Anochecer
En la casa de los Tendo solo el silencio se
podía oír a esas alturas de la noche, el ruido de los grillos mezclado que el
suave viento que mecía las ramas de los árboles dejaban a la vista el encanto
de la oscuridad escondida, el ulular de búhos y lechuzas que llamados a la caza
por la noche eran espectadores de la misma mientras todo era iluminado por una
hermosa luna que opacaba a las pequeñas estrellas que eran encubiertas por
perdidas nubes que en el cielo oscilaban, era una hermosa noche, la cual podía
retratarse en un poema, en verano, cuando todo el mundo sueña las sombras se
abren paso a través del lugar mostrando que no todo en las tinieblas es
pesadilla.
Un joven con camisa china roja también observaba la tranquila noche desde
el tejado, sus oscuros ojos azul profundo perdidos en algún punto indefinido
entre el suelo y el cielo, su pose tranquila estirada dejaba ver la calma en la
que reposaba en estos momentos. Sus
manos detrás de la cabeza como apoyo de un almohada, tranquilidad, cosas que
casi no se respiraba en Nerima casi nunca, esa sensación de paz que te inunda
al no tener nada que temer, pues sabes que nada te pasará, en ese instante el
muchacho sabía que eso pasaba por eso
se sentía tan bien, con una media sonrisa esbozada en la comisura de los
labios, esa noche sus prometidas no atacarían, no, esa noche no.
- Tal vez al
amanecer... – habló para si mismo incorporándose.
Ya era pasada la media noche, así que no ocurriría nada si se quedaba ahí
un rato mas, y... a lo mejor si se
quedaba acababa pasando algo nuevo, tenía toda una noche que podía disfrutar
del fresco verano que se colaba por cada rincón de las calles de Nerima
inundando el lugar de esa sensación que Ranma sentía tan cercana. Aunque no era
la única persona la cual no podía dormir esa noche, no, aunque todo Nerima
descansaba, ella por muy irreal que pareciera no conseguía coger el sueño, sin
su mascota le costaba mucho relajarse, y sin embargo se sentía tranquila, pero
no podía dormirse, necesitaba hacerlo,
aunque la verdad es que mañana era Domingo y no había clase, bueno, mejor
dicho, hoy era domingo, se estiró y salió de la cama abriendo la ventana
mirando al exterior.
La verdad es que la vista era preciosa, la
luna reflejándose en la cristalina agua del estanque, esto le hizo sonreír de
una forma encantadora, cosas simples pueden hacernos hacer las cosas más
hermosas que imaginamos, sus ojos centellearon de la emoción, si así se veía
desde su ventana seguramente desde el techo se vería mejor. La euforia era
máxima, Nerima de noche era un misterio que podía extasiar demasiado sino
estabas acostumbrado a vivir en las oscuras y luminosas penumbras de ella. Le
costó algo subir al rejado, pero merecía la pena, al colocarse de pie en el
pudo observar la gran extensión de casas que se extendía todo iluminado por el
gran astro que había en el cielo ridiculizando a las pequeñas estrellas que
dejaban paso a su belleza, pero no era la única persona en ese lugar que las
observaba, el chico el cual absorto en sus pensamientos no la había visto baja
la mirada del cielo y se fijaba en ella.
- Akane... – susurró
parpadeando sorprendido de no haberse dado cuenta de su presencia en este
tiempo.
- Ranma – no es que
estuviera muy sorprendida, ya que muchas veces por las noches el se quedaba en
el tejado, pero nunca hasta tan tarde - ¿qué haces aquí? – preguntó mientras se
acercaba al chico que estaba cruzado de piernas.
- Observando la
noche, está muy tranquila hoy – sonrió un poco mirándola de reojo - ¿y tú? –
curioso viendo como se sentaba a su lado y suspiraba.
- No podía dormir,
miré hacia la ventana y vi que noche hacía y me apeteció venir hacia aquí para
observarlo mejor – pasándose la mano
por el hombro, donde acababa la prenda y empezaba la piel – este fresco veraniego
embriaga, creo que por eso no he podido dormirme, tenía que ver esta noche –
fijándose en el cielo.
- Siempre pensando
demasiado en las cosas – negó con la cabeza – eso te caracteriza, sacas siempre
unas conclusiones muy meditadas, no has podido dormir por que no has podido
dormir y punto – en tono de burla.
- Fue a hablar el
inmaduro – frunciendo el ceño algo ofendida.
- Vamos, no te
enfades, ha sido una pequeña broma – intentando que entendiera, ella siempre se
tomaba las cosas muy a pecho siempre.
- Pues no tiene
gracia Ranma – le miró – deberías aprender a pensar antes de hablar, te
quedarían mejor las cosas – repuso.
- Yo pienso antes de
hablar, otra cosa es que las medite como tú – rió débilmente.
- Creo que yo no
daño mientras hablo a no ser que me ofendan primero y creo que tú lo haces al
revés – apartando la mirada de él – tú solo sabes meterte conmigo, y luego te
sientes culpable, eso es de inmaduro y poco sensato, además de masoquista –
comentó con cierto aire de mofa.
- ¿¡Masoquista!? –
algo alarmado - ¿me ves con cara de gustarme el dolor? – señalándose a sí
mismo.
- Sino me insultaras
yo no te mandaría a volar, eso significa que me insultas por que te gusta que
te golpeé, ¿no es eso ser masoquista? – convencida de su deducción.
- Vamos Akane, sabes
que tus golpes no es que sean muy fuertes, potentes sí, pero tanto como para
doler... dolerá la caída, pero el golpe en sí no – se encogió de hombros –
además te insulto por que es una forma de pasar el rato, yo te insulto, tu me
insultas, yo te vuelvo a insultar y me mandas a volver, así de simple – como si
fuera lo más sencillo.
- Pues a mí no me
resulta tan divertido como a ti – bajó la cabeza algo deprimida – a mi no me
gusta discutir contigo siempre, sin discutir también nos la pasamos bien a
veces aunque luego siempre ocurre algo que lo arruina – recordando todas y cada
una de las veces que había pasado - ¿de verdad crees que soy una marimacho
kawaiikune? – mirándolo con un deje de tristeza, parecía que la noche no era tan distinta a la mañana.
- Esto... – se puso
algo rojo sin saber que decir.
¿Cuándo se había vuelto una situación
totalmente casual en algo tan
comprometido?. No sabía que decir... se veía tan bonita ahora, con los reflejos
azules de la luna pegando en su pelo y cuerpo, cuando quería Akane podía ser
realmente hermosa, pero aceptarlo abiertamente... le resultaba muy difícil,
atarse a algo era demasiado complicado para él, implicaba responsabilidades y
tenía más de las que necesitaba para su edad. Pero ella merecía una
respuesta... ¿cómo decirle que era la más hermosa para él?. Que no podía
comprender como siendo como era podía ser tan preciosa cuando quería y con una
sonrisa que podía derretir a cualquiera, su garganta carraspeó en busca de una
respuesta, miró al cielo buscando una respuesta y allí estaba, como riéndose de
él, lo más simple que podía decir.
- Creo que eres como
la Luna – no muy convencido de sus palabras nervioso.
- ¿Cómo la Luna? –
incrédula de tan rara comparación de parte de su prometido - ¿qué tiene que ver
que sea una marimacho kawaiikune con la Luna?,¿te estas burlando de mí? - algo
enfadada, ella hablaba en serio y el salía con una de sus típicas bromas.
- ¡No es eso Akane,
por favor, baja el mazo! – intentando explicarse – digo que eres como la Luna
por que es verdad... a ver como te lo explico... – sabía que se estaba
complicando, pero eso era mejor que una confesión abierta – imagínate que el
resto de mis prometidas son las estrellas que están alrededor de la luna, ¿ves
que están intentando brillar más que ella?. Pero no lo consiguen, le tienen
envidia y la intentan superar, pero le es imposible, aunque las estrellas sean
bonitas, la Luna es la más hermosa – sonrojado a más no poder rascándose la
cabeza rezando por que la chica de cabellos cortos lo entendiera bien.
- ¿Soy como la Luna?
– intentando entenderlas – pero la Luna como dices es hermosa y yo no... – sus
ojos se abrieron inmensamente buscando los ojos de su prometido que rehuían de
ella – si yo soy la luna... y tu la consideras hermosa eso quiere decir... –
poniéndose la mano en el labio sonrojándose a más no poder mientras ella
también giraba la cabeza y se ponía las
manos en las mejillas.
¡Ranma la consideraba hermosa!. Bueno,
también consideraba bonitas a las estrellas, osea a sus prometidas, pero a ella
la consideraba hermosa... sonrió dulcemente. Ranma nunca diría libremente que
la consideraba bonita sin estar hechizado o intentara persuadirla para algo,
por eso había utilizado esa metáfora tan bien explicada, por eso Akane se había
sonrojado tanto, por que según Ranma ella no tenía nada que envidiar a las
estrellas, ellas eran quienes la envidiaban, ella era la Luna. Se giró buscando
a Ranma pero el seguía completamente rojo intentando por todos los medios no
mirarla a la cara. Akane sonrió de medio lado, a veces ese baka podía llegar a
ser tan irremediablemente encantador cuando no se lo proponía.
- ¿Y piensas algo
más sobre la Luna? – deseando poder saber más cosas que pensaba en realidad de
ella.
- ¿Có... cómo? – se
giró a mirarla no entendiendo que se proponía.
- Piensas que la
Luna es hermosa – sonrojada pero sin perder la sonrisa - ¿y que más? –
pícaramente preguntando otra vez, cosa que al parecer Ranma si consiguió
captar.
- Bueno... eh...
pienso que es muy hermosa y linda cuando brilla, aunque cuando no hay se vuelve
la noche un tanto... tétrica y no parece feliz, a veces cuando se enfada es
algo bruta... pero siempre me cura cuando estoy herido si puede – meditó
hablando como si la aludida no estuviera ahí – su cocina es... veneno, tiene
que aprender, aunque una vez hizo un curry muy bueno – recordando la vez que
fue al bosque dejando el curry que había preparado el día anterior –
consiguiendo demostrar que nada es imposible por mucho que lo parezca... ¡auch!
– se rascó la cabeza – ¿y eso a qué ha venido? – mirándole al parecer algo
indignada.
- Oh no, por nada en especial – contestó, reconocía que su
cocina no es que fuera muy buena, pero no creía... recordó las bolas de arroz
de los pétalos y se deprimió algo – bueno, la verdad es que no es que cocine
muy bien, lo reconozco... – como si hablase para ella – pero el curry que hice
me salió en verdad bueno, ¿cierto? – le miró rápidamente recordando que se
había ido antes de que todos lo probasen - ¿en verdad estaba bueno?. Yo lo
probé y creo que sí, ¿estaba bueno? – acercándose a él.
- Eh... sí, el curry que hiciste estaba bueno... uhm... lo
probamos yo, tu padre y el mío, y los tres lo dijimos – algo nervioso – a lo
mejor con más práctica te saldría siempre... aunque me niego a comerlo sino lo
has probado tu antes – haciendo un gesto de negación con las manos.
- Baka – sonriendo mientras se colocaba enfrente de él –
muchas gracias por decirme que te parece la Luna, me he alegrado mucho de
saberlo y procuraré probar mi comida antes de dártela, espero que me salga bien
la próxima vez – levantándose.
- ¿Adonde vas? – parpadeó haciendo lo mismo que ella.
- A mi cuarto, será mejor que intente coger el sueño, a lo
mejor me pongo a contar ovejas – se rió de su propia broma.
- ¿Tan pronto? – el tampoco tenía sueño y no quería irse a
su cuarto, quería quedarse con Akane un rato más – esto...
- ¿Sí Ranma? – se volteó a verle.
- ¿Querrías... querrías venir conmigo por Nerima? –
intentando que las palabras fueran las adecuadas.
- ¿Qué? – creía
haber escuchado mal.
Ranma nunca, lo dicho, nunca, se dejaría ver
con ella por las calles de Nerima en plan parejita o acompañante, a no ser
claro ir a comprar o a la escuela, ¿pero que él se lo propusiera?. Vamos si tenía
que engañarle para conseguir la acompañara a cualquier lugar y lo hacía siempre
en su forma de chica. Esto era muy raro por parte del chico de la trenza,
aunque... había insinuado que era bonita, que era hermosa más bien dicho... a
lo mejor esta noche era especial, por eso, aunque fuera muy imposible de creer,
estuvieran hablando de una forma más o menos civilizada, sin mucho insultos
graves o insinuaciones ofensivas, simplemente hablando, como si de una pareja
normal se tratase.
- Es decir – agravó
algo la voz – que si querrías acompañarme, ya que bueno... no tenemos sueño y
no creo que lo cojamos en un buen rato, creo que sería bueno dar una vuelta así
nos despejamos un poco, ¿no crees? – ella parecía sorprendida.
- Bueno... si
esperas que me cambie de ropa, no pienso andar por Nerima en pijama – se
defendió – en cinco minutos estoy lista – mientras se acercaba hasta su
ventana.
- No te preocupes,
no me moveré de aquí – volviéndose a sentar con las piernas cruzadas en el
tejado mientras ella desaparecía de su vista.
El muchacho aunque no lo aparentaba estaba
nervioso, había sido capaz de invitar a Akane a dar una vuelta, eso era más de
lo que había conseguido en mucho tiempo, eso podría llamarse una especie de
cita, ¿no?. Un momento... ¿¡cita!?. ¿Le había pedido a Akane una cita? Él solo
quería estar un rato con ella y así los dos podrían coger el sueño, solo era
eso ¿cierto?. Se empezó a poner nervioso pensando en lo que podría pasar, luego
decía que Akane pensaba demasiado las cosas, pero él tampoco es que se quedara
atrás, ambos, solos... en Nerima... a la luz de la Luna... podía pasar cualquier cosa... ¡no!.¡Tenía
que quitarse esos pensamientos de la cabeza!. Akane no pensaría que era una
cita, solo era un pequeño paseo, ¿cierto no?. Empezaba a temer seriamente lo
que pudiese ocurrir.
- Ya estoy Ranma –
escuchó la voz de la chica venir del lugar donde se había ido antes.
- Creí que te habías
quedado dor... dor... dor... – se quedó mirando a la chica sin saber que
decir - dor...
- ¿Te gusta este
conjunto? Es nuevo – se sonrojó – Nakibi insistió en que me lo comprara, ¿qué
te parece? – algo tímida.
Llevaba un vestido azul muy lindo con un
escote no muy pronunciado pero bastante tentativo, sin mangas con dos finas
tiras que unían la parte de adelante con la de atrás. Ranma no supo si era por
que ese traje le quedaba condenadamente bien, ni demasiado provocativo ni
demasiado casto, o por las horas de no haber dormido haciendo que ella le
pareciera preciosa por los reflejos de la luna... tal vez fueran ambas. Él tragó en seco y trató de sonreír normal
pero no lo pudo, estaba más rojo que un tomate y su prometida esperaba su
respuesta, aunque la verdad es que no sabía que decirle.
- Pues... creo...
creo que te.... te ves... muy... muy... – medio tartamudeando esperando
encontrar las palabras que se perdían en su garganta.
- ¿Lunática? –
intentó bromear con el apelativo que Ranma anteriormente le había puesto,
aunque ese significara loca.
- ¡No! – cerró los
puños – No te ves lunática sino... más bien... – empezó a juntar los dedos
mientras que su prometida se acercaba pues el murmullo incoherente se podía
escuchar pero no traducir desde donde estaba.
- ¿Mas bien? – sabía
que tenía que ser paciente, Ranma para los cumplidos, por lo menos con ella,
era demasiado tímido, así que no tuvo más remedio que colocarse a un palmo de
distancia suya para entenderle más o menos lo que decía mientras le levantaba
la cara con ambas manos para que la mirara - ¿y?.
Ranma la miró a los ojos, esos preciosos ojos
cafés que tanto brillaban, era perfecta para él tal y como era, su
temperamento, su forma de tratarle, sus peleas, ella era quien le
complementaba, cuando el era un gato solo podía confiar en ella, ella era su
pareja, sin ella no podía ser la persona más fuerte en las artes marciales,
sino luchaba por ella no era una lucha seria, siempre que había ganado, o casi
siempre que había ganado todas sus luchas había sido por ella, siempre por
ella. No había nadie más que lo pudiera apoyar, animar o acompañar hasta donde
habían llegado, Akane era simplemente ella y le encantaba que lo fuera, y en
este momento se veía tan....
- Kawaii... –
susurró mientras la miraba haciendo que ella se sonrojara al no creerse las
palabras que salían de su boca.
- ¿Qué? – con la voz
ahogada, una cosa era que la llamara hermosa usando una metáfora pero tan
directamente...
- Sí... simplemente
kawaii... – agarrando las manos que le
sujetaban la cara.
- Ran... Ranma –
nerviosa más que nunca él estaba mirándola de una forma muy rara, que solo
recordaba haberla visto en un par de ocasiones, las cuales todas siempre
acababan mal.
Pero esta vez no estaba la amazona para
interrumpir, ni la cocinera diciendo que se apartara de su prometido, ni la loca de la gimnasia, ni
ninguna de las personas o cosas que interrumpían siempre los momentos de la
pareja. Por que al anochecer llega la calma, llega la paz, puede que en algunas
no, pero en esta sí, en esta había pegado Morfeo con más fuerza que nunca,
menos para dos personas que en estos momentos se miraban fijamente la una a la
otra perdiéndose en los ojos de casa uno. Era un momento mágico, nadie estaba
aquí para separarles, en un simple momento la magia podía acabar, pero no en
ese día, ese día era especial.
Akane estaba más que nerviosa, las manos que
tenía en la cara de Ranma ahora eran apretadas fuertemente en el pecho por él,
su corazón lo sentía con las manos, al igual que el de ella latía rápidamente,
ambos sonrojados y muy exaltados con la situación, no acostumbraban a gozar de
intimidad, nunca la habían necesitado mucho, solo con algunos pequeños momentos
bastaban pero... en ese instante, necesitaban estar ellos dos, en su mundo,
perdidos en sus ojos, en un mar azul profundo y en un mundo donde todo lo que
se podía ver era del color del café. Ranma instintivamente humedeció sus
labios, sin pensarlo, solo por que lo necesitaba, realmente le hacía falta,
notaba que su respiración entrecortada se iba a parar por el dulce aroma que
destilaba la chica, como un leve perfume, cerro sus ojos inspirando suavemente
ese olor.
Ella vio como el cerraba los ojos disfrutando
de algo invisible para ella, el contacto con sus ojos acabó cuando ellos se
cerraron, quedando simplemente algo que llamaba su atención, los labios de su
prometido, por inercia hizo el mismo gesto que él anteriormente había hecho.
Faltaban tan poco, tan poco, solo unos centímetros, una sonrisa se esbozó en la
cara de él, cosa que parecía totalmente adorable, él era adorable. Ella también
sonrió recordando todos los buenos momentos, este quedaría como uno de ellos,
así de simple, así de importante... pero sin duda el que más, ella también
cerró los ojos y dio el paso definitivo, unió sus labios con los de él, un roce
casto, tímido, pero inmensamente dulce.
Ranma tembló ligeramente, nunca había besado
a una chica, en el hecho de que ‘él’ besara, claro que le habían besado, sin su
consentimiento, pero lo habían hecho. Sin embargo, él si quería que Akane le
besara, como en esos momentos hacía, no tenía que ser un beso salvaje o un
intenso, solo un pequeño beso, con eso se conformaba. Soltó las manos de la
chica haciendo que las colocara en su cuello mientras el se las ponía en
ambas mejillas, no sabía como actuar,
en estos momentos hablaba su instinto, y como usualmente se suele hacer poner
las manos en la cintura, el suyo le decía que tenía que hacer lo que en estos
momentos le resultaba un simple gesto de cariño, un gesto que transmitía todo
aquello que con palabras jamás llegaría a expresar, por lo menos no hasta que madurase,
no hasta que su vida fuera algo más normal, sin tener que luchar día a día, una
vida con ella, era a todo lo que tenía que aspirar.
Akane estaba mejor o igual que él, aunque
ella había iniciado el acto muy avergonzada y lo había continuado, estaba
disfrutando tanto, dios, si la felicidad pura existía este era el momento más
feliz de su vida, lo que con palabras no se podían decir con gesto lo acababan.
Las manos de Ranma en sus mejillas las hicieron arder, era un gesto tan lindo
de su parte, tan tierno, casi no parecía ser el Ranma que ella conocía, este
parecía ser más... más dulce. Estaba convenida de que no estaba hechizado, pues
antes se habían peleado y si estuviera actuando no creía que llegara a tales
extremos de besarla, el no era tan cruel como para hacerlo. Se separaron y Ranma pegó su frente a la de ella, aún con los ojos cerrados
disfrutando de la cercanía de ambos, solo habían necesitado un momento a solas,
uno solo para aclararlo todo, solo en este instante se hacía dicho sin palabras
lo que tanto uno como otro habían
temido decir por tanto tiempo.
- Creo que como
nuestros padres se enteren no habrá forma de que no celebren la boda – habló
calmadamente en la misma posición.
- ¿Es que no quieres
casarte conmigo? – algo triste.
- No, jamás... claro
que me gustaría... – confesó – pero no tan joven, somos demasiado jóvenes para
casarnos, tal vez cuando seamos más mayores, pero ahora es nuestro tiempo de
vivir...
- Además yo no creo
que aprenda a cocinar tan pronto... no quiero quedarme viuda antes de casarnos
o después – rió débilmente mientras Ranma abría los ojos para mirarla.
- Entonces decidido,
cuando aprendas a hacer todas las recetas que sabe Kasumi nos casaremos –
mirándola.
- Eso llevará mucho
tiempo, años diría yo – negó con la cabeza.
- Claro, ¿por qué te
crees sino que lo he propuesto? – guiñándole un ojo haciendo que ella dejara
libre algo de su aura de batalla.
- Ranma tú... – con
un puño cerrado.
- Creo que te debo
un paseo por Nerima esta noche – intentando cambiar de tema poniéndose de
espaldas para que ella se subiera - ¿te subes? – ella parpadeó sorprendida.
- Claro que me subo,
para una vez que me pides una especie de cita no voy a desperdiciarla – le sacó
la lengua haciendo que se sonrojara – pero solo hasta el amanecer.
- Claro – repuso él
mientras recargaba el peso en su espalda y giraba la cabeza para sonreírle –
solo hasta el amanecer.
Y aunque cada amanecer es la vista más
preciosa que pudiese haber en el mundo, el anochecer trae un sin fin de secretos
y misterios que a amanecer son solo ficciones, fantasías... Pero que al
anochecer se transforman en la más hermosa realidad que pudiese haber.
FIN
Bueno, un lindo One – shot que se me ocurrió anoche en
San Juan pero como no me dio tiempo a acabarlo lo continué hoy, en verdad no
iba a haber beso ni nada por el estilo, pero es que dije xD que diablos, como
no lo hubo en el manga lo habrá en mi fics. La verdad es que no se, Di muchas
gracias por decirme que está lindo n_n eres un solete guapa, a ver si
actualizas pronto.
Este fics va dedicado con mucho cariño a Diana xD para
que luego digas que soy mala ¬¬ pero me tienes que traer ese regalito, y
también a brillito, guapa, que seguro
que será una final México – España y te mandaré algo de consolación si ganamos
XD | es broma :p|. Espero que os guste mi pequeño One shot n.n.
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