Ahora, estas conmigo...
Dedicado a Diego y a Polluela
Akane estaba despierta. La tormentosa lluvia la había mantenido despierta, desde ya varias horas. Se encontraba refugiada bajo sus mantas, trato de tapar sus oídos con su almohada, pero la lluvia que acompañaba como estruendosa música de fondo a los truenos y relámpagos, hacían que en la mente de Akane solo retornaran los más terribles recuerdos...
-Mamá, mamá... - la niña meció despacito a la mujer.
Abrió lentamente los ojos, frente a ella pudo observar como una pequeña la miraba atentamente, volvió a cerrar los ojos, estaba cansada, pero la niña insistió.
-¡Mamá, mamá!- la remeció con mas fuerza
-¿Que pasa Akane?- pregunto con los ojos aun cerrados
-Tengo... , tengo mucho miedo... - dijo la niñita con voz sollozante...
Esto hizo que la madre se alertara, abrió completamente los ojos y se incorporo. Vio como su pequeña tenia lagrimas en sus tiernos ojos, que lentamente empezaban a caer por sus rosadas mejillas.
-Mi amor... - la madre se inclino y abrazo a su hija- no llores... , ¿porque tienes miedo?
-Es que..., la lluvia, no me deja dormir...
La mujer tomo a su hija, con cuidado seco sus lagrimas.
-No temas, ahora estas conmigo...
Truenos y relámpagos se dejaron sentir, Akane se aferro con fuerza a su madre, ella le sonrío con cariño...
-¿Porque hacen tanto ruido mamá?
-Bueno, pues, cuentan que, hace miles de años atrás, existían dos imperios muy poderosos en el antiguo Japón, los emperadores que gobernaban a sus pueblos, lo hacían con avaricia, pues su pueblo vivía en el hambre y la pobreza. Un día, el emperador Shinku (del imperio Norte), se intereso por los fértiles campos con los que contaba su territorio vecino, y en su avaricia, llamo a su pueblo a la guerra. Kushi (del imperio del Sur), se entero de los planes del Emperador, y como el también tenia intereses en los territorios vecinos, por su metalurgia, se alegro de la situación y también llamo a su pueblo a la guerra. Por muchos años la guerra existio entre los dos imperios, los pueblos eran verdaderos campos de batalla, mientras la muerte y el odio subsistian entre los mares de cadáveres que quedaban gracias a las sangrientas guerras. Las mujeres y sus hijos sufrían, no sabían si sus maridos o hermanos volverían alguna vez vivos, sus casas eran incendiadas y no tenían más remedio que vagar por el país arrancando de las peleas.
"Bueno, pero, un joven que llegaba una vez de tierras lejanas, sintió terror ante la matanza que se mantenía en ese momento, viajo por los territorios, viendo como la guerra había cobrado miles de vidas inútilmente. El joven, que era muy valiente, decidió terminar como fuera con esa guerra, así que fue a hablar con los emperadores. Primero fue a ver a Shinku, el joven, muy respetuoso, se inclino ante el soberano y comenzó:
-"Oh emperador, viajando a través del mundo, he conocido la fama de la belleza de sus tierras, y he viajado para contemplarla, pero, al llegar aquí, tras un largo viaje, solo me encontrado con valles de sangre y campos de muerte. Su pueblo os obedece, pero muere cada día en sangrientas batallas, solo por vosotros, Oh soberano.
-"Viajero, comprendo tu preocupación por mis súbditos, pero la guerra ha sido inevitable. Como emperador y completo saberano, quiero lo mejor para mi pueblo, y las tierras vecinas son las mejores para sembrar, como mi deber, debo buscar el bienestar de mi pueblo y sus alderredores, esta guerra no acabara aunque no quede uno solo de mis hombres..."
El viajero miro con asombro al Tirano, su avaricia era tan grande que era capaz de condenar a su propio pueblo a la muerte con tal de lograr sus objetivos...
-"Solo espero, que sus palabras no lo condenen"
Hizo una reverencia y, sabiendo que no lograría nada con discutir, se retiro.
Llego al templo del otro emperador y con las mismas se presentó ante el emperador. Este, que no era tan prudente como el Emperador de Norte, y muchos menos comprensivo, todo las palabras del joven como una ofensa y apricionandolo lo mando a las mazmorras más oscuras de su palacio. El joven soporto con dignidad las torturas que recibió de parte de sus apresores, no se le oyó ningún lamento salir de su boca...
Después de varias horas, fue tirado a un calabozo, ya era de noche, y un acogedor rayo de luna se colaba por la ventana. A duras penas, se acerco, pudo ver a través de las rejas un pequeño pedazo de firmamento..., una lagrima de derrota callo por la mejilla del joven.
-"Oh Dios, ¿cómo detener esta masacre?, ¿Cómo poder detener estos ríos de sangre?, ¿Si soy solo un hombre mas en esta tierra?"
El llanto silencioso inundo al hombre...
-"Pues, ten fe en que no te dejara solo"- dijo una voz
Observo el lugar, la oscuridad no dejaba ver mas allá de unos centímetros. Un hombre salió de entre las sombras y quedo frente al joven. Parecía un prisionero, uno mas de entre tantos, pero sus ojos tenían un resplandor diferente y eran hermosamente azules. El viajero supo entonces, que se encontraba ante una aparición divina, se arrodillo en el suelo y le hizo una reverencia...
-"Viajero, vengo a ayudarte, eres muy valiente al querer enfrentarte con los emperadores, pero aun así, eres un hombre."
-"¿Dime, que es lo que tengo que hacer?"
-"Primero, deberás salir de este calabozo"- dicho esto, la puerta cayo de un golpe. El joven corrió hacia la puerta con agilidad, observo que habían algunos guardias dormidos y uno que otro que bebía.
-"Toma"- el hombre le acerco una bella arma- "Con esto, lucharas contra los soberanos"
Y diciendo esto, desapareció. El Joven corrió por el palacio y logro salir de el sin mayores problemas. Rápidamente, fue organizada la gente. Aquel hombre tenía tal fuerza al hablar, que nadie dudaba de sus intenciones. Los guardias reales fueron derrotados por las grandes masas de hombre y mujeres que atacaban los palacios.
Pronto, los dos emperadores fueron puesto frente a frente. El joven levanto su espada hacia el cielo y recito algunas palabras.
-"Ahora, recibirán su castigo, pagaran cada vida que fue muerta en esta batalla, con cien siglos de batalla..."
Los emperadores fueron elevados hacia el cielo, poco a poco desaparecieron entre en firmamento, destinados, a pelear por siempre entre las nubes. Es por eso, que cuando el rayo dice algo, el trueno reclama y pelean.
Diciendo esto, la mujer miro a la pequeña...
Su hija le sonrío, la suave voz de su madre había dispersado todos sus temores.
-¿Puedo dormir contigo?- pregunto tímidamente
-Claro hija...
Su pequeño rostro se ilumino. La mujer la acomodo a su lado y la arropo, a la pequeña ya nada le ponía molestar, en los brazos de su madre se sentía segura y protegida, ni los truenos ni los relámpagos, ni siquiera los ronquidos de su padre, podían ya afectarla.
-Buenas noches mamá- suspiro....
Noches de Tormenta...
Noches de sufrimientos...
Noches de miedo...
La pequeña Akane estaba sola, escondida detrás de la puerta, desde la oscuridad podía observar a las personas que estaban en su casa...
Murmuraban, entre ellos, palabras que quedaban en el aire, que parecían penetrar por las murallas, para que no se las comiera el silencio. A lo lejos, podía ver a su padre, se veía cansado, se notaba débil y más viejo, estaba sentado con las manos en la cabeza. La casa parecía más antigua y oscura, su padre ahora se veía como un mueble mas, algo sombrío, sin vida.
Un doctor, otro desconocido, había llegado, el la había hachado del cuarto de su madre y no había vuelto a salir. Todo parecía dar vueltas, todos parecían estar en lo suyo, como una película, pero, Akane se sentía como un simple espectador, uno que nisiquiera había llegado al principio de esta, pues no sabia que era lo que pasaba...
-Pequeña, ¿qué haces aquí?
Ella miro asustada, su hermana mayor se encontraba a su lado, le sonreía.
-Kasumi, ¿porque están todos tristes?
-Porque están preocupados...
-¿Por que?
La muchacha no supo en realidad que responder, su cara se torno amarga...
-Mejor anda a jugar, ¿sí?
-Pero, ¿porque tú y mama no le hacen una rica comida?, quizás así se les quite la pena...
Kasumi sintió que ya sus fuerzas no daban mas a basto, la pequeña Akane no comprendía nada, era muy joven para entenderlo, pero, era mejor así...
Recupero su compostura, tenia que hacerlo, era su deber hacerlo. Sus hermanas, tenia que dar el ejemplo, tenia que cuidar a Naviki y a Akane, que como la más pequeña, sufriría mas la perdida... , pero, ella misma no le dolía en alma de solo pensarlo, ¿podría lograr vivir sin su madre... ?
De pronto, sintió que una pequeña manita le acariciaba la mejilla
-¿Que pasa hermana?- pregunto la pequeña con una sonrisita- ¿porque estas triste?, ¿Acaso te duele la pancita?
Algunas lagrimas recorrieron por las mejillas de Kasumi, Akane era el vivo recuerdo de su madre, se preocupaba de todo, quería ver contento a todo el mundo, pues, eso mismo provocaba su propia felicidad.
-Mi pequeña- Kasumi abrazo a Akane, luego, la tomo de la mano y se la llevo de la casa.
La niña caminaba tomada de la mano de Kasumi. Estaba feliz. Le encantaba ir de paseo con ella, pues, sabia que pasarían por el pequeño parque, también sabia que ella la dejaría subirse al culumpio, tomar mas y más impulso, sentir la brisa en la cara, pensar que por un momento, ella podía tocar el cielo. También sabia, que después de una visita al heladero, caminarían lentamente, hablando de cualquier cosa, no le importaba, la voz de su hermana, la hacia soñar y imaginar, con princesas y dragones, de sus sueños, de sus penas...
Pero esta vez, otro fue el camino, otras las calles y esquinas recorridas. Curiosa, la pequeña trataba de fijarce mejor por que lugares pasaban, pues eran totalmente nuevos para ella, pero la rapidez con que iba Kasumi, no le daba oportunidad nisiquiera de intentar detenerce por algún momento.
-Hermana, ¿Porque vas tan rápido?, ¿A donde vamos?
No respondió, aún así apuro el paso mucho más. Pronto llegaron a frontis de una gran casa. A Akane le pareció una casa hermosa, tenia un gran jardín con diversas flores y una hermosa pileta que lo adornaba todo con una gran sencillez, pero con elegancia.
-Buenos días Kasumi... - una simpática viejecita les sonrío
-Buenos días señora Tamiko, ¿como ha estado?
-Muy bien..., dime, ¿cómo esta tu madre?
Akane no ponía mucha atención a la conversación, había visto una hermosa flor azul, que le había recordado a su madre, luego se la pediría a su hermana para llevarcela a su mamá. Con eso ella estaba segura que se sentiría mejor...
-Yo... -Kasumi dudo un momento, la mujer comprendió.
-Dime, ¿qué es lo que necesitas?- pregunto dulce
-Quería saber si mi hermana pequeña..., Akane..., podía quedarce aquí...
-Por supuesto...
Noches de Tormenta...
Noches de sufrimientos...
Noches de miedo...
Ves a una pequeña, llorar sobre su almohada, sola...
Llama a su madre, pero el sonido es comido por los truenos que se hacían sentir sobre el cielo...
Ella, presentía, desde el fondo de su pequeño corazón...
Que algo se le iba
Para siempre...
-Mamá...
Sintió una mano sobre su pequeña cabeza...
Sintió una caricia...
Akane abrió los ojos y miro...
No había nadie...
Ya se había ido...
Muy lejos...
Noches de Tormenta...
Noches de sufrimientos...
Noches de miedo...
Un pequeño grupo de gente...
Personas silenciosas...
Llueve..., el cielo llora..., con amargura...
Igual que el hombre frente a la lapida...
El padre...
de esas tres mujeres, jóvenes aun...
pero casi sin vida...
Alguien recita algo...
es como una oración...
"Te despedimos ahora, Kogane Tendo...
Tu alma descansa ahora con nuestro padre Santo...
por los siglos de los siglos...
Amen..." La gente se aleja ahora...
Una mujer los observa...
observa a una pequeña...
a la que era su pequeña hija...
Ella no llora, pero...
la lluvia cae sobre ella estrepitosamente...
La niña se aleja...
Sobre la tumba...
Una hermosa flor azul...
-¡Ranma!
El joven se puso alerta, algo lo había despertado.
-¡Ranma!
Esta vez se pudo de pie, había una presencia desconocida en el ambiente.
Desde la puerta, alguien lo observaba, el se puso en guardia...
-¿Quién esta ahí?
-Ranma... , ven...
La puerta se cerro de un golpe suave, un rayo ilumino el cuarto, Ranma corrió al pasillo, la oscuridad lo confundió algunos momentos, logro ver que el desconocido caminaba y daba vuelta en la esquina del corredor.
-¡¡Vuelve aquí!!
Ranma corrió tras él, al dar la vuelta, pudo ver como entraba a un cuarto...
-Akane...
El chico llego rápidamente frente a la puerta y la abrió de un gran golpe.
-¡¿Dónde estas?!, ¿¡Dónde estas!?
Había desaparecido, solo pudo distinguir la confundida cara de Akane.
-Ranma..., ¿qué pasa?
El hombre se sintió torpe, su mente se bloqueo completamente.
-Yo..., ¿estas bien?...-logró decir con algo de dificultad.
La cara de Akane se relajo a una sonrisa triste, limpió sus lagrimas con el dorso de la mano...
-No..., yo estoy bien...
Ranma dudo un momento. Se sentía tan mal que solo dio media vuelta y camino hacia afuera. La lluvia se volvía a sentir con fuerza, los rayos se hicieron sentir, Akane se sobresalto, se cubrió nuevamente con las sabanas. Trato de tapar sus oídos, pero la tormenta no tenía piedad de ella. Sus sollozos fueron el único escape. Sollozos débiles, silenciosos, pero que por alguna razón llegaron a los oídos de Ranma. Akane tiritaba, veía imágenes fantasmas, los sentía murmurar cosas, que ella no sabia, pero presentía que hablaban de ella, querían hacerle daño, murmuraban muerte.
Akane sintió una mano sobre su espalda, su cuerpo se puso tenso, pero esa mano la acariciaba lentamente. Su llanto seso, ella levanto la sabana, vio la sonrisa de Ranma.
-¿Que pasa Akane?-su mano limpio las lagrimas de la joven.
.No te preocupes..., no me pasa nada...
-No mientas, estas llorando...
Una seguidilla de truenos y relámpagos estremecieron con luz y sonido la casa. Akane cerro los ojos y se apretó sobre su almohada
-Akane...
Los ojos de la niña volvieron a llorar, sufría, sufría con toda su alma...
Ranma acaricio su mejilla, Akane lo miro suplicante...
-Akane, ven acá...
La tomo y la sentó sobre sus rodillas, ella se acurruco en sus brazos...
-Perdona- musito triste- pero mi madre murió en una noche así..., yo estaba tan sola..., tenía tanto miedo...
-Sh...-Ranma la apretó contra si- No temas, ahora estas conmigo...
Akane se empezó lentamente a relajar, ese cuerpo la hacia sentir tranquila y protegida, se acomodo en su pecho, se dejo llevar por el cariño de aquel hombre...
Que ella amaba con toda su alma...
Desde la puerta...
una imagen...
se confunde en la oscuridad...
Es una mujer alta...
de hermoso pelo azul...
sonreía...
pues su alma ahora esta tranquila...
su hija no esta sola...
y se aleja...
Sobre el escritorio de Akane, una hermosa flor azul...
Este es un fic diferente a los que he escrito antes....
Espero que les guste ^_^
Atte:
Rakeru
Comentarios:
rakuruviu@hotmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario