Todos los personajes que aparecen en el fic son
propiedad de Rumiko Takahashi, y no los utilizo con afán de lucro, como mucho,
y si llega a ello, es un intento por profesar mi admiración por dicha autora y
el cariño que ha conseguido transmitirme por sus personajes. Por lo tanto, por
favor, no me denuncies, que no estoy haciendo nada ilegal, y espero que
disfrutes con la siguiente historia.
AMISTAD Y SILENCIO
-
“¡Akane!”
-
“¡Hola, Ryouga! Cuánto tiempo sin
verte, ya te echábamos de menos”
Contestó al verle, mostrando una gran sonrisa, a lo
que Ryouga respondió con un leve sonrojo, que pronto desapareció.
-
“¿Quieres salir a dar una vuelta o a tomar algo esta tarde?
-
“Ehhhh...”
-
“Pensé que ya que siempre que llego a Nerima me alojo en tu
casa, podría agradecerte de alguna manera, y se me ocurrió que invitarte a
merendar sería una buena idea”
-
“¡Oh!,
Gracias, pero no es necesario que salgas conmigo para agradecer nada. Lo cierto
es que nos gusta que te quedes en casa”
Ryouga sonrió de forma seductora, se estaba comportando de
forma nada habitual en él. Se le veía realmente guapo, muy seguro de sí mismo.
-
“No lo digo porque lo crea necesario, realmente me apetece pasar
la tarde contigo”
-
“...”
Ryouga cambió su sonrisa por una más dulce.
-
“Claro que si no quieres, no hay ningún problema”
Entonces Akane, con una tímida sonrisa asintió con
la cabeza.
-
“Podemos
ir a un café que hay en el barrio, lo abrieron hace poco y aún no he ido, pero
me gustaría conocerlo. Además no está ni muy cerca ni muy lejos de casa”
Ryouga amplió su sonrisa, y tomando una de las manos
de Akane entre las suyas, la guiñó el ojo.
-
“De acuerdo entonces, si las seis te parece buena hora te veo
allí, antes tengo que hacer algunas cosas”
-
“Sí,
la hora está bien, pero... ¿sabrás llegar?”
Ryouga sonrió.
-
“Confía en mí”
Dicho esto giró sobre sus talones y se fue, dejando
a Akane sola, quien en ese momento se percató del sonrojo que cubría sus
mejillas y que había estado allí prácticamente desde el comienzo de la
conversación. Aún estaba mirando en la dirección en que Ryouga había
desaparecido cuando escuchó gritos a su espalda.
-
“Perfecto,
la panda de locas al completo”
Se volvió hacia ellas y comprobó, con la
indiferencia que da la experiencia, que ellas eran las únicas que no mostraban
marcas de la lucha, mientras que la calle, suelo y edificios, estaban siendo
destrozados a su paso. Dado que ni Shampoo, ni Ukyo, ni Kodachi se habían dado
cuenta de su presencia optó por entrar en una de las calles perpendiculares y
dejar que pasaran. No tenía ganas de pelea, además sabía que no saldría ilesa.
Por alguna razón la consideraban el mayor obstáculo para llegar a Ranma, cosa
que no entendía dado el desprecio que mostraba el chico cada vez que tenía
oportunidad, especialmente si estaban ellas delante.
-
“Ranma...”
Bueno, no era del todo cierto... los últimos días
Ranma limitó toda su relación al contacto visual. Nunca hablaba con ella y no
daba oportunidad de que ella comenzara una conversación. Lo que más preocupaba
a Akane era que no sabía la razón, no había habido ninguna discusión. Por una
vez no habían peleado y era cuando peor estaban. Desde que Ranma había llegado
a su vida no recordaba haberse sentido nunca tan mal.
Akane, intentando hacer el menor ruido posible, se
puso en camino, pensaba llegar a su casa dando un rodeo, todo por no cruzarse
con las chicas, y así se encontró de cara con Ranma, quien, escuchando que el
alboroto se acercaba, rodeó con su brazo la cintura de Akane y tapó su boca con
la mano libre y, de un salto, subió al tejado más cercano, sabiendo que con eso
podría no ser suficiente para evitar a sus otras prometidas, soltó la cintura
de Akane y se llevó el dedo a los labios indicándole que guardara silencio,
como ella asintió, quitó la mano de su boca y, cogiéndola en brazos, corrió por
los tejados tan rápido como pudo hasta llegar al dojo. Una vez allí, y sin
decir nada, la soltó y se fue a su habitación. Akane suspiró.
Tras saludar a su padre y sus hermanas, Akane avisó de que
no pasaría la tarde en casa y, sin dar más explicaciones, se dispuso a arreglarse.
Se dio una ducha rápida y, ya seca, se plantó ante su armario sin saber qué
ponerse. Después de revisar toda su ropa optó por unos pantalones ajustados en
los muslos y acampanados en la parte inferior de color negro y una camiseta
verde claro de manga larga y ligeramente pronunciado escote, el cual llamaba la
atención sobre su cuerpo por el estampado de colores vivos que marcaba los
límites del escote y las muñecas. Una vez vestida y ligeramente perfumada salió
de casa al encuentro de Ryouga, no sin antes pasar una nota bajo la puerta de
Ranma.
‘Aunque sea obra de nuestros padres,
estamos comprometidos, por tanto he creído conveniente decirte que esta tarde
voy a salir con Ryouga, me va a llevar a merendar. Supongo que luego nos
veremos, en la hora de la cena, así que, hasta entonces.
Akane’
Ranma leyó la nota y se asomó a la ventana. Pudo ver
a Akane que ya se encaminaba hacia el café. Ranma percibió el olor de Akane
proveniente de la nota.
-
“...
estás preciosa... me gustaría que alguna vez te arreglaras así para mí”
Ranma se sobresaltó ante su último pensamiento... y
sonrió. Definitivamente su “aislamiento” había surtido el efecto deseado. No
sólo había aclarado por completo sus sentimientos hacia todas las chicas,
además ahora era capaz de admitírselos a sí mismo.
Lo más raro no había sido estar solo, sino conseguir
estar solo. Akane no había intentado forzar un acercamiento, de algún modo
parecía que se había dado cuenta de que necesitaba estar solo, pero con el
resto de chicas fue diferente. Incluso Kodachi, a la que no veía normalmente,
había pasado prácticamente todos los días por el dojo o la escuela buscándole.
Tuvo que cambiar sus itinerarios y buscar escondites por si le buscaban con
demasiada persistencia... como había ocurrido ese mismo día. La pelea entre las
chicas se originó cuando comenzaron a acusarse unas a otras de la desaparición
de Ranma. Y así fue como se encontró con Akane. Sacarla de allí había sido
saltarse sus propias normas, pero al fin y al cabo, a esas alturas la decisión ya
estaba tomada.
Mientras Ranma reflexionaba sobre esto, Akane
llegaba al café, comprobando con sorpresa que Ryouga ya estaba allí,
esperándola con una sonrisa en los labios y una rosa en las manos. Una preciosa
rosa blanca.
-
“Cuando la vi, me recordó a ti”
Akane no supo qué responder, de modo que sonriendo,
tomó la rosa, la olió e hizo una leve reverencia. Entraron al café y pidieron
helados de diferentes sabores, para poder probar varios sin que saliera
demasiado caro. Hablaron y rieron y, en un momento dado, Ryouga se puso serio y
miró con fijeza a Akane.
-
“Akane, yo quería hablarte de algo”
-
“¿Qué
pasa? ¿Por qué te has puesto tan serio?”
-
“Tranquila, no es nada malo, pero es importante para mí”
-
“...”
-
“Me he comprometido con Akari, y quería que fueras la primera en
saberlo”
-
“¡Oh!,
Ryouga, ¡enhorabuena! Me alegro mucho por ti”
Ryouga se sonrojó y mostró una tímida sonrisa.
-
“Gracias... pero quiero decirte algo más”
-
“Dime”
-
“Sólo quería decirte que quiero que seamos amigos, buenos
amigos. Tú fuiste mi primer amor y por tanto eres muy importante para mí, así
que me gustaría que pudiéramos confiar y contar siempre con el otro. Amo a
Akari, pero eso no quita que también te quiera a ti, aunque sea de forma
diferente, así que si tú quieres... me gustaría regalarte esta pulsera, y yo
llevaré una igual, en símbolo de nuestra amistad”
Sacó dos pulseras de plata, sencillas pero bonitas,
simulando un cordón que bordeaba varias veces la muñeca y de cuyos extremos
colgaban las diferentes hebras del cordón, finas y brillantes. Akane cogió una.
-
“¿Me
ayudas a cerrarlo?”
Tuvieron algunos problemas, ya que Ryouga no calculó
bien el tamaño de la muñeca de Akane, y le quedaba grande. Akane lo solucionó
utilizándolo de tobillera.
-
“No
se verá tanto como en la muñeca, pero la llevaré siempre”
Ryouga asintió.
Estuvieron un rato más en el café, hasta que se
dieron cuenta de que ya estaba anocheciendo. Cuando salieron se toparon de
frente con Kuno, que se abalanzó hacia Ryouga gritando alguna incoherencia que
nadie escuchó, pero antes de que llegara a él, Akane se interpuso en su camino
y, tras guiñarle un ojo a Ryouga, encaró a su senpai.
-
“Él
me venció”
Los ojos de Kuno casi salieron de sus órbitas.
-
“¿Qué?”
Ryouga asintió con la cabeza y pasó el brazo por los
hombros de Akane.
-
“Kuno, lo siento, pero se está haciendo tarde. Nos vamos a casa,
no queremos que se preocupen por nosotros...
Y reemprendieron su camino, cuando habían avanzado unos
metros, Ryouga se volvió.
-
¡Ah!, no molestes más a Akane, o te las tendrás que ver conmigo”
Y se fueron dejando allí a Kuno pensando que ya que
no podría saltarse sus propias normas, puesto que era el más noble de los
hombres, sólo le quedaba la chica de la trenza y, aunque nunca olvidaría a
Akane, centraría todos sus esfuerzos en conquistar a la preciosa pelirroja.
-
“De seguro, ella sabrá ver que soy lo
mejor que puede pasarle”
Cuando Akane y Ryouga hubieron perdido de vista a
Kuno, Akane, soltándose de Ryouga adelantó un tramo del camino y mirándole
comenzó a reír.
-
“Muchas
gracias. ¿Viste su cara? Parece que se lo creyó. Creo que no volverá a
molestarme... al menos por un tiempo”
Y soltó otra alegre carcajada. Cuando llegaron al
dojo, Akane subió a su cuarto para ponerse más cómoda, una vez allí encontró
una nota de Ranma en respuesta a la suya.
‘Gracias por avisarme de tu salida con
Ryouga, espero que no lo hayas hecho sólo por sentido del deber... Tenemos que
hablar. Te veo en la hora de la cena.
Ranma’
Cuando Akane bajó al piso inferior la mesa ya estaba
puesta y todos estaban sentados, esperándola para cenar, incluido Ranma. Sin
decirle nada, y consumida por la intriga que le había causado la carta, Akane
se sentó en su sitio acostumbrado, al lado de Ranma. Al otro lado de Akane se
encontraba Ryouga, que sonrió al ver titilar la pulsera en el tobillo de Akane.
La cena transcurría en silencio, con miradas furtivas de Ranma a Ryouga y
Akane, a los cuales encontraba extrañamente cómplices, debido a las cariñosas
miradas y sonrisas que se prodigaban.
Cuando terminaron de cenar Akane ayudó a Kasumi a
quitar la mesa, después buscó a Ranma, ya que en su nota ponía que tenían que
hablar y pensó que querría hacerlo ese mismo día, pero su padre y el tío Genma
le dijeron que por lo visto estaba muy cansado y se había ido a dormir. Como no
podía hablar con Ranma, Akane se quedó un rato más con Ryouga, pero poco
después Nabiki les dijo que más les valdría irse a descansar ya que el día
siguiente saldrían temprano, irían a un lugar que sólo el doctor conocía. Todo
lo que les había dicho fue que pasarían el día disfrutando de la naturaleza. De
modo que decidieron ir a dormir para poder disfrutar completamente del día de
campo.
Cuando Akane entró a su habitación se encontró con
que al otro lado de la ventana estaba Ranma, sentado en el tejadillo, mirando a
la luna, esperándola.
-
“¿Quieres
pasar?”
Ranma la miró y entró en el cuarto.
-
“¿De
qué querías que habláramos?”
La voz de Akane sonó trémula.
-
“¿Hay
algo entre Ryouga y tú?”
En el momento Akane se enfadó, pero viendo el
semblante tranquilo de Ranma le respondió sin alterarse.
-
“Somos
amigos”
Ranma la miró a los ojos y asintió, ya más relajado
se disculpó por haber sido tan brusco.
-
“Akane,
estos días sin hablarnos, sin hablar con ninguna de las chicas...”
Akane le miraba muy atenta.
-
“... he
aclarado mis sentimientos hacia todas vosotras”
Akane se sobresaltó y el miedo asomó a sus ojos,
para que Ranma no se diera cuenta, Akane dirigió su mirada hacia las estrellas
que podía ver por la ventana desde su posición en la habitación, pocas, pero
suficientes para permitir su huida. Ranma sonrió.
-
“Te
amo”
Akane le miró asombrada, un tanto incrédula. Ranma
comenzó a sonrojarse y se encogió de hombros y, sin dejar de mirarla en ningún
momento, la tomó de las manos.
-
“Aprecio
a las demás, pero es a tu lado donde quiero estar. Es tu sonrisa la que hace
que mis días sean mejores, tus ojos las estrellas que guían mi camino, tu
cuerpo el que provoca la excitación de todos mis sentidos y el que me hace
vibrar al más mínimo roce o con tan sólo sentirle cerca, tu alma la que me
mantiene atado a ti desde el día que te conocí. Es a ti a quien quiero ver a mi
lado cuando despierto después de tenerte entre mis brazos en mis sueños”
Akane, lentamente, se acercó a Ranma y apoyó su
cabeza en el cuerpo de él.
-
“Nunca
creí que me dirías algo así... Te amo, Ranma, y quiero estar siempre a tu lado
cuando despiertes, quiero hacerte feliz y, aunque realmente no sé cómo hacerlo,
me esforzaré, porque tu sonrisa es lo más importante para mí”
Akane levantó la mirada y observó sus ojos,
resplandecían en la oscuridad de la noche... estaba sonriendo. Sonreía como no
le había visto hacerlo nunca. La besó en la frente. Akane soltó sus manos y
posó las suyas en las caderas de Ranma, usándolas de apoyo, se puso de
puntillas y le besó la barbilla. Estaba tan cerca que pudo sentir sus energías
fundiéndose en una, y se unieron en un beso, suave, dulce, apenas un roce.
Ranma se alejó un par de pasos.
-
“Esperaré
fuera”
-
“Gracias”
No hacían falta las palabras. Ranma salió por la
ventana y Akane se puso el pijama. Cuando estuvo lista le llamó y Ranma volvió
a entrar, encontrándose con Akane en un pijama nuevo, que llevaba tiempo
guardando, esperando la ocasión. Era un pijama sencillo, de verano, pantalones
cortos y camiseta de tirantes, color malva, sin estampado, ni muy justo ni muy
suelto, adecuándose a sus formas sin aprisionarla. Ranma sonrió y la abrazó.
Cogiéndola en brazos la llevó a la cama y la tumbó. Quitándose la camisa, se
tumbó junto a ella y notó que Akane entrelazaba sus piernas y rodeaba su cuerpo
con su brazo.
-
“Mañana
me gustaría contárselo a Ryouga”
-
“¿A
Ryouga?”
-
“Sí,
se alegrará por nosotros”
-
“No lo
creo, está enamorado de ti, probablemente vuelva a retarme”
Akane le sonrió.
-
“Puede
que te rete, pero no será por eso. Se ha comprometido con Akari, me lo ha dicho
esta tarde, está feliz por ello, sólo quiere ser mi amigo, la tobillera que
llevo, en realidad es una pulsera, él lleva una igual, y simboliza nuestra
amistad, a partir de hoy confiaremos el uno en el otro y nos apoyaremos. Pero
tenemos muy claro a quien amamos.
Ranma asintió.
-
“¿Puedo
ver la pulsera?”
Akane se sentó en la cama de modo que Ranma pudiera
verla.
-
“Preciosa”
Akane asintió.
-
“Me
refería a ti, la pulsera es bonita, muy bonita, pero no puede comparase
contigo”
Akane se sonrojó y sonrió de una forma que Ranma no había
visto nunca... como mucho en Shampoo, pero nunca igual, porque esta era más...
atrayente y de algún modo dulce. Akane metió sus manos por debajo de la
camiseta que Ranma iba a usar para pasar la noche, y comenzó a acariciarle el
torso. Al principio Ranma se sobresaltó, pero luego, sonriendo, se relajó y
comenzó a acariciarle la espalda a Akane, que se apretó más a él, acercamiento
que él aprovechó para besarla en la boca con la pasión tanto tiempo contenida.
Cuando Akane estaba quitándole la camiseta a Ranma,
oyeron ruidos en el pasillo, alguien que iba al lavabo. Se miraron y se
tumbaron en la cama, mirando al techo.
-
“¿Quieres
que me vaya?”
-
“¡No!”
Akane tuvo que esforzarse para no gritar. Abrazó a
Ranma de nuevo.
-
“Quédate
a dormir aquí”
Ranma rodeó a Akane con sus brazos.
-
“Tendríamos
que descansar para mañana, puede ser un día agotador”
-
“Sí,
sobretodo si nos perdemos”
Ambos rieron. Y así, abrazados y con una sonrisa en
los labios, se quedaron dormidos.
Para cualquier
comentario, mi e-mail es:
En
cualquier caso, si has llegado hasta aquí, gracias por leer este fic.
Arigato-
gozaimasu!!! (inclinación de cabeza).
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