DECLARACIÓN: Para los efectos
legales, dirigirse a Rumiko Takahashi, creadora de Ranma ½ . Ninguno de los
personajes me pertenece, y tampoco recibo ningún beneficio económico por este
breve trabajo; así que...disfrútenlo sin culpa; porque de ustedes y su discreción
depende mi libertad. J
Nadie pertenece a otro más que a sí mismo.
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Por: WarriorQueenFC
Chris026_wqfc@hotmail.com
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-¿Akane?-
-dime Ranma-
-¿Te gustaría acompañarme a la
nevería?-
-claro-
La pareja se fue
por las calles de Nérima. Era domingo. El clima era precioso, ninguna nube;
incluso la anciana que siempre mojaba a Ranma había salido a pasear, por lo que
el chico de la trenza se libró de un buen chapuzón.
Llegaron sin novedad al centro
comercial; tan extraño estaba el día que Ranma se olvidó de transformarse en
mujer antes de entrar a comprar los helados. Por lo regular en el trayecto
desde la casa hasta ahí no conseguía permanecer seco; pero al parecer hoy era
la excepción.
-¿de qué sabor quieres el
helado?-preguntó Akane con una sonrisa mientras se acomodaban en una mesa en un
rincón alejado del establecimiento, una mesa oculta entre helechos.
-este...-al fin Ranma notó que
no estaba transformado en mujer y logró contener un sonrojo...¡esto parecía una
cita!-yo...
-¿no me digas
que quieres ir por ellos así como estás?-dijo una asombrada Akane. Esta vez,
Ranma sí se sonrojó; pero no de pena al comprender la razón de que ella
estuviera dispuesta a ir por el pedido.
“Rayos...”-no pudo pensar más,
la manera en que Akane lo miró le llegó al alma, sintió furia contra sí mismo
por ser tan predecible y tan cobarde. Ella asumía todos los riesgos, a ella no
le importaba lo que los demás pensaran.
-¿y bien? ¿qué tanto miras?-la
joven sonaba más preocupada que intrigada.
-Nada-contestó él por inercia.
-¿lo dejas a mi elección?-insistió
ella
“¿tú me elegirías?” pensó él
sin entender el verdadero sentido de la pregunta-está bien-contestó más por
evitar que ella descubriera lo que estaba pensando, tenía miedo de que las
palabras salieran de su cerebro a todo volumen.
-vuelvo en seguida-dijo Akane
dirigiéndose al mostrador.
Ranma observó a su prometida
fea a través de las hojas de los helechos. Se preguntó ¿porqué la seguía
llamando así? Era obvio que nadie tenía la misma opinión que él. Era OBVIO que
él tampoco tenía esa opinión. Suspiró. A veces no se entendía él mismo.
Volteó hacia el ventanal,
donde también había helechos que protegían a los clientes de ser vistos desde
la calle. Recordó que Akane había elegido esa mesa, de hecho, siempre que
venían se sentaban ahí. ¿acaso ella se avergonzaba de que la vieran con
él?...era lo más probable; después de todo ninguna chica de su edad tenía un
prometido fenómeno. Ninguna chica en el mundo tenía un prometido tan patético
como él.
-¡Nihao!-una voz conocida
interrumpió su sesión de psicoanálisis; inmediatamente se puso en guardia.
Shampoo siempre traía problemas. Por un momento deseó que el día continuara
tranquilo, en paz, lejos de todo el caos en que se convertía normalmente. Los
helechos lo ocultaban de la vista de la amazona, que se encontraba ante el
mostrador, al lado de Akane. Al parecer el saludo había sido para ella.
-¡Shampoo! ¡no sabía que te
gustaran los helados!-dijo Akane con alegría. Sí que estaba contenta el día de
hoy.
-¿Aireen estar por
aquí?-preguntó de inmediato la chica de cabellos púrpura. Provocando que él se
escondiera más aún, agachándose para evitar que lo descubriera. Al hacerlo,
comprendió la utilidad de esa mesa en particular y sobre todo de los helechos.
-No, él no vino ¿quieres
acompañarme a tomar un helado?-
-¡no gustarme helado!, ¡querer
ver a aireen!-dijo Shampoo con cierta agresividad. Como una niña pequeña a la
que le niegan un dulce. Ranma sintió que la tensión lo invadía ¡¿porqué rayos
Akane no le dijo la verdad?! ¡¿porqué se arriesgaba a enfadar a Shampoo?!. Se
dispuso a intervenir ante el menor signo de hostilidad amazona contra su
prometida.
-Entonces ¿porqué no sigues
buscándolo? De seguro debe andar por ahí-dijo Akane con algo de tristeza. Ranma
sonrió con cinismo ¡cuan ingenua era Akane!. Era una boba al creer que Shampoo
estaba interesada en hacer amistad con ella. Pero...ella era así, siempre
dispuesta a olvidar rencores y pasarla bien; a menos que Shampoo se le echara
encima a él, o lo besara, claro. Ante el pensamiento, se encogió hasta lo
imposible en su escondite. Ninguna precaución era suficiente.
-¡Akane!, ¡Shampoo! ¿qué hacen
aquí?-dijo otra voz, también conocida
-¡¡¿Ukyo?!!-dijo Akane mucho
más sorprendida que antes-¿no deberías estar atendiendo tu negocio?-“eso” pensó
Ranma. ¿qué demonios hacía U-chan
ahí? ¿porqué todas sus ‘prometidas’ tenían que aparecer en el momento más
inesperado?
-¡hey! Es domingo y Konatsu ha
mejorado mucho; así que pensé...¿porqué no dar una vuelta por ahí?-dijo
alegremente la chef
-¡yo encontrar a Aireen!-dijo
Shampoo saliendo a toda prisa del local.
-¿eeh?-dijo Ukyo con los ojos
muy abiertos
-va a buscar a Ranma-explicó
Akane con una mueca de fastidio.
-¡¡eso sí que no!!-Ukyo salió
a toda prisa tras el rastro de la amazona. Akane se dio la vuelta y le pidió al
empleado
-dos de chocolate, tamaño
extra especial por favor-
-Enseguida señorita-dijo el
dependiente con una sonrisa que indicaba a todas luces que ella le gustaba.
Ranma estuvo a punto de saltar de su lugar ¡ese tipo! ¡ya lo estaba
fastidiando! ¡siempre era lo mismo con él!.
Observó que Akane ya venía de
regreso con dos montañas de helado. ¡perfecto! ¡justo lo que necesitaba para
olvidarse del mal rato!
-Aquí está-le ofreció ambos
helados
-¿no vas a probarlos?-dijo el
chico sorprendido
-mm...no, cómetelos
tú-concedió con expresión ausente mientras se distraía observando a los peatones
apenas distinguibles a través del cristal.
Ranma la observó entre bocado
y bocado. Ella parecía...triste.
-¿qué te pasa?-preguntó con su
habitual brusquedad.
-nada-continuó mirando hacia
el ventanal
-¿en serio?-Ranma entrecerró
los ojos analizando cada detalle de su expresión-yo diría...-especuló-que estás
molesta por lo que acaba de suceder.
-¡¿porqué tendría que
molestarme?!-protestó ella cruzando los brazos, enfadada, o casi.
-bueno...tal vez quieras darme
un buen golpe-dijo sin poder contenerse. Se sorprendió al notar que hablaba en
serio. Para enfatizar lo que dijo se inclinó sobre la mesa ofreciéndole la
mejilla derecha. Contuvo la respiración. Iba a doler, pero no tenía alternativa
si quería que todo volviera a la normalidad.
-¡grr! ¡Rrrannnmaaaa!-Akane
apretó los puños pero no hizo nada más-¡estoy tratando de comportarme
civilizadamente! ¡no me provoques!-dijo de un tirón.
-¡ja! ¡lo sabía!-el sonrió con
una especie de alegría. Sí. Ella estaba celosa de nuevo-¡estás enfadada!
-¡y tú no tienes ganas de
comer helado!-aseguró arrebatándole las dos charolas mientras se ponía a comer
tranquilamente.
Ranma observó a su prometida.
Comía de la misma manera que entrenaba: con movimientos precisos, fuertes y
nada artísticos; realmente Akane no dominaba las artes femeninas. “y no lo
necesita” pensó contemplándola con ternura mientras SU helado desaparecía.
“adiós helado” pensó algo decepcionado. Pero valía la pena por tener ese minuto
de paz al lado de ella. De pronto Akane le sonrió. Y no era una sonrisa común;
era SU sonrisa. Esa que hacía que todo dejara de existir. Esa que traía luz a
su vida. Esa sonrisa que, tenía la esperanza, ella le dedicara sólo a él.
Tan inesperadamente como
cualquier otra cosa en su vida, comprendió la situación al completo... con
Akane no tenía que llenar expectativas, simplemente podía ser él.
-oye...Akane-dijo
dubitativamente
-¿mmmm?-
-gracias-no sólo lo dijo por
lo de hacía un momento; sino por todo lo demás.
Akane volvió a sonreír.
¿le había entendido?
Esperaba
que sí.
Ella
siempre lo hacía.
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F I N
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WQFCOMENTARIOS: Bueno, aquí está uno
maxi, maxi, maxi...à mini. ¿explicaciones? Solamente decir que, cuando lo
empecé tenía la idea muy clara y ¡se esfumó en un segundo! ¡nunca volví a
recordar qué era lo que pretendía en esta historia! ¡ni siquiera el plot! He
pasado meses aguardando a que vuelva; pero...
‘noooo volverá...’ ,
‘aunque me haga pedazos la vida’
de cualquier forma espero que no sea tan malo.
Agradeceré me envíen sus opiniones.
¡hasta la próxima!
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