninguna dificultad.
¾      ¡Que raro, no?!
¾      ¿Qué cosa, Nabiki?
¾      Hace un rato creí oír a una de las chicas que estaba en la reunión que Akane tenía una cita esperándola en su alcoba.
¾      Sí? De seguro lo despidió por esta noche. La pobre debe estar tan cansada… Yo iba a traerle a un esclavo nuevo hoy, para el rito de consentimiento, pero luego de asistir a esa reunión entendí que no era el momento adecuado.
¾      Del esclavo hablamos luego… Debemos despertar a Akane… Ella debe saber lo que pensamos de todo.

Kasumy se acercó a su lecho y la llamó con una dulce voz, pero aún así la reina se despertó exaltada, revisó con la mirada cada rincón de su habitación como buscando algo…
¾      ¿Qué pasa Akane? —Preguntó Nabiki.
¾      ¿No había nadie cuando entraron?
¾      Ah! ¿Te refieres a la escolta? Está afuera. Le pedimos que saliera un momento. —Nabiki se sienta en la cama.
¾      ¿Escolta? —Akane se levanta de un solo salto, su semblante había cambiado radicalmente, saca una daga de entre su pequeña falda y se acerca a la puerta abriéndola de un solo jalón. No había nadie en el pasillo; absolutamente nadie. — ¿Están seguras de que vieron a una chica?
¾      Tenía una ropa extraña… pero definitivamente era una chica. —Señala Kasumy sonriendo. —¿Por qué, Akane? ¿Invitaste a alguien más? ¿O esperabas a uno de los esclavos?
¾      No… —Responde Akane extrañada y cambia inmediatamente de tema. — ¿Qué pasó? Pensé que la reunión se había acabado.
¾      He estado hablando con Kasumy del caso… y… Akane…
¾      Ya sé lo que van a decir… —Dice la reina con ojos tristes.

Mientras, al otro lado de la puerta, una joven de cabello rojo se suelta del techo interior del pasillo, donde se había escondido y vuelve a acercarse a la puerta para saber de qué se trataba la reunión entre las tres hermanas.
¾      Sólo quiero descansar un poco… —Akane bosteza y se recuesta en la cama. — Sólo necesito un poco de tranquilidad esta noche… Mañana anunciaré la decisión.
¾      A eso venimos… Akane, no creerás que las amazonas aceptaremos un tratado como ése, o sí? —Señala Nabiki. —Cómo Ukio dijo, ¡tenemos nuestras propias reglas, somos amazonas, ese rey no va a venir a imponernos las suyas!
¾      Es verdad, Akane. —Añade Kasumy. — Yo pienso igual que Nabiki, que si aceptamos el tratado es como decirle que puede venir a mandar sobre las Tierras de las Amazonas. Ellos no quieren la paz, no le podemos permitir que…
¾      Ya hemos revisado todas las opciones, no es así? Los bárbaros no nos han dejado salida…
¾      Sí, al parecer vienen moviendo su fichas desde hace tiempo, nos han estudiado muy bien… Por lo mismo, no creo que se queden tranquilos tan sólo con que hagamos lo que nos han pedido…—Añade la mediana de las Tendo.
¾      Pero esta vez nos tienen en sus manos, debimos haberlos sacado de esas tierras antes de que ocurriera todo esto, desde allá pudieron cambiar el cauce de esos ríos. Nos han hecho perder mucho de las cosechas de nuestras plantaciones más importantes. Pronto se empezará a sentir el fruto de la escasez… aunque conquistemos otras aldeas para reabastecernos.
¾      ¿Y qué posibilidades hay de que cumplan su promesa una vez que nos aliemos a ellos? —Pregunta Kasumy.
¾      Yo sigo pensando que la mejor alternativa es atacar y conquistar sus tierras. —Insiste Nabiki.
¾      Y cómo lo harás? Tardaremos mucho tiempo en llevar armamento a los límites de nuestras tierras, es obvio que ellos lo notarán. Es más, creo que eso es lo que esperan que hagamos. No creas que ellos se dejarán quitar esas tierras tan fácilmente. Ya escuchaste a nuestras espías, ellos han armado un gran ejército para cuidar esas tierras. Sin factor sorpresa, tenemos todas las de perder…
¾      ¿Entonces es verdad que aceptarás e irás a vivir a ese infierno? —Interrumpe Kasumy.
¾      Eso evitará que ellos reinen en nuestras tierras.—Contesta Akane.
¾       Akane, pero… ¿qué quieres decir? ¿Acaso quieres que una de nosotras dos se convierta en la nueva reina y se olvide por completo de que su hermana está en manos de los bárbaros?
¾      ¿Qué, crees que dejaré que ellos nos ganen?
¾      ¿Qué harás, matarás al rey en cuanto duerma? Ellos no bajarán la guardia al menos que vean que te portas sumisa con el rey. El tratado de paz sólo funcionará si ustedes dos están juntos. —Nabiki se levanta de la cama y empieza a caminar por la habitación. —Si pasas esa prueba…

¾      Eso es lo que quiero. Mientras piensen que tengo la lealtad de las amazonas, bajarán la guardia. Entonces, una de ustedes dos…

Las dos hermanas de Akane se quedaron atónitas escuchando el plan.

¾      Entonces… ¿quieres que…
¾      …dirijamos un ataque en ese momento?
¾      Eso hará parecer todo como si te hubiéramos olvidado…
¾      …tal vez nunca podamos recuperarte.


La hermosa emperatriz vuelve a acomodarse en su cama.
¾      Sí, lo sé. Pero yo sabré que están bien.
¾      Akane… —La llamó la mediana de las Tendo.
¾      Mejor dejémosla dormir… hoy ha sido un día muy largo para todas.
¾      Pero… Mmm… Está bien. Yo también estoy cansada. —De pronto la mediana de las Tendo se detiene y mira a su hermana mayor. —Ah! Y… ¿Recuerdas la presentación de tu nuevo esclavo a la reina?
¾      ¿Qué hay con eso?
La mediana de las Tendo le entrega una camisa a Kasumy.
¾      Creo que ya no va a ser falta. Parece que la Reina misma se presentó… y a juzgar por el estado de la camisa y por el lugar donde la encontré, tal vez se lo quede… Total, es el primero que sobrevive a la primera noche con ella.
¾      ¿Tú crees que estuvo aquí? ¿y… crees que hicieron algo???
¾      ¿Para qué otra cosa lo traería? Mmm… qué lástima y a mí que me agradaba… Esperaba que me lo prestaras o me lo vendieras antes de que la reina se encaprichara con él…

Ranma despertó cuando aún no amanecía. Los pasillos del castillo estaban vacíos y fríos. No había nada que Ranma deseara más que la libertad así que se veía obligado a caminar por los solitarios pasadizos. Pero no todos dormían. Había dos guardias en cada salida y varias más hacían rondas por el húmedo patio que antecedía la gran muralla de la fortaleza.
¾      ¿Piensas escapar? ¿por qué tanto afán?

El joven de la trenza se vuelve rápidamente hacía de donde provenía la voz…
¾      ¿Akan…?
¾      “Akane”. Que raro que te atrevas a pronunciar mi nombre… ¿No te han enseñado que no debes hacerlo?
¾      Vaya majestad, pensé que dormiría hasta tarde.

La reina se cubre del viento frío con una capa, su cabello era hermoso, aunque Ranma ya se había acostumbrado a su cabello corto como lo traía siempre cuando caminaba junto a él por las calles de Nerima hacia el Colegio Fúrican; sus ojos lo miraban de una forma distinta a la de siempre, se veía más segura pero a la vez vulnerable; pero él sabía que esa mirada escondía su verdadera destreza en las artes marciales, la que él había visto en práctica cuando llegó por accidente al cuarto donde entrenaba.

¾¿Por qué me miras así?
¾      ¿Eh? ¿Y cómo… te… miro?
¾      Como si estuvieras enamorado de mí. —Responde la reina.                             
¾      Yo… Eh… —Ranma la observa por un segundo y se enoja por encontrarse pensando en algo así. — Jah! Cómo habría de… —La volvió a mirar a los ojos y de pronto sintió que no podía pronunciar aquellas palabras. —  ¿Por qué dices… algo así?
En ese instante Akane le besa en los labios con tanta dulzura que él llegó a pensar por un instante que era su primera vez. Ella pasó sus manos por sus mejillas, estaban frías y temblorosas… quizás por lo frío que estaba el amanecer.

De pronto se escucha una voz por el pasillo, en cuestión de segundos la menor de las Tendo había desaparecido de la misma manera en que había llegado. Los primeros rayos de sol habían entrado por las pequeñas ranuras que servían de ventanas en el palacio y unas trompetas habían empezado a sonar. Ranma apenas pudo reaccionar, se ocultó de prisa y vio pasar a dos guerreras.
¾      Hoy es el día. Nuestra reina ya debe haber tomado una decisión.
¾      Dicen que aceptará.
¾      No esperaba menos de la reina… No me gustaría estar en su lugar, esos bárbaros usan a las mujeres como sus esclavas… ¿Puedes imaginarlo???
¾      Pero yo estoy segura que todas nosotras estamos deseosas de que nos den un motivo para sacarle los ojos a todos… Con gusto defendería a la reina con mi vida… 

Las dos amazonas salieron del palacio mientras terminaban de ceñirse las armas al cinturón. Las horas pasaron sin que el guerrero Saotome lograra definir del todo qué era lo que estaba pasando, no entendía porqué la reina jugaba con él… ni porqué no le era indiferente nada de lo que hacía ella; por primera vez se encontró deseando que todo volviera a ser como antes entre ellos; deseaba que volviera a ser su prometida.
¾      ¡Ranma! —Gritó el doctor Tofú luego de haberlo estado llamando por mucho tiempo.
¾      ¿Ah? —El guerrero volvió a la realidad.
¾      ¿Qué te sucede? ¿Te sientes mal? —El doctor empieza a examinarlo.
¾      No, Doc… estoy bien.
¾      Pues, Ranma… Mmmm… Parece que estás bien.
¾      Sí. Eso le decía.

El doctor trae dos platos de comida y le presenta uno al guerrero.
¾      Verás Ranma… Necesito hablar contigo… —El Dr. se asegura de que nadie los oía. — Eh… cómo podría decírtelo… Mmm… Bueno… —Ve una vez más para todos lados y luego se pone muy serio. —Supe lo que pasó ayer entre mi señora y tú…
¾      ¡No! ¡No! ¡En serio! ¡No pasó nada! Se lo aseguro…
¾      ¡Shhhh! ¡Cállate Ranma! —El Dr. vuelve a ver para todas partes. —Mira. La princesa Nabiki lo comentó esta mañana a la reina y algunas otras amazonas lo escucharon…
¾      ¡Qué quiere decir???! Espere… no habrá dicho que Kasumy y yo… <<¡Rayos! ¿Qué estará pensando Akane…?>>
¾      Ranma. Solamente quiero decirte que te lo agradezco…
¾      Pero… yo sólo lo dije para que Nabiki me dejara en paz…—Susurró Ranma. Al momento, pensando, cayó en cuenta de lo que le decía el Dr.— …Espere… porqué me lo agradece?
¾      Te agradezco todo lo que le dijiste a mi señora… y lo que le dijiste a Nabiki, porque mi señora está esperando una heredera y todos pensarán que es tuya…
¾      ¡QUE COSA!
¾      Sabes que ellas sólo pueden tener herederas con guerreros y yo no soy un guerrero…
¾      ¡Pero eso no es verdad! ¡Akan…!
¾      Shhhh! No digas su nombre. Pero si temes que la reina te mande a eliminar porque pasaste la noche con ella aún habiendo pasado primero con su hermana… pues… es muy probable… ningún esclavo a estado con ella habiendo dormido con alguien más en su vida.
¾      Yo no dormí con Kasumy
¾      Ranma. —Llamó una voz dulce y angelical desde la puerta de la estancia. Se trataba de la mayor de las Tendo. —¿Vas a decirle… a Akane… la verdad?
¾      Pero…

El doctor se levantó y salió del lugar para hacer guardia en la puerta.
¾      ¿Te gusta Akane, verdad?
¾      ¿Ah?
¾      Lo sé porque reconocí a la pelirroja. Tofú me contó sobre cómo te transformas con agua fría y había agua regada cerca de donde dormía Akane. Ella estaba dormida, por lo que supe que estuviste en su habitación sólo porque querías.
¾      Ella me lo ordenó. Olvidas que soy un esclavo?
¾      No lo olvido, Ranma. Pero sé que no harías algo que no quieres. Lo supe ayer, en mi cama. No te preocupes por mí, Ranma. Ve y dile la verdad antes de que pierdas esa oportunidad... De todas formas las cosas entre Tofú y yo no serían posibles…
¾      Pero, Akane… es la… Igual no le interesaría…
¾      Sólo piensa en esto, Ranma…: Eres el único hombre que ha pasado la noche con ella y lo ha podido contar, lo hayan o no lo hayan hecho… —Kasumy se levanta y camina hacia la puerta. — ¿Entiendes?

No pasó mucho tiempo desde que el guerrero Saótome abandonó la humilde estancia de los esclavos y logró burlar la guardia real para llegar hasta el dojo donde él suponía que debía estar la reina. Conocía lo suficiente a su prometida como para saber que la Reina estaría allí rompiendo alguna cosa.

Poco antes de que él llegara, una hermosa joven de largo cabello castaño, que llevaba en su espalda una enorme paleta de hacer pancakes, entró a el recinto de entrenamiento cubriéndose de los escombros que saltaban de las cosas que rompía la reina mientras “practicaba”, destrozando en pedazos los de mayor tamaño con una impresionante rapidez.
¾      ¡Upps! Lo siento Ukio. No te había visto.
¾      No hay problema, Akane.
¾      ¿Qué venías a hacer, vienes a practicar o quieres hablar conmigo?
¾      Mmmm… la verdad venía a pedirte algo, pero… creo que este no es el mejor momento.

Akane se tira sobre una banqueta.
¾      No te preocupes, Ukio, igual tengo que descansar, he estado aquí toda la mañana.
¾      Mmmm… ¿y qué es lo que te molesta tanto? ¿El problema que tenemos con los bárbaros?
¾      No… Bueno… sí, eso me disgusta; pero…
¾      Bueno, yo no estoy en tu lugar y aún así me molesta mucho…
¾      Y, ¿para qué me querías?
¾      Ya te dije que no era algo realmente importante… es sólo que… ayer me tocó la guardia nocturna en las celdas de esclavos y… —Ukio se sonrojó. — creo que me sobrepasé un poco con uno… verás… parece que es tuyo… y… bueno… eh… ¡No vayas a pensar que le hice algo, pero…! Este… quería saber si te agrada… o si de pronto…
¾      ¿Te refieres a el que se convierte en cerdo?
¾      ¡Sí! ¡No es tierno! Si se está volviendo pesado sólo le hechas agua y ya tienes una mascota… Además, de pronto te lo puedes llevar a una batalla; no hace mucho bulto un cerdito negro, no crees? Es realmente compacto para una líder como yo… así no pasaré tantas noches sola… Ya me gustaría que por lo menos tres de mis esclavos tengan esa maldición…
¾      Anda, si tanto te gusta quédatelo. A mí no me sirve. La verdad creo que los hombres son sólo un mal irremediable sobre este mundo, qué bien que sólo tengamos que soportarlos un rato...
¾      Vaya… pero qué te hicieron??? Ya te pareces a esas mujeres que tienen la absurda regla de casarse con uno solo. Bueno, no importa. Entonces lo mandaré llamar para el ritual.
¾      Sí. Como tú digas.
¾      Y, si no te importa, mientras viene voy a cambiarme de ropa. No quiero que me vea con el mismo uniforme con que me vio esta madrugada.

La general Ukio salió lo más rápido que pudo de la sala de entrenamiento para artes marciales. Poco después la bella reina reanudó su entrenamiento.
¾      ¡Esto es lo que te mereces! —Akane revienta en pedazos un bloque relleno. —Claro… “Ya te pareces a esas mujeres que tienen la absurda regla de casarse con un solo hombre” Yyyyahhh!!! Ahora me haces parecer “absurda” delante de mis subordinadas!!! ¡Te odio, Ranma Saótome! Eres… eres…
¾      ¿Qué soy?

La reina amazona vuelve su rostro hacia el esclavo de coleta trenzada. Su mirada reflejaba un sentimiento distinto al que él había llegado a ver en ella la noche pasada, era fría e irritada.
¾      Así que te atreves a venir. —La reina deja a un lado los escombros y camina hacia el guerrero con mirada desafiante. —Creíste que podías venir a burlarte de mí.
¾      ¡Espera! Yo no me he burlado de nadie.
¾      Pues ni creas que me importa, eres un simple esclavo con el que pasar una noche, ni creas que te iba a proponer matrimonio o algo así.
¾      ¡No sé porqué estás tan molesta. Siempre supiste que Kasumy era mi señora, era obvio lo que me iba a pedir, no!
¾      ¿Y tú corriendo vas y se lo das, no es así? De seguro que a ella no se lo negaste, o sí Ranma?
¾      No seas tonta… ella y yo… apenas y…
¾      ¡No me tienes que dar los detalles! ¡Ya te dije que me tiene sin cuidado! Además: ¡CÓMO TE ATREVES A HABLARLE A LA REINA ASÍ!
¾      ¿Si es así entonces por qué armas este alboroto?
¾      ¡No me importa! ¡Acuéstate con quien te venga en gana!

En ese momento la puerta se abre y entra un joven de pañoleta amarilla.
¾      ¿Me llamaba, alteza?

La menor de las Tendo apenas y lo mira cuando…
¾      Sí. —Se le acerca y lo besa. —Quiero que me aguardes en mi habitación, Rioga Hibiki, hijo del derrocado Monarca de la Tribu Hibiki.
¾      Cl…claro… —El joven Hibiki apenas salía de su ensueño cuando siente un golpe contundente que lo deja por completo en el suelo.
¾      ¡No seas tan descarado, Rioga! —Le grita Ranma a su ex monarca.
¾      ¡Ranma! —Grita Akane, pero inmediatamente ve a Rioga levantarse del suelo de un solo salto.
¾      ¡Cómo te atreves a golpearme, Saotome! Acaso no ves que la reina ya eligió y me eligió fue a mí, no a ti...
¾      ¡Eres un tonto!
¾      ¡Esperen! ¡Deténganse! —Grita con decisión la monarca. La puerta de la estancia se abre y entran un puñado de guardias.
¾      ¿Está bien su alteza?—Gritan las guerreras mientras neutralizan a los dos esclavos con sus armas.

Akane mira con frialdad a Ranma y luego da una orden.
¾      Llévense a ese esclavo a mi dormitorio.—Señála a Rioga.— Yo me arreglaré con éste.
¾      ¡Sí señora!
¾      Adiós Ranma. —Se despide Rioga con de forma irónica.

El guerrero Saótome se dispone a salir del dojo cuando es alcanzado por Akane quien sigue viéndolo de la misma forma fría y despectiva.
¾      No vayas a olvidar con quien estás tratando.
¾      Nunca lo olvido, Akane Tendo.
¾      No vuelvas a llamarme así. Sabes que soy la reina…
¾      Para mí eres sólo una niña caprichosa, ni el rastro de la persona que conocí… me queda muy claro ahora.
¾      ¿A qué te refieres? No soy yo quien anda jugando con una y con otra, teniendo niños por allí…
¾      ¿Entonces… me vas a decir que te importa? ¿Acaso yo tengo algo que no tengan tus otros amantes?
¾      No seas ridículo Ranma…
¾      No soy yo quien está haciendo el ridículo llevando a Rioga a mi cama.
¾      No entiendo de qué me hablas. Sabes que eres un esclavo solamente, no tengo que darte explicaciones sobre lo que hago o no con mis esclavos.
¾      Entonces déjame en paz.
¾      ¿Ah?
¾      Yo no te he pedido nada. Total, si es por tus leyes, mi señora es Kasumy, no? —Un breve silencio penetró en el lugar. — Aunque…, ayer llegué a pensar que… Supongo que me equivoqué…
El guerrero Saótome terminó de atravesar la sala de entrenamiento y salió de la estancia.
¾      ¡Espera, Ranma…! —Los gritos de Akane no fueron escuchados más.

Minutos más tarde la puerta se abrió.
¾      ¿Akane? —Entró la amazona con más rango militar en la tribu. Vestida tan exóticamente que no parecía la misma.
¾      Ukio
¾      Qué raro, ¿no ha llegado mi nuevo esclavo?

La reina decayó ante la mirada de su mejor amiga. Se veía tan frágil que Ukio se vio obligada a echarle llave a la puerta.
¾      ¿Pero qué te pasa?
¾      No me hagas caso… —La reina enjuga algunas lágrimas que habían empañado sus ojos. —Es que… es que… se me acabaron los troncos para romper… y…
¾      No, no, no… yo sé lo que te pasa. Son esos estúpidos bárbaros los que te tienen así. Uyyy!!! ¡Me siento tan impotente! Mírame, tú sacrificándote por la tribu aceptando a ese grotesco rey por esposo y yo pensando en pasar una tarde divertida con un esclavo… Uggghh! Lo siento Akane, no sé que me pasa… Volveré a mi cuarto, me pondré de nuevo mi uniforme y citaré a reunión a la jefe de estrategias…
¾      No. No hagas nada… Ya pasó, ves? Además Nabiki no está en el palacio hoy. —Akane sonríe y vuelve a poner su mirada risueña. —Ve, descansa, diviértete. Te necesito relajada para mañana. —Le entrega unas llaves. —Toma.
¾      Pero, Akane… estas son las llaves de la recámara real…
¾      Era una sorpresa. Allí nadie los molestará.
¾      ¿Y… qué harás mientras?
¾      Seguiré entrenando. Pero esta vez cerraré las puertas, si no te incomoda, necesito pensar en algunas cosas…
¾      Entiendo. —Ukio sonríe. — Gracias Akane.

Tiempo después, cerca de allí el joven Saótome camina con las manos en los bolsillos y pateando todo lo que encontraba a su paso. <<Entiendo que éste es otro mundo, Akane-Chan…por eso eres tan distinta…>> Ranma suspira y sigue pensando. <<Ya no tengo nada que hacer aquí… Akane-Chan>> El guerrero recordaba el momento en que fueron presentados en la casa Tendo… <<Debí decírtelo desde hace mucho tiempo, Akane-Chan, ahora no valdría nada decirte lo que siento por ti; me imagino que todos tus amantes te lo habrán dicho alguna vez… ahora me siento tan tonto por quererte así…>>
¾      Ranma…

El joven Saótome se volteó para encontrarse con su antigua prometida.
¾      ¿Vienes a burlarte de mí contándome lo bien que te fue con Rioga Hibiki? Te deseo la mejor de las suertes para que quedes esperando de un guerrero fuerte y ágil como debe ser el hijo de un monarca. Por mi lado, espero que recuerdes que tengo obligaciones que cumplir con mi dueña, o no se dice así?
Akane se acercó despacio, sin dejarlo de mirar tomó sus manos conduciéndolas hacia su espalda y posó sus labios sobre los suyos.
¾      Aka…Akane… espera…

Poco a poco lo fue conduciendo hacia una pequeña estancia cercana y oculta que sólo ella conocía en el palacio. Una vez adentro lo estrechó contra una pared sin dejar de besarlo. Sus manos acariciaban la espalda del chico mientras se dejaba llevar. Ranma pudo sentir la timidez del cuerpo de Akane cuando percibía sus manos. Temía no ser mejor amante que el resto de los esclavos con que su antigua prometida había estado. El solo pensar lo que estaba sintiendo en ese momento besando a Akane Tendo, lo hacía sentir como un pervertido, pero al percibir la timidez del cuerpo de Akane fue olvidando poco a poco esos detalles y fue notando que lo mismo sucedía con ella…

El guerrero se dio cuenta que había pasado tanto tiempo ocultando lo que sentía por ella, que no había notado lo hermosa que era y cuánto habían crecido sus sentimientos hacia ella… Por un momento Akane se separó de él. Él abrió sus ojos esperando el balde de agua fría que siempre sucedía luego de que él se hubiese excedido un poco, pero se encontró con unos ojos distintos a los que había dejado en aquel dojo. La reina lo miraba profundamente; los dos seguían todavía abrazados cuando oyó caer al suelo la correa que ceñía las armas de la chica. Con un movimiento dulce la menor de las Tendo toma nuevamente una de las manos de Ranma, mientras lo empujaba hacia la pared posterior a ella. La mano del chico fue guiada a recorrer la silueta de su cuerpo, lentamente hasta volver su cintura y terminar sobre su pecho. El cuerpo de Akane temblaba mientras la mano del guerrero bajaba explorando, como una caricia, su abdomen descubierto.  Los dedos del guerrero Saótome se arriesgaron a pasar por dentro del corpiño de la pequeña falda amazónica, Akane ahogó un suspiro y volvió a abrir sus ojos para mirar los de su amante, deseaba que no se detuviera, pero la diminuta falda no permitía que el guerrero prosiguiera, así que fue soltándola poco a poco a medida que Ranma avanzaba hasta el lugar más íntimo, mientras ceñía el cuerpo de la amazona contra el de él volviéndola a besar. Las manos del joven de trenza por fin habían encontrado su lugar sobre las caderas de la diva. Mientras sus cuerpos permanecían casi pegados uno contra el otro y Akane descubría cada palmo del cuerpo de su amante por debajo de aquella molestosa camisa. Desde poco más abajo de su cintura hasta sus hombros, con un movimiento delicado que poco a poco fue deshaciéndose de su camisa y del suéter negro que llevaba y acariciándolo, deteniéndose sólo para desatar el cinturón que estrechaba sus pantalones para luego seguir bajando hasta poco antes de su muslo.

¾      Akane… yo creo que tú…
¾      No te detengas, Ranma… —Interrumpe la diva soltando el nudo que ajustaba la parte de arriba de su atuendo, dejando entrever sus blancos senos.

El guerrero Saótome levanta del suelo su camisa y luego estrecha chica entre sus brazos; cerrando sus ojos para besarla de nuevo cubre la espalda desnuda de la reina con ella y la conduce hacia una vieja mesa que lucía solitaria en el pequeño lugar. Sobre ella estaba la menor de las Tendo, sentada, cubierta parcialmente sólo por una pequeña falda entreabierta. Por unos pequeños segundos los dos se detuvieron, la mirada Akane se debatía entre la pasión que sentía y algo de temor a la vez. Ranma por su lado parecía debatirse entre el amor que sentía por ella y el temor de lastimarla, cuando de pronto las manos de Akane tocaron las mejillas de Ranma y condujeron su rostro hasta sus labios. Sus cuerpos poco a poco fueron encontrándose y fueron eliminando todo lo que los separaba. Cedieron ante el contacto uno del cuerpo del otro. Sentir su piel contra la suya despertaba aún más la inquietud de amarse sin ninguna restricción, olvidándose del mundo que los rodeaba.

El corazón del guerrero latía con fuerza sintiendo el cuerpo de la hermosa Akane estremecerse con cada contacto, él también se estremecía; había llegado al punto en que tenerla era lo que más deseaba en el mundo y sabía que ella deseaba lo mismo. Podía sentir su cuerpo estrecho abriéndose al suyo, entregándose, mientras su amante lo estrechaba con más fuerza. Hasta que un pequeño gemido de dolor lo estremeció.
¾      No, no te… detengas. —Exclamó ella entre sollozos.
¾      Pero… Akane…
¾      Sigue, Ranma, no te detengas ahora…—Akane lo mira con ternura. El joven vaciló por un instante. — ¿Me amas… no es así? —Akane volvió tocar sus mejillas con sus manos y condujo sus labios hacia sus labios.

Sus cuerpos estaban unidos y se quemaban ante la sensación de la primera entrega. Akane sentía todo su cuerpo vibrar y podía sentir también el cuerpo de su amante vibrando y su corazón palpitando a la par con el suyo, hasta que una sensación mucho mayor la invadió por completo alterando todos sus sentidos en unos segundos, sabía que Ranma había sentido lo mismo.

Sus cuerpos permanecieron unidos durante un tiempo más después de que todas las sensaciones habían cesado, luego se separaron lentamente.
¾      ¿Por qué no me lo habías dicho? —Preguntó Ranma.
¾      Porque nadie debía saberlo. No quería que fuera con cualquiera.
¾      ¿Y por qué conmigo?
¾      Eso no te lo puedo decir. —La chica se encogió en su pecho. —Mucho menos ahora Ranma. Prefiero que pienses que estoy desquiciada o algo loca, o que soy una tonta o…
¾      ¿Prefieres eso a que crea que me amas?

La chica se sonrojó.
¾      Siento mucho haber manchado tu camisa. —Akane advierte en Ranma, algo de melancolía. —Lo siento, no sabía que la querías tanto. La mandaré a lavar y quedará como nueva.
¾      No es eso. —Responde sin dejar de mirarla de aquella forma. —Es que siempre pensé que nuestra primera vez sería distinta.

Akane lo abrazó con más fuerza.
¾      Ranma, no vayas a soltarme aún. —El chico sintió unas gotas cálidas que se resbalaban por sus costillas. —Quédate conmigo un rato más. Quiero sentirte junto a mí así como estás.

Ranma ya había perdido la noción del tiempo que había pasado en aquella pequeña habitación. Sólo sabía que la menor de las Tendo aún estaba abrazada a su cuerpo. Un frío invernal empezó a colarse por las pequeñas grietas que ventilaban aquel cuarto. <<Ya pronto caerá la noche>> Dedujo el guerrero y acarició con la mirada el cuerpo desnudo de la diva. De pronto se escuchó un estruendoso sonido de trompetas que sacó a la pareja de su letargo. Akane tomó cuenta del tiempo.
¾      ¡Oh, no! ¡Ya no queda tiempo! ¡Lo había olvidado! —la chica se levantó de prisa y empezó a vestirse. —Ranma, debes irte. ¡Las trompetas están sonando! Todos los hombres del castillo deben regresar cuanto antes a los aposentos de esclav… de los hombres.
¾      ¿Qué está sucediendo?
¾      No te lo puedo explicar… —Akane se sonrojó.—Deben estarme buscando… y yo que necesito un baño… —Susurró apenada.

Ranma se colocó frente a Akane quien no lo dejaba de mirar con ternura, pero se escuchó la segunda llamada de trompeta.
¾      Ranma… es mejor que te vayas, cuando suene por tercera vez estarán por iniciar la inspección en el dormitorio de esclavos… —Señaló Akane preocupada y luego corrió hacia una de las paredes del lugar y abrió una puerta secreta.
La chica se detiene y se voltea antes de entrar por el pasadizo. Su mirada estaba llena de melancolía y preocupación. Se quedó viendo los ojos del guerrero por unos segundos y luego dibujó una sonrisa de ternura en sus labios.
¾      ¿Te volveré… a ver?
¾      Akane… —Se escucha nuevamente las trompetas.—Hay cosas que quisiera…
¾      Ven esta noche — Akane se apresura a decir—… si quieres... cuando todas duerman.
¾      ¿Por qué?
¾      Porque… no quiero que nadie sepa… lo que siento por ti.

La diva sale corriendo por el angosto pasillo, cuando se escucha la tercera llamada.

<<¡Rayos! Si corro por el pasadizo que el doctor Tofú me enseñó, no llegaré a tiempo!>> Piensa Ranma quien sale por la entrada secreta principal, corre hacia uno de los bebederos y se echa agua para pasar desapercibido entre las guardias amazónicas. Como Ranko, Ranma se sentía más seguro al caminar por los pasillos del palacio.
Había andado algunos pocos metros cuando escuchó un número plural de soldados acercándose. Le extrañó escuchar voces masculinas retumbando en aquellas paredes de piedra. Pocos segundos después los logró ver frente a frente. Su aspecto era áspero y grosero; sus barbas estaban tan descuidadas que parecían que algo se les había quedado atrapado entre tanto pelo y hubiera muerto intentando salir; su descuidado aspecto los hacía ver como unos enormes animales malhumorados que buscaban algo para descargar su ira. De pronto, el deseo de saber qué hacían esas bestias en el palacio fue haciéndole olvidar que debía regresar antes de que notaran su ausencia en la estancia de esclavos. Esos colosos no le habían dado buena espina.
¾      ¡Qué haces aquí! —Una voz conocida lo sacudió de sus pensamientos.
¾      ¡Kodashi! Eh…
¾      ¿Quién eres y qué haces aquí? ¿Por qué no estás con las otras en la sala de reuniones?
¾      Soy Ranma… digo, Ranko. Ranko Saótome y… —Ranko mira de reojo con malicia a los mongoles.—Venía a ver…
¾      Entiendo, Ranko Saótome. Viniste a ver en qué podías ayudar, pero Kodashi Tatewaki lo tiene todo bajo control así que te puedes retirar. Jojojojojo… —Saca su listón de Gimnasia Rítmica de Combate y se va seguido de todo un escuadrón.

<<Así que hay una reunión de amazonas y estos trogloditas deben ser sus huéspedes… ya veo porqué recogieron a los esclavos, no quieren que sepan que hay hombres libres en el palacio… Digo, si a esos se les puedes puede considerar “hombres” parecen más bien neandertales…>> Algo llamó la atención de  Ranko mientras caminaba por los pasillos. Era una fila de hermosas mujeres armadas, mínimamente vestidas, que cuidaban de un lado y el otro de unas puertas. La pelirroja siguió caminando intentando no mirar a los ojos a ninguna y mantener su vista lejos de los lugares en donde no debía mirar. <<¿hora sí… me estoy volviendo pervertido o qué?>>
“No estoy de acuerdo!, ¡Yo tampoco!, ¡Ni yo!” Se escuchaban gritos de muchas mujeres protestando por algo, al momento en que Ranko penetró en el salón atestado de amazonas. Allí la volvió a ver. Podría decirse que en ese instante la vio mucho más bella que nunca, su corazón se estremeció tan sólo al percibir su mirada. El mágico momento fue deshecho al escuchar que alguien tras ella abría la puerta de golpe. Una vez más vio la imagen grotesca de uno de esos guerreros que había dejado atrás. Akane llamó la atención de la guardia para que bajaran las armas.
¾      ¡Sólo les dimos hasta hoy para decidir! ¡Queremos una respuesta! ¡Si es afirmativa, la reina partirá a primera hora de mañana hacia nuestros campamentos y nosotros nos iremos de inmediato de este mugriento lugar, destruiremos la represa que hemos puesto en los ríos que alimentan sus tierras y mantendremos la paz entre nuestras tribus! ¡De no acceder nos quedaremos con su agua hasta que sus fuentes se sequen! ¡Ese es el trato!

Las palabras del mongol alteraron a todas las presentes. Pero fueron persuadidas por su reina a mantener la calma.
¾      ¿Qué quiere decir con eso? —Una sola voz se alzó en el salón.— ¿Qué van a hacer con la reina?
¾      Jajajjajajjaa… Miren lo que tenemos aquí. Una amazona pelirroja rebelde. —Menospreció el mongol.—Siempre dije que el rey debió pedir también una esposa amazona para cada uno de sus generales. Jajajjaja… tú serías la mía… —Abrazó a Ranko el cual se deshizo del abrazo bruscamente. (Golpe Saótome)
¾      ¡No lo voy a permitir! —Añade Ranko dirigiéndose esta vez a Akane.—¡Como se te ocurre aceptar un tratado así! ¡Acaso crees que “Barba sucia” (Refiriéndose al mongol) va a cumplir esa estúpida promesa!
¾      Vaya, pero que valiente es, no te parece?.—Sonrió Kasumy.
¾      Muy valiente o muy tonta. —Miraba Nabiki asombrada.

Una hora más tarde, en las mazmorras.
¾      ¡Levántate, viene la reina! —Anuncia una de las carceleras.
¾      Vaya. Ya era hora.
¾      ¿Quién eres? —Pregunta Akane al mismo tiempo que hace señas para que las dejaran solas.
¾      Mi nombre es Ranko.
¾      ¿Ranko? Ah, ya. No eres una amazona, o sí? ¿Por qué me parece que te conozco de algún lado?
¾      ¿Qué te hace pensar que no soy de tu tribu…?
¾      Nadie de mi tribu se atrevería a desafiarme de la manera en que lo hiciste.
¾      Ah, vaya… ¿Y qué esperabas? ¿Acaso pretendes seguirle el juego a esos tontos?
¾      ¡Ese es mí problema!
¾      ¡No! ¡No lo es!
¾      ¡Qué quieres decir! ¿Acaso crees que le debo dar explicaciones a una súbdita como tú?
¾      ¿Y qué hay con Ranma? ¿Acaso a él no le debes una explicación? ¿O es que sólo fue un juguete tuyo como algo que se te antoja y nada más?
¾      ¡Cómo te atreves! ¡y cómo es que sabes sobre Ranma! … Ranma… es… un esclavo. ¡Sí, es eso, un esclavo!
¾      ¡Oh, vaya! ¡Jamás debí confiar en ti!
¾      ¿Qué?
¾      Digo… Que él no debió confiar en ti.
¾      Mira. No sé quién seas. Ni qué pretendes. Sólo deja en paz a Ranma…
¾      Es un esclavo, no? Y a una reina no le debe importar…
¾      No me importa. Mañana me casaré con el rey mongol… ese es mi destino y ni tú ni nadie se interpondrán. Te vas a quedar aquí en este calabozo hasta que todo termine. Y… Ranma también…
¾      ¡Pero es que no entiendes! Ellos no cumplirán. El sólo pensar en una salida como esa para este  problema es tonto!
¾      ¿Estás llamando a tu reina “tonta”?
¾      ¡No estás demostrando lo contrario!
Ranko siente sacudirse el mundo con una cachetada inesperada de Akane.
¾      ¡Guardias! —Llamó Akane.
¾      Es que no entiendes, Akane, entonces tendré que hacer algo para salvar tu vida…
¾      No necesito que nadie me salve de nada… —La reina ve ponerse en posición de pelea a la amazona pelirroja.— ¿Vas a retarme?
¾      No me queda de otra. No dejaré que hagas una locura como esa.
¾      Sabes que no tendré misericordia…

<<¡Rayos… Dónde aprendió a pelear así!  ¡…Es inútil, no podría hacer nada que pudiera lastimarla… que bobo soy!>> Ranko evitaba los golpes de la amazona ágilmente. Pero no contaba con tanta habilidad.
¾      ¿Fue suficiente? Por esta vez te voy a perdonar la vida… Espero que te haya quedado claro quién manda aquí. <<Soy una boba, por qué la estoy dejando ir… No lo entiendo… sólo siento que no podría hacerle daño… ¡Vaya, creo que lo que siento por ese esclavo… me está ablandando…! Rayos… Pero qué estoy diciendo: ¿Sentir algo por un esclavo…? Ufff… ¡Que nadie se entere!>> —La bella amazona había acorralado a Ranko en una esquina de la celda, quien a pesar de los golpes no se defendía.
¾      Tienes razón.—Murmura Ranko desanimada, al momento en que una de las carceleras irrumpe en el lugar preocupada por los ruidos que se escuchaban producto del enfrentamiento, lo que distrae momentáneamente a la reina. —Haz lo que te venga en gana.—La pelirroja intenta apartar a Akane para salir; provocando, por un descuido, que la chica pierda el equilibrio y caiga irremediablemente.

La impresión de la bella amazona no se borraba de los ojos de Ranko mientras la veía caer ante sus pies; por un segundo entendió lo que significaba para una guerrera como lo era Akane, probar repentinamente lo que ella tomaría como una derrota… En ese preciso momento empieza a abrirse la puerta que comunicaba a la celda donde peleaban las amazonas… La decisión de Ranko fue cuestión de un segundo. La escolta encontró tirada a la pelirroja en el piso junto a la monarca, fingiendo el dolor de las heridas que su antigua prometida jamás llegó a hacerle.

¾      Señora… Mi señora… ¿Se encuentra bien? —Abrió la puerta de la celda e ingresó al lugar. —¿Quiere que termine con ella?
¾      Quiero que te vayas de aquí.—Respondió Akane enojada mientras se ponía de pie viendo a Ranko revolverse en el piso supuestamente por el dolor.
¾      Lo siento señora…

La reina miró a la pelirroja por unos segundos y sin decir una sola palabra limpió la paja de su largo cabello y sin mirarla salió de la mazmorra.

Poco antes del amanecer, una silueta se pintó en las paredes de la estancia real.
¾      Pensé que no vendrías. —Señaló Akane al joven de ojos azul grisáceo, que acababa de entrar por uno de los pasadizos secretos.
¾      No lo iba a hacer…
¾      Ya te enteraste, no?
¾      Parece tonto pero… —El joven camina por la estancia sin mirar a su antigua prometida a los ojos.—Pensé que algún día te casarías conmigo…
¾      ¿Ah? —Por un momento dudó de su decisión con respecto a su próximo matrimonio. —Qué… dices,…? —La joven sintió su cuerpo temblar sin tomar en consideración ni por un instante lo descabellado que era esa revelación ante ella. Bajó la mirada y se levantó de la cama donde estaba sentada. —Ranma… —Los ojos del joven Saótome no disimulaba su decepción. La chica caminó hacia él y se abrazó contra su pecho, buscando su calor. —Si… las leyes de mi pueblo fuesen otras… y las amazonas se casaran con quien ellas quisieran…
¡Akane…! —Suspiró Ranma. —…No lo digas…—Se soltó del abrazo de la reina y caminó por la habitación hasta llegar al otro lado. —Debí imaginarme que si no me quisieras: te hubieras negado cuando nuestros padres arreglaron nuestro compromiso…
¾      ¿Ah? ¿De… de qué hablas?
¾      …tal vez lo supe siempre…  —Se sonríe sin dejar de mirar un adorno que había tomado de una repisa.—No…: realmente siempre lo supe… pero me cuesta…
¾      ¿Qué te cuesta, Ranma? —La chica se acerca a él y lo mira a los ojos.
Saotome coloca sus manos en la cintura de la chica, con algo de timidez. Y le devuelve la mirada. En cuestión de segundos sus labios se le escaparon hacia ella, mientras los ojos de ambos se cerraban.
¾      Hay… algo… mal… en esto… —Mencionó susurrando, Ranma, mientras la dejaba de besar por unos momentos.
¾      Crees que no te quiero. —Susurró Akane mirándole una vez más a los ojos. —Te… quiero, Ranma… Desde la primera vez que intenté conquistar tu aldea…

La reina amazona se aleja de él apenada de haberle confesado lo que sentía.
¾      ¿Espera… tú… me conociste antes?
¾      Pensé derrotarte sólo como un reto, me llamó la atención lo bueno que eras y debía ganarte para demostrarle a mi pueblo que ninguna chica era mejor que su reina… No supe que eras tú hasta que descubrí tu secreto… Entonces me alejé de ti lo más que podía… pero… no pude sacarte de mi mente… Siento haberme obsesionado con tu aldea… Realmente…—Se sonrojó. — te buscaba a ti… Esas son cosas que una amazona no debe decir…
¾      ¿Sabes sobre…?
¾      ¿La chica del cabello rojo… la que me ganó en la mazmorra…? Sé que fuiste tú quien me ganó esta tarde… Según las leyes… debo casarme contigo…
¾      ¡Pero te casarás con ese troglodita…! —Se molesta el joven guerrero.
¾      Nunca lo entenderías…

El chico la tomó una vez más por la cintura y la jaló hacia él.
¾      Entiendo que te… te quiero… Akane-Chan. Y que he sido un torpe por no decírtelo… sentí lo mismo por ti desde que te conocí… —Todo quedó en silencio por unos momentos. — ¿Y ahora qué harás conmigo? Destruiste mi aldea, según entiendo, dejaste que Kasumy me trajese como si fuera un esclavo… luego me dices que me quieres pero que vas a casarte con “barba sucia”… ¿Qué debo hacer yo? ¿Quedarme en este castillo para servir de esclavo a tus depravadas amigas… mientras sé que ese troglodita te puede estar haciendo daño?

Akane lo abrazó y lo besó.
¾       …Mi pueblo… —Intentó explicar la reina.
¾      ¿Y tiene que importarme tu pueblo? Ya lo dijiste: Eres mi prometida. No aceptaré que me eches a un lado. Pelearé por ti…
¾      No esperaba que lo entendieras. Pero una amazona sabe cuidarse sola.
¾      Claro. Ya lo sé. —Reprochó Ranma.

La mañana llegó. Ranma abría los ojos a los primeros rayos de luz que se veía en el horizonte. Una sensación extraña lo invadió. Era la primera vez que despertaría junto a Akane y por dentro crecía en deseos de abrazarla… Pero la Reina no estaba allí, sus cosas tampoco. De pronto, un recuerdo lo asaltó.
¾      ¡Rayos! ¡Akane…! —Golpeó con fuerza la cómoda cama partiéndola en dos. — ¡Esta madrugada me lo prometiste…!

Se levantó de un salto, se vistió y salió por el pasadizo por donde había entrado a la recámara de la chica.

¾      ¡Lo sabía! ¡No debí confiar en ti…! Ahora eres otra… pero: …al mismo tiempo la misma… ¡No sé porqué me preocupo tanto por ti! —Se detiene en seco y exclama enojado. — ¡Rayos! ¡Tú sabes lo que haces! Pero… — Se sentía como en una encrucijada. — eres “mi Akane” …No puedo dejarte así…

Se queda por un momento pensando qué hacer…
¾      Vaya… ¡POR QUÉ RAYOS TE METES EN TANTOS PROBLEMAS! —Abolla la pared de piedra del pasadizo.

*****************
Entre las filas amazónicas, una chica pelirroja se escabulle hacia una de las tiendas que habían montado para esperar en los límites de las Tierras Amazónicas, a la aparición de los delegados del ejército mongol.
¾      ¡Aich! ¡Las cosas que tengo que hacer! ¡Que tonta es Akane! Tal vez sea más fuerte de lo que creí pero sigue siendo… —La pelirroja se sonroja al recordar algunos detalles de lo que había pasado la noche anterior… y se dice a sí misma —Ranma… debes mantener tu objetividad o no lograrás vencer a “barba sucia”
¾      ¿En qué piensas, Ranma? —Un joven de pañoleta amarilla amarrada en la frente, interrumpe las meditaciones de la pelirroja.
¾      ¿Qué crees? Ukio me trajo metido en una bolsa de mimbre. Es… realmente vergonzoso. Cree que soy un objeto, al que le tira agua para luego llevarlo donde se le antoje. ¡Ja! Tú tienes mejor suerte. Cuando quieres te conviertes en una de ellas... en cambio, yo y… P-Chan
¾      Vamos, Rioga, no pudo ser tan malo…
¾      ¿Qué dices?
¾      Ukio es bonita… hacen una bonita pareja…
¾       A decir verdad… Ukio está bien. Pero su forma de tratarme… las cosas fueran distintas si ella no pensara que soy un… No sabes cómo se siente eso, Ranma… Total… es una amazona. No sé porqué me extraña su actitud.
¾      Bueno, si tanto te molesta, puedes escapar durante mi boda con “Barba Sucia”…
¾      ¿A qué te refieres, Ranma? ¿Qué quieres decir con eso? Pensé que la reina iba a… No vas a unirte a ellas para salvar a la Reina, o sí?
¾      Voy a darle a “Barbita” una lección sobre las amazonas…
¾      ¿Qué quieres decir? ¿Ranma Saotome va a pelear por la tribu amazónica? Debes estar loco. ¡Han sido nuestras enemigas por siglos! ¡Y no debes olvidar que insistieron tanto, que terminaron destruyeron nuestra aldea… Se portaron como una plaga en los últimos meses. Vencernos se les volvió como una obsesión o algo así…! ¡Nos tomaron como esclavos! ¿Y ahora pretendes ayudarlas? ¿Qué pudo haberle pasado a el Ranma Saotome que siempre he conocido…?—Rioga se queda mirándolo por unos momentos.—¡Espera! ¡No me vas a decir que te enamoraste de una! ¡Rayos, Ranma…!
¾      Ya cállate, Rioga. Si no me vas a ayudar, entonces…
¾      Será lo último que haga por ti, Ranma.
¾      ¿Qué quieres decir?
¾      Sé de una conspiración contra la reina por parte de los guerreros bárbaros. Lo oí mientras me escondía de la cocinera… 
¾      Pensé que no te importaban las amazonas...
¾      Si llevan a cabo la emboscada, es muy probable que le hagan daño a Ukio
¾      Ah, ya, P-Chan. Ya entiendo porqué dejaste que ella te trajera…
¾      Jah-jah. Anda, dime ya tu plan para hacerte pasar por la reina. Será difícil tener acceso a la tienda de la emperadora. Mmm… y también hacer que ella deje que tomes su lugar.
¾      No lo creas… Eso no es problema para Ranma Saótome...
¾      Ranko” No lo olvides, Ranma. Nuestra vida vuelve a depender de eso.
¾      No lo he olvidado. <<Sólo espero que Akane me perdone algún día por lo que voy a hacer…>> Habrá que esperar que salga de la tienda…
 ****************************
Una hora después…
¾      Bueno, Rioga: Tu turno.
¾      ¡ME REUSO A SALIR VESTIDO ASÍ! ¡Además, quién podría creer que soy una chica! Tendrían que estar ciegos…
¾      ¡PUES, ALGUIEN TIENE QUE ANUNCIAR QUE PARTIMOS FUERA DE LOS TERRITORIOS AMAZÓNICOS ANTES DE QUE LLEGUE AKANE! Y créeme, te ves más femenino que muchas de las amazonas de aquí…
¾      ¡ESTE PLAN ES EL MÁS ABSURDO QUE HAS TENIDO EN AÑOS…! —aunque… pensándolo bien… Mmmm… … ¿Has visto lo bien que se ve esa reina amazona?
¾      No te ilusiones, P-Chan. ¡A Akane la dejas tranquila!
¾      ¿Qué? ¿Crees que se fijaría en ti? Jajajaja… ¿Preferiría a un estratega en vez de al hijo del rey de una tribu como lo fue la nuestra? Debes estar bromeando… <<Vaya, con la suerte que tiene Ranma es capaz de que la reina en verdad se enamore de él… Aunque… pensándolo bien… jajaja… es imposible…>> —Rioga sale de la tienda de la reina disfrazado de chica. — ¡y yo que pensé que convertirme en cerdo era lo más humillante que haría en la vida!
El joven de la pañoleta amarilla mira para todos lados, al salir…
¾      Uglll… Ranma tenía razón… a mí me luce más el atuendo que a la mayoría de ellas… ¡Pero qué mujeres más feas!
¾      ¿Decías? —Lo interrumpió una de las más bonitas de las guerreras, escoltas de la reina.
¾      Eh, eh… jijijiji… yo sólo… decía que…
¾      Vi lo que hiciste y sé quién eres. — La amazona acerca la punta de su lanza al rostro de Rioga. —Jajajja… te maquillaste un poco por aquí… Jajjaja… se te ve bonito, aunque esté prohibido durante la guardia…
¾      Eh… eh… Sí. Claro…
¾      Pero no te preocupes. No te delataré. —La chica le guiña un ojo. Espero que tú tampoco le digas a la comandante que me salí de mi puesto para buscar el cerdito de la general Ukio… —Se acerca  un poco a Rioga. — A que no sabías que en realidad es un hombre, jijijijii… —La chica se sonroja.
¾      Bueno… este… me imagino que debes tener cuidado, no vaya ser que la general te descubra rondando algo de su posesión… Eh… y… ¿me ayudas en algo?
¾      Sí, claro, dime.
¾      La reina me ha dado la orden de emprender nuevamente el camino… y es que… ¿Podrías arreglar ese asunto? Tú sabes lo que pasa cuando la reina…
¾      No hay problema… Ya sé… tuviste tus diferencias con nuestra jefa Kodachi… Es de esperarse… Se cree la más bonita… No le hagas caso, tú eres más bonita que ella. —Le vuelve a guiñar el ojo. — Entonces es un trato. Yo arreglo todo para la partida y tú… ya sabes… Me llamas cuando atrapes el cerdito… Pero… Yo soy la primera, sí?
¾      Créeme que ese cerdito no puede escaparse de mí. —Rioga ve alejarse a la bella amazona y suspira. —Ufff! Estuvo cerca, pero: ¡Asunto arreglado!

*************
¾      ¿Ranma?
¾      A… A… Akane… ¿Qué… qué haces aquí? —Ranko es sorprendida por la reina. — Akane… tu cabello…
¾      ¿Te gusta?
¾      Eh… eh… sí… es… bonito… pero… Creí que te gustaba largo. <<Siempre me sentí culpable de que lo llevaras corto>>
Akane se sonrojó.
¾      Olvídalo… Es que de pronto me gustó cambiar un poco.
¾      Estás… hermosa…
¾      ¿Lo estoy?
Por primera vez Ranma vio una expresión distinta el rostro de la reina amazona que no había visto jamás en su prometida de Nerima. No estaba seguro de lo que significaba. Estaba reluciente como toda novia antes de casarse, (lo que lo hacía sentir un poco mal), pero a la vez parecía nostálgica; imponía con su mirada esa personalidad fuerte de guerrera, pero a la vez existía en su mirada una luz de timidez casi imperceptible que lo hacía dudar por momentos que lograra mantener su posición con respecto a la boda.

Akane sonríe.
¾      Debo estarlo. Es el día de mi boda. —Un silencio reinó por unos instantes. —Me dijeron que habían visto a una pelirroja por allí así que vine a ver si se trataba de ti. Vengo a pedirte que no intervengas. Esta decisión es mía. No me importa lo que pienses de ella.
¾      ¿No te importa lo que yo piense?
¾      Espero no haber hecho algo que te haya hecho pensar lo contrario, porque voy ha casarme hoy con el bárbaro quieras o no, así que te pido que no te metas en mis cosas.
¾      ¡Jah! ¿Así nada más? Siempre tan terca. ¡Claro que me iré! —Ramko se transforma en Ranma—No creas que significas más para mí que yo para ti… Si la reina quiere casarse con “barbita sucia” me tiene sin cuidado.
¾      ¡Ranma! ¡No puedes salir así de aquí! No les es permitido a los hombres…
¾      No me interesan ellas… Sabes… que estaba aquí por ti. Sólo por ti, pero si casarte con ese patán te hace feliz… no intervendré. ¡Sólo hazlo!

Ranma sale de la tienda enojado, a la vista de todas las guerreras amazonas, algunas de las cuales acudieron para aprenderlo, pero el guerrero Saótome no tuvo mucho problema para alejarlas de él…
¾      ¡Qué rayos haces, Ranma! —Se le acerca una amazona sobre-maquillada con aspecto varonil.
¾      Ya no importa, Rioga. Akane es una cabeza dura. Odio admitirlo, pero esa es una actitud que odio de ella.
¾      ¿De qué rayos hablas? RANMAAA… —Rioga le da un golpe sorpresivo al joven guerrero, lo cual lo deja tendido  aturdido sobre la grama. — Ranma, no vas a dejar a un lado a Ukio. No voy a pasar vergüenza gratis vistiéndome de mujer sólo porque tuviste una aventura con la reina y descubriste la realidad: que las amazonas no aman a nadie.

El joven, o mejor dicho: la joven, llevó a Ranma por la trenza hasta una de las tiendas.
¾      ¡QUE RAYOS HACES! —Se levantó sorpresivamente el guerrero.
¾      Ya tengo todo arreglado, ahora no te vas a echar para atrás.
¾      ¡Tú no entiendes nada!
¾      Claro que entiendo, Ranma Saótome. Entiendo que esperaba a una reina en su alcoba y en su lugar entró una chica muy distinta a la que esperaba. También entiendo que para ella pudo haber sido un juego, pero para mí… para mí significó mucho más de lo que pensé que me importaba. Tal vez te parezca ridículo que alguien como yo quede prendado a una amazona. Pero aunque para ella sea sólo un objeto, no pretendo verla morir hoy frente a mis ojos… ¡Entiendes Ranma Saotome! —Le tiró agua fría —Así que me ayudarás a salvarla ¡o te pesará! ¡¿Entiendes?!

Ranma se quedó mudo… nunca se hubiera imaginado que Rioga tomara tan en serio a Ukio y por otro lado… era verdad: Su antiguo amigo le estaba dando una lección sobre lo que un hombre hace cuando realmente ama a una mujer… cómo era que se había dejado cegar tanto.

La tarde caía sin señales de alguna hostilidad. Todo parecía estar a punto para la boda real. Un camino de antorchas iluminaba el sendero que unía las fronteras del territorio amazónico y el de su enemigo, haciendo contraste con el atardecer. Al otro lado del sendero se aglomeraba una gran multitud de bárbaros. De pronto sólo se escuchaba el batir unísono de sus lanzas contra el suelo. Un par de desbarbados esperaban ansiosos la llegada de la reina como todos los demás; se habían logrado colar entre las filas enemigas vistiendo con unos atuendos raros hechos de piel de todo tipo de animales, luciendo en el cuello dientes humanos como si fuesen las cuentas de un collar; todo eso parecía ganar el respeto de los bárbaros que los veían.
¾      Vaya disfraz. ¿Dónde lo conseguiste?
¾      Las pieles estaban en el piso de una de las tiendas.
¾      Ah, ya: Te robaste la alfombra de un bárbaro pudiente.
¾      ¿La qué?
¾      Sssshhh!!! Es mejor que disimulemos, Rioga. Si nos atrapan, no sólo nos juzgarán por hacernos pasar por ellos, sino también por ladrones.
¾      No veo la diferencia: o nos juzgan ellos o nos juzgan las amazonas por escapar… Ayyyyshh!!!!

Un bárbaro de dos metros de alto que parecía luchador acababa de ponerse frente a ellos. El tipo parecía seriamente borracho.
¾      Amigos… ¿qué hacen aquí? — Se tomó un trago de su cantimplora que olía a wisky.— ¡Qué triste la vida de los soldados! JajajjajajaIph! Toda una boda celebrándose en el castillo y nosotros en la retaguardia. Ni siquiera nos tocará ver la cara de la ingenua doncella que el rey agregará a su harén. Jjajajja… Aunque… Jiph! Shhhh!! No se lo digan a nadie… —Susurró el soldado. —Pero dicen que… ella no volverá a ver la luz del día. Jajjajaa… El rey tiene guardado una sorpresa para las amazonas, jajjajjaa… Sólo por diversión… Ha decidido no conservar ninguna de ellas… jajjaja, todas perderán sus vidas por estar tan confiadas. ¡Desde hoy, nuestro rey será conocido como “El más grande de los grandes”! “El que venció a la tribu de Amazonas” Sí! Jajajajja… ¡QUE VIVA NUESTRO REY!!
¾      Sí, claro. JahJah.—Señaló Rioga mientras Ranma apenas reaccionaba.
¾      Entonces será durante la ceremonia… <<¡Akane!>>
¾      ¡Nop! Jeje… eso es lo gracioso. Será cuando la reina esté más indispuesta… jejejeje… El rey sabe lo peligrosa que es… es como una víbora… no sabes cuándo va a picar… Todos hemos hecho una apuesta: unos dicen que ella intentará matar a nuestro rey antes de que ocurra algo entre ellos (Claro está que nuestro Rey está preparado para eso). Yo creo en el rey Mikado… he apostado que el rey podrá con esa serpiente venenosa, la tomará en sus manos y…

Segundos después...
¾      Creo que no debiste hacer eso, Ranma… Podrían atraparnos... y… Después de todo debes aceptar que ella es peligrosa… Ese bárbaro nunca logrará arreglarse la nariz… si es que llega a despertar de ese golpe que le diste...
¾      Ya cállate, Rioga, o nos descubrirán.


Mientras, adentro del palacio real, los comandos de asalto de los bárbaros acompañaban a la reina amazónica y a cinco de sus escoltas, hasta el salón real donde se sellaría el tratado de paz entre las dos tribus al celebrarse la boda.

El rey Mikado esperaba impasible al fondo de la sala, hasta que vio llegar a su prometida cubierta por una túnica blanca. La impaciencia lo obligó a ascender desde un trono improvisado hasta su encuentro. De inmediato retiró el velo que cubría parte de su rostro, para descubrir el aspecto de su futura esposa, al momento en que sintió un fuerte dolor en la mejilla.
¾      ¡ATREVIDO! —Gritó Akane, mientras le dirigía otra cachetada.

El rostro del rey se distorsionó al instante devolviendo el golpe.
¾      ¡TONTA! ¡CÓMO TE HAS ATREVIDO A LASTIMAR MI HERMOSO ROSTRO! ¿NO TE HAS DADO CUENTA DE QUE AHORA ESTÁS EN MIS DOMINIOS? —Hubo un instante de silencio durante los cuales ninguno de los dos apartó sus ojos del otro, de forma amenazante; hasta que el rey bárbaro lo rompió. — ¡RÁPIDO! ¡TRÁIGANME UN ESPEJO!
¾      No esperaba menos. —Susurró Akane fastidiada.
¾      ¡Ah! Lo olvidaba… Claro… Eres una amazona… Verdad que estas acostumbrada a controlar a los hombres… — El Rey suspira profundo y luego cambia de semblante a uno completamente distinto y posesivo. — ¡Aquí harás lo que yo te ordene! Recuerda que eres mía. Y… mi primera orden es: ¡JAMÁS VUELVAS A TOCAR MI HERMOSO ROSTRO! —Se mira en el espejo buscando cuidadosamente alguna imperfección que hubiese provocado el golpe de Akane. —¡Jah! Este peinado me sienta de maravilla…

Mientras tanto, la menor de las Tendo seguía mentalmente el desarrollo del plan que se imaginaba que se estaba llevando a cabo para sacar a los invasores bárbaros de sus Tierras.
¾       Bueno… no hay que ser tan malo… Mmm… si estoy de humor tal vez deje que lo toques alguna vez…Debes estar muriéndote por hacerlo. —Continuó hablando el bárbaro.—y, como una de mis esposas… de pronto podrías intentarte ganar esa oportunidad. Jajajajja.

De pronto, la puerta principal se abre y entra un hombre enorme vestido con piel de oso.
¾      Otro obsequio de bodas, su majestad… —el bárbaro hecha frente a él a una amazona que cae al piso semi inconciente. —Como nos dijeron, venían por el suroeste sin invitación. Cayeron como moscas; aunque nos dieron mucho trabajo, jajajja… éramos más y el factor sorpresa fue determinante, jajjaajja 

Kodashi hizo un pequeño gesto de sorpresa e intentó correr hacia el centro de la sala donde yacía Ukio; pero los bárbaros le cerraron el paso con sus lanzas. Akane no mostró interés alguno.
¾      Parece que no te sorprende, “querida”. —Se adelantó Mikado. — ¿Acaso no te importa que tus guerreras hayan sido derrotadas?
¾      Mis tropas sólo están para garantizar que pueda contar con su palabra ¿o el rey esperaba un ataque de nuestra parte? ¿tan poco somos de fiar? —respondió la reina amazona.
¾       Jah! Sólo por si acaso, “amor”. ¡Llévenla al calabozo! La soltaré mañana “cariño”. Hoy tenemos mucho que hacer, tú y yo.

Los bárbaros que la habían escoltado hasta ese lugar la conducen hasta la áspera mesa donde plasmarían el sello de consentimiento. Mientras el bárbaro con piel de oso se flexiona para recoger del piso a la general de las tropas de asalto de las amazonas.
¾       ¡Jajajaja! Ésta es mía. —Río por lo bajo.

El bárbaro, con Ukio, al hombro salió de la sala y empezó a caminar escoltado por dos guardias vestidos de pieles también, al girar por el pasillo, escuchó hablar a sus colegas con un acento que le llamó la atención, pero al voltearse se encontró de lleno con un golpe que lo dejó tendido de inmediato.
¾      ¡Vaya, Rioga, dónde aprendiste a golpear así!

Rioga tomó a Ukio antes de que el gigante terminara de caer e intentó reanimarla, pero al parecer la droga con que habían atacado a la tropa de Ukio, producía un efecto muy fuerte sobre la amazona.
¾      No te burles, Ranma, si no hubiese sido tan fácil derribarlo le hubiera destrozado lo poco de humano que le queda en la cara. A ver si así aprende a tratar a las chicas. Especialmente a la mía.

Cerca del osco palacio, las tropas amazonas caían una por una. Con Kodashi en la mazmorra y Ukio fuera de combate, lo poco que quedaba de las tropas de ataque parecía nada en comparación con las de sus enemigos. Los bárbaros parecían conocer de antemano todos sus movimientos, como si alguien hubiese delatado todos sus planes. Por su parte, Akane sabía que si fallaran Kasumy asumiría el trono y las tropas que dirigía Nabiki protegerían la tribu: una vez en sus tierras, no les sería fácil a los bárbaros derrotarlas.
¾      ¿En qué piensas? —Preguntó el rey mientras se retocaba un poco en la recámara nupcial.—¿En tu tribu? Serán las esposas perfectas de mis hombres, como tú serás la mía.
¾      ¿Qué te hace pensar que caeremos? ¿Qué tal si son las amazonas quienes conquisten tu tribu?
¾       Bueno, no pienses en eso. Esta noche es sólo de los dos. ¿No? Ya me dejaré de rodeos, estoy seguro que estás ansiosa por besarme.

Mikado tomó sorpresivamente a Akane entre sus brazos y se acercó a besarla, mientras ella luchaba por desatarse, sin ningún éxito. Sus fríos labios iban posándose lentamente sobre los de ella hasta sin soltarla desequilibrando su cuerpo hasta caer sobre los almohadones de su cama satinada.
¾      ¡Pero qué te pasa! ¡Me has mordido! —gritó éste sin soltar a su enemiga.
¾      ¡Déjame en paz!
¾      Vamos, chiquita, sé que te gustan mis besos. Pero eres tan orgullosa que no vas a admitirlo, no es así?

La reina hace un esfuerzo más por desatarse, logrando liberar una de sus manos con la que empuño una daga que guardaba entre los detalles de su peinado. El rey la inmovilizó de inmediato haciendo que ésta tirara la daga.
¾      Bien, me habían advertido de que siempre llevabas contigo esa daga, como peineta. Pero no creas que te voy a soltar. Esta noche es mía, no lo olvides. Bastante me costó aprender esta técnica para inmovilizarte. ¿Ves que pensaba en ti desde antes de conocernos? Pronto caerás en mis encantos. El lápiz labial que uso tiene una sustancia que te hará sumisa a mí.
¾      ¿Qué pasó con tus encantos? ¿Te crees incapaz de hacer que me gustes?
¾      ¡Jah! Ya entiendo. Realmente te gusto. Pero… no correré riesgos, por eso soy rey. Sé que las amazonas no se dejan llevar por sus emociones. Mira nada más, me rompiste la boca aún y a pesar de que sé que te morías por que te besara… Pero eso no importa. Lo importante es que no falta mucho tiempo para que surja el efecto la droga.

Los párpados de la diva, parecían cada vez pesar más sobre sus ojos. El rey iba notando cómo su cuerpo dejaba de hacer resistencia bajo el suyo y sonrió.
¾      Bueno. Todo me salió perfecto. — Se levantó dejando el cuerpo de Akane tendido sobre su lecho. Y se fue a ver al espejo. — Me despeiné un poco. —Se empezó a peinar compulsivamente, hasta dejarse radiante y luego volvió la mirada sobre su víctima. —No eres tan hermosa como yo, pero… el trabajo de un rey no termina. —Se acercó a la cama animándose. . —Es bonita. Me gusta.
¾      Vaya, ¿así es como tratas a tus chicas?—Interrumpió una voz.
¾      ¿A quién te refieres con “chica”? —Se queda unos segundos pensando.—¡Ah! A mi “prometida”. No me engañan, las amazonas son monstruos con cuerpo de mujer. Por eso me gusta… Tenemos los mismos instintos. Y ahora me vas a decir qué haces aquí y quién eres? ¡Rayos! ¡Dónde están mis guardias! ¡Voy a cortar la cabeza de todos los que permitieron que entre un intruso en mi habitación!
¾      Soy Ranma Saotome. Akane es mi prometida y vengo por ella.
¾      ¿Tú vas a ha hacer que suelte a la amazona? Jajajaja… Y ¿desde cuándo las amazonas contratan a hombres para que peleen por ellas? Jajajaja… —Mikado lo mira despectivamente. —No tengo idea de a qué tribu pertenezcas, pero me caes bien. Un hombre que sea capaz de entrar en el aposento de un rey bárbaro para pelear por una amazona, bien podría pertenecer al cuerpo de bufones reales, jajajja… ¡Lástima que tenga que matarte! ¡GUARDIAS! —El joven rey abre la puerta para hacer pasar sus guardias cuando descubre un pasillo lleno de enormes bultos con uniforme de soldados. — ¿K- Qué… su-cedió?
¾      ¡Ya te dije, he venido por Akane! —Responde Ranma enojado.
¾      Ella es mi presa. Yo la gané. No saldrá de aquí. Es mejor que no intervengas, o te pesará. No por nada soy el rey. ¡Ella se queda aquí, conmigo! ¡Y no se irá con vida de esta habitación!
¾      ¡ENTONCES PREPÁRATE!
Una pelea cruda empezó entre Ranma y Mikado, quien peleaba mucho mejor como rey bárbaro que como campeón de patinaje sobre el hielo. Sobre todo si se trataba de esquivar los golpes de Ranma.
¾      ¡Sólo es cuestión de tiempo para que vengan más guardias, Saotome, o como te llames!

<<Eso me tiene sin cuidado>> Pensaba Ranma, quien destrozaba todo con su puño intentando tomar por sorpresa a Mikado. <<Son muchos los que están afuera, pero si he de morir peleando por ti, lo haré Akane-Chan>>
Al momento llegó una de las patrullas de la escolta del rey bárbaro y la lucha aumentó de intensidad en pocos segundos, acorralando a Ranma.
¾       ¿No te lo dije? No tenía que ser así. Llévenlo al calabozo.
¾      ¡Aun no! No dejaré a Akane contigo.

De pronto algunos, los que estaban más lejos de Ranma, empezaron a caer.
¾      ¿Qué está pasando? —Se preocupa el rey antes de cerciorarse de que la reina amazona estaba conciente.
¾      La reina amazona no necesita de un hombre para que la proteja; pero si es así, entonces ella peleará por él.
¾      ¡Akane! —Exclama Ranma al verla frente a él. —Pensé que…
¾      ¡Cómo es que has despertado! —Exclamó Mikado alarmado. —Yo te…
¾      Yo tampoco corro riesgos, por eso soy la reina de las amazonas; en mi lápiz labial estaba el antídoto. Conozco la planta de donde sacan los bárbaros esa droga. Pero reconozco que no te creí capaz de utilizarla…
¾      Entonces… — Empezó a caminar hacia la puerta y gritó a sus soldados.— ¡…Encárguense de ellos! —Pero al abrir la puerta se encontró con otro cuadro…

¾      ¿Dónde te dejamos estos, Ranma? —Pregunta  Rioga.
¾      ¿Necesitas ayuda, Akane? —Añade Ukio.
¾      ¿Esto… quiere decir… que no habrá tratado de paz? —Pregunta temerosamente el rey bárbaro.
¾      No, no lo habrá. —Responde Akane dejándolo aturdido con un golpe.

Ukio entra a la alcoba y ata a los nuevos prisioneros, al pasar al lado de Ranma susurra,

¾      Tardaré en llevar a estos prisioneros a las mazmorras de este palacio… así que no me quedará de otra que dejarte solo con la reina, ¿entiendes? —La general sigue adelante y se para frente a Rioga.—Ahora tengo mucho trabajo, pero… —Se sonroja.—…intentaré desocuparme pronto. Mientras… —le tiró agua fría a el guerrero. —tendrás que meterte en la bolsa de mimbre, porque me molestaré mucho si una de las chicas te llega a tocar.

El cerdito negro no parecía agradarle meterse en esa bolsa, pero el asunto cambió cuando se vio acurrucado contra su pecho.
Solos, Akane se acerca a Ranma. Lo mira a los ojos y lo besa.
¾      Hoy es el día de mi boda.
¾      Sí, lo sé.
¾      Las amazonas nos cortamos el cabello sólo cuando le pertenecemos a alguien.
¾      Así que te tomaste muy en serio la boda con ese patán…
¾      Shhh!!! Mi trenza está en manos de Tofú, el esclavo de Kasumy, se la di para que te la diera.

Por un momento Ranma sintió como si perdiera todos los sentidos y de pronto, sintió los tibios labios de Akane tocando los suyos… y fue cediendo hasta caer en la cama…
¾      Akane… hay algo que… debí decirte hace mucho… Si pudiera volver a empezar contigo… no te lo volvería a ocultar… 
¾      Ya no importa… estás conmigo… y… Ranma… te amo…
¾       

***** ---“Ranma…”---“Ranma…”--- “RANMAAAAA”--- *****

Un intenso dolor invadió la parte posterior de la cabeza de Ranma; pero el guerrero no le tomó importancia.
¾      Sí importa. Akane, tú me importas… me importas más de lo que crees… —Ranma toma a la diva por los hombros y acercándola la besa. —Akane… yo te amo… sólo que siempre temí decírtelo…
¾      ¿Ranma?

De pronto se escucha la voz agitada del señor Tendo y más lejos la de Genma.
¾      ¡Vine lo más pronto que he podido! ¡Hija, qué le pasó a Ranma!

Akane estaba muda. Ya empezaban a llegar la gente que empezó a aglomerarse alrededor del cuerpo de Ranma.
¾      ¡Akane! —Insistió el señor Tendo.— ¡Oh, no! ¡Mi hija también está en shock!
¾      ¿Qué pasa Soun? —Preguntó Genma en cuanto llegó. —¿Qué le pasó a mi hijo?

Ranma abrió lentamente los ojos, algo aturdido. Akane estaba sonrojada y él la tenía tomada de la mano.
¾      ¿Qué… qué es esto? —Miró para todas partes sin reconocer el lugar.— ¿Qué hago aquí? —Soltó de inmediato a Akane y miró con temor la cantidad de personas que estaban alrededor de ellos.
¾      ¡Oh, no! ¡Mi hijo quedó mal! ¡Hay que llevarlo de inmediato a donde el Dr. Tofú!
¾      ¿”Doctor”? —Pronunció Ranma confundido.—¿Papá? ¿Qué haces aquí?
¾      ¡Rayos! —Se lamentó Genma.—¡Puede ser permanente!

Akane seguía sin decir una sola palabra.

En el consultorio del Doctor Tofú. Ranma seguía mirándolo todo con extrañeza. El doctor sugirió que se quedara esa noche en observación. Toda la familia empezó a marcharse del consultorio comentando lo extraño que se veía Ranma. La última en abandonar el recinto fue Akane, quien lloró amargamente una vez había cerrado la puerta. Desde el primer piso unos ojos desolados la observaban.

En la casa Tendo, la cena se había servido tarde. Pero Akane, en cuanto llegó, se disculpó y subió. Todo había sido su culpa. Ella provocó lo que sea que le estaba ocurriendo a Ranma.

Tarde en la noche, el viento abrió la ventana de la recámara de Akane. Un murmullo despertó a la chica quien lentamente abrió los ojos.
¾      ¿Te desperté?
¾      Ranma… no deberías estar en…

Antes de que ella llegara a terminar la oración, Ranma tomó sus manos entre las suyas.
¾      Te he mentido muchas veces.
¾      Akane se sonrojó.
¾      Eres hermosa…
¾      No digas más. Estás enfermo. No sabes lo que dices.
¾      Sí. Lo sé. Y me gustas así como eres.
¾      ¿Ah? Ranma… yo…

Un silencio invadió la habitación de la menor de las Tendo, al momento en que los labios de los dos se unieron.

<<Tal vez hoy esté empezando otra etapa de mi vida…>> pensó Akane al abrir otra vez los ojos… mientras sus mejillas sonrosadas disfrazaban una sonrisa con la sombra de la noche…





FIN**                                                 **FIN




Z: Bueno, amigos, espero que les haya gustado. Hacer un short ha sido un reto para mí, aunque hice algo de trampa porque me quedó un poquito largo, jejejje… también fue un gran reto hacer esas escenas calientes, pero como lo prometido es deuda crucé mi límite, hasta donde una chica como yo puede llegar, de allí en adelante no es mi estilo.

Espero sus comentarios para mejorar. Mi correo es: zeta05z@hotmail.com o zeta05z@yahoo.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario